_______.

Me acerqué para ver si podía escuchar algo más. Pero no podía. Sólo oía risas y los veía sonriendo animádamente. La verdad es que estaba celosa. Demasiado.

Ella era muy linda. En serio. Muy muy linda. Ojos claros, cabello rubio. Alta y con un físico estupendo.

Luego sólo pude escuchar un "Te veo luego" y un "Claro, sólo avísame" por parte de Alex.

Luego de eso se dividieron, cada uno se fue por su lado. Alex venía hacia a mí pero aún no me había visto.

—Alex. ¿Quién era ella?

— ________.—respondió. —¿Estabas escuchando?

—Los estaba viendo. Ahora responde.

—¿Estás celosa? —¿Qué clase de pregunta era. Por supuesto que sí. ¿Por qué sonreía?

—¡No! ¡ahora respóndeme!

—Okay. Pero acepta que estás celosa.—dijo sonriendo aún más.

—¡SI ALEX, OBVIO QUE LO ESTOY!—dije y salí de ahí. No aguantaba que no me respondiera y cambiase de tema. Y menos que sonriera mientras yo me moría de celos.

Salí corriendo como pude e intentaba no atender a los llamados de Alex mientras él me seguía.

—Vamos, perdóname.

—________ ¡Detente!

No hice caso y luego de un rato sentí que paró. No lo escuché más.

Corrí un harto más y poco a poco me di cuenta de que me había metido en un barrio que no se veía nada lindo ni amigable. Estaba empezando a asustarme y en un momento ya estaba muy asustada.

Sigilosamente salieron tres hombres de Dios sabe dónde. Y se acercaban lentamente. Como si estuvieran asechando a su presa. Uno de esos hombres se acercó más a mí y me miró de arriba hacia abajo con una una asquerosa mueca de deseo.

—Hola nena.—dijo sin dejar de mirarme de una manera muy pervertida.

—¿Mamá y papá no te dijeron que estos lugares son muy peligrosos para alguien tan linda y joven como tú?

Los tres llegaron a mi lado y me rodearon. Uno de ellos colocó una de sus manos en mis hombros y luego la bajó hasta la parte de mi abdomen. Luego desesperadamente tiró y rompió mi camisa.

Uno de ellos me había tomado por la cintura para luego bajar sus manos a mis muslos y acariciarme. Empezó a repartir besos mojados por mi cuello y otro de ellos intentaba desabrochar mi sostén.

—Por…Por favor. Suéltenme. —la voz me temblaba. Las lágrimas invadían toda mi cara. Un lloriqueo y forcejeo se hacía presente por mi parte. Pero era inútil. Ellos eran tres hombres y yo una simple chica indefensa.

Otro de los hombres empezó a abrazarme por atrás y a jugar con el cierre de mi pantalón. Yo en ese entonces estaba echa un mar de lágrimas.

—¡Suéltenla! —escuché que gritó ¿Oliver? Sí, era Oliv. No sé de adónde salió. Pero ll agradecía infinitamente.

Se acercó a mí, pero obviamente no sería fácil. Golpes iban y venían por parte de los hombres y Sykes no se quedaba atrás. Intenté ayudar, pero me sentía y estaba demasiado débil como para poder hacer algo. Sólo miraba el suelo y de vez en cuanto a Oliv. No quería ver. Sólo quería llorar. Estaba rota. 

Cuando intenté hacer algo recibí varios golpes, aunque no lo sentí muy grave. Quizás porque seguía llorando, porque seguía recordando las sucias manos de esos hombres sobre mí.

Narra Oliver.

Iba recorriendo en mi motocicleta uno de los lados más peligrosos de la ciudad. Cuando escuché una débil pero desesperada voz gritando que por favor la soltaran.

Seguí escuchando esa voz gritando cada vez más y más rota. Por un momento tuve la sensación de que esa voz se me hacía demasiado familiar. Unos gritos más y lo noté. __________.

Me acerqué al lugar de donde provenían los gritos de la pequeña Fuentes. Al acercarme más pude ver a tres hombres rodeándola y ella tratando de forcejear para que la soltaran.

Grité que la soltaran y los hombres se voltearon hacía a mí. Pude notar que las facciones de ________, se relajaron un poco.

Los golpeé y claro, ellos me golpeaban. Era difícil pelear contra tres. Intenté hacer lo mejor que pude. Dejé a un hombre en suelo. La más pequeña de los Fuentes intentó ayudarme pero recibió un golpe a cambio. Seguí con otro de los hombres y al acabar con él noté que el restante le había golpeado con un tubo de hierro a ________.

La subí como pude a mi motocicleta. Partí lo más rápido que pude al hospital más cercano. Y ahí venía lo difícil. Llamar a sus hermanos.

—¿Hola? —dije entre balbuceos.

—¡Hola! ¡Oliv! ¿Que pasó, sienas nervioso?

—¿Puedes ir al hospital St. Patrick en la calle Harris?

—Pero. ¿Qué pasó?

—Solo ven. Acá te explico.—dije y corté la llamada.

Estuve bagando de esquina a esquina del hospital esperando a Vic. Cuando finalmente llegó me buscó con la mirada por todos lados hasta dar conmigo.

—¿Qué demonios pasó? ¿Qué haces acá Oliver? Me tenías preocupado.—dijo avanzando hasta mí.

— Es que, bueno.… ___________.

—Oliver.—dijo lentamente.—¿Qué le pasó a mi hermana?—pronunció cada palabra de una manera terrorífica.

—Estaban a punto de violarla y un hombre la golpeó con un tubo de hierro en la cabeza.—Y su mirada cambió. Por una completa de furia.