Capítulo 2 [EDITADO]
Narra ________.
Estaba completamente cerrada en mi mundo con un audífono puesto pero un grito me distrajo. —Alex Gaskarth—Unos segundos después el chico misterioso se levantó.
Así que se llama Alex, Alex Gaskarth... Lindo nombre.
Alex caminó hacía la puerta donde su terapeuta lo esperaba. No sé si es el destino o una extraña coincidencia pero tenemos la misma terapeuta.
No se molestó en saludar y simplemente entró. Pasaron unos veinte minutos quizás y luego esa puerta se abría lentamente. Alex salía con los ojos cristalizados y la mirada baja.
Mi nombre fue el siguiente en la lista y me apresuré en entrar.
Me senté en la típica silla de terapeutas, que por cierto, no es tan cómoda como parece.
Saludé y me acomodé en mi lugar.
—Hola —Pau me saludaba de la manera más dulce que había visto.—¿Cómo estás? —Su mirada al igual que siempre me transmitía confianza —Bastante bien ¿Y tú? —Ella sonrió, sabía que era extraño que le respondiera tan contenta.
Estaba en un extraño debate entre si preguntar por Alex o no —¿Quién era el chico que estaba antes de mí? —Oh, soy tan discreta. —¿Te refieres a Alex? —Asentí—Es una larga historia —Me dijo todo lo que sabía.
Me impacté un poco al saber todo sobre Alex. Mi querida terapeuta me dijo que sus padres murieron en un accidente de tráfico y que su hermano escapó de casa. Desde ahí está solo, el vivía en Essex, en inglaterra y llegó aquí, a Baltimore, Maryland por un intercambio.
Paulina cambió el tema y me preguntó como estaban mis nervios por entrar mañana a clases. Hablamos varias cosas más hasta que la hora acabó.
El camino de vuelta hacía mi casa fue aburrido. No me gusta estar completamente sola porque siempre que estoy sola pienso en el futuro con una vida mejor y pensar en la vida perfecta siempre duele más que vivir tu propia realidad.
Las noches en Baltimore eran frescas, tan frescas que sentías que el frío te abrazaba delicadamente pero no lo suficiente para congelarte.
Al entrar por la puerta de mi casa fue lo de siempre, mi madre reía descaradamente junto a un hombre mayor que ella. Decidí que no quería ver más y subí rápidamente hacía mi habitación.
Coloqué música porque no quería escuchar lo que posiblemente vendría ahora.
La voz de Kurt Cobain atravesó mis oídos de una forma brusca y deliciosa con el sonido completamente armonioso para mí de las guitarras y la batería.
Smell Like Teen Spirit viajaba por mi sentido auditivo, pero un golpe que provenía de abajo hizo que me parase a ver qué pasó.
—¡¿Dónde estás?!—Gritó mi madre con un sierto tono de desespero. Una vez que me vio levantó las cejas satisfecha —¡Aquí estabas! —de la nada recibí una fuerte y sonora bofetada de su parte y ni siquiera sabía por qué —¡¿Y esto por qué?! —Le grité algo enojada. —¡Porque se me da la maldita gana! —Y antes de recibir otra fuertemente llegó a mí el olor a alcohol y así todo cobró sentido.
Sin decir nada más se retiró haciendo resonar sus tacones en el suelo.
Toqué mi mejilla en silencio. Sólo pensaba en una vida mejor. Solté una lágrima, y no conforme con eso, coloqué música y me dispuse a dormir.
Mañana empezaban las clases...
***
Me desperté gracias a mi genial alarma. (Nótese el sarcasmo).
Me di una ducha algo larga, pero me daba igual, tenía tiempo.
Aún quedaba media hora antes de entrar a clases y yo ya estaba llegando a mi recinto escolar.
Me gustaba llegar antes y agarraba un mejor puesto. Pero esta vez todos habían llegado temprano. Seguramente por ser el primer día.
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