Aún siendo la gobernante más odiada por su pueblo, todos los ciudadanos la respetaban. Respetaban sus decisiones y tan poco la contradecían.

Todo lo que ella hacía no se contradecía, como comprar esclavos.

A su merced contaba con miles de esclavos que trabajaban en el castillo pero entre todos ellos a ella le encantaba tener a un esclavo en especial en todo momento.

Ese esclavo  estaba dispuesto a dar la vida por ella, en todo momento podía contar con su ayuda para cumplir sus deseos y caprichos.

Gracias a su esclavo ella tenía todo lo que deseara.

Su esclavo, de cabello naranja y marrón corto, de ojos verdes y de piel morena, se presentó ante ella un día presentándose bajo el nombre de Nyle.

Recordaba perfectamente como era la piel de aquel esclavo que había conseguido en una venta de esclavos.

Recordó que aquella vez quería un esclavo nuevo y lo vio a el siendo el último en ser vendido.

— Comenzamos con unos  25 000 sestercios

Nadie parecía interesado en el y ella no era la recepción, entre os esclavos no había ninguno interesante. Estaba por retirarse en compañía de sus guardias cuando aquel esclavo de acercó a ella, se deshizo de la gente que lo agarraba para venderlo y de los guardias que ella tenía a su alredor.

— Me llamo Nyle

Apenas lo vio serca de ella, en una posición volnerable para un ataque se quedó aturdida.

Un esclavo le hablo como si estuvieran al mismo nivel.

— ¿S-se encuntra bien? — Uno de sus sirvientes se acercó a ella preocupado.

— Quiero ese esclavo ahora

No pudo explicar el porque pero lo quería ahora, antes no le interesó en lo absoluto pero ver cómo logro sacarse de todos esos agarres hasta llegar a ella le interesó ¿Podría hacer mucho más que eso? Quizás ese esclavo le podría servir para acabar con algunas personas de manera sigilosa.

Una vez lo compro su nuevo esclavo recibió la marca de la realeza en su hombro derecho, su vida como su sirviente comenzó en ese momento.

Cuando lo vio de vuelta, después de marcarlo, ella se presentó ante el. Se presentó como alguien superior a quien debería escuchar atentamente y ser fiel a ella.

Cuando llego la noche lo vio dormir, entro en su habitación y con sigilo se acercó a él viendo cómo descansaba.

Analizo sus prendas blancas de un material sumamente fino pero muy gastado, como si proveniera de la realeza.

Su piel morena que parecía ser delicada apesar de las cicatrices que tenía en sus piernas y brazos y la marca de que era suyo.

Su cuerpo parecía ser muy delgado, como si hace mucho tiempo no hubiera probado bocado alguno.

Ese esclavo que había comprado parecía tener una tragica historia en su espalda,  su compra del día no parecía ser tan mala.

Al contrario, parecía ser una compra perfecta para ella.