VII. Donde se esconde el universo.
Día siete: Libre/Universo
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Caminó sintiendo la arena pegarse a sus zapatos y hacerlos mas pesados. Respiraba agitadamente mientras se limpiaba el rostro con un pañuelo que le ofreció su compañero. Sus piernas pesaban y aún tenia la sensación de haber estado en ese lugar tan apretado y con un olor desagradable. ¿Jamás podrían hacer esto por las buenas? Siempre tenían que huir y además había arruinado su vehiculo.
Una vez en el auto rebuscó entre las cosas consiguiendo una toalla que ayudó a deshacerse de la baba pegajosa de su cuerpo. Vio a su compañero tan bien arreglado. Su ropa se habia estropeado por la baba estomacal. El aire sopló con fuerza en ese momento. Neji se acercó hasta su lado y colocó su chaqueta negra encima de ella, lo cual agradeció secretamente al sentir el aroma maderoso representativo del Hyūga colarse por sus orificios nasales.
Tenten se dejó caer en el asiento del copiloto e inclinó la silla para descansar. Hasta que la agencia llegara a recogerlos. Habían llegado muy lejos de la estación y de cualquier lugar decente. Vendrían en un par de horas, podría recuperar un poco de fuerzas hasta entonces.
Neji regreso en sus pasos, hasta el lado del conductor que no tenia puerta y la cual había sido arrancada. Sentía su cuerpo golpeado y magullado. Los choques usando la hiper velocidad eran mucho mas dolorosos que de forma normal. Y más cuando había sido lanzado del auto cuando intento alcanzar él a aquella criatura.
Se suponía que fuese una misión sencilla. Ir, atrapar o matar a esa babosa y llegar a tiempo para cenar en la cafetería un gran pedazo de pay y un café cargado. Sin embargo aquella babosa no les dio tregua, huyendo y dejando destrozos. Tuvieron que moverse con rapidez por las calles, hasta alcanzar el desierto. No podían detenerse o la perderían si llegaba a su nave. Su gran cola se agitó golpeando y volteando el auto, que lograba seguir su camino a duras penas. Prontamente Tenten saltó del auto en moviendo hasta la criatura, intentando derribarla. Un disparo en la cabeza bastaría, pero su piel era tan pegajosa que un movimiento en falso la mandó a la boca de aquella cosa. Neji frenó de golpe ante ese acontecimiento no planeado.
Se suponía que esta fuese su última misión antes de ser neuralizado. Cuestión que no le había comentado a su compañera pero que sabía que aceptaría. Había sido un hombre de negro más de diez años y quería vivir una vida para variar que no involucrara insectos repugnantes y gusanos.
Una explosión desde el interior de aquella criatura lo hizo bajar su arma. Tenten salió de los restos de esa esta quejándose de la sensación de la baba en su cuerpo.
El auto había quedado arruinado, un gran agujero, resultado del choque con esa molusco estelar, dejaba a la vista el cielo encima suyo. Tenten mandó la ubicación a la base. Eran compañeros hace dos años, cuando Rock Lee se había retirado al encontrar una chica con la que quería compartir su vida. Tenten se adaptó con rapidez a su forma de trabajar que prontamente hacían un buen equipo juntos.
—Trabajamos cada día con criaturas estelares y jamás nos habíamos detenido a ver el cielo de esta forma.
Neji coincidió ante esa verdad con Tenten. Las misiones, batallas y salvar el mundo de ataques alienígenas no les dejaba tiempo de disfrutar la belleza del manto estrellado. Realmente ser un hombre de negro no les dejaba mucho tiempo para nada y no tenían una vida fuera de esto.
Tenten detalló cada una de las estrellas, visualizando la vía láctea. Disfrutaba gran parte del tiempo su trabajo y la magnificencia del universo que tenían enfrente y como era pequeñas partículas en comparación a todo lo que había ahí afuera. Giró la cabeza visualizando a su compañero que enfocaba su vista al cielo nocturno despejado.
—Hey, Neji ¿no crees que las estrellas son hermosas? — Lo vio girar su cabeza para dedicarle su atención.
Neji Hyūga, dentro de ese cacharro de metal, observó los ojos castaños contemplando con detenimiento. La expresividad que destilaban, la calidez que transmitían y el tono de café mas bonito que hubiera visto en sus veinte años en la compañía. Neji vio la via láctea reflejarse en esos ojos mundanos, destellando a la par, tan profundos, complejos y fascinantes. Los misterios que podrian esconder y sintió por un momento que se adentraba en ellos, cayendo en un mundo con destellos ambar. Sintió las mejillas calientes y desvió la mirada hacia arriba.
Dos años atrás había empezado a ser compañeros y aunque al inicio fue duro, ella encajó a su lado como si llevaran toda la vida juntos. Su alegre personalidad y los gestos cálidos que derritieron su postura inquebrantable. No podía renunciar a eso. Él mismo la había reclutado a ver su gran desempeño como policía y como logró capturar a ese alienígena que corría a una velocidad imposible. Tenten le había pedido que le dijera la verdad de por que la cabeza de tal cosa explotó y aún así siguió moviéndose. La neutralizó pero ella seguía apareciendo una y otra vez enfrente suya, como si el destino o el mismo universo se esforzara en juntarlos.
En algún momento dejó de oponerse y cedió ante ella. Neji jamás habia cedido ante nadie. Ni a Rock Lee que se esforzara en crear frases para que dijeran al arrestar a aun alíen.
La luz que destilaba el cielo encima suyo perfiló el rostro femenino y Neji lo detalló con maestría. Sus pómulos levantados, el arco que se formaba bajo su labio inferior, sus largas pestañas y sus ojos que centellaban de tal forma que parecían quemar.
—Si, lo son. —Él no se refería precisamente a las estrellas.
Reconsideró en ese momento su renuncia, por que aún habia camino por recorrer en la agencia y sabía que aun podría contemplar cosas realmente maravillosas.
A fin de cuentas el universo podría encontrarse en las cosas mas pequeñas.
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¡Y con esto finalizamos el Tenten Week!
He decidido experimentar en este reto y he salido sumamente satisfecha.
¡Gracias por leer!
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