III. Tanabata
Día tres: Pastel/ Tinta
N/A: Me basé bastante en utilizar la canción de stuck with you de Ariana Grande. Pueden escucharla mientras leen.
.
.
.
El rostro masculino descansaba en la almohada blanca, fijos en ella con tanto detenimiento y profundidad que arrullaba su pecho, le devolvía la mirada con la misma intensidad. Sus pestañas destacaban en esos ojos perla, y sus cejas le daban cierta profundidad, aquella que incrementaba con el ceño fruncido que hacía con tanta regularidad.
Tenten se removió en la cama sintiendo la suavidad de la tela bajo ella. Se llevó la mano bajo el rostro en forma de almohada Sonrió al ver el brillo en esos ojos malva.
—¿Qué piensas? —Dejó salir para conocer los pensamientos un tanto complejos del Hyūga.
—En tu olor.
Aveces Neji Hyūga era tan directo y romantico que la seguía abrumando aunque llevaran cinco años juntos. Lo recordaba hundiendo su rostro en su cuello, generando un cosquilleo en todo su cuerpo. Tenten sonrió torpemente.
Ella igual recordaba ese olor varonil destilando de él, maderoso y fresco, cuando descansaba su cabeza en su pecho.
Sus ojos comenzaron a sentirse pesados, eran pasadas la una. Habían estado ahí, sin nada interesante que decir, solamente observándose. Al inicio habían hablado de su día, pero justo ahora, luego de un par de horas, solo permanecieron viéndose fijamente.
Eso era suficiente para calmarla, sintiéndolo tan cerca, sin sentir la ausencia en el lado derecho de la cama. Sabía que el estaba más cansado que ella, pero permanecía tan despierto que siempre le sorprendía.
—Deberías dormir. —Soltó Neji.
Tenten levantó la mano para tocar su rostro pero se detuvo en el acto, a veces lo sentía tan cercano que en varias ocasiones pensaba que estaba a su lado y podría atravesar la pantalla para tocarlo. Olvidando que estaba a varios kilometros de distancia, en otro estado.
—Aún no tengo sueño, tu deberías hacerlo.
Hablaron una media hora más hasta que la comunicación se cortó. Tenten dejó la tablet en el mueble alado de la cama y miró el techo blanco encima suyo.
Pandemia.
A eso se resumía toda su vida y había llegado en el momento menos indicado. Un mes atrás su vida con Neji funcionaba adecuadamente a pesar que él era un chef y tenia un restaurante con dos estrellas Michelin. Él había tenido que viajar para arreglar unas cosas para adquirir una nueva propiedad en otra ciudad para abrir otro restaurante. Tenten no pudo acompañarlo por que estaban iniciando las clases y su deber como maestra era adecuarse a sus alumnos, las planeaciones de clases y las tareas que llegaban de sus diferentes secciones.
Neji prometió volver en tres días. Sin embargo, las fronteras fueron cerradas y se vio atrapado en esa ciudad, sin tener ninguna opción. Lo intentó, buscando volver por todos los medios posibles. Pero la cuarentena era absoluta. Debían esperar a que el semáforo fuese naranja.
Recordó a Neji despotricar muchísimo por todo esto y la frustración era evidente. Entendía el alcance del virus, lo que no concebia era que no estuviera a su lado. Al inicio fue fan dificil la ausencia del otro, pero videollamar era su mejor opción mientras todo estaba detenido y ahora lo que los mantenía cuerdos era poder verse cada día. El hecho del paro total los dejó a ambos con mucho tiempo libre.
Una vez que se acostumbraron a la distancia, quedaban para hacer varias cosas juntos. Videollamaban todo el día para jamás sentir la ausencia del otro, comian juntos aunque Tenten seguraba que su comida era tan insipida y que queria comer algo tan bueno como lo que Neji cocinaba. Por que a pesar de que Neji era un chef reconocido, él hacía todo tan bien.
Veían peliculas y series juntos durante largas horas, varias que no habían podido ver por sus responsabilidades. Ambos ponian de su parte para que esto funcionara.
Aunque el nulo contacto fue considerablemente difícil. Tenten extrañaba las caricias, roces y besos del Hyūga. Sabía que el de sentía de la misma forma. Ella gozaba de tentarlo utilizando playeras con escote, shorts cortos o simplemente aveces estaba sin brasier. Era satisfactorio y al mismo tiempo un poco lastimero el ver como los ojos malva adquirían un toque bestial. Ella misma se sentía tan necesitado. Sucumbían en algunas ocasiones a tocarse enfrente de la tablet.
Tenten recordaba tan claramente la primera vez. Antes de videollamar Neji estaba particularmente intenso. Por lo cual al tenerlo al otro lado de la pantalla, utilizó un sport básico sin nada abajo.
Neji al verla cuando la videollamada se conectó, se quedó unos segundos contemplando lo que sus ojos veían. Su mano cubrió sus ojos y negó con la cabeza.
—No me hagas esto. — Él la estaba pasando tan mal como ella.
Tenten en esa ocasión simplemente río y comenzó a tocarse enfrente de él, dandole la confianza para que el mismo lo hiciera, para que ambos pudieran descargar lo que guardaban.
Ah, como extrañaba sentirlo dentro suyo. Era lo que le recordaba que no estaban juntos, que no estaba Neji para satisfacerla.
Dejando de lado tal cuestión bastante importante, el asunto era bastante llevadero. Desechó tales pensamiento, que vinieron al ver al Hyūga sin camisa una hora atrás, ya que estaba saliendo del baño y simplemente habia dejado la cámara encendida. Lo vio cambiarse de ropa, admiró el trasero de su novio y contuvo la respiración. Justo ahora estaban en videollamada aunque el se mantenía disperso viendo unas cosas en la computadora y Tenten revisaba sus correos en busca de alguna idea de que pasaría con las clases. Fue sacada de sus ensoñaciones al escuchar el timbre.
Solo los comercios de primera necesidad estaban abiertos, por lo cuál solía pedir el supermercado. Pero no había hecho ningún pedido. Fue cosciente como la mirada de Neji subió presurosa ante ese ruido.
—Deberias abrir.
—No he pedido nada.
Aún ante esa verdad se levantó, llendo hacia la puerta. Un hombre de Ubereats le entregó un paquete y se fue sin decir ninguna palabra, mas que comprobar que fuera ella.
Regresó sobre sus pasos hacía la mesa donde descansaba la tablet encendida. Neji seguía cada uno de sus movimientos. Tenten se dejó caer en la silla con una caja blanca entre las manos.
—No me ha dicho de quien era, solo preguntó por mi y me lo ha entregado. No imagino quien lo mandó ¿fuiste tú? — Lo dijo en tono de broma pero el rostro inquieto de Neji le confirmó que no era una idea descabellada.
Se emocionó ante el hecho de que le hubiera mandado considerando las circustancias. Es decir, aveces le llegaba comida que el pedía a sus restaurantes favoritos y comían mientras veían películas. Era la forma de que estuvieran cerca. Neji no era tan egolatra para mandar comida de su restaurante, que hace una semana habia comenzado a abrir, cuestión por la cual Neji estaba mas desesperado por ir, para el mismo organizar el nuevo método de funcionamiento. Su mano derecha, Lee, ahora mismo veía las decisiones y organización, que previamente platicó con Neji, pero era su restaurante a fin de cuentas y au presencia era requerida. Justamente empezaban a abrir ligeramente la frontera y el tiempo en confinamiento no podía perdurar, por lo cual era cuestión de nada que el pudiera volver.
Sin embargo sabía que Neji estaba muy frustrado, había movido todos los contactos que tenía para intentar cruzar, para poder llegar hoy, pero iban a resolverle hasta el lunes que venía. Era martes y era el cumpleaños de Tenten.
Le dedicó una amplia sonrisa y curiosa intentó descifrar por sus gestos alguna pista.
—¿Me dirás que es?
—Abrelo. — Respondió sin más.
Tenten se acomodó en su silla para poder levantar la tapa. Una vez que la apartó las paredes cayeron revelando un pastel en el centro.
Un pastel red velvet tan elegante que no pensaba que pudiera probarlo. Un betún blanco funcionando como base y encima otro de color rojo haciendo una degradación exquisita. Frutos rojos adornaban el pastel en forma de una media luna. Algunos detalles con láminas de oro comestible. Era tan perfecto.
—¿Qué es esto, Neji? —Preguntó un poco confundida.
—El nuevo pastel que manejaremos en el restaurante. —Neji no apartaba su mirada de ella.
—¿Y como se llamará?
Le indicó con la mano que leyera la tarjeta que venía a un lado del pastel. No se había percatado de ella al ver el pastel en el centro. Justo a su lado estaba una tarjeta que con una pulcra caligrafía y escrita con tinta había una sola palabra.
La palabra desató recuerdos en su cabeza.
—Representa lo mejor de mi vida.
Tenten sintió el aire escapando de pulmones y un sentimiento agradable trascendiendo en todo su cuerpo mientras los recuerdos llegaban a su memoria.
Tanabata.
Era una palabra más para cualquier otra persona, un festival sin importancia, pero para ellos lo definia todo.
Tenten deambulaba por los pasillos de aquella pequeña biblioteca de segunda mano, buscando entre las repisas el título que hace tiempo quería. Lo encontró en el último estante y su mano se estiró para tomarla, a la par que la de otra persona. Sus manos se rozaron cuando intentaron tomar el mismo ejemplar. Neji lo tomó y al ver la situación le entregó el libro a la castaña.
—¿No lo querías tú?
—Encontraré otro.
Pero ella sabía que era un ejemplar muy difícil de encontrar. Por eso al terminar de pagar, salió de la librería, buscandolo por la calle. Corrió a su encuentro y se detuvo enfrente suyo.
—¿Lo leemos juntos?
Tanabata era una leyenda oriental, un festival que solía festejarse en esa noche para celebrar el encuentro entre Orihime y Hikoboshi. La Vía láctea, un río hecho de estrellas que cruza el cielo, separaba a estos amantes, y sólo podían verse una vez al año, el séptimo día del séptimo mes lunar del calendario lunisolar.. Tenten particularmente amaba la historia de los dos amantes, por lo cual hace mucho que había buscado el ejemplar.
Ese había su primer encuentro, tan casual, pero al coincidir en gustos literarios, ellos habían asistido al festival juntos, tranformando ese día como el mejor de su vida.
Tenten había contemplado las estrellas en busca del camino de los dos amantes junto a Neji durante toda la noche. Ella pudo sentir una fuerza atrayendola hacia él. Fue en ese momento, cuando una estrella fugaz atravesó el cielo y sus miradas se conectaron, el sentido se alzó sin medida en su cabeza.
Orihime y Hikoboshi estaban destinados a estar juntos, estaba escrito.
Neji, bastante serio y reservado. Jamás se esperaria que alguien como el buscara el mismo ejemplar, el mismo dia y en la misma librería que ella. Tenten comprendió unos días despues que esa no había sido una coincidencia, sino que las estrellas los habían guiado a ese lugar. Se aferró a esa idea y a Neji con toda su determinación, aunque realmente no era necesario. La fuerza de atracción era tal que si se hubieran resistido, no hubiera servido de nada.
Por lo cual su relación con el Hyūga fue como si todo encajara por primera vez. Tan fluido a pesar de sus personalidades que solían chocar de vez en cuando. Un año después, cuando asistieron a su segundo Tanabata, él la besó por primera vez.
Y dos años después le pidió que vivieran juntos, no podía imaginar una vida sin ella.
Desvió la mirada del pastel y observó a Neji que sonreía ligeramente. Sus ojos estaban inundados en lágrimas que quería reprimir, por la emoción de que Neji Hyūga, el estricto, arrogante y reservado chef con dos estrellas Michelin, nombrara a un plato en conmemoración a todo lo que presentaban ellos. Su corazón se estrujaba por todo este mar de emociones y como a pesar de la distancia, la pandemia y todos los momentos difíciles el se esforzaba a tal punto de que pudiera sentirlo cerca. Y supo que estaba perdida, no había nada que hacer, podía enloquecerla, había sido atrapada por él.
Podía estarse acabando el mundo, pero solo estaban ella y él. Y no habia nada más que Tenten hubiera preferido.
.
.
.
¡Es hoy, es hoy!
El cumpleaños de nuestra adorada Kunoichi. He llegado un poco antes y solamente puedo decir que esta historia fue hecha simplemente para demostrar que Tenten se merece lo mejor, y la mejor versión del propio Neji que le haga sentir que ella merece algo como eso y toda su vida.
Amé escribir esto por las implicaciones del regalo de Neji y por que ciertamente aunque la pandemia es una mierda, quería sacar algo bueno de todo esto. Y ha salido algo tan tierno.
N/A: Obviamente el pastel no lo ha hecho Neji, pero el lo creó. La receta, el decorado y cada elemento usado. Lo había hecho desde antes de la pandemia y Rock Lee le aplaudió tal creación. Por lo cual cuando se acercó su cumpleaños le indicó a Lee la forma de realizarlo y supervisó cada uno de los detalles. Neji había escrito la tarjeta por que cuando Lee le preguntó como se llamaría esa palabra llegó inmediatamente a su cabeza. Por lo cual hace tiempo que la tarjeta existía.
¿Comentarios o votos?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top