13

Hara.

Despierto al otro día gracias a la luz que se cuela por el ventanal, la casa está en silencio y recuerdo que anoche antes de acostarme, luego de lo ocurrido, escuché como papá y mamá hablaban de un cena de negocios.

Me recojo el pelo en un moño ligero y me visto con ropa deportiva. Tomo mi manta de hacer yoga y me encamino luego de haber comido algo ligero hasta el jardín.

Flexiono las piernas tal y como me había enseñado mi entrenadora y hago ejercicios de relajación. El cielo está despejado y la brisa mañanera me hace suspirar. Recuerdo que debo trabajar dentro de una hora y tomando un suspiro luego de varios minutos me encamino de vuelta a la casa para tomarme un baño y poder cambiarme.

Aparco en el estacionamiento y tomo mi carpeta con los documentos que previamente había revisado. Noto el auto negro deportivo de Jimin estacionado a unos metros del mío y mis mejillas se encienden haciéndome tragar grueso.

Las piernas me tiemblan y temo caerme por los tacones. Aún así acomodo mi falda de tubo y mi blusa color beige.

Paso por le pasillo hasta el ascensor y noto como a lo lejos Karina discute con alguien, le grita cosas que no logro entender y la veo tomarlo del brazo. Decido dejar de mirar como una chismosa y aún cuando quisiera saber el porqué de la discusión, decido que es mejor ponerme a trabajar.

El pulso se me acelera cuando camino por frente de la oficina de Jimin y las piernas me flaquean. Agradezco que tiene el vidrio cubierto por la cortina o de lo contrario ya me hubiera desmayado en medio del pasillo.

Entro por la puerta y dejo mi bolso en el sofá y tomo lo necesario de la carpeta. Me quito la chaqueta de los hombros y suspiro tomando asiento.

Entiendo el ordenador y comienzo a revisar las estadísticas del mes. Tomo notas y continúo trabajando.

Los pasos de alguien me desconcertan por un momento, apago el ordenador y apilo todos los papeles antes de guardarlos en un folder. Miro mis pies a través del cristal del escritorio y me quejo adolorida por los tacones. Me los quito y suspiro aliviada sintiendo la lana de la alfombra debajo de estos.

Camino por el despacho con el teléfono en la mano mirando la hora. Siento como se cierra una puerta desde aquí y corro un poco la cortina que cubre el vidrio de mi oficina notando como al instante un par de ojos negros me traspasan el alma.

Chillo cayendo hacia atrás de culo y gimo adolorida cuando el suelo da de lleno contra mis nalgas, mi peso más el suelo hace que un dolor se instale al momento y acaricio mi trasero con un puchero, casi al borde del llanto.

Duele mucho.

La puerta de mi oficina se abre de repente y trato de ponerme de pie rápidamente siendo detenida por Jimin que me mira divertido.

Trato de no enojarme porque por su culpa tengo el trasero adolorido y no de la mejor manera.

—Con que espiando, ¿eh?— lo escucho sonreír con sorna y mis mejillas se encienden al escuchar su voz cargada de malicia.

Recuerdo lo que hice anoche cegada por el placer y contengo la respiración en un temblor inestable.

—S-solo quería saber porque había escuchado un ruido— tartamudeo nerviosa cuando su cuerpo se interpone frente a mí.

—No me engañes Hara, se que estabas ansiosa porque llegara. Se que querías verme— respiró en mi oído y me estremecí—. ¿O es qué no te bastó lo de anoche?

Mi aliento sale en un hilo cuando susurra lo último y cierro los ojos recordando todo lo que hice bajo su hechizo, mis gemidos, mi orgasmo.

—Nunca dije eso— como puedo respondo sintiendo como respira en mi cuello antes de volver a subir hacia mi oído.

—Jamás te correrás de nuevo sobre un jodido juguete.

—Tu no decides sobre mi vida.

Me separo de él tratando de alejarlo y me toma por las caderas aprisionando mis muñecas en mi espalda. Trato de safarme de su agarre pero solo aprieta más, mas no me lastima.

—Claro que no, no eres un objeto. Pero si tanto deseas una polla, estoy más que dispuesto por complacerte. ¿Lo imaginas? Mi polla grande jodiendo ese coñito apretado, sería mucho mejor que un jodido consolador de mierda. Te jodería tanto que luego no podrás caminar y mi semen saldrá por ese coñito cuando lo llene por completo.

Sus palabras me vuelven un manojo de nervios y cierro los ojos tratando de controlar mi respiración acelerada a causa de sus palabras sucias. Soy una masoquista, lo admito, me gusta que me hable así y que me amolde a su gusto.

—No sigas por favor — suplico y su lengua lame mi oreja haciéndome apretar los muslos ante el latido que da mi centro.

Lo escucho ronronear mirando hacia abajo notando como me froto los muslos y lo próximo que siento es como me obliga a caminar sin soltar mis muñecas. Siento el escritorio frío en mis espalda baja y como Jimin en un movimiento ágil hace que me siente en el mismo. Colocándose en medio de mis piernas.

—Di que lo quieres Hara.

—Se más específico — jadeo cuando su mano recorre el medio de mis pechos por el escote y baja un poco las copas de sostén revelando parte de mis senos. Su boca chupa el lugar antes de poder detenerlo y protesto siendo jalada hacia atrás quedando semi acostada. Abro las piernas y la falda se sube revelando mi ropa interior negra de encaje y lo siento gruñir antes de pasar una mano por ahí haciéndome temblar.

—Di que quieres el premio por haber sido una buena chica. Dilo.

Asiento extasiada cuando su boca vuelve a chupar el medio de mis senos y deja pequeñas mordidas. Me siento moldeable, a su antojo y me gusta. Debo admitir que me encanta.

El sonríe, una sonrisa oscura y un brillo llena su mirada antes de besarme hambriento. Su boca aplastando la mía en un beso cargado de morbo y lujuria. Mi líbido aumenta al igual que el latido entre mis piernas y siento como mi coño se moja aún más al ser sometida por él, sin poder tocarlo.

Gimo gustosa cuando su lengua chupa la mía y los chasquidos húmedos hacen que mis bragas se empapen. Lo siento dejar de mi boca no sin antes morderme el labio inferior y chuparlo y descender por mi cuello. Su boca chupa mi piel caliente y me veo casi recostada por completo. Trato de tocarlo y cuando creo que me va a soltar solo siento como me levanta un poco y amarra mis manos con algo. Noto que es su corbata porque no la tiene puesta y está despeinado y jadeando. Su pelo se le pega a la cara y gimo mirándolo antes de que vuelva a mi cuello. Succiona y muerde mi garganta y lo siento bajar hasta mis pechos. Me recuesto por completo dejando las piernas flexionadas contra el borde del escritorio con el trasero casi al aire. Lo siento entre mis piernas, su erección caliente pulsando mi intimidad por sobre la ropa y gruñe cuando muevo las caderas palmeando mi muslo derecho con fuerza.

Echo la cabeza hacia atrás cuando baja por completo las copas y mis pechos se levantan aún por la ropa. Gimoteo cuando deja caer un hilo de baba sobre un pezón ya erecto y me mira con maldad antes de llevarlo a la boca sin dejar de mirarme, mi cara se desfigura cuando cierra sus labios carnosos en el pequeño botón y jadeo cuando succiona. Tiro la cabeza hacia atrás y abro la boca gimiendo cuando muerde. Mi corazón late furioso y mi respiración es un desastre, siento el sudor en mi frente y como se me paga el pelo en el cuello. Me duelen las muñecas de retorcerlas y tratar de safarme y el peso de mi cuerpo sobre ellas hace que duela más.

Su boca baja por encima de la blusa y se detiene en medio de mis muslos.

Lo escucho respirar hondo y me sube por completo la falda, doblando mis piernas abiertas contra mi pecho, arqueo la espalda cuando lo siento enganchar ambas manos en mis bragas y tirar de ellas, me remuevo avergonzada y trato de cerrar las piernas.

—Tranquila, no te haré nada que no quieras.

—Pero... suéltame, me duelen las muñecas, por favor.

Lloriqueo sin poder evitarlo, el dolor se convierte en algo insoportable y el lo nota en mi mirada, siento sus brazos meterse por debajo de mi cuerpo y al instante libera mis manos, jadeo al mirarlas, tengo las muñecas coloradas y arden.

Jimin me mira y veo el reflejo de culpa en su mirada, pero aún así no dice nada, solo se separa y me deja así o eso es lo primero que pienso antes de que su boca impacte de nuevo con la mía.

Me besa eufórico y retuerzo su cabello entre mis dedos gustosa de recibir su lengua y sus mordidas. Se separa de mí y me dedica una mirada traviesa y morbosa antes de llevar dos dedos, su índice y su dedo del medio a mi boca. Me hace chuparlos, mi lengua lame la punta de ambos y hace círculos y su respiración se vuelve pesada en mi cara. Los saca y me pasa la lengua por los labios.

Suspiro ansiosa cuando toca con ambos dedos mi manojo de nervios y lo aprieta a su gusto. Mi vista se nubla y gimo cuando con mi propia humedad lubrica toda mi intimidad, se ríe de mí, de mis ansias, es una risa burlona y maliciosa que hace que mi coño lata furioso. Sus dedos resbalan por mis labios y su nombre sale de mis labios mientras arqueo la espalda.  Escucho el claro sonido de los documentos caer al suelo y no me importa.

—Oh, gatita. Tan codiciosa y ansiosa. Si pudieras ver lo que yo veo, ese coño goteando, tan rosado y pidiendo por una polla— hunde un dedo en mí y jadeo cerrando los ojos, lo mete y saca a su antojo y cuando abro los ojos lo está lamiendo —. Deliciosa.

Escucho el claro sonido de sus besos contra mis muslos. Sus manos me inmovilizan y cuando su boca llega a mí centro solo puedo gemir y cerrar los ojos extasiada. Estoy perdida. Me encanta esta sensación.

Su lengua lame desde mi coño hasta mi clítoris y se arremolina dando pequeños golpecitos en éste último. Mi vista se vuelve pesada y tiro la cabeza hacia atrás al tiempo en que arqueo la espalda.

Lo escucho gruñir y besar sin amabilidad la zona. No es gentil, me está comiendo como un león hambriento y me fascina, me vuelve loca.

Su lengua lame mis jugos y sus dientes me muerden.

Jimin— gimo cuando mete dos dedos de una y los curva. Mi estómago se contrae y corrientes peligrosas bajan por mi vientre —. Más.

Los minutos pasan. Su boca y sus dedos se turnan. Soy un manojo de sensaciones sin frenos. Estoy empapada en sudor y apenas puedo respirar cuando esa conocida sensación me ataca.

Jadeo fuerte y el me muerde suavemente sientiendo como colapso. Se lo traga todo, su lengua barre todos mis jugos y se relame los labios cuando se levanta y me mira.

Apenas puedo sentarme, estoy aturdida y respiro agitada. Los espasmos se entienden por mis piernas entumecidas y solo lo miro.

—¿Qué haces?— pregunto luego de unos minutos, cuando se coloca la corbata y la anuda.

—Debo seguir trabajando y tú debes ordenar este desastre.

Cómo puedo me coloco el sostén de nuevo y me acomodo la blusa, sus ojos no se pierden la vista y sonríe cínico cuando me bajo del escritorio y me arreglo la falda.

—Esto me pertenece — olfatea las bragas y se las guarda en el bolsillo del pantalón, trato de quitárselas pero me es imposible.

—Que bueno, andaré sin bragas por ahí para que me vean— lo amenazo y sonríe.

—El único que te podrá ver soy yo Hara-ia— pronuncia y aprieto los labios.

— Como quieras. Ya lárgate — murmuro enojada dándome la vuelta y chillo cuando su palma impacta de lleno con mi trasero —¡Oye!

Solo sonríe mientras se ajusta su notable erección en el pantalón y me dedica una última mirada antes de irse, no sin antes besarme cada muñeca y luego los labios.

Supongo esa fue nuestra cita.

[•••]

Estos capítulos han sido potentes, este aún más, pero no quiero que anden de calientes cada tres capítulos. Por lo qué se viene drama.

Karina anda sospechosa. ¿Alguna teoría?

Recuerden votar, comentar y seguirme.

Muchas gracias para las que están releyendo esta historia como nueva versión y también para las lectoras nuevas.

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