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Jimin.
Ha pasado una semana en la que he estado manteniendo contacto con Hara. Ayer quedamos en tener una salida — no sé si decirle cita— ,pero como el tiempo está un poco malo por la lluvia decidimos dejarlo para mañana. Actualmente estoy en mi departamento y frente a mi tengo una enorme pila de contratos por orden alfabético. Me duele el cuello nada más de verlo, han sido días difíciles por la cantidad de accionistas nuevos y directores pidiendo explicaciones por las cuáles están bajando los ingresos económicos.
La economía como bien se sabe es una rama indispensable para el desarrollo y más aún cuando un conglomerado depende de los ingresos y tratos entre empresas.
Lo que no me gusta de esto es que no hay huellas ni nada por el estilo. Los de Informática no encuentran nada en las grabaciones. Hwang, el director del departamento de tecnologías se está volviendo loco buscando rastros y nada. Es alguien cerca el que o la que desvía el dinero y lo voy a descubrir.
Los contratos no son más que propuestas para relaciones internacionales, ampliar el grupo Park hasta nuevas subsidiarias en el extranjero. Aún no se lo que padre decida, después de todo el y Kim llevaron a esta empresa a la cima.
El timbre suena y por la pantalla observo el rostro de Hoseok mientras se sacude las gotas de agua del cabello. Desbloqueo la puerta y como siempre, entra sin que yo se lo pida y deja su chaqueta en el sofá mientras suelta la maleta.
—¿Qué haces aquí?
Inquieto mientras me siento frente a él, cruzo las piernas y lo escucho suspirar mientras se aprieta el puente de la nariz inquieto.
—Por Dios. Andar tras el trasero de Hara te nubla la conciencia — sonríe mirándome con burla y trato de no torcerle los ojos y asesinarlo por cabrón—. Argh, el amor.
Suspiró melancólico cerrando los ojos por un momento y luego lanzándome algo a la cara. Lo atrapé a tiempo y quise matarlo al ver la envoltura plateada y transparente.
—No te mato, porque ahora mismo recordé para lo que te llamé. No necesito condones, maldito idiota — se lo devuelvo y lo atrapa con una risotada divertida mientras se lo guarda en el pantalón.
—Joder, no me digas que ahora lo haces crudo. Cuidado no ande Hara dentro de nueve meses con un mini Jimin chillón.
Lo fulmino con la mirada y vuelvo puños las manos descruzando las piernas y levantándome mientras el sigue riendo como estúpido.
—No me colmes la paciencia Jung— no jodas más, mal nacido. Quise decirle pero lo callé por tal de no herirle el orgullo.
Suspira profundo y me pide disculpas aún sin dejar de reír mientras caminamos hasta el despacho. Empujo la puerta y lo veo poner su maleta en el sofá. Se desabrocha el segundo botón de la camisa y suspira abriendo su maleta y sacando un documento.
Lo miro cuando me lo da y lo hojeo, viendo lo que es. Las páginas están marcadas en las esquinas con lapicero negro. Hay números con marcas redondas y asteriscos.
Veo que se tomó bien la misión de tomarlo del despacho de Gongyoung, el director en finanzas y tráermelo. No me gusta la actitud que Gongyoung tomó en los últimos días. Distante, cortante, callado y reparador. Muchas cosas juntas y las cuales aún no entiendo bien y por las que trato de no asustar a Hara. No quiero que piense que las cosas van mal aún cuando hay tiempo. Y tampoco quiero ratas entre mi gente, si tengo que botar a alguien se irá por traidor y conspirador, no porque se me antoje a mí.
—¿Tu padre sabe de esto? ¿Cómo se lo tomó Hara? Tengo entendido que ella debe ajustar las cuentas.
Niego.—Padre aún no lo sabe. Prefiero resolver esto sin involucrar esto. Ahora no está muy bien de salud y no deseo que tenga otra recaída— suspiro sentándome en la silla giratoria y poniendo ambas manos en mi cabeza y peinando mi cabello hacia atrás —. Respecto a Hara, prefiero que solo sepa lo necesario. No deseo preocuparla.
—Mas bien no quieres que ella se estropeé de tanto pensar y pensar. Yo tampoco la estoy pasando bien sabiendo que Gongyoung me puede despedir.
Frunzo el ceño y cruzo los brazos mirándolo hacer cruces y marcas antes de ponerlo ante mí.
—Nadie te despedirá Seok, nadie puede hacerlo. Eres mi hermano. Primero muerto antes que verte en la calle.
Alza la mirada y tiene los ojos brillantes, una pequeña sonrisa tira de sus comisuras.
—No hice mal al acercarme a tí cuando eras solo un estudiante de primer año. Enamorado como tonto de aquella chiquilla de piernas largas que apenas cursaba el segundo año de instituto.
—No jodas, ¿Lo recuerdas?
Asiente eufórico y no puedo evitar reírme mientras me rasco el cuello.
—Como olvidarlo. Ese día es memorable.
Cómo no.
(...)
La tarde pasa rápido, la lluvia cesó hace un rato y ya se ve como la ciudad comienza a llenarse de infinitas luces.
Me siento como la mierda, me duele la espalda de estar encorvado revisando documentos, los ojos me arden y me tengo que quitar los lentes para restregarlos con cuidado de no dañarlos.
Salgo del baño con una toalla en el hombro y otra en la cintura. Desde la habitación veo la ciudad alumbrada, me acerco al cristal y obsevo como aún pequeñas gotitas de agua resbalan y entonces veo como vuelve a comenzar a lloviznar y caigo en cuenta de que ya es tarde. No he comido nada y mi cabeza da vueltas cuando Hara llega a mi mente. Su rostro, su sonrisa, sus mejillas sonrojadas. Es lo único que pienso mientras me coloco el bóxer negro y me recuesto en la amplia cama king, tomo mi celular de la mesita y lo desbloqueo. El número de Hara es el primero que veo en el registro de llamadas y no dudo en marcar.
Uno, dos, tres tonos, y su voz responde perezosa.
—Hola, ¿Jimin?
—Hara, yo... Uh, ¿como estás? ¿Qué estás haciendo?
—Estoy acostada, me duele un poco el cuerpo. Me calló lluvia encima cuando salí al supermercado.
—No piensas en nada— hablo y la escucho sonreír.
—Tu tampoco.
Alto ahí. Esta chica está calentando mi cuerpo sin palabras con doble sentido. El estrés del día, el cansancio, la misma rutina, me tiene arruinado y no es que sea un viejo, aún me faltan dos años para los treinta y aún así creo que esta chica no se imagina la mente que me cargo.
—¿Sigues ahí?
—Si, te escucho — me acomodo boca arriba mientras miro el techo esperando su respuesta.
—Yo, uh, quiero que me hables como haces a veces. Yo quiero...— respira profundo y la escucho claramente cuando traga. Ya sientiendo como mi estómago se agita y pinchazos calientes llenan mi cuerpo—¿Me estás escuchando?
—Maldita sea que sí. Si me pides lo que creo que harás, no sé si pueda contenerme Hara.
Trago duro escuchando como jadea.
—Haré lo que me pidas. Solo no me tortures, te necesito.
Respiro asintiendo y miro la erección que pulsa adolorida debajo de mi bóxer.
—Se una buena chica y quítate la ropa— la escucho jadear y como se remueve. Luego la escucho jadear.
—Listo.
—Ahora abre esas bonitas piernas Hara, si has llegado hasta aquí más te vale obedecerme en todo.
Ella gime ansiosa ante mi tono autoritario y asiente.
Esta chica no sabe dónde se ha metido.
[•••]
Poco relleno, pero final prometedor.
Primer paso y ya tenemos a nuestro dom.
Un mes exacto sin actualizar y me siento como la mierda. Pensaba hacerlo antes, pero las cosas con wattpad no andan bien y a la verga, me cansé de esperar.
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Gracias por esperar tanto y leer.
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