07

Jimin.

El sudor corre por mi frente de forma violenta y lanzo el puño con fuerza contra el saco de boxeo, haciendo que se agite y que mis músculos se tensen. Lanzo cinco golpes seguidos sin poder sacar de mi cabeza lo ocurrido anoche. Me siento la jodida mierda, porque se que no debería sentirme así, tal vez ella tenga razón y yo sea un egoísta que solo ve por si mismo y se siente horrible pensar que me comporto como el villano que solo busca su propio beneficio.

Mi entrenador detiene el saco cuando mis golpes se vuelven violentos y rápidos y trato de no estallar cuando me hace sentarme en la banca.

—Estás demasiado tenso.

Lo miro sin querer seguir el rumbo de sus palabras.

—¿Crees que soy alguien malo, que merece ser miserable?

Lo veo mirarme a los ojos sin entender y suspiro esperando una respuesta comenzando a impacientarme.

—¿Por qué dices eso?

— Solo responde. De verdad necesito saber si merezco toda la mierda que me está pasando o si solo debo revolcarme en mi pena.

—Jimin—coloca su mano en mi hombro de forma amistosa y me hace mirarlo— te conozco desde hace mucho tiempo y no creo que seas alguien malo, eres humano, cometes errores. Somos así de imperfectos y eso nos hace únicos.

—Gracias— murmuro un poco conmovido por sus palabras y luego de levantarme para retomar mis ejercicios anteriores, decido no pensar tanto en mis tormentos y vivir el presente.

Hago ejercicios de barra, calentamiento de músculos y la mañana sinceramente se va de forma rápida. Sin descanso y ejercitando mi cuerpo para no pensar.

Salgo del vestidor con el cabello húmedo y tomo mi mochila de encima de la banca. Saco de allí mi reloj de inmediato poniéndolo en mi muñeca derecha y tomando mi billetera y demás pertenencias.

Miro la pantalla de mi teléfono verificando la hora y suspiro al notar lo tarde que es y que aún debo terminar de redactar varios contratos.

Pego un sobresalto cuando la puerta del casillero es tirada o observo a Jeon recostado a ella como de costumbre. Viro los ojos ignorándolo y tratando de no mirarlo porque ahora mismo soy capaz de hacer una atrocidad si me dejan y tampoco quiero quedarme sin uno de los amigos que tengo, si se puede llamar así.

—Sigues ignorando mi presencia— habló al cabo de cinco minutos y me giré con la mochila al hombro dándole una mirada sarcástica—¿Vez?  Te comportas como un jodido niño cuando yo vengo a verte. Vengo a contarte algo de Hara.

—Como si me importara.

Murmuro contando hasta mil mentalmente negando mis propios sentimientos.

—¡Claro que te importa!— exclama ahora enojado parándose frente a mí con la mandíbula tensa y hago una mueca—. Esa chica te gusta y joder me siento la mierda por hacerte sentir mal.

—No me vengas con tonterías— contesto tenso sientiendo un nudo formarse en mi pecho. ¿Tan difícil es entender que no quiero tocar ese tema?

—Jimin, de verdad que ya no puedo con esto. Llevo dos noches que no duermo y parece como si fueran dos años, no sé de que manera soltar todo este tormento sin pensar en que Hara me va a matar.

—Pues habla ya. Mira que no tengo tiempo y estoy contando hasta mil, para no molerte a golpes.

Lo veo suspirar derrotado ante la intolerancia de mis palabras y siento que la vena en mi cuello quiere estallar.

— Tus malditos juegos siempre conducen a lo mismo. Hara y yo no somos nada, en realidad ella está cansada de que la trates como una pieza más en tu lista y no es para menos. Me pidió ayuda y acepté, porque si te soy sincero no aguanto verla así. Todo esto es una mierda, una mentira.

Trago en seco sin poder creer en la mierda en la que me convertí, y a lo que llevé hacer a Hara, el daño que le estaba haciendo, lo perturbada que estaba. Si soy una mierda, ya no puedo negarlo, es en lo que me convertí.

—Soy una mierda Jungkook— murmuro con un nudo en el pecho y no lo miro, me pesa subir la mirada y verlo a los ojos.

—No eres una mierda. Solo alguien que se ha equivocado y que al fin ve sus errores.

Palmea mi hombro aún en mi estado turbado y añade:

—Aprende a valorar a Hara más allá del placer propio, porque se que en el fondo, darías tu vida por ella.

Presiona su dedo en mi pecho con fuerza y se lo permito. Perdí las ganas de hablar, me siento acorralado por mi mismo. Similar a estar entre la espada y la pared.

Lo veo sacar el dedo de mi pecho y girar sobre sus pies para marcharse. No digo nada y en lugar de eso llevo una mano a mi pecho, allí donde mi corazón late lentamente y suspiro pegando la frente al casillero como el hombre estúpido que soy.

Hara quiere a alguien que la valore y juro haré lo imposible por cambiar y dejar de pensar con otra cosa.

(•••)

Hara.

Hara, cariño— me llama mamá del otro lado de la enorme vitrina de accesorios y la miro dejando allí los pendientes oro blanco, sobre el mostrador.

—¿Qué es eso?— murmuro cuando me tiende lo que parece ser un cinturón de cuero negro con el logo de Dior en la hebilla y la misma siendo de oro.

—Buscaba algo para darle a Jimin. Creo que esto es perfecto. Una vez le comentó a tu padre que tenía una colección de cinturones Dior's. Creo que este le vendrá de maravilla.

Asentí con una sonrisa apagada antes de mandar a una de las chicas por un envoltorio. Suspiré sonoramente. No le había regalado nunca nada a Jimin y no pretendía hacerlo, pero ver a mi madre tan emocionada hizo que algo dentro de mí se compadeciera. También me hizo recordar mi regalo de dieciocho años, aún lo tengo guardado. El pequeño osito con la rosa de cristal y la nota que traía.

La recuerdo tan claro.

"Frágil como una rosa, pero fuerte y valiente como una fiera".

Y sonaba tonto, pero en ese tiempo esa frase no tenía el mismo significado que tiene para mí hoy. Y de una manera siento que ya es hora de regresarle el favor.

Solo espero y pido que los nervios no me traicionen y me hagan actuar como una estúpida de nuevo frente a él.

[•••]

Ambos están ciegos. Salvo porque Jimin ya se dió cuenta del daño que le estaba haciendo y Hara, es demasiado ingenua.

Espero que en el próximo capítulo las cosas no se descontrolen😼

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