[[Tres]]


El reloj marca con exactitud las tres de la madrugada. Entra al departamento tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar al castaño, quita sus zapatos, acomoda su cabello. De pronto, una luz hace presencia en la esquina de la estancia mostrando a un chico sentado de pálida tes, con una bata de dormir puesta.

—¿Sabes que hora es, Park?—es lo que dice apoyando una de sus manos en el hombro del sofá para levantarse—No sabes lo preocupado que estaba, tú no acostumbras a llegar tarde, creí que te había ocurrido algo ma...

—Estoy bien Min—le interrumpe suspirando con cansancio—De verdad, tranquilo.

—Jimin se sinceró conmigo...¿Dónde estabas?—cuestiona con su entrecejo fruncido.

—De acuerdo, me descubriste—exclama llevando su cabello hacia atrás—Estaba con Jeon, hablando acerca de la fiesta de mañana.

—¡¿A las benditas tres de la mañana?!

—Después de verlo, paseé por ahí y bebí un poco, eso es todo—continúa con tranquilidad, restándole importancia a todo—Perdí la noción del tiempo.

—Últimamente...has salido mucho con el —susurra bajando la mirada.

—No exageres.

—No lo hago. Es sólo que...

—Ya se lo qué pasa aquí—habla el rubio acercándose a él, tomándole de la mejilla —Estás siendo paranoico, Jungkook y yo solo somos buenos amigos. Tú nos presentaste.

—¿Me das tu palabra?

—Ey, lo prometo—responde con un nudo formándose en su pecho—Ahora deberíamos ir a dormir, mañana será un día muy ocupado.

Los invitados comenzaron a llegar, la fiesta se llevaría a cabo en un salón lo bastante sofisticado. Las mesas eran de cristal, varias telas en color beige colgaban en el techo dando la impresión de que eran arcos. Aquel rubio vestía un esmoquin negro, con un moño que le apretaba el cuello.
Estaba nervioso. Observaba cómo aquel peli negro tocaba cada tecla de aquel piano al centro del salón, lo observaba y no podía evitar en lo hermoso que era, mientras Min enredaba su brazo al suyo y no dejaba de decir cuán emocionado se encontraba.

—Jimin, me alegra mirarlos tan felices—hablo su madre sonriente—Se ven lindos juntos.

—Gracias—dijo Min correspondiendo su sonrisa.

—Me permiten un segundo—soltó Jimin deshaciéndose del agarre de su novio.

Fue hasta el momento en que dejó de tocar y un hombre se acercó hasta a él, que perdió el control. Sus pasos decidieron por el, una alarma detonó en su estómago, y cuándo se dio cuenta ya estaba al lado de ellos.

—¿Jimin?—cuestiono aquel chico, no esperaba tan acercamiento, no en ese lugar.

—Hola—responde alargando la palabra molesto—¿Quién es tu amigo?

—El es un compañero de Min Yoongi, sólo me platicaba cuanto le gustó la pieza que toque.

—En efecto, me pareció marav...

—Si, bueno, creo que te buscan en la mesa de por allá—dijo señalando cualquier mesa que se cruzó en su señalamiento dejando a un pelo negro confundido ante esa reacción. Estaba más que claro, se hallaba celoso.

Pero un enojo se apoderó de él. Es decir, estaban en su fiesta de compromiso, la noche anterior se había marchado dejando una estúpida nota y ahora no podía siquiera platicar con alguien a quien le gustó lo que hacía. ¿Cuan patético tenía que sentirse para permitirlo?

—¡Jimin!—habló el castaño llegando a su lado—¿Qué sucede contigo? ¿Por qué lo trataste así?—cuestiono al ver al chico alejarse con enfado por tal grosero acto.

El susodicho se tensó al oír esa voz. ¿Que estaba haciendo? Ni él lo comprendía.

—Le dices tú, o le digo yo—menciono Jeon con una sonrisa ladina.

Estaba claro que él no se refería al reciente evento, él hablaba de algo más.

—¿Decirme que?

—¿Nos permites?—le dijo a su prometido llevándose casi a rastras a Jungkook.

Los dos pasaron por el pasillo que conducía a la salida, más no se detuvieron ahí, no salieron del lugar.

—¿Por qué dijiste semejante estupidez? ¡Pudieron descubrirnos?

—¡Por qué odio que la persona que me gusta esté con alguien más!—le espeta, le mira, observa su mandíbula tensa y puños apretados —Además...No fui el único que cometió algo estúpido está noche. Pero ¿Qué puedo hacer? No eres mío y yo soy el otro, y sólo quiero que seas feliz.

Está justo ahí, justo frente a él, su mente se nubla, y el pecho se oprime, le falta la respiración al no escuchar respuesta de su parte.

—Y si él puede hacerte sentir así, entonces no me queda más que decirte adiós—continua en un susurro.

—Jeon...

—Qué lastima ¿No lo crees?...Es una lástima no haberte encontrado antes que el, te encontré demasiado tarde.

El peli negro sin necesitar decir más, sale de aquel salón, y sin pensarlo, el rubio le sigue el paso recorriendo el largo pasillo que conducía a la salida, pero antes de poder hacerlo, una mano se enreda en su muñeca impidiendo su caminar.

—Lo sabía—susurra el castaño manteniendo una expresión neutra—Siempre lo supe.

En ese momento, Jimin juraba que el aire abandonaba sus pulmones.

—Min...

—¿No es curioso? Como decías que sólo eran amigos, para mi es evidente que son más que eso.

—Yoongi, escúchame, yo...

—Me mentiste Jimin —le interrumpe con ojos cristalinos —Aún cuando estuve en los peores momentos, aún cuando me diste tu palabra, eso no te importo.

—Nunca fue mi intención herirte —menciona tomándole de las manos con rapidez —Pero lo hice, así que lo siento.

—Siempre lo supe, que hablabas con él, o quizá hicieron algo más que eso.

—¿Desde cuándo? ¿Por qué no me dijiste nada?

—Temía perderte—susurra dejando escapar ya sus lágrimas a este punto—Además...¿Cómo no darse cuenta de tu maldito juego? Evitabas mis preguntas, sonreías como un tonto, eras tan detallista como las rosas, te hable de ello y me dijiste que estaba siendo paranoico.

Aquel rubio guardó silencio y bajo la mirada avergonzado de si. Se había dejado hundir en aquel pozo de la traición.
Y no pudo hacer nada para evitarlo. Es solo que...al lado de aquel castaño se sentía atado de manos, con Jeon Jungkook a su lado, se permitía ser el mismo, las semanas que habían pasado juntos, habían sido las mejores de su vida, dónde por fin, después de mucho tiempo se sentía completo, se dejaba de cuestionar todo, el "¿Por qué?" de las cosas ya no importaba, y era mágico.

—¿Qué fue lo hice mal Park?

—Nada Min, tú no hiciste nada malo—le exclamó el chico limpiando las gotas que recorrían sus mejillas—Estoy siendo sincero.

—Si hubieras sido sincero...¡No hubiese habido una maldita manera de que tú pudieras enamorarte de alguien tan rápido! Ojalá hubieras pensado en lo nuestro antes de que te enamoraras de él.

—Y-yo no, no estoy enam...

—No puedes ocultármelo, te conozco, te conozco incluso más de lo que me conozco a mi mismo.

Entonces lo supo...y su mundo comenzó a derrumbarse dando un efecto en cámara lenta.

—Park...no me importa—hablo aquel castaño con desespero—Haré como si nada paso, a partir de hoy sólo seremos tú y yo...Sólo nosotros. Por ahora regresemos con los invitados.

—Yo...no quiero que creas que soy egoísta, quiero pensar que es un acto de amor, hacia mí mismo y hacia a ti, no puedes estar con una persona que no está seguro con lo que hace o piensa. Quien no puede ser feliz y quien no puede hacerte feliz.

—Pero me haces feliz—sentencia el otro.

—Ambos sabemos que no es verdad...Te quiero, es de verdad, pero ahora soy un completo desastre y no es justo para ti que te siga haciendo daño.

Finaliza dando media vuelta, e ignorando los llamados de la persona detrás suyo, comenzó a correr como nunca lo había hecho esperando que no fuese tarde.

El viento le revolvía el cabello, se había saltado un par de semáforos en verde, que casi termina atropellado, pero eso le importaba poco. Continuó hasta toparse con una silueta bastante similar cruzando una calle cerrada.

—¡Te odio!—grita llamando la atención de aquel peli negro con las manos en los bolsillos de su abrigo.

Aquel se detiene a mitad de la calle sobre las líneas peatonales y voltea, grande es su sorpresa al observar quién es.

—¡¿Qué demonios haces aquí?! ¡Debiste quedarte Park! ¡Debiste quedarte con el!

—Te odio Jeon Jungkook—continúa ignorándole por completo, dando largas zancadas para quedar frente a frente—Te odio porque eres tan bueno conmigo, porque me entiendes, porque conociste más de mi en unas cuantas semanas, que yo en toda una vida, porque me encanta verte sonreír, odio amar ese gesto qué haces con la nariz cuando estás tocando, odio que el tiempo se pase rápido a tu lado, te odio porque me haces dudar de mi elección...¡Te odio!

—Te amo...—responde el contrario con prontitud y seguridad.

Un silencio los envuelve, Jimin lo mira sorprendido por tan repentina confesión, lo observa y con el paso de los segundos sus ojos comienzan a cristalizarse.

—¿De verdad lo amas Park?—continúa aquel chico sacando sus manos—A Min.

—Lo quiero mucho—es lo que responde—Estoy muy agradecido ...él estuvo para mi en los días más oscuros, sin el...

—Jimin, ¿Lo amas?—insiste.

—¡No!—exclama con desespero y frustración negando repetidas veces—No lo hago, no de la misma manera en que te amo a ti...Cada vez que te miro, mi corazón duele.

—Lo intente ¿De acuerdo?—espeta el peli negro de la misma manera—No sabes lo mucho que me esforcé en no quererte, no tienes ni idea de cuantas veces me repetí que no podías gustarme, pero ya no tengo control sobre mi.

—Jeon...

—¿Tú que es lo que quieres? ¡¿Qué es lo que Park Jimin quiere?!

El rubio guarda silencio. Tratando de hallar una respuesta.

—¡¿Qué?!

—¡Quiero que te alejes de mi!—grita haciendo remarcar sus venas—Todo estaba bien antes de que entrarás a mi vida, ahora estará bien todo cuando salgas de ella. Es lo mejor para los dos.

El peli negro lo observa incrédulo.

—No, solo para ti.

Por segunda ocasión, el silencio podría reinar en ambas partes. De no ser por el sonido sutil de aquellos sollozos.

—Presiona el botón —susurra el peli negro.

—¿Qué?

—Presiona el botón y automáticamente olvidare todo —vuelve a hablar acercando su frente y cerrando los ojos —Nosotros nunca nos conocimos, nunca estuvimos juntos, jamás coincidimos.

—Jungkook...—susurra el rubio dejando caer más lágrimas.

Dolía. Dolía como el maldito infierno.

Siempre creyó que las diferencias eran las que los mantenían unidos, pero al parecer, ellas sólo provocaban que se distanciaran aún más.

—Park, si quieres terminar conmigo, hazlo. Pero no me pidas nunca que de él primer paso, no puedo hacerlo—susurra dejando escapar una lágrima—Yo...ganó al amarte, gano incluso si no es correspondido.

—Lo siento —dice entre sollozos—De verdad lo siento.

—Solo estás haciendo lo que crees correcto —le anima serenamente— Si en el futuro él y tú tienen problemas, recuerda dar la vuelta y mirar a tu pasado, me encontrarás ahí, esperándote

—¿Soy patético no?—le cuestiona con un nudo en la garganta—Porque nunca seré de nadie más que tuyo... Al final no me pertenezco.

—No, al final hiciste lo que prometiste no hacer...Te rendiste conmigo.

—Promete que no mirarás atrás—susurra acercándose más a él.

—Lo prometo— le dice acompañado de una sonrisa entre lágrimas.

El rubio fue acercando su mano con lentitud, y con su dedo índice hizo presión en la frente del peli negro como si un botón imaginario estuviese al centro de esta.

Y así terminaría todo.

Uno aceptando haber perdido cuando ha amado, que no haber sentido nunca lo que es el amor.

El otro aún cumpliendo las expectativas de los demás, pese a no estar con la persona que amaba.

Luego estaba yo, conformándome con un amor no correspondido. Con migajas de un amor incompleto y traicionero

Los dos jóvenes cruzaron miradas una última vez. Dieron media vuelta en medio de la calle para después, cada uno caminar en direcciones opuestas.

Jeon cerró los ojos, apretó los puños a sus costados, luchando contra si mismo para no mirar hacia atrás, porque si lo hacía, sabía que no podría contenerse y haría lo que fuera para no dejarle ir, así que siguió con su camino, no pelearía, aunque le ardiese el alma iba a aceptarlo, sin saber, sin tener la mínima idea de que Jimin había volteado a mirarle la espalda.

Esperando, deseando que quizá en algún futuro no muy lejano, reencontrarse, probablemente más decidido, más maduro, y tal vez, sólo tal vez, existiría su nosotros.

La cosa más feliz que le había pasado a Park Jimin en la vida fue: conocer a Jeon Jungkook.
La cosa más desafortunada es: No estar con el.
Era una rotunda tragedia.

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