Ѽ 6
ρяιмєяα ¢ιтα
Aien se encontraba tranquilamente cuidando a los niños de la Sra. Yorkie, ya al fin se había recuperado después de meses, le había costado más por la anemia y problemas psicológicos aún por tratar.
Cada día estar viviendo en la casa de la familia Kise le hacía valorar los días de cariño incondicional del cual nunca le faltó en su vida, aunque en su propia vida íntima las cosas con su madre fueran distintas día si y otro día también, lo supo lidiar a su manera.
Claramente a todo lo sobrevivido, había causado secuelas en ella, por ejemplo:
No saber reaccionar tan bien ante sus problemas de inquietud y enojo ante ciertas situaciones de alerta acerca de maltrato físico u emocional.
La falta de expresión de desagrado, o comunicación de sus sentimientos en el momento. Siempre se mantenía tranquila, mostrando una mirada reticente pero pacífica, una llena de querer pedir perdón a pesar de no ser la culpable de todo.
Kise Ryota se preocupaba siempre, intentaba que ella le diera chance de confiar, de entenderla, pero le era frustrante no poder salir de ese trance pacífico que no decía nada, a su parecer, o necesidad del momento.
Aunque las palabras no dichas, siempre caían en: "Tenme paciencia", como si se tratara de un mantra hecho para ambos.
[... ]
Kamasatsu Yukio le había dado día libre a cambio de que entrenará el triple, cosa que no replicó de ningún motivo. Esta vez su gran senpai le estaba dando la segunda oportunidad que no perdería, es más que no se permitiría perder.
Hoy sería el día de su gran cita.
Su gran primera cita.
[... ]
Iré a pasar por ti Aiencchi, ¿me concedes el honor de un día juntos? Claro, incluyendo cena.
11:30am√√
Aiencchi♥:
11:59am
¿Hoy? Uh... Pues tengo turno de niñera, aún no termina, pero... No pagarás todo tu, ¿trato?
Kise suspira al notar lo terca que era la joven que tanto amaba, se negaba ante su encanto, aunque cuando volvió a releer sus hombros se tensaron. Estaba en clave: niñera ocupada. Ya en otras ocasiones tuvo que lidiar con los niños y nunca le salieron bien al estar alrededor de Aien. Parecía como si esta tuviera un pelotón de niños sobre protectores hacia su amada niñera. Claro que amaba el cariño que tuviera, pero no el odio a su persona. ¿cómo es que los niños lo odian tanto, y en cambio las niñas lo aman?
No tenía sentido aquello, igual que las ecuaciones.
[... ]
El momento había llegado, el sábado por la tarde se extendía por los cielos, el rubio vestido de un casual outfit con lentes de sol puestos, aunque este último accesorio se encontraba siendo mordisqueado en estos momentos.
Estaba nervioso, ya se encontraba minutos antes de que terminara el turno de cuidado de su mejor amiga, aunque hoy sería el primer paso de su plan para que la castaña dejara de verlo solo como un amigo, sino que algo más.
Ya tenía planeado lo que harían, esperaba que todo fuese del agrado de la pequeña y delicada chica del cual estaba enamorado.
—Bueno niños, pórtense bien con su madre y nos vemos la próxima semana. Los quiero, hasta pronto, Yorkie-san.
—Disfruta del finde, Aien-san.
Despidió con tranquilidad mientras abrazaba a sus hijos, queriendo evitar la incomodidad del rubio que ya conocía. Hoy la señora de cabellos negros enrolados sería cupido.
Los niños bufaron al verla partir, pero dibujaron un cuchillo con sus dedos al cuello, que lo estaban vigilando. Frente a la joven chica, los niños se portaban bien a su manera, pero tras la espalda eran diablitos, según Kise Ryota.
Una vez saludó feliz y agradeciendo un montón a la Sra. Yorkie el favor, tomó la mano de Aien y las entrelaza con cariño.
—Hoy estas de buen humor, me alegra mucho esa sensación, Ryo.
Kise Ryota se ruboriza un poco, e instantáneamente sonríe avergonzado, por exteriorizar se tanto, pero no lo podía evitar.
—Es imposible no estarlo, si te tengo para mi este día. ¡Incluse Kasamatsu-senpai esta de buen humor, te lo puedes creer! —dijo entusiasmado recordando su propuesta para ese sábado.
—Vaya, hace tiempo que no tenías día libre, eso explicaría la salida inesperada de hoy. —dijo pensativa pero sorprendida. Pero al final sonríe levemente—al menos, también te tengo para ser mi almohada personal.
Aquello al ser escuchado no solo las mejillas del rubio se fueron perturbando ante la sinceridad de esas palabras, sino que de pies a Cabezas de su cuerpo entero.
—¡Ay me volverás un tomate a este paso! Que mala eres, mo~Aiencchi~ —se queja infantil mente Kise.
Siendo así como las risas suaves y divertidas fueron envolviendo aquella, mientras que de reojo al drama, Kise empezaba a disfrutar de esas risas ocasionadas por él.
[... ]
Ya en la heladería, Kise se encontraba observando como elegía Aien sus gustos. Era bastante interesante, ya que se perdía en su mundo.
—La Rosa me imagino que es frutilla, quiera esa porfavor, combinando con...
Fue mirando los otros gustos, detallando sus mil granajes que parecían estar en funcionamiento cuando ella arrugaba sus cejas.
—Si eligiera banana split opacaría el sabor de la frutilla, pero se dice que el chocolate es una fruta erótica... Uhmm... Y me encanta el chocolate...
El viejo de la heladería la observaba divertido, al escuchar todas las cosas, por suerte no había cola como para disfrutar de las ocurrencias esta vez de la joven, por lo que estaba encantado con escuchar su elegante manera de elegir.
—Creo que serán tres sabores, no me puedo decidir entre dos... —la castaña se voltea a mirar a Kise, quien acepta, no era un despilfarro, sino que mimar la un poco de vez en cuando no le haría daño— gracias, que sea menta y frutos del bosque. Por favor.
Siendo así como la elección de Kise había sido de menor exigencia, ya que poco era el presupuesto. Pero su orgullo daba más que admitirlo. Eligiendo un helado de sabor chocolate. Los demás ya los probaría en un futuro.
Compartir una tarde de helados era mejor que una película, o ir al parque, este lugar era reservado. No le traería problemas a ninguno.
Todo por suerte fue pasando todo bien, dando así que como resultado, se fue olvidando de sus preocupaciones por conseguir que lo viera de otra manera y disfrutando su día junto a los pequeños detalles y palabras que fueron compartiendo hasta el momento de la cena.
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