Desesperado, sin animarse a dejar a aquella mujer que tanto amó, Naraku, guiado por la tristeza y el odio, estaba a punto concluir un trato que podría dañarlo aún más.

_¿Estás seguro? Naraku, al hacer esto ella podría  perder sus recuerdos y emociones convertise en una marioneta, un cuerpo vivo manejado por un alma vacia.

Avisó la vieja bruja, acariciando la pálida piel del cuerpo frente a ella.

_No me importa, solo revivela_ contesto sin mas el Hanyou

_¿por qué no la dejas descansar en paz? ¿tan egoísta eres?_ interrogó la anciana, no es como si le importase, pero aquella joven parecía irradiar luz aún muerta, ¿como podría ser tan malvado para irrumpir el descanso eterno de aquella niña?

_ No puedo estar sin ella, entiendelo,  no quiero perderla, puedo ser un maldito egoísta,  pero la quiero con migo

Naraku acarició el cadáver de su amada, sus lágrimas callejón en la mejilla de la joven.

Aquella, que amó a un ser tan despreciable como el.

Aquella, que arriesgó y dió su vida por el.

No la dejaría ir

_esta bien, después no me reclames nada.

No le importaba tener que ganarse nuevamente su amor.

Mientras ella estuviera con el...
Mataría a todo aquel que le hiciese daño.
Mataría a todo el inu-gami.
Mataría sólo por ella, para que nadie nunca más la dañase.