Parte única.

Nota: No puedo escribir porno ya, y esto no iba a ser la excepción. PERO DIOSMÍO, se me hizo un nudito en la garganta al escribirlo.

Me quedo con mis fics donde ellos vuelven, y obviamente hay un ligero angst porque... la vida no puede ser todo rosado y mi ser está repleto de angst.

Día 23: Celo Omega.

...

"– Alfonso... ¿Podrías pasar mi rut conmigo?"

Fue la casi tímida invitación que Ruby le había hecho en cuanto ambos se encontraron a solas por los pasillos de la mansión; Alfonso se había quedado en blanco un instante, como si lo que su (nuevamente) esposa hubiese dicho algo inimaginable y vergonzoso.

Y tal vez sí era un asunto vergonzoso, porque pasar los celos en pareja era algo que se daba por sentado que todos los matrimonios hacían. Pero que en este caso, no había sido así porque Rudbeckia le había pedido un poco de tiempo con respecto a este tema y él, no queriendo presionarla y mucho menos, incomodarla, había accedido.

Esta vez, quería que las cosas entre ambos funcionaran. Y quería que Ruby pudiese confiar en él y saber que, no iba a juzgarla o criticarla que en verdad, le importaba y la quería.

Esperar no era problema, si eso significaba evitar un conflicto.

Por eso, cuando Ruby, con las mejillas arreboladas y una expresión cohibida le había pedido pasar su rut con ella, fue inesperado.

Lo único que sabía, era que la trataría con gentileza aunque esto fuese algo nuevo para él.

(Porque Alfonso no buscó a nadie más, luego de Ruby).

Él sabía lo fuerte que le pegaba el rut a Ruby, las sirvientas que se trajo de Erendil le mantenían informado cuando esos días llegaban. Por lo que procuraría darle confort y estar al pendiente de ella, aunque eso significase pasar encerrado con ella esos días.

Si bien alguna vez se sintió insuficiente por su condición como beta (sobre no poder anudar o marcar como un alfa), el que Rudbeckia lo háyase elegido –por voluntad propia y no imposición como en antaño–, despejaba esas inseguridades y le daba un poco de valor.

Cuando abrió la puerta, el olor a chocolate le dio la bienvenida. De haberse sido un alfa, probablemente el aroma hubiera tenido más efecto sobre él, aunque no dejaba de ser agradable para él; con cuidado cerró la puerta y se encaminó a la cama, en donde Rudbeckia, como esperaba, yacía envuelta entre las sábanas.

Se veía adolorida aunque le sonriese.

Alfonso acarició su cabello apenas se sentó en la orilla del colchón, preocupado –. ¿Te duele mucho, Ruby?

– No tanto... estoy bien – cerró los ojos, recibiendo con agrado las caricias de su esposo, ronroneando ligeramente.

– Dime si hay algo que pueda hacer... cualquier cosa.

Rudbeckia abrió los ojos levemente, mirando esos ojos verdes oliva que la observaban con cariño y preocupación. Le fue inevitable querer un poco más de su afecto, ya sea que su estado febril sacara a flote sus deseos –olvidados hace un tiempo– o fuese cosa del instinto.

– Quiero... que me abraces.

(Y no me sueltes otra vez).

Ruby era consciente de que Alfonso no podía saciar del todo sus necesidades como omega pero estaba bien, porque él era amable y lindo con ella. Y era lo que necesitaba en estos momentos donde sentía que podría hundirse.

Su dolor aminoraba de tan sólo percibir su ligero aroma a café, como una caricia al alma (cansada que tenía). Alfonso la abrazó con cariño y con afabilidad acariciaba su espalda, donde estaban sus cicatrices bajo su bata de dormir y las que todavía le costaba mostrarle a este precioso hombre.

Con un beso depositado en su frente, Ruby deseó que Alfonso pudiese aceptar todo (todas sus piezas rotas) de ella. Y al mismo tiempo, tener confianza en que al mostrárselas él no huiría o la encontraría asquerosa.

(No obstante, Ruby sería amada con todo y sus piezas rotas por Alfonso).

-Traumada Taisho

Sólo somos yo, y lo que siento por este shipp contra el mundo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top