Capítulo 29: Una boda planeada
Pasaron unas semanas y Alastor seguía vomitando, pero afortunadamente sin llegar a desmayarse o llamar a Bel. En el hotel, todos hablaban de la boda que se acercaba. Lucifer estaba cada vez más ansioso. ¿No sería mejor posponerla? ¡No! Todos estaban ayudando, especialmente Charlie y Ángel, los más emocionados.
—¿Qué lugar sería mejor? ¡Oh! ¡Una boda en la playa es muy romántica! —dijo Ángel, imaginándoselo.
—No. La arena se meterá por todas partes —respondió Alastor.
—¿Y qué tal cerca de la playa?
—¿Por qué insistes en la playa? —preguntó Lucifer, confundido.
—Es que solo quiero ir a la playa, Lucy.
Lucifer hizo una mueca y Alastor arqueó una ceja.
—¿Lucy? —preguntó el demonio de la radio.
—Sí... Ozzie, Bee y a veces Bel me llaman así.
Alastor iba a hablar, pero se teletransportó de repente. Rosie los miró.
—Creo que sería mejor en algún tipo de jardín. ¿Qué opina Su Majestad? —Lucifer abrió los ojos, al igual que Charlie y Ángel.
—¡Oh, sería perfecto! Podemos poner muchas flores, decorar cerca de la glorieta... ¡Uy, qué romántico! —Charlie hablaba emocionada, mientras Ángel mostraba fotos de decoraciones en su teléfono.
Alastor regresó y se sentó, cansado.
—Creo que Smiles debería usar un vestido —dijo Ángel. Alastor se sonrojó y miró furioso.
—¡No! —Lucifer se sentó junto a su prometido, tomó su mano y le dio un beso.
—Te verías increíble, eso sí.
—Lucy... No usaré un vestido frente a los Pecados y parte de la Goetia...
—Bueno... Y no me llames Lucy. Es raro que Bee y Ozzie lo hagan. Ese apodo suena a que me tratan como un hermano. ¿Entiendes?
—Entiendo... ¡Bien! Pensaré en otro. Tú piensa en algo para la boda; yo debo ocuparme de la transmisión.
—¡Alastor, no hace falta que promociones el hotel! ¡Debes concentrarte en tu boda!
—Está bien, querida —dijo Alastor, acariciando el pelo de Charlie y dándole un beso en la frente. Todos lo miraron extrañados. El demonio de la radio, avergonzado, se teletransportó.
—¿Qué diablos fue eso? —preguntó Ángel.
—Creo que las hormonas de Alastor están mezclándose un poco —sonrió Rosie—. Sus astas aún no crecen.
Ángel soltó una carcajada, y todos lo miraron.
—¿Qué pasa, Ángel?
—¡Cariño, tu nuevo papá también es tu mamá! —se rió más fuerte, hasta que notó una energía oscura a sus espaldas. Al mirar arriba, vio a Alastor furioso—. ¡Alastor, lo siento! ¡Perdón!
Ángel gritó cuando Alastor invocó un tentáculo que lo lanzó lejos.
—¡Alastor! —gritó Vaggie. Él la miró con símbolos rodeándolo.
—¡Alastor! ¿Por qué no hablamos de la decoración de tu boda? —preguntó Charlie. Alastor recuperó la alegría y se sentó en el lobby con papeles sobre la mesa.
Lucifer se levantó, besó la cabeza de Alastor y fue hacia donde Ángel había caído.
—No te preocupes, yo me encargo.
Lucifer regresó con Ángel curado, quien se acercó a Husk, alejándose del demonio de la radio.
—¿Qué hay de las flores?
—Rosas rojas y girasoles —dijo Alastor.
—Oh... muy específico. No creo que combinen...
—No combinan, pero pueden separarlas con otras flores.
—¿Podemos quitar los girasoles o las rosas?
—¡No! ¡Son muy importantes!
—Alastor, yo...
—¡No! ¡Las flores son importantísimas! —Alastor tenía lágrimas en los ojos y se teletransportó de nuevo. Lucifer fue tras él.
Lucifer encontró a Alastor en su cama, abrazando el peluche de pato que él le regaló en Lulu World. Sonrió, se sentó y abrazó a su pequeño ciervo.
—¿Qué pasa, precioso?
—Las... las flores son importantes... —Alastor sollozó. Lucifer lo abrazó más fuerte.
—¿Me lo cuentas? —Alastor lo miró, y Lucifer besó sus párpados.
—Cuando era niño... mi madre estaba enferma. La ayudaba en todo, pero un día empeoró. Estaba tan desesperado que llamé a un hospital, pero no atendían a gente como mi *maman*. —Alastor sollozó—. Hice sopa de pollo, me quemé y se la di. Ella sonrió feliz. Cuando se durmió, robé un girasol del jardín de una vecina. Al despertar, se lo dije: «Eres un girasol porque iluminas mis días». Ella me abrazó y me llamó «rosa roja», por ser bello y del color de su corazón.
Lucifer sonrió y lo besó.
—Es una historia hermosa —dijo el Rey, besándolo de nuevo—. ¿Qué más te inquieta?
—El día que supe del embarazo... entré en pánico.
—Es normal asustarse.
—No. ¡Grité! Rompí el baño y mi habitación. No quería creerlo... hasta que Carmilla y Rosie me calmó. Yo... no quería al bebé.
—Cariño... —Lucifer lo abrazó—. ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
—Ellas me dijeron que te lo contara. No quería gritar en el lobby, pero... sucedió —Alastor apoyó la cabeza en el cuello de Lucifer—. Al verte tan feliz y proponerme matrimonio... pensé que solo era por el embarazo.
—¡Espera! —Lucifer lo miró fijamente—. ¡Ya quería casarme contigo! El embarazo solo me dio el valor para pedírtelo.
Alastor abrió los ojos, sorprendido.
—Creí que bromeabas.
—Nunca con algo tan serio.
Lucifer lo besó suave y profundamente.
—¿Puedes hablar con los demás de las flores? Si lo hago yo, lloraré otra vez.
—No te preocupes, precioso. Yo les diré.
—Gracias, Lulu.
—¿Qué dijiste?
—¿No te gusta «Lulu»? Pensé que sí, por Lulu World.
—¡Es perfecto —Lucifer sonrió—! Volveré al lobby. La boda se acerca.
—Bien. Yo... —Alastor se levantó, pero corrió al baño.
De vuelta en el lobby, continuaron los preparativos.
—¿Y los invitados? —preguntó Ángel.
—Ozzie será el sacerdote. Charlie, ¿serías mi dama de honor? —preguntó Lucifer.
—¡Claro, papá! —Charlie brilló de emoción.
Alastor regresó, algo cansado.
—¿Y quién lanzará las flores?
—Eso será tarea de la querida Niffty —dijo Alastor. Ella apareció de la nada, asintiendo emocionada—. Husk será mi padrino. —Husk arqueó una ceja—. O quizá mi dama de honor. —Alastor sonrió—. Rosie me acompañará al altar, si te parece, querida.
—¡Será un honor, cariño! —respondió Rosie.
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