Capítulo 3.


Taehyung –como es costumbre– no se digna a mirarme luego de que le entrego su abrigo oscuro y finalmente efectúa largas zancadas para abandonar la oficina. Por fortuna, no repara en la ausencia de Nahyun, quien acaba de retirarse.

Me quedo solo una vez que el jefe se retira y un repentino sentimiento de inseguridad se expande por mis venas como miel derretida. Procuro pensar bien en lo que está por ocurrir, y me pregunto un millón de veces si realmente quiero hacer esto.

De pronto, la posibilidad de hacer fallar al elevador para quedarme atrapado ahí dentro unas horas no se siente tan descabellada. Cualquier cosa es mejor que esta horrible ansiedad que me produce la propuesta del jefe.

¿Una cena?, ¿conmigo?... ¿Y si Jung Hoseok se entera y comienza a odiarme?

O peor aún... ¿Si Jiwon se entera?

Carajo.

No me reconforta la ineficaz manera en la que mi mente trata de mantenerse alejada de todos los posibles escenarios pesimistas que me asaltan, así que me enfoco en respirar profundamente para tratar de calmar mi inquietud.

Las instrucciones del jefe fueron claras. A las seis en punto debo estar en el estacionamiento propio del edificio y buscar el Hyundai Génesis negro. Ese vehículo, según comentó sin muchos detalles, me llevará a nuestro punto de encuentro... O algo así.

Me quedo quieto una vez que las puertas del ascensor se abren en el subsuelo, pensando en la pequeña interacción algo confusa que tuvimos a la tarde, cuando me invitó a cenar. La sensación de malestar se incrementa dentro de mí.

De acuerdo. No sé muy bien qué demonios pensar al respecto de todo este lío en el que me metí, pero me digo a mí mismo que debo quitarme todas las dudas. Tengo que averiguar con exactitud qué es lo que quiere, a qué está jugando.

Avanzo con pasos largos y aclaro mi garganta, en un fracasado intento de aminorar el nerviosismo que me retuerce el estómago.

En el parking ya no quedan muchos coches, así que me enfoco en localizar el que Taehyung especificó.

Finalmente, mis orbes encuentran el Hyundai y me dirijo hacia allí. Mientras me acerco, noto que la puerta de copiloto se abre de forma automática y entonces, freno en seco.

Ca-ra-jo. ¿Es una broma?...

No necesito tener una lámpara mágica para saber quién está al frente del volante de tal lujoso y costoso auto...

—Llegas tarde, nene —la profunda voz de mi jefe me causa un desequilibrio inmediato—. No tengo todo el día. Entra.

— ¿A-Aquí? —el tartamudeo de mi voz me hace querer golpearme con fuerza contra las paredes del ambiente.

Taehyung rueda los ojos, como si todo de mí le molestara, en especial mis preguntas aparentemente absurdas.

—Sí, nene. ¿O esperas que contrate una limusina para ti?

Lo odio. Odio la indiferencia que se encuentra tallada en su expresión corporal. Odio la arrogancia que su voz desprende. Odio todo de él.

Me adentro en el cómodo asiento del Hyundai negro y la puerta se cierra, al igual que como se abrió, automáticamente, cuando el hombre a mi lado presiona un botón del tablero. No puedo creer lo suntuoso que es este vehículo; mi sorpresa es tanta, que tengo que morderme la lengua para mantener la boca cerrada y para no indagar sobre cuántos miles de dólares tuvo que abonar para obtenerlo.

El silencio se instala entre nosotros y ninguno de los dos parece querer hacer algo al respecto. El entorno es sumamente tenso, por lo menos para mí... Bah. Dudo que él sienta algo, considerando que es una roca sin sentimientos.

—Adelante —la voz del jefe me saca de mi trance pensativo—. Pregunta lo que tienes en mente.

—Yo no... —Suspiro profundamente, sabiendo que no puedo mentirle. Carajo, engañarlo parece algo imposible—. Con todo respeto, ¿a qué está jugando?

El mutismo que le sigue a mis palabras es despreocupado, sin embargo, él se las arregla para responder mientras el vehículo comienza a avanzar.

— ¿Parezco un hombre que juega? —Me mira por un momento, e involuntariamente me ruborizo—. Simplemente te invité a cenar para que nos conozcamos más.

— ¿Y a dónde iremos? —La pregunta sale tan rápida y naturalmente de mis labios que la vocecilla en mi cabeza festeja mientras aplaude.

—Al sitio A.

Exhalo con profundidad. No debo preguntar qué demonios es el sitio A. Lo averiguaré en breve.

Taehyung está a punto de volver a hablar, pero el familiar sonido de una llamada entrante en el moderno tablero se lo impide. Presiona sobre la pantalla táctil y atiende la llamada.

— ¿Sí? —Habla.

— ¿Cómo está mi gran amigo?

Oh. Oh. Oh... Carajo. ¡Carajo!

Me quedo petrificado. Yo reconozco esa voz.

—Yoongi, recibiste mis llamadas —Taehyung contesta amenamente—. Me alegra escucharte. Estoy volviendo a casa luego de una jornada de mierda rodeado de gente de mierda, ¿qué me dices tú?

El contrario suelta una risa y yo siento que en cualquier momento comenzaré a derretirme por el amor que le tengo a este rapero.

—Pasé toda la tarde en el estudio trabajando en algunas mezclas. Nada me convence hasta el momento y la puta productora me está presionando muchísimo —Yoongi resopla con cansancio—. Que se jodan. ¿Te ha ocurrido algo?

Puedo percibir que Taehyung me mira momentáneamente, pero no me atrevo a devolverle el gesto.

—De hecho, necesitaba pedirte un favor que me avergüenza un poco.

—Nada de vergüenza, mi amigo. ¿En qué puedo ayudarte?

—Verás, conocí a un nene hace poco que es tu admirador número uno, y pensé en darle un autógrafo tuyo para agradarle más.

— ¿Quién eres y qué hiciste con Kim Taehyung? —El hombre del otro lado de la línea espeta, con un matiz burlón—. De verdad, ¿te sientes bien?, ¿desde cuándo te esfuerzas por agradarle a la gente?

—El nene es especial —dice. ¿Acaso se le olvidó que yo estoy justo aquí?

—Entiendo. Bien, ¿quieres beber unas cervezas mañana? Firmaré esa mierda para que el estúpido nene sea feliz y nos pondremos al día, también. Quiero mostrarte algunas de las canciones que grabé en estas semanas, me interesa tu crítica.

Alzo las cejas de manera automática y miro de mala gana a Taehyung cuando suelta una carcajada.

—Trato hecho, amigo. Te veo mañana.

Cuando finaliza la llamada, no me preocupo en ocultarle cuán sorprendido y ofendido estoy por lo que acaba de ocurrir. Mis ojos están detenidos sobre él, pero él está con la atención fija en la carretera... Sin embargo, la sonrisa provocadora y bromista que se desliza en sus labios me hace hervir la sangre.

—Me disculpo por mi amigo —espeta con sosiego—. Es famoso como yo, quizás oíste sobre él alguna vez.

Dios, lo detesto. ¿Cómo se atreve a burlarse de mí? Maldito pene millonario y engreído.

—La única diferencia es que soy fan de Agust D, pero no de usted —me limito a decir.

Ouch. Me dolió, justo aquí —contesta sarcásticamente y se lleva una mano al pecho.

Ruedo los ojos mientras niego con la cabeza. Sé que es mi jefe, pero no puedo dejar de repetirme que el tipo que conduce el lujoso auto, es un completo desconocido. De todas formas, trato con todas mis fueras de no permitirme reflexionar sobre la absurda y confusa situación en la que me encuentro ahora mismo.

Me da curiosidad, sin embargo, si él también ha invitado a cenar a sus asistentes pasadas.

Taehyung conduce por el centro de la ciudad pero repentinamente toma una de las salidas que nos deriva a un estrecho camino pavimentado. Mi ceño se frunce al pensar que es una extraña ubicación para un restaurante, ya que está algo escondido de la civilización. El bosque se alza por todos lados y no puedo evitar sentirme maravillado por la belleza del paisaje.

Me remuevo con cierta timidez hasta que mi mano alcanza mi cartera, la cual se encuentra en mi bolsillo trasero. Rebusco en el interior de la misma, y comienzo a chequear cuánto dinero en efectivo tengo conmigo.

— ¿Qué haces? —El jefe pregunta.

—Verificando si tengo el dinero suficiente como para pagar un taxi después.

Él chasquea la lengua y detecto inmediatamente su frustración.

—Guarda eso, me pones en vergüenza. Encontraremos una forma de que regreses a casa, no te preocupes por eso.

Quiero golpearle en la cara por hacerme ver como si fuese, además de pobre, un completo imbécil. Me cruzo de brazos por inercia, viéndome en realidad como un total caprichoso.

— ¿Usted quiere a su prometida? —La osada pregunta brota de mis labios sin siquiera pensarla con detenimiento.

El silencio que le sigue a mis palabras es tenso y pesado, pero él no parece ofendido por mi cuestionamiento.

—La amo más que a cualquier persona en este dañado planeta —responde, en voz baja—. Jiwon es mi ángel de la guarda.

Lo examino con cautela mientras la respuesta se escapa de su boca y, carajo, me doy cuenta de que no me está mintiendo. Algo en sus ojos grita que todo lo que dice sobre la hermosa mujer, es una irrefutable verdad.

De repente, cuando él se vuelve por un segundo hacia mí, inevitablemente nuestros ojos se encuentran durante unos instantes antes de que él vuelva a clavar su vista en el camino solitario.

— ¿Tú amas a alguien? —Pregunta, sonando curioso.

—Por el momento, a nadie de manera romántica —le digo—. Pero amo muchísimo a mis padres y a mis amigos... Mi abuela paterna decía que todos nacimos para amar y ser amados, y quien no experimente eso, está vacío por dentro.

Taehyung guarda silencio, y noto que su mandíbula se aprieta.

Me incomoda que no me haya contestado y comienzo a pensar que he dicho algo que llegó a ofenderlo; por eso, no insisto en revivir la charla y me quedo callado, como si fuese víctima de un secuestro. Así es exactamente cómo me siento.

Media hora más tarde, a lo lejos consigo divisar unas luces que crecen a medida que nos acercamos. Entonces, una enorme mansión aparece en mi campo de visión.

Mi expresión se desequilibra por tanta confusión que me abate.

— ¿Qué se supone...? Eso no es un restaurante...

—Vaya, qué inteligente —parece disfrutar hacerme ver como un zopenco—. Es mi casa, el sitio A.

Quiero correr y escapar de este cretino arrogante. Estoy asustado hasta los huesos. ¿Acaso me trajo a su casa para matarme y así cerciorarse de que yo nunca diga nada sobre lo que vi?

El costoso vehículo se adentra a la residencia cuando la puerta automática se abre y mis ojos se abren ampliamente al notificar otra docena de brillantes coches aparcados a una distancia prudente.

¡Carajo! Él tiene tanto dinero. Siento que puedo llorar en cualquier momento por ser tan pobre en comparación a Kim Taehyung.

—Fosco va a inspeccionarte apenas entremos. No te asustes.

Mi ceño se frunce, de nuevo, por lo que Taehyung acaba de comentarme. Debo morderme el labio para no preguntar qué o quién es Fosco y por qué mierda va a inspeccionarme. ¡Se supone que el dueño de casa me trajo hasta aquí!

Rígido y cargado hasta el tope de timidez, bajo del lujoso vehículo. Me quedo quieto en mi lugar hasta que el jefe me diga que puedo avanzar, pero eso no me impide darle un vistazo al inmenso y bien iluminado garaje con el que cuenta su propiedad. Mi boca se abre en forma de una 'o' perfecta cuando, a metros de distancia, alcanzo a ver un Bugatti rojo.

Es el auto más caro de todo el mundo, y él lo posee. Carajo.

—Por aquí —Taehyung espeta.

Marcho detrás de su figura alta y fina, y al igual que él, retiro los zapatos negros de mis pies cuando abre la puerta que conecta al interior de la mansión. Inmediatamente una sensación de calidez colisiona contra mi cuerpo, al mismo tiempo que una canción vagamente conocida inunda mis oídos.

—Señor, con el debido respeto, ¿qué es todo esto? —Pregunto en un susurro que solo él puede escuchar—. ¿Y si su esposa...?

—Ella no lo sabrá —contesta, interrumpiéndome.

La respuesta me abruma y continúo sintiéndome estupefacto. El nerviosismo y la ansiedad no me han abandonado ni un segundo, mis palmas no dejan de sudar.

Escucho unas pisadas fuertes y veloces resonar contra la madera brillosa que compone el piso, y suelto un grito cuando la criatura enorme de cuatro patas llega hacia mí.

— ¡Fosco! —Taehyung exclama—. Sé respetuoso.

La cola oscura de Fosco parece un helicóptero y parece que se ríe. Finalmente, veo en totalidad al intimidante animal... Un gran danés negro.

—Hola, amiguito —le digo con amabilidad y le extiendo mi mano para permitirle una olfateada. Luego, me permito palmear, a forma de saludo, su gran cabeza—. No sabía que tenía otra mascota.

—Es de Jiwon —el jefe me contesta—. Yo solo tengo ojos para Tannie.

Hago burla en silencio de sus palabras frente a la cabezota del adorable y grande animalito. Él, sin embargo, no siente pena alguna cuando me mete su hocico en el culo.

—Tiene una casa muy linda —comento, para variar. La decoración es exquisita y, obviamente, costosa.

Taehyung está a punto de hablarme, pero unos pasos que descienden por la escalera extensa lo distraen. Por reflejo, atino a esconderme detrás del jefe.

Kim Jiwon aparece en escena y experimento unas increíbles ganas de morirme cuando ella nos analiza a ambos para, finalmente, mirar con inexplicable irritación a su prometido.

¡Estoy muerto, carajo!, ¡él dijo que ella no se enteraría!

— ¡Kim Taehyung! —Ella exclama, y no puedo evitar darle un vistazo a sus prendas totalmente informales—. ¡Dijiste que vendrían más tarde!, ¡no estoy vestida ni maquillada, estúpido!

—Estás linda —el hombre rueda los ojos—. Y te envié un mensaje hace cuatro minutos.

— ¡Cuatro minutos! —Repite y suelta una risa—. ¡¿Qué glamour mediocre esperas que haga en cuatro minutos?! Eres increíble, grandísimo patán.

— ¿Podemos no hacer esto frente a la visita que tanto me insististe para que traiga a la casa, mi vida? —La voz de Taehyung es calmada y con una pizca de burla, mientras parece suplicarle con la mirada a Jiwon.

Es oficial: no entiendo ni mierda de lo que está sucediendo. Sólo sé que Taehyung me mintió hace menos de cinco minutos. ¿Fue idea de Jiwon invitarme a cenar?... ¿Por qué?

Jiwon suspira y entonces, me observa. Los latidos de mi corazón se vuelven feroces y violentos por tan solo compartir una mirada con ella.

—Bienvenido, cariño. Siéntete como en casa —me dice con una sonrisa tan dulce como afable—. Veo que ya conociste a Fosco.

—Sí, el nene ya conoció a tu animal horrendo y también fue atacado casi sexualmente por él —Taehyung habla antes de que yo pueda formular una oración congruente.

—Oh, disculpa a mi animal, Jungkook —dice—. Me refiero a Taehyung, no a Fosco. A veces suele hablar cuando debería mantener la boca cerrada, y también suele llegar por sorpresa cuando yo estoy completamente horrorosa y desagradable.

Una risa se me escapa y, al mismo tiempo, siento que el jefe me fulmina con su mirada oscura.

—Usted es muy preciosa con o sin maquillaje, señorita Kim —digo, con un tono estable pero bastante tímido.

La ternura inunda su expresión y junta sus manos frente a su rostro en un gesto que me provocan ganas de acunarla en mis brazos como si fuese una bebé. Ella realmente es adorable.

—Eres el muchachito más adorable que existe —responde a mi halago—. Si yo no tuviera un doctorado en lesbianismo, juro que te invitaría a salir.

¿Cómo...?

Estoy casi seguro que mi cara ahora se ve como si hubiera sufrido una clase de desperfecto técnico, pero de todas formas, no soy capaz de reaccionar. Puedo comprobar que la complexión dulce de Jiwon ha sido reemplazada por preocupación en todo su esplendor. Irremediablemente, sus ojos reparan en Taehyung.

— ¿No le dijiste? —Le pregunta, con una pizca de reproche filtrándose en su tono.

— ¿Por qué tengo que hacer todo yo? Cumplí con tu capricho; lo traje aquí para que cenemos, como sugeriste. Ahora el nene es tu problema —Taehyung se defiende mientras se desprende del abrigo negro que viste, para proseguir con su saco de vestir gris.

—Oh, bueno. Detalles. Sí, me gustan las mujeres. ¿Qué te gustaría beber, Jungkook?

—Yo... Esperen —de pronto, hablar parece la cosa más difícil del mundo. Es como si mis cuerdas vocales se negaran a emitir cualquier sonido—. Estoy... Confundido. ¿Intentan decirme que ustedes dos...?

—Sí —Taehyung suelta.

—Sí —Jiwon repite, aunque con más suavidad.

— ¿Son una pareja falsa? —La declaración me parece completamente alocada cuando sale de mi garganta.

El silencio se apodera del ambiente y noto que ellos intercambian una mirada. Aún tengo muchas preguntas al respecto, pero no me atrevo a presionarlos. No me atrevo a externar en voz alta todo lo que pienso y lo perdido que estoy con todo esto.

—Nene, lo que te dije en el auto hoy, es totalmente verdad —el jefe dice, y comienza a avanzar por los exageradamente grandes ambientes de su mansión.

Jiwon frunce el ceño—: ¿Qué le dijiste?

—Algo cursi sobre ti.

—Oh —Jiwon murmura, y vuelve a mirarme—. Pasa, Jungkook. Permíteme tomar tu abrigo.

—Ilusa, el nene es mi asistente. Él mismo puede quitarse su abrigo barato.

—Es nuestro invitado, tarado —la encantadora mujer reprime a su... ¿prometido?—. Sé más amable o tendremos problemas, hablo en serio.

Me siento aterrorizado cuando Jiwon entrelaza su brazo con el mío y me invita a seguir caminando por la lujosa e inmensa residencia en la que ambos, aparentemente, conviven.

Llegamos a la cocina que, sin exagerar, es cuatro veces más grande que todo mi apartamento. Además de estar equipada como para preparar un banquete para todos los presidentes del mundo juntos. Mis tímidos ojos inspeccionan a Taehyung que tranquilamente está robando una aceituna de un pequeño recipiente que se encuentra en la mesada central.

—Quita tus cochinas manos de ahí, Taehyung. ¿Las lavaste, al menos?

Mi entrecejo se frunce, nuevamente, cuando una tercera persona aparece. No la había visto porque estaba detrás de la puerta de la nevera que parece un Terminator.

—Jungkook, ella es Joohyun —Jiwon nos introduce—. Es mi pareja.

La tal Joohyun me da un vistazo saturado de rechazo y el calor en mis mejillas se acrecienta. Bajo la mirada cuando consigue intimidarme hasta la médula.

—Pensé que era broma lo de traer aquí a este chico —dice mientras mira a mi jefe.

—No me mires a mí, yo solo hice lo que tu demente me pidió —Taehyung contesta, robándose más aceitunas antes de soltar un gemido de aprobación—. ¿Estás preparando barbacoa? Delicioso. No te excedas con la pimienta esta vez.

Deseo con todas mis fuerzas comprender y también que dejen de tratarme como si fuese una planta que simplemente estorba.

—Muchas gracias por la considerada invitación, pero me retiraré ya. No me gusta que me desprecien, mucho menos personas que no conozco —digo, y mis se convierten en una línea tensa—. Señorita Kim, es usted un encanto. Buenas noches.

—No, no, no. Cielo, por favor, disculpa el comportamiento de estos dos —Jiwon me retiene y se coloca delante de mí—. Simplemente están preocupados, ¿sí? Por favor, todos debemos relajarnos y disfrutar de la velada. No hay necesidad de faltarle el respeto a Jungkook o ambos se las verán conmigo.

La expresión modesta y bromista de Taehyung mientras sigue comiendo las malditas aceitunas me revuelve las tripas.

— ¿Te gusta la barbacoa, Jungkook? De lo contrario, podemos preparar otra cosa —Jiwon me pregunta, notablemente interesada en mis gustos—. Lo lamento por la demora de la cena, debes de estar hambriento. Simplemente pensamos que vendrían más tarde.

—Jiwon, deja de tratarlo como si fuese un niñito. Si este tipo abre la boca–

—Ya basta —la señorita junto a mí interrumpe a Joohyun—. Es suficiente. ¿Qué demonios te ocurre?

— ¿Alguien quiere un trago? —Taehyung interrumpe con una sonrisa pícara—. Porque yo si quiero uno antes de que comiencen a volar tacones y uñas postizas aquí. Nene, ven a ayudarme. Al parecer, las mujeres necesitan susurrar con mucha violencia.

—Eres un maldito idiota —Jiwon le reprocha entre dientes mientras el jefe avanza hacia mí, no sin antes depositar un sonoro beso en la mejilla de la chica.

No me sorprende en absoluto que Taehyung me conduzca hasta un mismísimo mini-bar ubicado a un lado de su extraordinaria sala. La televisión que posee es más grande que la mesa de mi casa. Incluso en un rincón iluminado, Tannie y Fosco poseen un sofá para ellos solos.

— ¿Quieres soju, ron, whisky, vino o jugo de naranja?

—Quiero saber qué es todo esto, señor —le digo, con el coraje hirviéndome en las venas—. Joohyun no me quiere aquí y no tengo que ser un maldito genio para darme cuenta que usted tampoco. Si usted no estaba de acuerdo con todo esto, ¿por qué accedió? Y no me diga que es porque Jiwon se lo pidió.

—Mira, nene —espeta, y sé lo que viene; una explicación que no quiere dar, pero que está obligado a espetar—. Lamento muchísimo ponerte en esta situación inusual, pero mi prometida pensó que era una buena idea. Y confío en ella incluso con los ojos cerrados. Si ella dice que lo mejor es hacer tal cosa, tal cosa se hace. Llámame un dominado, pero Jiwon tiene un don para tomar buenas decisiones... Todo lo contrario a mí.

Mirando a los ojos al hombre que me frustra y provoca deseos homicidas, suspiro profundamente.

—Quiero vino —susurro bajito.

Cuando regresamos a la cocina, las dos mujeres dejan su discreta discusión de lado. Taehyung le entrega el trago a Joohyun, y yo a Jiwon.

—Verás, Kookie-Kookie —la señorita Kim comienza a decir—. Cuando anoche Taehyung llegó aquí totalmente histérico diciendo que lo habían atrapado, tuvimos unas horas muy tensas y de incertidumbre absoluta. Teníamos mucho miedo. Entonces, él comenzó a decir que tú no querías aceptar dinero, y eso me llamó mucho la atención.

— ¿Al menos verificaron que no tuviera un micrófono en algún lado? —Joohyun irrumpe los dichos de su pareja. Taehyung ríe.

—Cierra la boca, insensata —Jiwon escupe con notable molestia—. Como decía. Hoy fui a la oficina de este dinosaurio porque quería conocerte, necesitaba verte en persona. Cuando te vi, supe de inmediato que no corríamos peligro alguno.

—Yo... ¿Gracias? —Suelto, pero estoy más perdido que nunca—. No sé qué decir.

De hecho, estoy sorprendido que Jiwon haya dicho que el jefe ha experimentado un estado de histeria ayer por la noche... A mis ojos, él es la persona más parsimoniosa del universo y no consigo imaginármelo nervioso o inquieto.

—Lo que ella intenta decir, nene —Taehyung se une a la conversación y, cuando veo su mueca cargada de soberbia, sé que va a decir algo estúpido—. Es que es una bruja. Solo basta con mirarla para saberlo, ella es horrible y en lugar de un gato negro como mascota, tiene esa cosa de patas delgadas.

La boca de Jiwon se abre dramáticamente ante la indignación que le generan los comentarios del jefe.

—Eres tú la razón por la que no me atraen los hombres, Kim Taehyung.



en este perfil amamos a kim jiwon

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