Capítulo 03: Parte 03 (04-08-2024)

Pov Nadie:

"¿Ya le has pedido ser tu novia?" preguntó con tono juguetón la menor de las M.L., aunque algo le decía que su hermana preferiría preparar algo especial para su chica.

—No, aún no, quiero hacer algo especial ¿Quizás tú y Mon podrían ayudarme? —habló con un tono un poco más bajo, no queriendo ser escuchada ni por la abuela de Nueng y mucho menos por la propia Nueng; incluso se aseguró de mirar por sobre su hombro por si llegaba a aparecer.

"Por supuesto, Khun Nueng, nosotras te audaremos con gusto. Por cierto ¿Dónde están ahora?" habló con algo de emoción apenas contenida; sin duda alguna ella era la más feliz de ser testigo de este lado de su reservada hermana, aunque esperaba no volver a verla en el estado depresivo en el cual había estado desde que ella y Anueng habían tenido la primera "discusión".

—Estamos en casa de su abuela, Nueng vino a buscar algo de ropa y algunas otras cosas para llevarlas al palacio —lo primero lo dijo con serenidad, volteando a ver hacia la casa, notando cómo es que al parecer Nueng ya había comenzado a bajar las cosas que había escogido, pero estaba hablando con su abuela.

»Por cierto, me llamaste en el momento perfecto antes de que su abuela siguiera metiéndome en una conversación incómoda —le informó mientras caminaba alrededor de la piscina, recordando que hace unos días había empezado un proyecto para hacer una piscina en el palacio, ya que quería retomar su natación, la piscina de Sam en la casa que tenía con Mon le hizo recordar aquellos tiempos y realmente extrañaba estar en el agua cada que quería.

"¿Qué tipo de conversación?" preguntó con tono serio y lleno de intriga, esperando que aquella señora no hubiera molestado a su hermana mayor con alguna pregunta estúpida y fuera de lugar. (*Sam siendo sobreprotectora con su hermana mayor es una de mis debilidades*)

—Al parecer quiere que me junte con Chet y formemos una familia, además de que piensa que veo a Nueng como una hija, tal como Piengfah piensa —le contó con algo de molestia en su tono, negando ligeramente mientras por su mente solo pasaba un pensamiento «Si tan solo supieran que nos amamos y que realmente la quiero como mujer».

"¿Está loca? A ella no le tiene que interesar eso. Por Buda, no conozco realmente a la mujer y ya me cae mal" dijo con hastío apenas contenido, claramente enojada porque aquella mujer estuviera entrometiéndose de aquella forma en la vida privada de su hermana.

—Bueno, ahora esto se suma a mi resentimiento hacia ella por todo lo que le ha hecho a Nueng —comentó con seriedad mientras apretaba su mandíbula al recordar los moretones de su amada por los maltratos de su abuela; si bien no habían sido tan malos como los que su propia abuela le había dejado a ella, igual la enfurecía que aquella mujer se atreviera a maltratar de aquella forma a un ser tan dulce y único como Anueng. (*Y eso que aún no sabe que la doña le quemó todos los dibujos anteriores al que le destrozó frente a ella*)

"Bueno, esperemos que deje de ser tan entrometida en eso, dudo que a Anueng le guste que su abuela te haga esas preguntas" aún era palpable la clara molestia de la menor de las hermanas incluso a través de la línea, y Khun Nueng no tenía que ser adivina para saber que aquel tierno ceño fruncido estaba surcando el rostro de su pequeña.

—No creo que le agrade mucho que su abuela quiera emparejarme con Chet —dijo mientras soltaba una pequeña risita porque su amada odiaba la sola idea de que él estuviera cerca de ella, y no dudaba de que si su abuela lo nombraba junto al nombre de Khun Nueng, la menor entraría en combustión espontánea; cuando regresó su vista a la casa, vio que su chica estaba en la puerta corrediza y le estaba haciendo señas para que se acercara, así que se comenzó a despedir de Sam —. Tuo Lek, hablamos luego, Nueng ha terminado y debemos ir al palacio.

"Dale mis saludos a Anueng y dile que espero poder conocerla también" dijo a modo de despedida, sonriendo al otro lado de la línea al notar cómo es que el tono suave y cariñoso que su hermana solía usar cada vez que nombraba a la menor había regresado, y esta vez sin rastro de tristeza y desamor.

—¿Todo listo, Nueng? —preguntó la más alta una vez que estuvo cerca de la universitaria, guardando su teléfono en el bolsillo trasero de su pantalón mientras miraba a la más baja, la cual asintió ante su pregunta.

—Sí, he preparado los materiales, algunos artículos de uso personal, todo lo que necesito para la universidad, un bolso para la ropa que usare y otro con la ropa que dejaré en el palacio —respondió con una pequeña sonrisa mientras se encaminaban hacia el living nuevamente, donde ella había dejado lo que se llevaría y donde aún seguía la abuela, quien las esperaba de pie junto a las cosas que su nieta había preparado, al parecer no muy convencida de que se estuviera llevando tantas cosas.

—Perfecto, pero si necesitas algo más me lo puedes decir y yo te lo comprare sin ningún problema —le dijo con tono suave, sonriendo para sus adentros ante la oportunidad de comprarle cosas a la menor; antes no se lo había podido permitir dado la vida que llevaba, pero cuando se habían ido a la casa de la playa en donde terminaron compartiendo su primer beso, el hecho de que estuvo comprándole cosas y mimando a la menor la hizo sentirse muy bien, quería volver a hacerlo y ahora que tenía nuevamente su estatus quería comprarle cosas a su amada.

Aquella vez le pidió a Sam que le prestara dinero para los gastos del viaje, tanto de ida como de vuelta, pero cuando esta le quiso dar más para todos los gastos se negó rotundamente, diciendo que ella tenía el resto bajo control, puesto que había vendido varios de sus cuadros a muy buenos precios y había ahorrado para la ocasión, queriendo gastar su propio dinero en Anueng; claro que después que Sam se enteró de todo después le hizo algunas burlas típicas de hermanas, pero terminó diciéndole que estaba orgullosa de ella por lo que había hecho, contándole que cada vez que le compraba algo a Mon, se sentía como nadie, ya que estaba gastando su dinero en alguien sumamente especial, aunque claro que Khun Nueng seguía medio negándose a lo que sentía por Anueng, a pesar de que el beso que habían compartido y todo lo que sintió decía lo contrario.

—¿Ya tienes todo, Anueng? —preguntó la abuela en cuanto volvieron a estar en su presencia, no habiendo escuchado lo que Khun Nueng le había dicho a su nieta.

—Sí, Yāy (Abuela), todo lo que necesito ya está aquí —respondió mientras asentía y colocaba una mano en uno de los bolsos que había empacado, para poco después tomar el estuche de su laptop y colgarselo en el hombro.

k̀xn (Adiós), nos vemos luego, Yāy (abuela) —la primera en despedirse fue la propia Khun Nueng, tomando rápidamente el resto de las cosas para que Anueng no tuviera que cargar con todo otra vez, ya que para ella ya había sido suficiente con que lo bajara todo mientras iba empacando.

—Pórtate bien y no te metas en problemas, Nueng... k̀xn (Adiós) Khun Nueng, por favor piense en lo que le dije —lo primero, aunque lo dijo con serenidad, también se notaba su advertencia, dándole una mirada severa pero luego cuando Khun Nueng la miro a ella sin ninguna expresión en su rostro cambió su propia expresión a una más suave, hablándole esta vez a ella.

—No te preocupes Yāy (Abuela), todo estará bien —dijo Anueng mientras ella y la M.L. salían de la casa y se encaminaban hacia la camioneta, conteniéndose de preguntarle algo a su amada mientras colocaban las cosas en los asientos traseros, pero una vez que todo estuvo en estos y luego ellas se subieron en el asiento del piloto y en el del copiloto respectivamente, hizo su pregunta, queriendo saber qué cosas le había dicho su abuela a la más alta —. ¿Sobre qué hablaron ustedes cuando no estuve, Ar-Nueng?

Khun Nueng dudó por un momento en si contarle o no a su amada lo que su abuela le había estado diciendo, pero pensó que si iban realmente en serio con su relación, entonces debían de ser sinceras la una con la otra, así que una vez que estuvieron fuera de la propiedad de su familia decidió contarle sobre su conversación con la matriarca de la familia Asavaniwet, usando el tono más sereno pero suave que tenía mientras mantenía la mirada fija en la carretera, aunque de vez en cuando miraba de reojo a la castaña menor, notando como con cada palabra que decía, se iba poniendo más y más seria y su ceño se mantenía fruncido por completo, clara señal de que no le estaba gustando para nada lo que le estaba contando.

—¿Por qué no lo dijo mientras yo estaba allí? Mi propia abuela jugando a la casamentera para ti y mi padre, esto es indignante y molesto —se quejó con obvia molestia en su voz, cruzándose de brazos mientras igual mantenía la vista fija en la carretera, controlando las ganas de llamar a su abuela y decirle todas las razones por las cuales su padre no puede siquiera pensar en su Ar-Nueng como algo más, ya que solo ella podía estar con Khun Nueng.

—Por ahora no le demos tanta importancia a eso, luego podremos solucionarlo, no quiero que tu estadía en el palacio se vea afectada por eso —habló Khun Nueng con tono terso, moviendo su mano izquierda hasta tomar la derecha de la universitaria, llevándola a sus labios para dejar un tierno beso en el dorso, provocándole un pequeño sonrojo a su amada.

—No te preocupes, Ar-Nueng. Nada podría hacer que deje de estar emocionada por quedarme contigo —dijo Anueng con aquella hermosa sonrisa que tanto amaba ver la mayor en ella; para la castaña menor no había nada que pudiera cambiar su buen humor por poder quedarse nuevamente con la mujer que tanto amaba, su progenitor no lo había logrado y los comentarios fuera de lugar de su abuela tampoco lo harían.

Después de eso ambas se quedaron envueltas en un cómodo silencio, manteniendo sus manos unidas incluso cuando Khun Nueng tenía que hacer un cambio en (valga la redundancia) la palanca de cambios, queriendo permanecer conectadas físicamente en todo momento, felices de regresar a la seguridad del palacio. Mientras la joven castaña revisaba su teléfono, vio que una tienda que seguía había subido un nuevo contenido, avisando a sus seguidores de algunos nuevos productos que habían llegado a la tienda y cuando se dispuso a ver dichos artículos, vio que habían llegado nuevos micrófono y entre ellos estaba la clase que ella necesitaba.

—Ar-Nueng ¿Podríamos pasar por el centro comercial? Es que llegaron algunos artículos electrónicos que quería ver para poder comprarlos luego —Anueng de repente habló luego de haber revisado la información que la página de la tienda ofrecía sobre los detalles de cada tipo de micrófono; aprovechando que estaban en un semáforo en rojo nuevamente, pero cuando vio la zona en la que estaban, se dio cuenta de que ya habían pasado por el centro comercial y estaban a quizás dos cuadras más lejos de él —. Mejor lo dejamos para mañana, olvida lo que dije.

—Podemos pasar ahora mismo, Nueng. No podemos dejar que se agoten antes de que lo puedas comprar —dijo rápidamente luego de escuchar lo último que había dicho su amada, retomando el camino cuando el rojo pasó a verde, cambiando de carril luego de colocar las luces intermitentes, entrando en la primera intersección que vio para cambiar su rumbo e ir al centro comercial.

Minutos después ya se encontraban estacionando y cuando estuvo listo, ambas bajaron y se encaminaron al lugar, siendo Anueng la que las iba guiando hacia la tienda, la cual se encontraba en el segundo piso; una vez que estuvieron allí, recorrieron la tienda, mirando los distintos dispositivos eléctricos, viendo como algunos empleados estaban colocando los productos en sus sitios para mostrarlos al público, siendo los nuevos que habían llegado y Anueng había visto en la red social de la tienda.

—¡Oh! Han traído el micrófono que quería...Aunque está algo caro —lo primero lo dijo con emoción la universitaria en cuanto vio en una mesa el micrófono que había estado queriendo comprar, arrastrando un poco a la más alta mientras se encaminaba a dicha mesa, pero una vez que estuvo lo suficientemente cerca vio el precio y al instante su alegría se apagó un poco, viendo que tendría que elegir otro dispositivo con menor calidad y con mayor accesibilidad económica.

—¿Ese es el que necesitas? —le preguntó la mayor, tomando la mano de su amada con algo de firmeza, deteniendo así su andar, ya que Anueng se iba a comenzar a alejar de la mesa donde estaba el micrófono que había llamado su atención.

—Es el mejor en cuanto a calidad, muchos lo han recomendado para artistas, podcaster's y locutores, pero no había pensado que sería tan caro —comentó con su voz algo apagada, volviendo a acercarse a la mayor mientras hacía un pequeño puchero, luciendo completamente tierna ante su amada, la cual no se resistió y le acarició la mejilla con ternura sin importarle quien estuviera viendo.

—Nueng, no importa el precio, si es el que necesitas y el que más te conviene, yo te lo voy a comprar —Khun Nueng no iba a permitir que Anueng se quedara sin las cosas que necesitaba o quería, su chica merecía tener todo lo que quisiera y ella estaba más que feliz de poder hacerlo, así que le dijo aquello mientras la miraba directamente a los ojos, pero al ver cómo es que la más joven iba a protestar y a claramente negarse, rápidamente la detuvo y la miró con el ceño ligeramente fruncido; ella no iba a aceptar ningún tipo de negativa, estaba firme en lo que había decidido —. No acepto un no por respuesta, te lo voy a comprar.

Ambas estuvieron en una pequeña batalla de miradas para ver quien terminaba cediendo, pero tan solo unos momentos después Anueng se terminó rindiendo al soltar un suspiro y hacer un mohín, viendo que claramente no podría hacer que la M.L. cambiara de opinión, y esta al ver aquello sonrió con orgullo al haber ganado, sintiendo una gran satisfacción por haber ganado aquello y poder comprarle cosas a su Nueng; siendo la ganadora al final, Khun Nueng le hizo una seña a uno de los empleados de la tienda para que se acercara y le indico a su amada que le diera las debidas instrucciones para que buscara el micrófono que ella deseaba, viendo con una pequeña sonrisa cómo es que luego de haber pasado el primero momento de timidez porque ella le fuera a comprar el micrófono, comenzó a explicar las características y el modelo de micrófono que quería, y una vez que termino y el empleado les aviso que se los llevaría a la caja, la mayor le indico que añadiera otro igual, dejándolo marchar mientras tomaba la mano de Anueng y las encaminaba a la caja para hacer el pago y esperar el pedido, no dejándola protestar porque le iba a comprar no uno sino dos, apaciguando el comienzo de sus quejas al rodearla por la cintura, acercarla a ella y dejar un pequeño beso en su sien.

Afortunadamente no tuvieron que esperar mucho a que buscaran el pedido, ya que solo unos pocos minutos después de que llegaran a la caja, el empleado regresó con dos cajas; hicieron el proceso de verificación de sonido, si todos los accesorios estaban en perfecto estado y una vez pasó el control de calidad, Khun Nueng sacó una Black Card de su cartera y se la entregó a la mujer que estaba detrás de la caja registradora para hacer el pago, manteniendo una expresión serena cuando los empleados y Anueng se le quedaron viendo con sorpresa, ya que no solía ser común ver una Black Card de la nada y sin embargo allí estaba una.

—¿Estás segura de que no quieres algo más? —preguntó una vez más con su voz tersa, en cuanto estuvieron fuera de la tienda, siendo ella la que llevaba la bolsa donde estaban las dos cajas de micrófonos que su amada quería, habiendo logrado comprar los dos por si el primero se dañaba, aunque según lo que les habían explicado tenían garantía, pero Khun Nueng no se quería arriesgar a que se quedara sin algo de respaldo.

—Sí, Ar-Nueng. Solo sería esto, ya que es lo único que han traído... Gra-... —explicó mientras asentía ligeramente, no queriendo que se preocupara más por comprarle alguna otra cosa; pero cuando le iba a agradecer por lo que había hecho, fue interrumpida por alguien más antes de que pudiera hablar.

—¡Khun Nueng! —de repente se escuchó una voz femenina llamar a la mayor y cuando la pareja se giró para ver de dónde provenía la voz, vieron que a unos pasos detrás de ellas estaba la Doctora Wan Viva; la cual al ver que había conseguido llamar la atención de su amiga antes de que se dispusiera a caminar, se acercó rápidamente a ella, notando por fin a la universitaria, puesto que en la forma en la que habían estado ambas y desde la distancia, Khun Nueng tapaba al cuerpo más pequeño con el suyo —. Por fin te vuelvo a ver la cara, esto es el destino.

—Wan Vi, pensé que estarías aún con el trabajo —comentó a modo de saludo, no pudiendo evitar que su amiga la tomara del brazo como siempre hacía desde que se habían hecho amigas; desde la última vez que habían salido ellas y Pleng no había sabido nada de Wan debido a que según le había informado su esposa, la Doctora había estado atendiendo varias emergencias importantes en el hospital y por eso no se habían puesto en contacto.

—Me han secuestrado un poco... ¿Y quién es esta linda chica de aquí? —dijo lo primero con un tono juguetón, incapaz de ocultar su brillante sonrisa al recordar cómo su amada le había preparado un delicioso desayuno y la llevó al centro comercial para consentirla un rato después de tan agotador turno que había tenido; su mirada al instante de salir de su pequeña trance fue desviada hacia la joven universitaria y preguntó con tono suave y cortés, soltando el brazo de la más alta para saludar adecuadamente a la más baja entre las tres, habiendo notado la mirada más seria que le había dado desde que se colgó del brazo de la M.L.

—Ella es Anueng, es... —la castaña más alta tomó la mano de su amada y la acercó un poco más a ella, sonriéndole dulcemente en todo momento, pero cuando se dispuso a presentarla, antes de que continuara fue interrumpida también por otra voz que se acercaba a ellas.

—La chica especial de la mismísima M.L. Sippakorn, por fin te vemos de cerca, querida —esta vez quien las interrumpió fue Pleng, quien se acercaba a ellas con unas dos bolsas, sosteniendo una en cada mano, luciendo una pequeña sonrisa mientras las veía.

—Amor, has tardado tanto —se quejó la Doctora a su esposa mientras le hacía un puchero, el cual terminó siendo besado rápidamente por la otra mujer, la cual le entregó una de las bolsas, rodeando su cintura con su mano libre.

—Me disculpo, preciosa. Pero después de pagar tuve que atender una llamada —se disculpó y le explicó el motivo de su demora, dejando un beso en la sien de su esposa, para después centrar su atención en las otras dos mujeres que estaban frente a ellas, presentándose finalmente con la mujer más joven entre ellas —. Es un gusto, soy Seang Pleng, la esposa de esta bella Doctora.

—Y yo soy Wan Viva, la esposa de esta sexy cantante —se presentó la Doctora con tono alegre, acercando aún más su cuerpo al de su amada, mirándola por unos segundos, antes de regresar su mirada a la joven universitaria.

—Soy Anueng Asavaniwet, soy la hi- ... —la joven universitaria se presentó a sí misma esta vez, pero cuando iba a terminar de presentarse como la hija de Piengfah, quien fue la mejor amiga de Khun Nueng años atrás, pensando que aquella sería la mejor manera de presentarse, ya que no sabía si su amada estaría lista para presentarla ante alguien más fuera de las personas del palacio como su pareja; pero muy contrario de lo que ella pensaba, Khun Nueng misma la detuvo y sin ningún tipo de duda la presentó por cómo era realmente en su vida.

—Es mi hermosa novia, ella es mi todo —dijo con tono suave, en el cual se notaba su felicidad y orgullo al decir aquello sin ningún titubeo, mirando con amor y cariño a su amada, la cual la miró con algo de sorpresa pero al instante sonrió feliz y sus mejillas se sonrojaron un poco, provocando en la mayor una pequeña sonrisa radiante al ver la reacción de su amada.

—¡Oh! Te hemos perdido, Khun Nueng... Muy bien hecho, la has tomado de la correa —Wan Viva dijo lo primero con un pequeño tono burlón, pero la alegría que le causaba ver por primera vez a su amiga de aquella manera era inmensa; luego de una breve pausa le dijo lo último a Anueng mientras le hacía un pequeño gesto de pulgar arriba y la miraba con complicidad, viendo cómo es que esta intentaba no reírse, habiendo captado lo que quiso decir.

—Es bueno verte así, Khun Nueng. Bienvenida al lado de las enamoradas y lastimosamente también al de las gobernadas... Ouch —habló Pleng mientras le colocaba una mano en el hombro a Khun Nueng y le daba unas palmaditas, pero luego terminó soltando un pequeño quejido cuando su esposa le picó la costilla con su dedo, provocándole entonces una risita divertida por la cara que le dio Wan por lo que dijo; pero ambas sabían que ella era una gobernada a mucha honra.

—¿Gobernada? ¿Por qué? —cuestionó confundida Khun Nueng, claramente poco familiarizada con aquel término, y aún menos lo estaba en el ámbito de relaciones, pero al ver cómo es que Anueng se reía por lo bajo e intentaba no mirarla, supo que ella sí lo había entendido y sabía a lo que se refería, así que la única que no estaba en sintonía era ella, cosa que la hizo sentir algo desconcertada y miró a sus amigas con más confusión.

—Ya lo entenderás cuando sea el momento, amiga mía —respondió mientras le daba una palmada más en el hombro, sonando "derrotada", pero tenía una pequeña sonrisita burlona en su rostro; ella hace mucho había aceptado su lado de gobernada, por lo que burlarse un poco de Khun Nueng, quien apenas iniciaría en aquello, era algo que no podía desaprovechar.

—¿Y qué hacen por aquí? —preguntó Wan unos segundos después de que su esposa habló, mirando con algo de curiosidad las bolsas que llevaba Khun Nueng en una mano, mientras sostenía la de Anueng con la que tenía libre, debido a que las bolsas eran negras no sabía lo que contenían, pero también intuía que debían ser dispositivos electrónicos ya que estaban en todo el frente de una tienda de electrónicos.

—Quiero iniciar un podcast propio, así que hemos venido a comprar unos micrófonos —les contó con tono suave y emocionado la misma Anueng, sus ojos brillando un poco al mencionar su deseo de hacer un podcast como el que le gustaba escuchar en la radio; ver la clara emoción de la chica hizo que la otra pareja se enterneciera y sonriera con ternura, sabiendo perfectamente lo que se sentía hacer lo que tanto te gustaba.

—Podcast ¿Eh? Deberías mantenernos al tanto, asi te apoyamos —habló la Doctora con tono terso, volteando a ver por unos segundos a su esposa, la cual había asentido un poco, completamente de acuerdo con lo que había dicho; ambas felices de apoyar a la chica que claramente hacía muy feliz a su amiga.

K̄hxbkhuṇ māk (Muchas gracias), Khun Wan, Khun Pleng —les agradeció genuinamente mientras hacia el wai (*Saludo tailandés, gesto que también pueden usar como agradecimiento*), sintiéndose un poco tímida pero a la vez muy agradecida por el apoyo de las amigas de su amada.

Luego de eso ambas parejas comenzaron a caminar hacia la puerta principal del centro comercial para ir rumbo al estacionamiento mientras iban platicando tranquilamente; Anueng no pudo evitar caer en cuenta que estaba platicando a gusto con la mujer de la que había estado sintiendo celos desde la primera vez que la vio aquella vez en la que le lanzó besos a Khun Nueng antes de irse a su auto y luego de haber hecho una promesa de meñique, cuando con ella no lo había hecho en su momento, también recordaba que había sentido unos inmensos celos cuando las vio en ese mismo centro comercial hace unos días, pero ahora allí estaban, platicando amenamente mientras se dirigían a los vehículos en los que habían venido, y pudo ver realmente cuan enamorada estaba la hermosa Doctora de su esposa y viceversa.

Con lo que su Ar-Nueng le había dicho cuando hablaron de la Doctora y su cercanía con ella y ahora esto, Anueng terminó de confirmar que las dos mayores no se veían de esa manera, solo como amigas; al llegar al auto blanco de la Doctora, las dos parejas se despidieron, quedando en que deberían salir algún día juntas en una cita doble o incluso en una cita triple, para que Sam y Mon se unieran también. Una vez que Wan Viva y Pleng se marcharon en el auto, Khun Nueng y Anueng se encaminaron a la camioneta de la mayor y guardaron las bolsas de los micrófonos también en el asiento trasero, luego se subieron en los asientos delanteros y emprendieron su camino.

El viaje de regreso al palacio lo hicieron en un cómodo silencio, simplemente disfrutando de la compañía de la otra con la radio encendida con canciones sonando de fondo, de vez en cuando compartiendo algún que otro beso cada vez que paraban en algún semáforo, siendo incapaces de contener su amor y la alegría que tenían en ese momento; un tiempo después finalmente llegaron al palacio y luego de que Khun Nueng estacionara su camioneta, comenzaron a bajar las cosas que habían traído consigo, pero tan pronto como entraron por la puerta principal, dos de los hombres que trabajaban en el palacio tomaron las cosas de ellas y las subieron a la habitación de la joven señora después de que esta así lo solicitara y tanto ella como Anueng les agradecieran por su ayuda.

Khun Nueng entonces decidió aprovechar de enseñarle un poco del palacio a Anueng para que se fuera familiarizando con el lugar en el que estaría pasando más tiempo de ahora en adelante, mostrándole los jardines, la zona donde estarían haciendo la piscina exterior, el invernadero que había sido construido por su padre para su madre y que a pesar de su muerte, fue cuidado y mantenido para honrar la memoria de su madre y el amor que le tenía su esposo; cuando entraron al invernadero para que Anueng viera un poco las variedades de flores y plantas que habían allí, le fue explicando algunas cosas que le había enseñado su madre sobre algunas, mostrándole los tulipanes, los cuales eran los favoritos de Khun Sam, también le mencionó que las rosas rojas y las orquídeas eran las favoritas de Mon (*Realmente no sé cuál es la flor favorita de Becky/Mon*), y que las suyas eran los girasoles, dato que Anueng guardó muy bien en su memoria para cuando le fuera a hacer algún detalle a la mayor, quien luego le preguntó cuál era su flor favorita y le respondió que le gustaban mucho los narcisos y las rosas rosadas. (*Tampoco sé cuál es la de Yoko/Anueng*)

Khun Nueng se quedó un poco conmocionada al escuchar aquello, puesto que los narcisos eran de las flores favoritas de su madre y el invernadero tenía muchos narcisos por todos lados, y cuando Anueng se dio cuenta de aquello se maravilló aún más y no pudo evitar tomar muchas fotos de cada narciso que veía, diciendo cuán hermosos eran y lo bien cuidados que estaban; Khun Nueng no pudo evitar pensar que si su madre estuviera allí, estaría hablándole sin parar de las flores a la menor, sin duda alguna se hubieran llevado de maravilla. Después de que Anueng terminara de tomar algunas fotos del hermoso invernadero y de que Khun Nueng le tomara fotos sin que se diera cuenta, ambas salieron del lugar y regresaron al palacio.

—Ar-Nueng ¿De quién es esta habitación? —preguntó con curiosidad e inocencia, señalando una puerta que estaba junto a la que quedaba justo frente a ella en el pasillo por el que estaban caminando en ese momento mientras iban tomadas de la mano, habiendo subido al primer piso.

—Es la habitación de Khun Sam...No puedes entrar en ella aunque no esté cerrada —lo primero lo dijo con serenidad y una pequeña sonrisa mientras miraba la puerta, habiendo detenido su andar y cuando su amada la volteo a ver le dijo lo último con un tono juguetón, dándole un golpecito en la punta de la nariz con su dedo índice.

—Tengo modales ¿Sabes? No soy de entrar al azar en la habitación de otras personas sin permiso —se defendió con tono algo ofendido, mirando a la mayor con "molestia" porque pensara que haría travesuras en el palacio, pero cuando su nariz fue atacada, en defensa le dio un pequeño golpe en el abdomen a la mayor, frunciendo sus labios para evitar soltar una risita cuando escuchó la pequeña carcajada de la otra; en un intento por no reír regresó su mirada a las puertas y señaló ahora sí, la que estaba delante de ella —. ¿Y de quién es esta otra habitación?

Al instante el semblante de Khun Nueng cambio y su mirada se llenó de melancolía apenas contenida mientras fijaba su mirada en la puerta que se había negado a abrir desde que regresó al palacio, sabiendo que no estaba preparada para abordar los recuerdos que le traería abrir aquella puerta; claro que había visto la puerta abierta en varias ocasiones, ya que el personal la limpiaba todos los días así como la de Sam y la de la abuela, tal como ella había pedido la primera noche que estuvo allí y se atrevió a entrar en la habitación de la que hasta hace poco era la matriarca de la familia, pero al contrario de ese momento, ella no había tenido el valor de entrar en aquella habitación ni una sola vez, no se sentía preparada para todo el dolor que la invadiría tan pronto como pusiera un pie en aquella habitación después de tantos años.

—Es la habitación de Khun Song —comentó en apenas un murmullo, esperando que su tono no saliera tan vulnerable, pero sabía que no había sonado serena; incapaz de soportar mirar más aquella puerta sin sentir que se iba a quebrar, decidió apartar la mirada y en cambio mirar a su amada, la cual aún seguía mirando la puerta, claramente atraída por los detalles que esta tenía al igual que la puerta de Sam; Khun Nueng estaba sintiendo un nudo en su garganta pero rezaba por no verse tan afectada, ya que no le gustaba lucir menos que fuerte y digna frente a su amada.

—¿Tienes otra hermana? ¿Por qué no la he visto aún? —preguntó con algo de sorpresa y mayor curiosidad, apartando por fin la vista de las puertas para mirar a la mayor, pero tan pronto como vio el semblante tan diferente que tenia se preocupó y se acercó un poco más a ella, queriendo saber qué era lo que la había hecho ponerse así tan de repente ¿Había hecho algo mal? ¿Pregunto algo que no debía?

—Khun Song n-no...Ella falleció hace un tiempo —respondió con el tono más calmo que pudo encontrar, enderezando su postura para mantenerse unida, sintiendo un torbellino de emociones recorrerla en ese momento, y Anueng pudo notarlo con solo mirarla a los ojos.

—Ar-Nueng, K̄hxthos̄ʹ na (Lo siento mucho)... No era mi intención hacerte recordar algo tan doloroso —se disculpó al instante, sintiéndose muy culpable por haber sacado un tema que claramente era muy delicado para la mujer que amaba; de forma lenta y con sumo cuidado tomó una de las manos de la mayor y la sostuvo entre las suyas, mirándola con arrepentimiento, sintiéndose mal por haber provocado dolor a su ser más preciado en el mundo.

—Está bien, no lo sabías —dijo con serenidad, negando ligeramente con su cabeza mientras le acariciaba el cabello con su mano libre; su amor no podía haber sabido que tenía otra hermana aparte de Tuo Lek, ella no se lo había dicho antes porque no se había presentado el momento y su familia era un tema sumamente delicado para ella, pero ahora se sentía culpable por no haberle dicho ya que ahora su amada se sentía culpable por haber sacado el tema sin saber que le afectaría.

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