Capítulo 03: Parte 01 (22-07-2024)
Pov Nadie:
A la mañana siguiente Anueng fue la primera en despertar, sintiendo los rayos del molesto sol impactar contra su cara de forma grosera; quiso moverse para que éstos ya no le dieran de lleno en la cara pero cuando se intentó mover, unos fuertes brazos se lo impidieron y en cambio ante su intento de huir, el agarre en ella solo se hizo más fuerte; por un momento pensó que estaba soñando pero cuando volteo un poco su rostro y vio el aun dormido rostro de su Ar-Nueng detrás de ella, supo entonces que no estaba soñando y en cambio realmente estaba entre sus brazos, siendo protectora y posesivamente abrazada por ella; la chica estaba algo confundida y sorprendida por cómo aún estaba siendo sostenida por la mujer mayor, pero cuando de repente escuchó lo que pareció ser un "Quédate conmigo" murmurado entre sueños, en seguida le vino el recuerdo de lo que le había dicho Ar-Nueng antes de dormir cuando pensó que ella misma estaba dormida, y con eso cayó en cuenta el por qué de la actitud de la mayor, ya que incluso en sueños temía que ella se fuera de nuevo y la dejara.
Con mucho esfuerzo, Anueng logró moverse entre los brazos de la artista para poder quedar frente a frente con ella, su atención rápidamente desviada al rostro sereno de la mujer que amaba, pero a pesar de su serenidad, las ojeras que tenía, lo pálida que estaba y lo delgada que se veía en comparación con aquella mañana, le hizo sentir un pesar a la joven; ahora notaba realmente lo que había escuchado de Khun Mon sobre que Ar-Nueng había estado descansando muy poco y se excedía demasiado en su trabajo, todo para poder mantener la mente ocupada de su realidad actual. Anueng estuvo muy mal luego de abandonar el apartamento de Khun Nueng luego de su noche juntas, pero ella se refugió en salir con sus compañeros de clases y beber para poder olvidar, tal como esa noche en el club donde la mayor la encontró y la llevó de regreso a su palacio luego de que se negara a ir a su propia casa; pero tal parece que Khun Nueng no hizo nada como eso, sino que en cambio se dejó atormentar por sus propios demonios, quizás en una especie de castigo a sí misma luego de que Anueng la dejara en aquella misma cama, diciéndole las mismas palabras que había usado aquella primera vez.
Ambas se habían hecho mucho daño luego de haberse entregado íntimamente la una a la otra en las dos primeras ocasiones, claro que Anueng había llegado a temer que la mayor volviera a pedir un reset y se lo había dejado claro antes de caer en la cama aquella noche del club, pero Ar-Nueng le pidió que confiara en ella y se había vuelto a disculpar por lo que había hecho; aquello le debió de haber demostrado que la M.L. no le haría eso otra vez pero su lado orgulloso le ganó y le dio a probar de su propia medicina aun cuando Ar-Nueng la había tratado tan tierno aquella mañana después de hacerla ver las estrellas en varias ocasiones la noche anterior.
El hecho de que alguien tan reservado y frío como Khun Nueng la hubiese tratado con tanto cariño, despertándola con suaves besos y caricias, hablándole tan tiernamente y ayudándola a sentar le había derretido el corazón a la menor, quien aún no creía que fuera una realidad que aquella mujer se comportara de esa manera con ella; Anueng se había admitido a sí misma que estuvo a nada de simplemente lanzarse a sus brazos y permanecer juntas en aquella cama, pero tomó todo de sí para hacer lo que hizo y aún más le tomó todo de sí tener la fuerza para poder salir del palacio, ya que tan pronto como salió de la habitación y bajó hacia la puerta principal, notó que había comenzado a llorar en silencio, y la ama de llaves (La Tía Nim) la había encontrado llorando mientras sostenía el pomo de la puerta y llevando puesta ropa de Khun Nueng, puesto que la ropa que había llevado puesta la noche anterior la misma Khun Nueng la había llevado a la lavandería del palacio para que fuera lavada, queriendo que cuando la menor se fuera más tarde al día siguiente, lo hiciera con ropa limpia y fresca.
La Tía Nim había sido tan amable con ella al entregarle no solo su ropa debidamente doblada y seca, sino también su bolso, algo de desayuno y un pañuelo para que se secara las lágrimas, además de una cálida sonrisa y decirle respetuosa y maternalmente que esperaba que tuviera un buen día y que esperaba verla pronto en el palacio; Anueng se marchó luego de eso, habiendo recobrado un poco de su compostura pero aun sintiéndose miserable por lo que había hecho, la pequeña satisfacción que obtuvo al ver a Khun Nueng algo afectada y tomada por sorpresa ante su comportamiento, no duró mucho ya que obviamente se arrepentía de lo que había hecho, pero ya había sucedido y debía atenerse a las consecuencias.
Ni siquiera los regaños de su abuela con respecto a que no había llegado a dormir la noche anterior le afectaron tanto como el recuerdo de todo lo que había pasado tanto la noche anterior como aquella mañana, y cuando su abuela le preguntó acerca de por qué es que llevaba una ropa diferente y haberle cuestionado de quien era, pensando que era de algún chico, le dijo una verdad a medias sobre que se había quedado en el palacio de Khun Nueng luego de salir tarde de la biblioteca con sus compañeros y que se le había ensuciado la ropa debido a un derrame de bebida, y que Khun Nueng había sido muy amable al lavarle la ropa y prestarle esa para no tener que usar la misma ropa que el día anterior, por fortuna la sola mención de Khun Nueng hizo que su abuela dejara de interrogarla y la dejó tranquila para que fuera a prepararse para ir a la universidad.
Y algo que sorprendió mucho a la más joven fue que después de que se había preparado y había salido de su casa, una camioneta la estaba estacionada afuera y justo había un hombre esperándola, aquello se le hizo muy raro pero cuando se presentó como uno de los empleados del palacio de Khun Nueng se quedó un poco más tranquila pero aún seguía extrañada sobre por qué estaba allí, hasta que le explico que su señora le solicitó que la llevara a la universidad, la recogiera cuando terminara su día y la llevara de vuelta a la casa de su abuela con seguridad; aquello hizo que Anueng sintiera su corazón oprimirse y tuvo que contenerse de no llorar allí mismo, porque a pesar de lo que ella le había hecho aquella mañana, aún se preocupó por ella y le mandó a alguien para que la llevara a la universidad, aun con los ojos llenos de lágrimas mantuvo su compostura y le agradeció mientras subía a la camioneta, dándole la dirección de su universidad una vez que el hombre subió a la camioneta y le preguntó por la dirección.
De repente Anueng fue sacada de sus pensamientos cuando sintió que Khun Nueng apretaba su agarre en ella por un momento antes de volver a aflojarlo mientras soltaba un suspiro que a la menor le pareció más como de alivio, cosa que hizo que la mirara con curiosidad mientras la mayor parecía comenzar a despertar, por lo que con movimientos lentos y cuidadosos se incorporó un poco para apoyar su cabeza en su mano, colocándose de lado en la cama, levantando su mano hacia el rostro de su amada, sonriendo con algo de diversión escuchar su pequeño quejido cuando el sol le dio de lleno en la cara, pero una vez que se acostumbró a la luz, abrió sus ojos y se comenzó a mover un poco en la cama para quitarse la somnolencia.
—¿Has dormido bien, Ar-Nueng? —le preguntó con tono suave y cariñoso, acariciando con ternura el rostro de su amada, sonriendo al ver cómo es que se estiraba cual gato en la cama, provocando que la sábana que cubría su pecho se deslizara un poco, dejando al descubierto el inicio de su escote, mostrando las marcas que le había dejado la noche anterior, cosa que hizo sonrojar un poco a la menor pero también la hizo sentir orgullosa ya que ella era la única que podía hacer eso.
—Mmm...Como hace mucho no lo hacía —respondió con su voz completamente ronca, soltando un pequeño gemido de satisfacción al sentir sus músculos estirarse y relajarse cuando se movió; realmente había dormido maravillosamente y por primera vez en mucho tiempo no había tenido ni una sola pesadilla relacionada con Khun Song y mucho menos con Anueng —. ¿Qué tal has dormido tú, Nueng?
—Perfectamente, Ar-Nueng. Dormir entre tus brazos es lo mejor del mundo, es como un sueño hecho realidad —respondió jovial, soltando una pequeña risita cuando la mayor la envolvió en sus brazos y le dejo un beso en la mejilla, luego las hizo girar en la cama y entonces fue ella la que se colocó de lado mientras apoyaba su cabeza en su mano, mirando con completo amor a la menor, sintiéndose aliviada y alegre de que no se hubiera ido y en cambio siguiera allí con ella.
—Tu eres mi sueño hecho realidad, Nueng —murmuró al mismo tiempo en que acariciaba con su dedo índice la nariz y los labios de la más baja, disfrutando de poder tener una mañana tranquila y sin problemas como realmente deberían haber tenido desde la primera vez; de verdad se sentía dichosa y daba gracias a Buda que ya no hubieran dejado que sus miedos les ganaran.
La Nueng menor no pudo evitar sonrojarse y sonreír jovial ante las palabras de la mayor, así como tampoco se contuvo de robarle un beso cuando se cambió de posición para estar ahora boca abajo en la cama, mirando embobada a su amada luego del pequeño beso que le robo. Durante varios minutos ambas solo permanecieron en silencio, simplemente mirándose y detallando cada rasgo de la otra, como si quisieran conservar lo más posible de la otra en su mente.
—Hay algo en tu mente ¿Qué es? ¿Qué te molesta? —habló luego de un rato, habiendo estado acariciando con ternura y delicadeza la mejilla de la castaña más baja por un rato, notando cómo es que ésta la miraba con ternura y amor pero también con lo que pudo intuir que eran dudas; así que al instante quiso saber qué era lo que la hacía tener dudas, para que pudieran solucionarlo antes de que se hiciera un asunto mayor y peor.
—No es molestia, solo... Después de todo lo de ayer ¿Esto significa que estamos juntas ahora? —cuando comenzó a hablar negó ligeramente, no queriendo que Ar-Nueng pensara que estaba molesta o incomoda por lo que había pasado, o peor aún que pensara que estaba arrepentida, porque ella jamás se arrepentiría de alguna cosa que sucediera entre ellas; luego de una breve pausa y de haber estado disfrutando de las caricias que le eran propiciadas, por fin verbalizó lo que había estado rondando su mente desde que se despertó.
—¿Estás segura de querer estar conmigo en vez de estar con alguien de tu edad? —le cuestionó con tono suave luego de haberse quedado unos segundos en silencio, pensando bien en lo que le diría, claro que ella quería que estuvieran juntas, que fueran oficialmente novias o lo que quisiera Anueng, pero todas las dudas que la propia Khun Nueng tenía día y noche no la dejaban en paz, ella también tenía sus temores con respecto a los sentimientos de la menor hacia ella.
—Yo solo te quiero a ti, Ar-Nueng. No quiero a nadie más —le respondió con tono firme y sin titubear ni un segundo, dejando un pequeño beso en la mano de esta luego de que dejara de acariciar su cabello, mirándola con completo amor y sinceridad, pero al ver como la mayor soltaba un suspiro comenzó a tensarse y mas aun cuando la vio comenzar a incorporarse —. ¿Tienes dudas sobre nosotras?
—Me preocupa lo que vendrá, muchos no aceptarán lo nuestro, Nueng. Principalmente tu familia; soy la mejor amiga de tu madre, quien también estuvo enamorada de mí, tu padre es mi ex prometido y tu abuela me designó como tu modelo a seguir y como tu cuidadora —habló con sinceridad mientras se sentaba en la cama y apoyaba su espalda desnuda en la cabecera, manteniendo la sábana contra su pecho para evitar que se fuera a deslizar; ella no quería ser la razón por la que Anueng se separara de su familia, menos ahora que querían estar más cerca de la menor, pero tampoco quería no estar con ella, su vida no tenía ningún sentido sin su pequeña, pero habían tantas cosas que podrían a prueba su amor y ella lo sabía, y la principal y quizás más importante de todas era la familia de la joven universitaria —. Dudo que quieran que alguien como yo esté contigo, y a todo eso también sumémosle nuestra diferencia de edad y que somos mujeres.
—¿Por qué tiene que importarnos lo que otros piensen? Tú y yo nos amamos y eso es lo que nos tiene que importar, Ar-Nueng. Si es por mi familia, mi madre no me crió y me abandonó con mi abuela casi tan pronto como nací; a Chet no lo considero como mi padre, en todo caso lo veo como un rival porque aún quiere tu amor y quiere tenerte para él, cosa que no voy a permitir; y mi abuela, la amo pero esta es mi vida y yo soy la que decido que hacer con ella —habló con tono suave pero serio, incorporándose también mientras sostenía la sábana contra su pecho y acercándose a la mayor para que estuvieran frente a frente; para ella lo más importante que había era Ar-Nueng y el amor que compartían la una por la otra, si bien sus padres ahora estaban intentando mejorar su relación con ella, ya era un poco tarde para eso, ya tenía veintiún años, ese año cumpliría veintidós y no necesitaba de ellos así como no lo había hecho cuando era una niña.
Los tres querían imponerle cosas para su propio beneficio, nunca pensaban en lo que ella quería realmente, solo querían tomar decisiones por ella sin siquiera consultarle ni llegar a un acuerdo con ella, tan para su abuela, su madre y su padre solo importaba lo que ellos decidieran y las opiniones que ella tenía no les importaban, por eso y más era que ella no veía sentido que su felicidad tuviera que verse afectada por lo que ellos pensaran; además de que sus padres no podrían ni deberían juzgarla por amar a Khun Nueng, si ellos mismos en algún punto de sus vidas también lo habían hecho, solo que mientras su madre fue rechazada porque Khun Nueng no la veía más que como una amiga, si bien Chet llego un poco más lejos ya que fue comprometido por la abuela, él tampoco consiguió nada más que una boda fallida con su Ar-Nueng, pero en cambio ella era quien se había ganado el corazón de la M.L. y no planeaba que nada ni nadie las separara, ellas estaban destinadas a estar juntas y habían estado pasando por mucho para lograr llegar a donde estaban, aun les faltaba mucho por recorrer pero ella no se rendiría.
—Si tú estás segura de querer estar conmigo a pesar de todo, entonces me enfrentaré a todo lo que venga contra nosotras, no permitiré que nos separen y que te alejen de mí, Nueng. Lo eres todo para mí, tú has llenado los espacios en blanco que habían en mi corazón, los llenaste con tu amor y no puedo ver mi vida sin ti —habló con un tono serio pero igualmente afectuoso, tomando la mano de su amada en la suya, atrayéndola hacia sí y automáticamente la menor se sentó en su regazo, habiendo movido las sábanas para que no quedaran tan atrapadas entre sus cuerpos; mientras hablaba se aseguró de mirarla en todo momento a los ojos, queriendo que viera cuán sincera y segura estaba de sus palabras, por la joven mujer que ahora estaba sentada cómodamente en su regazo y entre sus brazos haría hasta lo imposible.
»Lucharé por nosotras y por nuestro amor hasta el final y contra quien sea...Si fuera necesario yo quemaría el mundo por ti, Nueng, con tal de que seas feliz dejaría que todo ardiera —continuó con solemnidad, rodeándola con su brazo izquierdo por la cintura, mientras con su mano derecha la tomaba del mentón con delicadeza pero firmeza a la vez, manteniendo su mirada fija en aquellos hermosos ojos que la tenían cautivadas desde la primera vez que los vio mirarla, aunque en ese momento no se hubiera dado cuenta, pero unos segundos después sus ojos bajaron a los carnosos y tentadores labios.
Escuchar aquellas palabras por parte de su Ar-Nueng hicieron que Anueng se sintiera como la mujer más dichosa en el mundo, tener a una mujer como Khun Nueng profesándole su amor y devoción de tal manera hacía que su corazón latiera con fuerza en su pecho, ser quien tuviera el corazón de la mayor era una dicha que en un momento pensó nunca poder lograr, pero ahora allí estaba, sentada en su regazo, apenas cubierta por las sábanas, habiendo pasado la noche con ella por tercera vez, uniéndose de la forma más íntima y amorosa que podía existir, sin duda alguna Anueng podría decir que era la favorita de Buda por haberle dado la oportunidad de ser a quien la mismísima M.L. Sippakorn Anuntrakul amara.
—Lucharemos juntas, Ar-Nueng. Ahora estamos juntas, debemos compartir nuestras cargas y demostrar que nuestro amor es fuerte —habló mientras pasaba sus brazos por los hombros de la más alta, acercando sus cuerpos un poco más, su mirada también habiendo bajado a los labios de la mayor, deseando volver a tenerlos contra los suyos una vez más.
La cercanía que tenían y la obvia tensión que había entre ellas en ese momento podía palparse, pero en el justo momento en que Khun Nueng iba a tomar posesión de los labios de su amada una vez más, su teléfono comenzó a sonar en la mesa de noche, pensó en no darle importancia pero cuando volteo a verlo por si era Sam o Mon, vio el identificador y este tenía un numero extranjero, por lo que al instante supo que debía atender esa llamada, ya que era de un cliente al cual había estado esperando la llamada desde la noche anterior, era importante, así que con pesar le tuvo que pedir a su chica que se levantara porque tenía que atender aquella llamada, ya que era de un cliente importante; por lo que sabiendo que el trabajo era algo muy importante en ese momento para la mayor debido a que quería hacer una galería de arte, Anueng no dudo en darle espacio para que atendiera la llamada, teniendo que morderse el labio cuando vio a la mayor levantarse de la cama completamente desnuda y tomando el teléfono de la mesa de noche, contestando a la llamada en un inglés ronco y algo marcado, pero demasiado sexy para su pobre corazón, el cual ahora estaba desbocado ante la vista pecaminosa de su amada desnuda frente a ella aunque de espaldas.
Anueng tuvo que tomar la difícil decisión de levantarse de la cama para ir a asearse en lugar de quedarse allí y seguir viendo el cuerpo de su Ar-Nueng, pero realmente tenía que asearse ya que luego de todas las actividades que habían tenido quedaron cansadas y no se asearon en el momento, además de que quería lucir linda y fresca para la mayor; así que aprovechando que esta estaba de espaldas a ella, se levantó rápidamente de la cama, teniendo cuidado de no tropezar en el intento, y cuando se aseguró que no la veía corrió hacia el cuarto de baño, ya que aunque se hubieran visto desnudas ya varias veces y hubieran hecho el amor, a la universitaria le daba algo de pudor que Ar-Nueng la viera desnuda, pero quizás aquello se le iría pasando con el tiempo.
Mientras se duchaba, la castaña más baja escucho abrirse la puerta del baño y escucho luego la voz de la más alta, quien aún estaba hablando por teléfono serenamente, cuando se asomó para verla, vio que ahora vestía una bata de baño, tenía su cepillo de dientes en la mano y estaba colocando algo de pasta dental mientras sostenía el teléfono entre el hombro y su oreja, cosa que la hizo parecer algo tierna ante los ojos de la menor, la cual siguió duchándose mientras escuchaba algo amortiguado la conversación, pero no quiso prestar tanta atención ya que sentía que estaría invadiendo su privacidad, así que se puso a tararear suavemente para que aquello amortiguara un poco más la conversación. Poco después salió y se cepillo los dientes con un cepillo nuevo que le dejó su amada allí, ya que ella no tenía ninguno en el palacio, cuando terminó salió del cuarto de baño y vio que Khun Nueng había terminado de hablar, y en cambio ahora estaba colocando tendiendo la cama con sábanas limpias, mientras las que habían estado anteriormente estaban en una pequeña cesta junto con sus pijamas y ropa interior.
—¿Realmente puedo venir a quedarme cuando quiera? —preguntó con tono dulce, rodeando la cintura de la mayor cuando esta terminó de tender la cama, y al sentir su abrazo al instante coloco una mano en la suya y la acarició con ternura.
—Por supuesto que sí, Nueng. Quiero que te quedes a dormir aquí y que vengas siempre —le respondió al instante, girándose entre sus brazos para verla a los ojos adecuadamente, dejando un beso en su frente y una caricia en su nariz, colocando su mano libre en la cintura de la más baja.
—¿Qué hay de mudarme aquí contigo? ¿Podría hacerlo en algún momento? —realmente preguntó en broma, como si quisiera probar las aguas, pero en el fondo era algo que quería que sucediera, quería mudarse con la mayor y no tener que estar tan separadas todo el tiempo, pero obviamente no quería presionar a la mayor.
—No hay nada más en el mundo que desee, deseo que te vengas a vivir conmigo, pequeña. Pero aún es muy pronto para hacerlo, aún hay cosas que se tendrán que solucionar primero —habló con su voz tersa, acariciando su mejilla; si fuera por ella le pediría que se mudara ese mismo día, pero la situación no era tan fácil, generaría preguntas que por el momento no podrían responder a menos que quisieran comenzar a tener problemas, y con sinceridad preferiría disfrutar por ahora de su momento de felicidad con su Nueng.
—Bueno, tendré que conformarme con quedarme algunos días y venir a verte más seguido —comentó con tono algo resignado pero igual estaba feliz de poder ver a su amada sin problemas y además de que se podía quedar allí cuando quisiera.
—Eso suena perfecto —dijo jovial, mirándola con amor, más que feliz de que su amada pasara más tiempo en su palacio con ella, por el momento eso les tendría que bastar hasta que pudieran arreglar la situación que en algún momento tendrían que pasar con la familia de Anueng.
—Ve a ducharte, Ar-Nueng, iré a prepararnos el desayuno ¿Si? —le dijo mientras se colocaba de puntillas y le dejaba un beso en los labios, alejándose de ella cuando la mayor se inclinó hacia ella, dejándola con ganas de seguir besándola.
Khun Nueng miró a su amada un poco aturdida por lo que había hecho, terminando por soltar un pequeño carraspeo mientras se encaminaba al cuarto de baño cuando la menor la miró con fingida curiosidad porque siguiera en el mismo lugar, y una vez que entró en el cuarto de baño, la menor se comenzó a vestir con la ropa que la más alta le dejó en la cama, haciendo una nota mental de traer algo de su ropa para que estuviera allí, aunque realmente le gustaba ponerse la ropa de su amada; cuando terminó bajó hacia la cocina, saludando con alegría a cada persona que trabajaba en el palacio que veía, recibiendo un saludo entusiasta y una pequeña reverencia, cosa que la hizo sonrojar porque aún no se acostumbraba.
—S̄wạs̄dī txn chêā (Buenos días), Khun Anueng ¿Ha dormido bien? —la saludó con tono suave y respetuoso una mujer de cabellera negra y un poco más alta que ella, en cuánto la vio entrar en la cocina, dándole una sonrisa genuina mientras hacía una reverencia hacia ella.
—S̄wạs̄dī txn chêā (Buenos días), he dormido muy bien, muchas gracias —saludó con un poco de timidez, acercándose a la encimera, viendo cómo es que tenía varios ingredientes allí listos para picar, pensando en cómo podría decirle que ella quería preparar el desayuno para su amada.
—La Tía Nim ha salido de compras para el almuerzo y la cena junto a Linda y Miriam ¿Quiere que les prepare el desayuno a usted y a Khun Nueng? —informó tranquilamente mientras se lavaba y secaba las manos antes de comenzar a picar los ingredientes, mirando a la menor por si quería que se le preparase algo en específico a ambas.
—No, no. En realidad, quería hacerlo yo misma pero no conozco la cocina, así que me preguntaba si ¿Podrías ayudarme? —habló luego de una breve pausa, habiendo estado jugueteando con sus manos con nerviosismo, esperando que no se molestara por su petición, pero cuando la otra sonrió ampliamente, Anueng se sintió aliviada.
—Con mucho gusto, Khun Anueng, será un honor para mí ayudarla —le dijo con entusiasmo mientras le hacía una seña para que se lavara las manos y mientras terminaba, busco un delantal para la más baja y una vez que lo encontró la ayudó a ponérselo, ambas comenzando a platicar sobre lo que quería preparar Anueng.
Mientras ambas trabajaban tranquilamente en la cocina, Anueng se enteró de que gran parte del personal estaba desayunando, ya que en el palacio desde hace muchos años, se había convertido en regla que el personal comiera primero en lugar de la familia, ya que no querían que tuvieran que esperar hasta después de que la familia lo hiciera, cosa que se le hizo muy amable y considerado a Anueng, quién luego de saber que los hombres solían pedir una segunda taza de café para comenzar más activos el día laboral, ella se ofreció a hacer su café, queriendo agradecerles por su buen recibimiento y que la tratasen tan amablemente.
Al mismo tiempo en la puerta principal alguien tocaba el timbre esperando con algo de impaciencia a que le abrieran, pero cuando volvió a tocar fue atendido por un miembro masculino del personal del palacio, el cual al ver quién era la persona que llamaba pensó en una vez más indicarle que su joven señora no estaba recibiendo visitas, pero cuando él candidato dijo que no se iría hasta hablar con la señora de la casa, entonces el pelinegro más alto decidió llevarlo con la joven señorita, después de todo y como se había dejado claro, la joven Anueng era la igual de Khun Nueng, por lo que con un tono cortés pero frío, le indico que lo siguiera, comenzando a caminar sin mirar atrás.
—Khun Anueng, tiene visitas —anunció con un claro cambio en su voz, la cual ahora era suave y jovial, como si un rayo de alegría lo hubiera invadido de repente en comparación con como lo había recibido hace un momento; no solo le había sorprendido el cambio en su voz, sino también el honorífico que había utilizado y hacia quien lo había utilizado; su hija, quien estaba tranquilamente en la cocina sirviendo café en varias tazas mientras una mujer la instruía para que no se fuera a quemar.
—¿Qué haces aquí, Anueng? —preguntó de repente, mirando a su hija con una ceja levantada, claramente confundido sobre por qué estaba allí tan temprano, después de todo no esperaba verla allí, sino a Khun Nueng como había solicitado cuando pidió ver a la señora de la casa, pero en lugar de llevarlo con la M.L. lo habían llevado a la cocina, donde estaba su hija como si nada.
—Gracias, Leo...Por favor, lleva el café a los demás y diles que espero les guste — Anueng ni siquiera se inmutó al escuchar a su padre allí, terminó primero lo que estaba haciendo y luego le agradeció al hombre más alto con una pequeña sonrisa, señalando la bandeja con las tazas de humeante café para que la tomara, ya que ella misma no podría hacerlo, puesto que habían como diez tazas y en otra habían también unas cinco más, pero esas las llevaría la mujer que la había estado instruyendo, a quien también le había agradecido por su ayuda.
—Muchas gracias, Khun Anueng, estoy seguro que nos encantará —habló jovial mientras le daba una pequeña reverencia antes de tomar la bandeja con sumo cuidado y comenzaba a caminar fuera de la cocina junto a la mujer, con quien comenzó a platicar en voz baja una vez que cruzaron el umbral de la puerta.
—Podría preguntarte lo mismo, papá ¿Qué haces aquí a estas horas? —habló una vez que estuvieron a solas, usando un tono cortés mientras le daba una pequeña sonrisa un tanto forzada, colocando los platos del desayuno ya preparado en una bandeja para poder llevarla al comedor; en esos momentos su padre no estaba en su lado más bueno, ya que él se había entrometido entre los compañeros de clase con quienes iba a beber de vez en cuando, no porque le importará que estuviera bebiendo, sino porque erróneamente pensaba que los chicos eran sus pretendientes, por lo que los había amenazado con emprender alguna acción contra ellos si se seguían acercando a ella con otras intenciones.
Quizás hubiera apreciado la preocupación si no hubiera Sido tan radical con su intromisión, habiéndole puesto incluso un detective para que averigüe lo que estaba haciendo con esos chicos, que quizás sí, estaban interesados en ella, pero ella desde un inicio les dejo claro que no quería nada con ninguno ni con nadie de la facultad, ya que ella estaba enamorada de otra persona y todos los entendieron e incluso algunos bromeaban con ella con quién podría ser el afortunado o la afortunada.
—He venido a invitar a Khun Nueng a desayunar —respondió con un repentino tono alegre mientras seguía a su hija al comedor, viendo con curiosidad de por qué habían dos platos en la bandeja, al parecer no había captado que no solo ella iba a comer.
—Pues como puedes ver ya me he encargado de eso —comentó serena, colocando el plato de su amada en la silla principal de la mesa y el suyo propio en la silla lateral, luego regresó a la cocina con la bandeja y trajo consigo la jarra de jugo que había hecho y dos vasos, colocándolos debidamente y con cuidado en la mesa, sintiendo la mirada fija de su padre en ella en cada movimiento.
—Para eso hay gente de servicio, no tienes que tomarte estas molestias —dijo como si aquello era algo que ella no tendría que estar haciendo, como si estuviera por debajo de ella, olvidando que si bien era su hija, ella no había crecido con personal que la atendiera y malcriara, su abuela la había criado independiente y a ella le gustaba cocinar por sí misma de vez en cuando —. ¿Has dormido aquí?
—No me molesta y me encanta hacer estas cosas por Ar-Nueng —esta vez su voz fue un poco más cálida, sirviendo el jugo en ambos vasos con cuidado, sonriendo un poco al recordar las veces en que compraba el desayuno para la mayor o algún aperitivo, sin saber que en varias ocasiones lo que ella le daba era lo primero y único que podía comer Khun Nueng ya que no tenía suficiente dinero después de pagar el alquiler y algunos materiales para trabajar —. Sí, he dormido aquí.
—Ella nunca dejó que nadie se quedara en el palacio —murmuró con un tono entre confundido y receloso, mirando a su hija con el ceño ligeramente fruncido, ya que Khun Nueng lo había estado rechazando cuando había estado yendo a visitarla e intentando invitarla a salir, prácticamente le había dicho que no fuera al palacio a menos que ella dijera lo contrario pero ahora Anueng estaba allí y hasta se había quedado a dormir y el personal la trataba cariñosamente y como si fueran cercanos mientras que a él lo habían tratado con cortesía, a pesar de que a él lo habían conocido hace mucho cuando habían estado comprometidos.
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