Capítulo 02: Parte 02 (23-06-2024)
Pov Nadie:
—¿Tu y Folk están juntos ahora? —preguntó seria, intentando sonar lo más relajada posible pero su mandíbula estaba tensa al igual que su agarre en el borde del escritorio; sentía que debía sostenerse lo más posible para recibir la respuesta que posiblemente la terminaría de destruir de una vez por todas.
En su mente estaba teniendo una batalla consigo misma puesto que si la respuesta era afirmativa, ella debería alejarse por completo de Anueng para dejarla ser feliz con ese chico, el cual no tendría problema alguno para estar libremente con la joven universitaria, después de todo era un buen muchacho, educado, amable, tenía la misma edad de Anueng y lo más importante para su familia, era un hombre, era todo lo contrario a ella, pero había un factor que podría ser el más importante de todos y era el que le daba aun esperanzas a la M.L., Anueng era lesbiana y nunca había sentido atracción por ningún chico, ella misma se lo había dicho en varias ocasiones pero ¿Y si él la había conquistado? ¿Qué pasaría si su abuela ahora si le hubiera permitido tener una relación pero solo si era con él?
Por otro lado, si resultaba que la respuesta era negativa y Anueng se lo permitía, ella se encargaría de hacer lo posible para que la perdone y la deje permanecer en su vida, la volvería a conquistar y le demostraría cuanto la amaba realmente, estaba dispuesta a pelear por su amor si Anueng la aceptaba, quería compensar el dolor que le había causado a la joven mujer, pero ella también estaba lastimada y quizás antes de hacer cualquier cosa con respecto a los sentimientos que ambas tenían la una por la otra, deberían solucionar lo que había sucedido la última vez.
—No, solo somos amigos y compañeros de universidad. No somos nada más que eso —respondió rápidamente mientras negaba, acercándose un poco más a la mayor, queriendo acortar un poco más la distancia que había entre ellas; le sorprendió que Ar-Nueng pensara que ella y Folk estuvieran juntos solo porque ella lo tomó un momento del brazo y fingió estar divirtiéndose con él, pero ella también había pensado que Ar-Nueng y la bella Doctora estaban juntas nuevamente solo por haberlas visto tan cercanas el día anterior.
—Ayer parecían muy cercanos ustedes dos —refutó con algo de amargura apenas contenida, mirando a la más baja con el ceño fruncido mientras se cruzaba de brazos, separándose del escritorio por fin, pero aun manteniéndose en su sitio intentando calmar los celos que le daban al recordar aquella escena frente a ella.
—¿Cómo podría estar con alguien más después de lo que hicimos? —preguntó con tono suave y algo bajo, sintiendo sus mejillas sonrojarse un poco, había apartado su mirada de la más alta por unos segundos al recordar la última noche que habían compartido juntas; si antes le era imposible mirar a otra persona que no fuera Ar-Nueng, después de que estuviera entre sus brazos amándola y siendo amada no podría siquiera imaginarse acercarse a otra persona de aquella forma, ella solo quería a Ar-Nueng.
—¿Y qué fue lo que hicimos? ... ¿Qué hicimos, Nueng? —cuestionó con serenidad, manteniendo una cara seria mientras se acercaba más a la menor, y cuando ésta la llamó por su nombre en una especie de protesta ella le volvió a preguntar mirándola directo a los ojos mientras levantaba una ceja; solo sentía curiosidad acerca de a lo que se refería su querida Nueng ¿No le había dicho que hicieran como si no hubiera pasado nada? ¿No le había pagado con la misma moneda aquella mañana?
—Ar-Nueng, sabes de lo que hablo —dijo con reproche mientras levantaba un poco su cabeza para ver directo a los ojos de la mayor, frunciendo el ceño porque estuviera preguntándole aquello, ambas sabían perfectamente lo que había pasado en ambas ocasiones.
—¿Realmente hay algo entre nosotras? Creo que lo dejaste muy claro la última vez que estuviste aquí —habló con un tono más bajo y neutral, manteniendo lo más que podía su fachada de indiferencia y frialdad pero era muy probable que sus ojos, las ventanas a su alma, la delataran con lo que estaba intentando ocultar.
Anueng se quedó en silencio luego de escuchar a Ar-Nueng, viendo fijamente aquellos ojos que por tanto tiempo mantenían constante presencia en sus sueños y en su mente, ojos que aquella mañana la habían mirado con tanto amor y cariño cuando despertó, aquellos ojos que cuando comenzó a hablar comenzaron a llenarse de dudas, confusión, temor y finalmente dolor; aquella mirada que por poco la hizo retroceder en su "venganza" y lanzarse nuevamente a sus brazos para que volvieran a mirarla con amor, ahora solo estaba llena de dolor, tristeza, soledad, simplemente estaba apagada, como si no tuviera vida, como si no tuviera color en su existir, como el blanco del lienzo esperando ser llenado.
—K̄hxthos̄ʹ na (Lo siento mucho) Ar-Nueng. Lamento haberte dejado luego de que te disculparas y hayamos pasado la noche juntas —se disculpó con completa sinceridad, terminando de acortar la distancia que había entre ellas y colocando sus manos en las mejillas de la mayor, sintiendo sus ojos humedecerse con lágrimas no derramadas; Ar-Nueng la había lastimado primero y al final ella también la terminó lastimando, a pesar de haber pensado que lo que había dicho y hecho no afectaría a la mayor, pero ahora se daba cuenta de cuan equivocada había estado —. No debí haber hecho eso.
—Entiendo el por qué lo hiciste, me lo merecía completamente después de lo que te hice aquella vez —murmuró con tono bajo y apesadumbrado, habiendo cerrado sus ojos por unos segundos en cuanto sintió aquellas cálidas y suaves manos en sus mejillas, pero cuando los abrió nuevamente y notó las lágrimas comenzar a caer por las mejillas de la menor, no se resistió más y levantó una de sus manos para limpiar el rastro de lágrimas con la mayor delicadeza posible, solo para unos segundos después tomarla entre sus brazos, acunando su cabeza con su mano derecha.
—No debimos hacernos ese daño, ninguna de las dos lo merecía —murmuró contra el hombro de la mayor, rodeándola con sus brazos y apretándola con fuerza, sintiendo como es que ésta también apretaba su agarre y besaba su sien por unos segundos; pensó que no lloraría pero ver a Ar-Nueng nuevamente y ver tan al descubierto sus verdaderas emociones a través de sus ojos, junto con todo lo que le había contado Khun Mon, le afectó y no pudo detener el llanto, por lo que efectivamente terminó llorando contra el hombro de la mayor, envuelta firme pero suavemente entre sus brazos, haciéndola sentir segura una vez más.
—Supongo que pensamos que lo que hicimos era lo mejor pero al final solo nos seguimos lastimando la una a la otra....No volvamos a hacer eso —lo primero lo dijo luego de soltar un pequeño suspiro, pasando sus manos por los brazos y hombros de la más baja para después acariciar su cabello con ternura; por unos segundos se quedó en silencio pero cuando volvió a hablar, lo que dijo sonó más como una súplica, lo cual no le importó, ella no quería que volvieran a pelear, no quería que Nueng se alejara de ella.
—Estoy aquí y no me iré otra vez, no quiero que nos volvamos a separar, Ar-Nueng —mientras hablaba apretó su agarre en la mayor, rodeándola con sus brazos y dejando sus manos en la espalda de la más alta, inhalando su aroma mientras sollozaba un poco; había pasado tantas noches llorando por estar separada de su amor, arrepintiéndose una y otra vez de lo que había hecho, pero ahora que estaban así abrazadas y estaban hablando como las adultas que eran, no podía verse una vez más alejada de ella, no iba a permitir que el miedo, el orgullo, el enojo y el dolor las volviera a separar.
—Yo tampoco quiero eso, no quiero que te vuelvas a alejar de mi...No lo soportaría —confesó mientras acercaba el cuerpo más pequeño hacia el suyo si es que era posible, ya que estaban completamente cerca, sus cuerpos encajando de una manera perfecta como si ellas hubieran sido hechas la una para la otra.
Khun Nueng estaba temblando un poco por el miedo de que su amada Nueng se fuera nuevamente de su vida, apenas había soportado una semana y media y fue muy a duras penas, eso sin contar los cien días que estuvieron separadas luego de que ella le pidiera hacer un reset, estuvieron cien días enteros sin verse debido a que se estaba llevando a cabo el luto por el fallecimiento de la abuela, quien al ser descendiente de la realeza se le debe dar la despedida que se le da a la familia real, lo mismo se hizo cuando los padres de Khun Nueng fallecieron y también cuando la muerte de Khun Song; a pesar del resentimiento de Nueng a su abuela, ella estuvo durante los cien días allí, siendo el apoyo de Sam e incluso el de Ice, quien había sido la novia de Khun Song, a pesar de las quejas de su abuela, Nueng mantuvo a Ice cerca porque ella tenía el derecho de despedir a quien había sido el amor de su vida.
Khun Nueng estuvo muy agradecida con Ice por ser el punto de felicidad de su hermana cuando estaban pasando por tanta tensión y problemas en la familia, Ice fue lo mejor que le pasó a Song y de no haber sido por la última discusión que su hermana había tenido con la abuela, la cual la llevó a suicidarse aquella noche, quizás hoy aún estuviera allí, quizás las tres hermanas estarían juntas nuevamente, pero el destino no lo había querido así; Song se había ido porque no había soportado mucho más los maltratos de la abuela, el tener que esconder su amor con Ice por las apariencias y el qué dirán. No había día que Khun Nueng no se culpara por la muerte de su hermana, por no haber estado allí para ella y en cambio haberse ido del palacio por su propia cordura; tuvo un momento de egoísmo y eso tuvo la consecuencia de la pérdida de su hermana y la de su sobrino o sobrina que venía en camino sin que siquiera la propia Song lo supiera.
La culpa fue aun peor para Khun Nueng cuando se enteraron de que Song durante el accidente estaba con dos meses y medio de embarazo, que había hecho la FIV con Ice pero que en realidad ninguna sabía que había funcionado porque aún no se habían estado mostrando síntomas; con aquella noticia la abuela fue aún más cruel con Ice pero Khun Nueng la protegió lo suficiente para que asistiera a los cien días, pero luego de dos días del día cien, Ice desapareció y nunca más pudieron saber de ella, en el fondo Khun Nueng sabía que la abuela tenía algo que ver en eso y a pesar de que quería mantener una relación cercana con la chica que había hecho feliz a su hermana, supuso que lo mejor era que se mantuviera alejada de cualquier problema que le pudiera traer la abuela.
—Khun Nueng, el almuerzo está listo —informó la Tía Nim una vez que entró nuevamente en la biblioteca, preparada para tener una pequeña discusión con su joven señora para intentar convencerla de que comiera, si ella no lo lograba entonces tendría que llamar a Khun Sam o incluso a Khun Mon para que ellas la convencieran; sin embargo cuando entró en la biblioteca encontró a Khun Nueng y a Khun Anueng abrazadas mientras la más alta estaba apoyada contra el escritorio y parecían estar teniendo una conversación en voz baja.
—¿Ya has almorzado, Nueng? —le preguntó a la menor mientras le seguía frotando la espalda con cariño, sin importarle que la mujer mayor las hubiera visto en aquella posición; puede que ella no estuviera comiendo y se saltara las comidas todo el tiempo a menos que la obligaran, pero su Nueng estaba allí y debía asegurarse de que comiera bien, por lo que tan pronto como sintió una pequeña negación contra su hombro ella señaló hacia Anueng mientras miraba a la mayor entre las tres, dándole a entender de que solo le sirviera a la menor —. Bien, Tía Nim, sirve el almuerzo, por favor.
—En unos minutos pueden ir al comedor, con su permiso me retiro —dijo con serenidad mientras asentía y salía de la habitación, resignada porque Khun Nueng no quisiera que le sirvieran una vez más algo de comida, lo único que la reconfortaba un poco es que al menos había desayunado porque Khun Sam la había convencido; mientras caminaba a la cocina un pensamiento cruzó por su mente "¿Khun Anueng podría convencerla de comer algo?".
Luego de que la Tía Nim saliera de la biblioteca, la pareja se separó un poco y se miraron a los ojos, con cuidado y cariño se limpiaron mutuamente el rastro de lágrimas que les había quedado por haber llorado; después de que terminaron solo se quedaron en silencio mirándose, por un momento ambas bajaron sus miradas a los labios de la otra, querían besarse pero ninguna se atrevió a dar ese paso, inseguras de que si la otra también quería que pasara o no, sin embargo cuando se volvieron a ver a los ojos, Khun Nueng levantó su mano derecha hacia la mejilla de la menor y después de unos segundos acercó sus labios a su frente, dejando un pequeño y tierno beso en la zona, provocando que la más baja cerrara sus ojos mientras colocaba sus manos en la cintura de la mayor en un intento por sostenerse a sí misma, habiendo sentido sus piernas perder un poco de fuerza al tener nuevamente aquellos labios en su piel, aunque fuera en su frente.
—Vamos antes de que se enfríe la comida —comentó con tono suave mientras apoyaba su frente en la de su amada, acariciando su mejilla con su pulgar, sintiéndose completamente en paz por volver a tenerla cerca; después de dejar un tierno beso en la punta de su nariz y ver cómo es que la más baja se sonrojaba, le tomó de la mano y comenzaron a caminar fuera de la biblioteca y hacia el comedor.
»K̄hxbkhuṇ (Gracias) Tía Nim, yo me encargaré a partir de aquí, puedes ir a descansar —dijo Khun Nueng con una pequeña sonrisa en sus labios, asintiendo ligeramente mientras la mayor terminaba de llenar el vaso de agua de Anueng, una vez la escuchó asintió y dio una pequeña reverencia ante ambas antes de retirarse nuevamente a la cocina, habiendo deseado que la joven señora le dijera que también le sirviera un plato, pero se tuvo que resignar a que no pasaría.
Khun Nueng le hizo un gesto a la menor para que se acercara a la mesa, habiendo retirado un poco la silla para ella y una vez que se sentó la volvió a acercar un poco más a la mesa, cuando se sentó junto a ella no pudo evitar sentir su corazón calentarse al ver a Anueng sentada a la cabeza de la mesa; ella quería tratarla como su igual y al hacer aquello junto con haber dicho que todos en su palacio se debían dirigir a la menor como Khun Anueng en lugar de solo Anueng, era un comienzo para que al menos en su palacio vieran que aquella joven era importante para ella y que además era su igual.
—¿No vas a comer, Ar-Nueng? —le preguntó con algo de confusión al ver cómo es que solo ella tenía el almuerzo en el plato y la mayor le iba sirviendo un poco del curry; sabía que Ar-Nueng amaba la comida, tanto prepararla como comerla, pero ahora ni se le había servido un poco, algo realmente andaba muy mal.
—No, no tengo mucho apetito, come tranquila —respondió con serenidad mientras intentaba mantener su expresión relajada para que Anueng no se preocupara; la verdad era que apenas y había estado comiendo, y la gran mayoría de las veces solo se obligaba a comer porque estaba con Sam y Mon o con Wan Viva y Pleng, y entonces las cuatro la obligaban a comer porque no querían que le fuera a pasar nada malo, ellas eran quienes se preocupaban por su salud más que ella misma últimamente, pero ¿Se le podía culpar? Estar alejada de Anueng hacía que su vida no tuviera sentido y sentía que nada valía la pena, para ella lo único que valía la pena era la universitaria.
—Na ka (Por favor), come conmigo aunque sea un poco... Ar-Nueng~~ —le pidió con tono suave mientras tomaba una porción de su comida con la cuchara y se la acercaba a la boca, mirándola con aquellos ojos de cachorro a los que sabía que la mayor no se podría resistir; Khun Nueng negó ligeramente mientras apartaba un poco la cabeza pero cuando escuchó su nombre salir de aquella manera tan dulce y al ver aquellos ojos su corazón se derritió y cedió a la petición de la menor, aceptando que esta le diera algunos bocados de su comida.
Sin que la pareja lo supiera, desde la cocina la Tía Nim las estaba observando algo atenta desde que vio como Khun Nueng le había dejado el puesto que normalmente sería para la señora de la casa a la joven Khun Anueng, ella no era tonta y sería una total falsedad e hipocresía de su parte decir que no sabía acerca de las preferencias de Khun Nueng, podría ser de una generación diferente pero no era ignorante, desde la adolescencia había notado que Khun Nueng no estaba interesada en los hombres, si habrá tenido sus experiencias con mujeres lo supo ocultar muy bien, después de todo M.L. Khaekai hubiera hecho un escándalo si llegaba a enterarse de algún tipo de encuentro de índole sexo afectivo entre Khun Nueng y alguna otra joven; debido a la crianza de Khun Khaekai, Khun Nueng desarrollo la mentalidad de que nadie era digno de ella, por lo que ella nunca trajo alguna pareja al palacio si es que las llegó a tener, tampoco llevaba amigas o compañeras de clases, prefería ella ir a sus casas o encontrarse en otro sitio, pero ahora aquí estaba Khun Anueng.
La joven Anueng era la primera persona que Khun Nueng llevaba al palacio, permitiéndole dormir en el palacio y en su habitación, pidiendo que lavaran su ropa para que la tuviera impecable para cuando se fuera, diciéndole a todos los empleados del palacio que se dirigieran a ella con el honorífico de "Khun" y que la traten con respeto a pesar de que solo había estado allí una vez a parte de la noche que la vieron durante el funeral de la abuela; ahora nuevamente estaba allí y Khun Nueng le había dado su sitio en la mesa y le estaba sirviendo ella misma la comida, le sonreía dulcemente e incluso estaba dejando que la alimentara sin problemas, claramente demostrando que no le podría negar nada a la menor.
Para la Tía Nim todo era muy claro, Khun Anueng era alguien especial para Khun Nueng, y lo había demostrado desde aquella mañana en la que se fue, el declive que tuvo la joven señora había sido muy notorio, había perdido su brillo, su felicidad y solo parecía existir porque debía, no porque quisiera, sin embargo ahora que la castaña más baja estaba allí, el cambio era muy notorio, ella era la felicidad de Khun Nueng, y si así era, la Tía Nim le estaba muy agradecida; era consciente de la diferencia de edad y todo eso, pero la chica ya era una adulta y claramente estaba enamorada de la M.L., su amor era correspondido en ambas partes, y si bien muchos no verían con buenos ojos su relación o lo que tuvieran, la Tía Nim les brindaría su apoyo, ella podría ser mayor pero no era una anticuada y homofóbica como lo había sido Khun Khaekai, ella si apoyaría a las hermanas, ya lo hacía con Khun Sam y lo haría con Khun Nueng.
Después de que tanto Anueng como Khun Nueng hubieran terminado de comer y que juntas llevasen las cosas a la cocina para que fueran lavadas, no sin antes haber recibido un pequeño regaño por algunas empleadas y la Tía Nim porque se supone que ellas debían hacer eso ya que era su trabajo, al final ambas tuvieron que salir casi corriendo de la cocina porque las amenazaron con cucharones si se llegaban a acercar para lavar los platos, la Tía Nim las siguió mientras iba negando con la cabeza por sus ocurrencias, pero también tenía una sonrisa en su rostro ante el cambio que había dado Khun Nueng desde que la joven Khun Anueng entró en la biblioteca más temprano, realmente aquella joven era un soplo de alegría, vida y color en la vida de Khun Nueng.
—Tía Nim, por favor ¿Podrías llamar a una pequeña reunión frente a las escaleras? Necesito comunicar algo a todos —de repente Khun Nueng habló con tono sereno mientras volteaba a ver a la mujer mayor, la cual la miró un poco extrañada por unos segundos pero cuando vio cómo es que la joven señora tenía a la universitaria tomada de la mano y como se la acariciaba con tanta ternura le vino una idea de lo que podría ser, por lo que le dio un pequeño asentimiento antes de retirarse hacia la cocina y dar aviso de que Khun Nueng solicitaba la presencia de todos.
Las mujeres que estaban en la cocina se limpiaron las manos antes de salir a correr la voz de la reunión a todos los demás empleados y en menos de diez minutos ya los quince empleados que estaban trabajando ese día estaban reunidos frente a la puerta principal del palacio, estaban algo confundidos por la repentina reunión, ya que la última vez que tuvieron una reunión fue luego del accidente de Khun Nueng en casa de Khun Sam, y esta última había sido la que había solicitado una reunión, informándoles de que su hermana estaba en una etapa un poco sensible como habían notado desde que regresó al palacio, les pidió que estuvieran al tanto en todo momento y que cuidaran de ella, además de informarle a ella o a Khun Mon de cualquier cosa que pasara en el palacio, especialmente si era sobre la salud de Khun Nueng; sin embargo tan pronto como Khun Nueng junto con una joven castaña muy linda y la Tía Nim se colocaron en los primeros escalones inferiores de las escaleras para dar inicio a la reunión, todos notaron al instante el semblante cambiado de la joven señora, ahora su expresión era un poco más relajada y tenía un brillo en los ojos como hace mucho no veían, todos tuvieron un pensamiento en ese momento «¿Esa chica era la causante del cambio en Khun Nueng?»
—Agradezco que pausaran sus deberes unos momentos para asistir a esta pequeña reunión, como siempre les doy las gracias por su arduo trabajo para con esta familia desde siempre; especialmente les agradezco los cuidados extras que han tenido que darme desde que regrese al palacio, más en estas últimas semanas, K̄hxbkhuṇ māk s̄ảh̄rạb thuk khn (Muchas gracias a todos) —comenzó a hablar con tono sosegado, pasando su mirada por todos y cada uno de ellos para que se sintieran vistos, ella les estaba hablando a todos en general ya que todos y cada uno de ellos habían estado allí para ella en su momento más vulnerable; quizás al principio le molestaba que la vieran tan herida pero la mayoría de ellos habían estado en su vida desde que era una niña, así que supuso que no la juzgarían tanto.
»Adicional a este agradecimiento les quería presentar correctamente a Anueng Asavaniwet, la verán mucho por aquí a partir de ahora y también se quedara a dormir si así lo desea. Como anteriormente les comenté, quiero que la traten con respeto y cuiden de ella también...Ella es muy importante para mí, ella es mi todo —continuó hablando pero ahora con un tono más terso, señalando a Anueng, la cual estaba junto a ella en el mismo escalón y ahora la miraba un poco sorprendida pero aun con una sonrisa alegre en sus labios, asintiendo ligeramente en confirmación de que si quería quedarse a dormir allí.
De repente y por unos segundos Khun Nueng la miró directo a los ojos y la tomó de la mano con delicadeza, acariciándola con su pulgar mientras la miraba con amor, diciendo aquello último con seguridad y sin titubear en ningún momento; ella no negaría sus sentimientos por Anueng, si la gente se iba a enterar en algún momento de ellas, era mejor que lo fueran sabiendo por ella o por Anueng misma. Después de unos momentos más la mayor le hizo un gesto a la menor para que se presentara ante los demás, dando un paso hacia atrás y subiendo un escalón para que así ella se pusiera en su lugar y todas la pudieran ver sin problemas.
—S̄wạs̄dī thuk khn (Hola a todos) —saludó con algo de timidez a todos los presentes, luciendo un lindo sonrojo en sus mejillas debido a las palabras que había dicho la mayor, pero su corazón estaba latiendo como loco ya que había hecho aquello como si nada, como si lo hubiera querido hacer hace mucho; aquello le dijo que aunque aún no habían definido lo que eran, y aún no habían hablado tan a fondo de lo que había entre ellas, Khun Nueng no quería que fuera secreto, y ya había comenzado a decirlo frente a las personas que trabajaban en su palacio, ahora no solo eran Khun Sam y Khun Mon quienes sabían que ella era alguien especial para Khun Nueng.
—¡K̄hxbkhuṇ māk (Muchas gracias), Khun Anueng! —todos y cada uno de los empleados presentes le agradecieron al unísono mientras daban una reverencia, tomando completamente sorprendida a la joven, quien se asustó por la repentina oleada de agradecimientos y que además casi pierde el equilibrio en el escalón en el que estaba, pero Khun Nueng la sostuvo rápidamente y bajó al mismo escalón una vez más, colocando su brazo derecho alrededor de su cintura, manteniéndola lo más cerca de ella posible y preguntándole en voz baja si estaba bien, a lo que ella solo asintió y se enderezó nuevamente, manteniéndose cerca de la mayor.
—No he hecho nada ¿Por qué me dan las gracias? —preguntó algo extrañada luego de pasar el susto inicial cuando todos los empleados le agradecieron al mismo tiempo; volteo a ver a su Ar-Nueng por unos segundos en busca de alguna respuesta pero ésta la miro igual de confundida, ella tampoco sabía por qué le habían dado las gracias a Nueng.
—Usted le ha devuelto la alegría a Khun Nueng y la hace sonreír genuinamente otra vez —uno de los empleados masculinos (un hombre alto de cabello negro y ojos grises) le respondió con tono alegre y agradecido; en un momento en que iba camino al jardín a llevar unas herramientas, había visto un poco de su interacción en el comedor mientras almorzaban y había visto la sonrisa cariñosa que tenía Khun Nueng al ver a aquella joven, claro que no perdió el tiempo en contárselo a dos compañeros más, los cuales estaban esperando las herramientas que él llevaba.
—Por favor, cuide de nuestra joven señora, Khun Anueng. Ella podrá ser ruda por fuera, pero su corazón es muy frágil y puro, ella merece ser feliz por fin —esta vez fue la propia Tía Nim quien tomó la palabra, acercándose a la menor y tomando su mano entre las suyas, mirándola con agradecimiento y cariño, dándole unas suaves palmaditas antes de mirar por unos segundos a Khun Nueng, quien ahora estaba intentando contener sus lágrimas por lo que había dicho y por el buen recibimiento que estaban teniendo.
—Lo haré lo mejor que pueda, prometo hacerla feliz —dijo con solemnidad la castaña más baja, dándole una mirada determinada a la Tía Nim y luego a los demás empleados, quienes le sonrieron completamente felices y le dieron un pequeño asentimiento; le sorprendía que todos estuvieran contentos por ellas a pesar de que tenían una diferencia de edad, lo cual siempre suele ser un problema, adicional a eso era que ambas eran mujeres, pero claramente todos eran de mente abierta y solo veían lo que era, amor.
»Pueden llamarme Anueng si quieren, no necesitan ser tan formales conmigo —comentó luego de que la Tía Nim se separara de ella con una pequeña sonrisa, claramente contenta con su respuesta; mientras decía aquello pasó su mirada por todos los empleados, esperando que no se tomaran a mal su petición.
—No podemos, Khun Anueng, son las reglas de la casa / Además, usted es la igual de Khun Nueng, le debemos el mismo respeto / Con el tiempo se acostumbrara, Khun Anueng, no se preocupe —tres de las señoras que habían estado en la cocina cuando Anueng y Khun Nueng llevaron las cosas del almuerzo a la cocina hablaron con tono suave mientras miraban a la menor.
—Disculpe, Khun Nueng. Los cuadros que solicitó para reemplazar los que fueron quemados ya han llegado —de repente se escuchó la voz de un hombre más joven el cual recién iba entrando con un paquete mediano entre sus brazos, ya que él había sido quien los había recibido en la entrada del palacio hace unos momentos, anunciando la llegada del encargo que había hecho aquella mañana.
—Súbanlos a mi habitación mientras tanto, por favor...Pueden regresar a sus actividades, gracias por haberse tomado un momento para la reunión —a pesar de que quiso mantener un tono normal, Khun Nueng terminó hablando un poco más seria que hace un rato, tomando una postura más recta mientras asentía ligeramente y despedía a los empleados, la atmósfera se tensó un poco al todos recordar aquel momento en que dos de los hombres entre la servidumbre tuvieron que quemar cinco cuadros a petición de Khun Nueng.
Aquella era la segunda vez que cuadros que ella había hecho eran quemados, la primera por la M.L. Khaekai y la segunda por la misma Khun Nueng, ninguno de ellos jamás llegó a pensar que algo así pasaría, pero luego de ver el contenido de los cuadros entendieron por qué los había mandado a quemar, eran cuadros muy fuertes que representaban algo fatídico y para ser tan detallados significaba que Khun Nueng lo había tenido que soñar y muy vívidamente, y ahora teniendo la protagonista de tales cuadros allí y sabiendo ahora lo que representaba para Khun Nueng, entendían aún más la razón de quemarlos, ella quería borrar eso de su mente y de su vista.
—¿Cuadros quemados? ¿Qué fue lo que pasó, Ar-Nueng? —preguntó entre confundida y preocupada una vez que todos los empleados se despidieron de ellas y regresaron a sus actividades; se giró en el escalón para ver mejor a la mayor y al instante notó lo tensa que estaba y como es que ahora tenía el ceño ligeramente fruncido.
—Solo un pequeño incidente, los mandé a quemar yo misma, no te preocupes —respondió restándole importancia a aquello, manteniendo su mirada en otro lado que no fuera el rostro de Anueng, ya que ante la mención de los dichos cuadros recordó las pesadillas y las pinturas que había hecho, y el solo recuerdo de eso la hizo estremecerse y sentir nauseas, claramente aún no había podido borrar aquello de su mente por más que lo intentó.
Anueng no quedó nada convencida de la respuesta que la mayor le dio, pero como aún estaban al pie de las escaleras no quiso hablar más de aquello, ya que claramente era algo delicado por el notorio cambio que tuvo su amada ante la mención de los cuadros; por el momento dejaría el tema, pero más tarde conseguiría respuestas, necesitaba saber qué había pasado con aquellos cuadros, ya que le parecía completamente extraño que la misma Khun Nueng mandara a quemar sus cuadros, algo malo tenía que haber pasado para llegar a ese punto.
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