Capítulo 01 (08-06-2024)
Pov Nadie:
"Empecemos de nuevo, comencemos todo de cero... Tal como antes"
M.L. Sippakorn Anuntrakul o simplemente Khun Nueng, la mujer de sangre real que pensaba que nadie podría ser digno de ella debido a la crianza estricta que tuvo a manos de su abuela, quien pensó que jamás podría enamorarse de nadie, ahora sufría en silencio, ella nunca supo ni llegó a imaginar que aquellas palabras podrían hacerla sentir tan miserable y desolada, pero así había sido ¿Nueng había sentido lo mismo cuando ella se las dijo aquella vez? Claro que había sido así, ella misma lo vio cuando aun estando en su cama, desnuda y solo envuelta entre sus sábanas, había llorado mientras intentaba tomarla de la mano para intentar que se retractara de lo que había dicho.
Aquella vez fue ella la que le rompió el corazón a la joven universitaria pero esta vez fue Nueng la que le rompió el corazón a ella cuando pensó que podrían comenzar el día teniendo un lindo momento juntas, sin embargo terminó probando una cucharada de su propia medicina al escuchar de la boca de la chica que se había metido en su corazón, que hicieran como si no hubiera pasado nada entre ellas, tal como ella le dijo al día siguiente de haber estado juntas por primera vez; la mayor había querido compensar lo de ese día al darle una mañana diferente a Nueng después de haber estado juntas nuevamente, después de haber acariciado cada centímetro de su cuerpo con todo el amor y pasión que sentía por ella, de haberle susurrado entre caricias que la perdonara y cuánto la había extrañado, y una vez que la menor había quedado profundamente dormida, le susurro al oído cuanto la amaba, claro que había sido un movimiento cobarde de su parte, pero se dijo a sí misma que a la mañana siguiente se lo diría, sin embargo eso no llegó a suceder ni por asomo.
Khun Nueng había temido que Anueng no recordara nada de lo que había pasado entre ellas la noche anterior debido a cuánto había bebido la joven, y cuando se levantó y comenzaron a hablar por un momento lo sintió real, hasta que se dio cuenta de lo que estaba haciendo y fue cuando deseo entonces que hubiera olvidado la noche anterior, prefería eso a que la joven le pidiera que hicieran como si nada hubiera pasado; fue difícil para ella contener las lágrimas durante toda la interacción pero afortunadamente lo logro, solo para terminar quebrándose cuando por la ventana de su habitación vio a la castaña más baja salir del palacio, aquello se sintió tan doloroso para ella, tal como lo fue cuando Anueng salió de su habitación y apartamento aquella mañana.
Sintió un terrible deja vu porque tal como en ese momento en el palacio, ella se había asomado por la ventana en el apartamento y vio a la universitaria partir del edificio, en ambas ocasiones Khun Nueng lloro, una por el dolor de haber lastimado a la dulce chica y toda la carga emocional que conllevaba lo que había pasado entre ellas, sumándole la pérdida de su abuela, y lo culpable que se sentía por haberse acostado con la hija de quien era su antigua amiga y quien fue su ex prometido; ella había prometido cuidar de Anueng y ser un buen ejemplo a seguir, pero vaya ejemplo terminó siendo al haberse llevado a la cama a la hija de aquellos dos, misma chica que dieciséis años atrás había hecho que casi no naciera, causándole un nacimiento prematuro y problemas de salud a lo largo de sus primeros años y la casi completa ceguera que tuvo hasta hace unos meses.
No solo había roto la promesa de cuidar de Anueng, sino que no freno que la chica siguiera enamorándose de ella, no marcó distancia cuando debía, ella misma se fue enamorando y al final cruzaron la línea que había mantenido todo a raya por el momento, aquella línea se cruzó no una, sino dos veces; Khun Nueng había llevado a su cama y a sus brazos a una chica dieciséis años menor que ella, que estaba profundamente enamorada de ella, que aún tenía mucho que conocer en la vida y que además era la hija de Chet y Piengfa. La culpa de tantas cosas la estaba afectando aún más, sumándole el dolor de lo que su querida Anueng le había dicho, ella sabía que se lo merecía por lo que le había hecho, pero aun así su corazón dolía de sobremanera, y para colmo parecía no entender que ahora era posible que nunca más pudiera estar siquiera cerca de la joven universitaria, y aquello solo la hacía sentir aún más miserable.
Había pasado una semana y media desde la noche en que tuvo a Anueng entre sus brazos por última vez, una semana y media más un día desde que la misma Anueng le pidió que volvieran a restablecer y hacer como si nada hubiera pasado entre ellas, durante todo ese tiempo ella no había podido dormir nuevamente y mucho menos había vuelto a dormir en su cama, puesto que tan siquiera volteaba a ver en su dirección y todo lo que podía recordar era aquella noche, los recuerdos y sensaciones de haber hecho el amor con Anueng no la dejaban en paz. Sus noches ahora no solo estaban plagadas de pesadillas relacionadas con su hermana Song con respecto a su accidente y el no haber estado allí para ella por haberse ido del palacio para alejarse de las manipulaciones de la abuela, sino que además estaban plagados de pesadillas de Anueng teniendo el mismo accidente que Song y ella no pudiendo evitarlo, recuerdos de la primera vez que estuvieron juntas en su apartamento y ahora se le sumaban los recuerdos de su noche juntas en aquella cama en el palacio.
Recordar cómo se sentía su cuerpo debajo del suyo, estando piel con piel sin ningún impedimento, las suaves caricias de sus dedos en sus hombros y espalda, sus uñas arañándola cuando hacía algo que la hacía perder la razón, los gemidos que soltaba, su nombre murmurado entre jadeos y gemidos, cuando lo gritaba luego de cada orgasmo, sus suaves y deseosas suplicas; todo aquello estaba más que grabado en su mente y la volvía loca, por lo que en un intento por apaciguar sus tormentos decidió dormir en una de las habitaciones de invitados o incluso ir a casa de Tuo Lek y Mon, aprovechando que ellas eran su mayor y único apoyo en estos momentos, tal parece que para ellas, ella era un libro abierto y sabían incluso mejor que ella lo que estaba sintiendo; claro que ambas la reprendieron por lo que le había dicho a Nueng luego de la primera vez, y le dijeron que hasta cierto punto que le hubiera pagado con la misma moneda se lo tenía merecido, cosa con lo que ella estuvo completamente de acuerdo, pero también la consolaron y le brindaron comprensión cuando les conto todo lo que estaba sintiendo desde que se enteró que Anueng era la hija de Piengfa y Chet, su prematuro nacimiento y su posible implicación en ello, junto con todo lo que había acarreado toda la situación hasta ahora.
Mon y Sam le preguntaron acerca de por qué no iba a buscar a Anueng y arreglaba las cosas con ella, después de todo habían visto su lucha entre ir o no a verla, pero al final les termino diciendo que ella no quería volver a molestar a la menor, que le quería dar su espacio a pesar de que eso la estuviera matando por dentro con cada día que pasaba sin saber nada de la chica que ahora era dueña de su corazón. Había días en los que su corazón le ganaba e iba a la facultad donde estudiaba Anueng pero debido a que no se sabía su horario, nunca la veía ya que cuando iba era en horas estudiantiles, pero de cierta forma prefería aquello, ya que así Anueng no pensaría que la estaba queriendo molestar; otros días se encerraba en su habitación y se ponía a pintar para no tener la tentación ir a buscar a la menor, pero cuando se descubrió lo que hacía, su querida Tuo Lek, Mon e incluso Wan Viva buscaban la manera de sacarla para que no estuviera encerrada y ese día no era la excepción.
En ese momento se encontraba en un centro comercial esperando fuera de una tienda a Wan Viva y a Pleng, la pareja la había hecho salir de su palacio para que se entretuviera un rato, quizás ellas no sabían por lo que estaba pasando realmente, pero sabían que era un momento difícil para ella y ver a su amiga tan apagada y fingiendo estar bien les dolía a ambas, así que habían estado haciendo lo posible para distraerla cuando tenían tiempo y cuando lograban sacarla de su palacio; así que ahí se encontraba ella, esperando a que la pareja terminara de comprar, ella se había salido de la tienda para comprar algo de beber para las tres y prefirió quedarse afuera mientras tanto.
—Otra vez no tienen el color que quiero —se quejó Wan mientras se acercaba a su amiga, haciendo pucheros mientras miraba hacia atrás por unos segundos, viendo como su esposa estaba ya cerca para pagar en la tienda de al lado de donde ella había salido.
—¿No lo pudiste conseguir? —preguntó entre burlona y algo seria, manteniendo una cara seria mientras le entregaba el vaso de té helado que había comprado, tomando del suyo propio mientras miraba a Pleng en la fila para pagar; Wan había estado buscando unas pijamas a juego para ella y Pleng desde hacía un rato pero no había logrado nada aun y ya iba en la tercera tienda.
—¿Podemos ir a otra tienda, Khun Nueng? —preguntó con tono dulce mientras tomaba a su amiga del brazo y la miraba con ojitos de cachorro para ver si la lograba convencer, sabiendo que cuando hacía aquello, Pleng no le podía negar nada, pero Khun Nueng era otra cosa.
—Ya hemos estado en tres tiendas, Wan Vi —se quejó con algo de cansancio pero aun divertida por la situación de su amiga, ya que cada vez que quería comprar algo para su esposa se volvía muy perfeccionista porque realmente quería hacer todo perfecto, lo cual era tierno y algo estresante a la vez.
—Lo sé, pero aun no consigo el pijama perfecto, quiero el indicado para mi amor —dijo mientras seguía con su brazo entrelazado al de la más alta, tomando pequeños sorbos de su té, el cual tenía sujeto en su mano libre.
—Bien, bien ¿Qué hay de esa tienda? ¿Ya fuiste? —habló mientras miraba a su alrededor, señalando con su cabeza hacia una tienda dos locales más allá de donde estaban pero entonces su atención se desvió al ver a la chica que no paraba de rondar su cabeza en ningún momento.
Anueng estaba en el mismo centro comercial que ella, en la misma zona donde ella estaba pero no estaba sola, sino que estaba acompañada de Folk, ambos parecían charlar tranquilamente mientras caminaban, parecían estar en una cita, ya que ambos iban comiendo de un paquete de dulces que el chico iba sosteniendo; Khun Nueng se quedó en completo silencio mientras los veía, aun teniendo a Wan cerca de ella y con sus brazos aún entrelazados, apenas escucho algo de lo que le dijo mientras su mirada estaba fija en los jóvenes, quienes se habían detenido a unos metros de donde estaban en cuanto Anueng la vio allí, junto a la Doctora que había causado sus celos el día en que la abuela falleció.
Nueng y Anueng conectaron miradas y por un momento todo pareció desaparecer para la mayor, había extrañado tanto ver en persona aquel rostro que plagaba sus sueños, se había quedado prácticamente estática en su sitio, impresionada de lo hermosa que se veía, sintiendo su corazón latir como loco con solo verla, pero el ver a Folk a su lado también la hizo sentir celosa porque él podía estar libremente a su lado mientras ella no podía; la Nueng mayor salió de su estupor cuando la menor miró a su acompañante y lo tomó del brazo sin más, como si fuera lo más normal del mundo y ya lo hubiera hecho antes, también le dio una pequeña sonrisa y comenzó a caminar con él de aquella manera, pasando justo por detrás de ella y Wan como si nada, ella vio todo aquello en primera fila y sintió su corazón romperse nuevamente ¿La había perdido ya?
Una vez que los jóvenes universitarios se perdieron de su vista ella apartó a su amiga de su cuerpo, sintiéndose repentinamente incómoda ya que Anueng las había visto tan juntas, y a pesar de que ellas no eran nada y ahora parecía estar con Folk, en su mirar Khun Nueng detecto algo de celos, y ella al instante temió haberla molestado, después de todo el historial de celos hacia la Doctora no era reciente, puesto que Anueng había visto su interacción aquella noche en que Wan la dejó en su edificio y se despidió de ella con besos lanzados mientras entraba en su auto, en el cual la esperaba Pleng, quien ya se había despedido de Khun Nueng antes de que bajaran, pero se había quedado dentro porque la habían llamado.
—No me gusta cuando se aferran tanto a mí —murmuró mientras se soltaba del agarre de la Doctora, poniendo algo de distancia entre ellas mientras tomaba de su té en un intento por disimular su malestar.
—Hey, pero eso solo pasa cuando no eres particularmente cercana a alguien, y tú y yo somos mejores amigas, Khun Nueng —habló con algo de confusión por el repentino cambio de su amiga; sabía que a Nueng no le gustaba el contacto físico, ni siquiera cuando tuvieron su momento juntas le gustaba, pero a ella no la solía rechazar así tan repentinamente.
—Mmm —soltó mientras asentía distraídamente, aun mirando en la dirección en la que habían ido Anueng y Folk, esperando ver si alcanzaba a ver a la joven otra vez, pero tal parece que ya se habían ido del lugar.
—Khun Nueng, te has puesto muy seria de repente ¿Sucede algo? —quiso saber luego de notar la mirada fija de la más alta en una zona específica del lugar, quería saber que le había molestado tan de repente.
—No es nada, estoy bien —respondió con un tono algo cortante, acto reflejo que tenía para intentar mantener sus emociones a raya, para así no dejar ver que algo le había afectado.
—Es por esa chica ¿No? La que acaba de pasar tomada del brazo con ese otro chico —de repente Pleng habló mientras se acercaba a ellas y le daba un beso en la mejilla a su esposa, mirando fijamente a la artista, la cual casi se atragantó con el líquido que había tomado en ese momento, sorprendida ante el cuestionamiento de su amiga.
—¿Chica? ¿Qué chica? —preguntó Wan completamente confundida mientras miraba de Khun Nueng a su esposa, sacada de onda ante lo que decía y el repentino cambio de su amiga ¿De qué se estaba perdiendo?
—Mi amor, a veces, eres tan despistada... A Khun Nueng la vieron mientras la tenías agarrada, ella se paralizó y en posible represalia, la chica tomó al chico del brazo y pasó como si nada detrás de ustedes; pero dudo que fuera como si nada, su cara decía otra cosa —dijo aquello primero algo divertida porque su amada no hubiera notado todo el panorama; luego volvió a hablar ahora con un tono más serio mientras le daba algunos golpecitos en la espalda a la más alta para ayudarla a respirar con normalidad. Ella había notado perfectamente que el actuar de la chica había sido por puros celos debido a que Wan estaba en una posición tan cercana con Khun Nueng.
—T-tú... Eres muy observadora —murmuró Khun Nueng a duras penas mientras intentaba que el líquido bajara por el lado correcto, haciendo una mueca ante la desagradable sensación de que hubiera bajado por el lado incorrecto.
—Esa es una de mis cualidades, pero dime ¿Estoy en lo cierto? —dijo mientras se encogía de hombros, pero le cuestionó para ver si su amiga terminaba de soltar al menos algo de lo que la estaba atormentando, queriendo que al menos por un momento se permitiera ser simplemente humana y no la Mom Luang dura y fría que había criado a la abuela.
—Sí, Anueng es... Ella es alguien muy especial para mí —al final terminó por confesar a medias un poco de lo que sentía por la mujer que era dieciséis años menor que ella, rindiéndose un poco al ver el pequeño círculo de apoyo que tenía con ellas dos también; hizo una nota mental para luego contarles todo cuando estuviera más preparada, pero en ese momento no se sentía del todo bien, sentía ganas de vomitar y su cabeza estaba por explotar, así que se disculpó con la pareja antes de irse de allí —. Mejor regreso al palacio, no me siento bien en este momento, C̄hạn k̄hxthos̄ʹ (Lo siento).
—¿Alguien especial?... Omg... Khun Nueng se ha enamorado, Khun Pleng —Wan Viva habló luego de que Khun Nueng se perdiera de su vista, habiendo salido de su pequeño aturdimiento y conectado los puntos del reciente actuar de su amiga; esa chica a la cual no había podido ver había conquistado el corazón de la mismísima M.L. Sippakorn, quien siempre decía que nadie podía ser digno de ella y se negaba al amor, pero ahora todo era diferente, alguien había logrado enamorar a Khun Nueng y se notaba cuanto le afectaba realmente aquello.
—Y algo me dice que muy profundo, espero que puedan resolver lo que sea que las tiene así —reflexionó con tono suave mientras le daba un beso a su amada en la mejilla, haciéndose la promesa de que ella y su esposa estarían allí para Khun Nueng en lo que necesitara en esos momentos tan delicados; estar en la situación de la artista no podía ser nada fácil, pero sabía que ellas, su hermana y la novia de esta la ayudarían en lo que fuera —. Vayamos a casa, Wan. Otro día podremos volver.
El viaje al palacio duró menos de lo que realmente debería, ya que Khun Nueng casi rompe las reglas de tránsito al querer llegar a su hogar, pero a pesar de todo tuvo precaución, su subconsciente diciéndole o más bien gritándole que redujera la velocidad para evitar un accidente, así que afortunadamente escuchó y llegó a salvo y estaciono en la entrada, saliendo de la camioneta casi a toda velocidad; Khun Nueng cruzó la puerta del palacio apenas conteniéndose de dejar salir sus emociones allí mismo, la tía Nim la recibió en la puerta y le hizo el ya típico saludo cuando la señora de la casa llegaba, mostrando su respeto a ella, pero tan pronto como Nueng respondió el saludo se marchó directo a su habitación, importándole poco si la mujer mayor notaba su estado, en esos momentos necesitaba estar sola o terminaría explotando; tan pronto como entró en su habitación, cerró la puerta de un portazo y caminó directo a su cama con el bolso en mano, dejándolo en el primer lugar que vio para comenzar a arremangarse las mangas de su camisa negra de botones, tomando asiento en la cama que ahora apenas y usaba.
Una vez que sus antebrazos estuvieron libres colocó sus manos en el borde del colchón y suspiro, ver a Nueng con Folk en el centro comercial la hizo sentirse miserable, extremadamente celosa, pero también la hizo temer la posibilidad de que su dulce chica ya no la amara más y, en cambio, ahora estuviera en una relación con Folk, un chico de su edad que la podría entender mejor, que ya la amaba y además era amable con ella; puede que aquello fuera lo mejor para todos, pero a pesar de lo que quisiera negar, su corazón no quería aceptar aquello, no podía aceptar que ya Anueng estuviera amando a alguien más mientras ella sufría por amarla y no poder tenerla a su lado como ahora Folk la tenía.
—Él tiene suerte de haberse ganado su corazón —murmuró con dolor mientras tomaba el conejo de peluche que Anueng le había regalado tiempo atrás, tan pronto como lo coloco sobre su pecho se dejó caer en la cama y sus lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas sin ella poder, ni querer detenerlas, al menos así podría apaciguar algo del dolor que estaba sintiendo en su alma y en su corazón en ese momento.
Ella quería la felicidad de Nueng por sobre cualquier cosa y si Folk lo era, tendría que aceptarlo y dejar ir a la menor para que siguiera con su vida como debería, viviendo su vida universitaria, teniendo una relación con alguien de su edad, sin tener que pasar por los problemas de tener que enfrentar el tener una relación o algo con alguien de su mismo sexo que de paso era dieciséis años mayor que ella, que además era la ex prometida de su padre, y una vez la mejor amiga y primer amor de su madre, si Anueng estaba ahora en una relación con Folk ella debería de estar feliz por la chica, pero ¿Por qué le dolía tanto pensar que ahora había alguien más ocupando su lugar en el corazón de la chica alegre? ¿Por qué le daban celos al ver como su Nueng tomaba a otro del brazo como la tomaba a ella?
Necesitaba relajarse, su cuerpo ya estaba protestando por no haber dormido en días, por el exceso de estar trabajando en sus pinturas y más recientemente la búsqueda junto a Tuo Lek de un espacio para su futura galería; sabía que no podría dormir mucho pero su cuerpo ya le estaba pidiendo a gritos algo de descanso, y ella le había prometido a Tuo Lek y a Doraemon que intentaría dormir más, después de todo el último colapso que tuvo fue justo en casa de estas después de una visita hace unos días atrás. Le había sangrado la nariz y se había desmayado mientras iba camino a sentarse a la mesa para el almuerzo, lo que casi le provoca un infarto a la pareja, la cual había visto todo aquello pasar frente a ellas en cámara lenta, a duras penas Sam había logrado reaccionar para atrapar a su hermana antes de que golpeara su cabeza contra el suelo.
Cuando la llevaron a urgencias les informaron que aquello se había debido a que el cuerpo de Khun Nueng había llegado a su límite y había colapsado debido al estrés y cansancio extremo que tenía, le terminaron recetando unos somníferos para ayudarla a dormir en una búsqueda de bajar su nivel de estrés, los había estado tomando algunas noches pero no le habían servido de mucho, ya que de igual forma se terminaba despertando debido a las pesadillas y los recuerdos que la atormentaban, pero aun así decidió tomar uno de los somníferos para caer rendida en un momento, al menos una hora le podría ayudar a bajar el nivel de agotamiento que tenía, así que rápidamente busco en la mesa de noches el frasco y se tomó dos pastillas, pasándolas con una botella de agua que tenía allí mismo.
Se volvió a recostar en la cama luego de quitarse las botas que había usado ese día, tomando al conejo de peluche que se había convertido en su acompañante más fiel en todas sus noches desde que Anueng se lo regalo, lo apretó con fuerza contra su pecho y se permitió llorar su dolor, el dolor de la posibilidad de que su dulce Nueng ya no la amara debido a sus constantes idioteces; en pocos minutos las pastillas le terminaron haciendo efecto y se quedó profundamente dormida abrazada a su conejo, a pesar de estar dormida algunas lágrimas seguían cayendo por sus mejillas, lo que dejaba ver que aun inconsciente, su dolor persistía.
Así mismo la tía Nim la terminó encontrando cuando entró a su habitación para ver si quería cenar, pero una vez que se acercó a la cama y vio aquella escena su corazón se apretó y en reflejo apretó el teléfono que tenía en la mano en ese momento, manteniendo en espera a la persona al otro lado de la línea; la mujer mayor miró con pesar a la joven señora y la cobijó con la sábana que estaba suelta en la cama, no queriendo que se congelara debido a la temperatura tan baja en la que estaba el aire acondicionado en ese momento, pero no hizo nada por regularlo, debido a que ya Khun Nueng le había dicho anteriormente que así estaba bien.
—Khun Sam, Khun Nueng ha vuelto a dormir sin cenar... Y parece que ha llorado otra vez hasta quedarse dormida —informó con tono triste la tía Nim luego de salir de la habitación de su joven señora, volviendo a colocar el teléfono en su oreja para escuchar a la señorita al otro lado, escuchando el triste suspiro que soltó la menor de las hermanas ante lo que se le informó.
—Por favor, tía Nim, mantenme informada si llegas a escuchar algo esta noche, iré enseguida si es así —habló con pesar y preocupación apenas contenido, habiendo intuido aquello luego de que la mujer mayor le informara de la repentina llegada de su hermana al palacio, aunque no había sido solo la llegada sino la expresión desolada y contenida que tenía cuando entró lo que preocupo a la tía Nim, por lo que tan pronto como Khun Nueng desapareció escaleras arriba y escucho la puerta de su habitación cerrarse, decidió llamar a la menor de las hermanas.
—Lo haré, Khun Sam. No se preocupe —dijo con un ligero asentimiento, despidiéndose de la joven señorita antes de que esta colgara una vez se despidió; dio un último vistazo a la habitación cerrada de M.L. Sippakorn, quien podía aparentar ser una mujer fuerte, pero ella conocía varios aspectos de la joven señora, habiendo estado allí desde su niñez para cuidarla, junto a sus hermanas menores.
Ella no había sido ciega a todo lo que M.L. Khaekai había hecho principalmente hacia la mayor de las tres hermanas, muchas de ellas estaban mal y sobrepasaban límites pero ella al ser solo una sirvienta no podía hacer mucho más que consolar a la niña cuando ésta la buscaba, lo cual había sucedido muy rara vez debido a que Khun Nueng había desarrollado un mecanismo de defensa para superar sus malos momentos, apagar sus emociones y actuar como si nada le importara a pesar de estar sufriendo en silencio por dentro, y aquello no cambió con los años, sino que empeoró cada vez más y ella lo podía ver.
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