Capítulo 15

Lennon Campbell

Bostezo.

Troto a un lado de Zila.

Ella no ha parado de hablar, siendo efusiva por la emoción gracias al nuevo plan.

Y, a pesar de lamentarme debido a mi posición, yo me siento contenta por sus sentimientos positivos sobre la decisión de Fatheree.

Voy a ser optimista como suele decir Zila.

Agradezco que Bjorn no haya dado una instrucción fuera de lo normal, al menos voy a poder relajarme por un momento. Así que, por ahora, pienso sentirme aliviada respecto a mi situación desfavorable.

Sin realizar mucho esfuerzo en la actividad, varios de nuestros compañeros han caído. Algunos se toman en serio la idea de ser solo magos y no se obligan a mantenerse atléticos.

Un grave error.

A la delantera se encuentra Duncan, mostrándose tranquilo al llevar un trote suave. Luego Gwen, Zila y yo, las tres no nos apresuramos y nos mantenemos relajadas porque no sirve de nada tomarse la actividad como si fuera una carrera.

Y, por último, dos o tres sujetos que dudo mucho logren terminar la actividad

—De cincuenta alumnos de Segundo Año, de la División Uno, quedamos diez. Deberíamos sentirnos orgullosas, ¿eh, chicas?

La voz de Gwen nos produce una sonrisa a Zila y a mí, ambas terminamos asintiendo.

—¡Voy a ser la mejor! —estalló mi amiga, enseñando su determinación al alzar su puño.

—Es muy temprano —reí, por lo bajo, empezando a charlar.

—¿Es necesario trotar? ¿Qué piensas, Lennon?

—No lo sé, Gwen —respondí, acomodando mi cabello—. Bjorn es un Milagro impredecible, quizá, dio la actividad para que nuestros cuerpos entren en calor —concluí.

—Tiene sentido, Lennon. A lo mejor vamos a practicar técnicas de combate, ¿qué crees, Gwen?

Los labios se Zila se curvan, a lo que reí viendo sus mejillas acaloradas. Supongo que debemos vernos de la misma forma, ya que no hemos parado en una hora.

—Posiblemente —asumió.

—¡Alto!

Se disminuye el paso a pedido de la voz estentórea de Bjorn.

Su aspecto corpulento es para admirar, incluso su actitud decidida. Según el folclore de Urbs, la posición de Tercer Milagro proviene de un linaje de guerreros, tez blanquecina, de cuerpos esbeltos, sanos y fuertes, la profundidad de su mirada clara es intimidante.

Aunque, Bjorn es la excepción, su habitual postura es la de un sujeto espontáneo, podría considerarse divertido e incluso molesto.

Date lo admira, dice que es un hombre con honor y su palabra como guerrero de Urbs lo es todo. No obstante, a veces logra fastidiar al futuro heredero.

Según él, Bjorn posee honor, pero también es cruel y despiadado.

La dualidad del oso es para ser admirada.

—Unos niños —rugió con tanta potencia que mis cabellos se movieron.

Los que finalizamos estamos de pie enfrente de él y los demás, caídos en la actividad, se paran a nuestras espaldas.

—No podrían mantenerse en una pelea, incluso si creen que son magos prestigiosos —reprochó siendo duro—. Me sorprende que Tempus haya caído con facilidad, ahora produce a personajes estúpidos —escupió—. Una generación de inútiles e inexpertos.

Bueno, podría ser peor. Qué fastidio.

Bostezo, de nuevo. Me llevo una mano para limpiar mi lágrima de pereza.

Luego desvío mi atención hacia las gradas, contemplando a César dormir y a los demás acompañantes admirar a sus maestros.

Levanto la mano.

—Necesito descansar —anuncié, sin miedo.

Debería sentir vergüenza por mi pedido, pero los profesores acostumbran a ver a los magos aprendices dormir.

La magia depende de un cuerpo saludable. En mi situación, no dispongo de ella a menos que Date me lo ordene, por lo tanto, César se lleva gran parte de mi vitalidad con el objetivo de estar sano y eso hace que necesite dormir para recuperar la salud que es drenada.

La cejas rubias de Bjorn se fruncen, siendo notorio el gesto de desaprobación a mi petición.

Él parece molesto, su expresión sombría por mis palabras, las cejas fruncidas por mi posición desinteresada y sus labios oprimidos son señales de que realmente le hice perder la cabeza.

—¿Quién es esta?

Le preguntó molesto a quien parece ser su asistente, rápidamente, él hojeó el cuaderno y levantó la cabeza con una expresión divertida.

¿Acaso debo suponer que estoy en problemas? Qué injusto eres, Date.

—Lennon Campbell —aclaró. A cambio, las cejas de Bjorn se enarcaron y se llevó una mano hacia el mentón adquiriendo un semblante pensamiento. —Los profesores anotaron que se trata de una maga eficiente, pero desinteresada cuando se debe actuar. Sus calificaciones son excelentes y... —oprimió los labios con firmeza, observado de reojo al Antiguo.

—¿Y? —interrogó.

Hay silencio, por lo que es fácil empezar a cerrar los ojos y desear dormir.

—Fue alumna de Fatheree por seis años, para ser exacto, desde los cuatro hasta los nueve —afirmó con claridad, deslizando cada palabra cuando la expresión de Bjorn demuestra una sonrisa maliciosa.

—¿Fuiste alumna de Fatheree? —cuestionó asombrada, Zila.

Mi ceño se frunce y mis hombros suben con desdén. —¿Tú no?

La boca de mi mejor amiga se abre, enseñando una expresión atónita e inesperada, si dedo describir. Zila más que nadie sabe que el viejo es una persona importante en mi vida, aun así, no al grado de estar enterada de que él fue mi maestro.

Fatheree me enseñó a pedido de mis padres, pero él lo haría de todos modos. ¿Por qué? Porque el Director de Tempus elige irónicamente a magos que brillan con intensidad en la oscuridad. Según él, varios jóvenes de la Academia nacieron para formar parte de la galaxia, es decir, del mundo en donde solo los más fuertes quedan de pie.

Es un viejo holgazán, la verdad. Aprendí a ser aburrida gracias a sus enseñanzas, pero sí voy a calificar sus formas... confieso que Fatheree es el padre de la magia.

Mi entrenamiento a tan corta edad fue interrumpido gracias a Date.

El viejo es un ser omnipresente, todo lo ve, lo cual es irónico porque no posee visión.

En resumen, no se trata de algo especial. Él entrenó a muchos magos, por esa razón no tengo la necesidad de alardear sobre mi antiguo profesor.

—¡Oh! —estalló con furia o, tal vez, emoción—. Lo dejaré pasar —murmuró, haciendo un ademán con la mano para que me retire—. Te advierto, mocosa. Tendrás que sorprenderme. No voy a dejar pasar que lleves un entrenamiento avanzado a diferencia de tus compañeros, yo soy más estricto que ese fósil de Urbs. ¡El honor no lo van a aprender en otra parte!

Por alguna razón, me molestan los murmullos de mis compañeros a mi espalda. Me siento sofocada por ellos. No deseo ser especial, tampoco estar en la mira de todos porque es desagradable. La razón de ocultar mi vida es para ser simplemente Lennon Campbell, no una acompañante o aprendiz de alguien inigualable.

Deseo vivir sin etiquetas y restricciones.

Con las manos en los bolsillos, me encamino hacia las gradas de manera desganada y poco agraciada. Siendo silenciosa con las pisadas a fin de no ser notada, las palabras y el bullicio que generan las órdenes de Bjorn a mi espalda no son escuchadas.

César me recibe emocionado, saltando con alegría por mi presencia.

Me siento a un lado y me recuesto sobre la superficie de concreto, sintiendo frío mientras mis ojos se cierran despacio.

(...)

Zila Reagan

Me siento afligida cuando veo la figura de Lennon alejarse.

Mi corazón palpita con lentitud mientras la preocupación crece dentro de mí, como si la batalla de mi mejor amiga fuera lo único que nos estuviera alejando con el pasar del tiempo.

No tengo palabras, el silencio inunda mi mente y la oscuridad empieza a envolverme cuando logro ver la expresión vacía de Lennon.

No era consciente de su dolor hasta que la vi distraída y perdida en sus pensamientos, haciéndome sentir incapaz porque no soy la persona que pueda desvanecer la tempestad de su alma melancólica.

Deseo gritar para desaparecer las emociones que nacen en mí, pero no sería suficiente. Lennon está atrapada y me encantaría poder ayudarla, incluso si me destruyo en el intento.

Cierro los ojos, recuperando la postura para seguir con mi vida.

¿Qué está haciéndote daño? ¿Por qué no hablas conmigo?

Mi mirada se cristaliza, pero ignoro mis pensamientos y sentimientos.

—¡Van a luchar! Han entrado en calor, necesito percibir sudor en sus cuerpos bien aseados, ya no son niños de mamá. Se convertirán en fuertes guerreros.

Mi vida es maravillosa, yo debo sentirme orgullosa porque provengo de una familia de nobles.

Los Reagan son magos que nacen del fuego, quemando todo a su paso y se trata de personas cercanas a la familia real. Lo que cualquier mago ambicioso desearía alcanzar. Mis parientes son formados desde pequeños por la cabeza de la familia, mi padre. Un hombre codicioso y severo, Lennon tuvo la oportunidad de conocerlo, él se enfureció por su presencia ilegible.

Tal vez, llevarle la contraria a mi padre y forjar una amistad con una niña desinteresada de los barrios bajos de Urbs hizo que me sintiera mejor conmigo misma. Honestamente, ver a Lennon me generó curiosidad.

Ella poseía, siendo natural en su persona, una expresión ingenua. La primera en establecer una conversación conmigo fue Lennon, se mostraba contenta diciendo que le gustaría ver la facultad de los Reagan y, de tanto insistir, cuando le enseñé mi Ojo de Argos quedé en blanco.

No podía ver nada.

Lennon siempre fue invisible a mí, no conseguía ver sus movimientos a futuro o las acciones que había realizado minutos antes y la idea de poder ver más allá de su alma se alejaba con cada encuentro.

Los Reagan son nobles, solitarios, por lo que una compañía no me hacía falta. De hecho, no nos relacionamos con personas a las que podría llamarse inferiores. En todo caso, yo he sido la excepción.

Me acostumbré a tener a Lennon, mi mejor amiga, a mi lado. Su expresión desinteresada, pero genuinamente adorable, me hizo una persona más blanda y aprendí de ella, más de lo que cree.

Debe ser por esa razón que no ha salido de mi cabeza desde que nos conocemos.

Perdonaré tu silencio, pero no la idea de que te alejes de mí.

Los sentimientos arrasan con mis sentidos, consumiendo cada parte de mí cuando se trata de Lennon.

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