Puente
TEMPUS EDAX RERUM
Autora: Clumsykitty
Fandom: Marvel/The Sandman (crossover).
Pareja: MorfeoxTony
Derechos: ¿todavía existen?
Advertencias: esto es un crossover de segunda parte, lo que quiere decir que para entender este pedazo hay que leer el primero "Amor Vincit Omnia". Ya se sabe que hay cambios para más placer porque no es una cátedra del canon sino un fanfic para soñar y suspirar porque eso es bueno para el alma. Con muchos toques de angustia y eventos algo desagradables. Una historia de encargo.
"Tempus Edax Rerum", el tiempo todo lo consume.
Gracias por leerme.
**********
PUENTE
¡La venganza del infierno hierve en mi corazón!
¡La muerte y la desesperación arden alrededor de mí!
Der Hölle Rache, Mozart.
—¡No! ¡No, no, no, no, no! ¡DARAAAAAAAAAAAAA!
Sus manos se aferraron a los restos de la cuna al dejarse caer de rodillas, su mente queriendo recrear lo que hubiera sucedido, porque salvo ese mueble, nada más mostraba signos de violencia. Ni el piso tenía huellas, ni las paredes, ni las puertas blindadas. Los hechizos de Constantine estaban en su sitio, lo que indicaba que nadie había podido traspasarlas. ¿Cómo era entonces que su hijo se hallaba desaparecido? Un portal mágico dorado apareció junto a él, Stephen Strange apareciendo del otro lado mirando alrededor y luego al castaño con una mirada compasiva.
—Te dije que era peligroso.
—¡Tú te lo llevaste! ¡Eres...!
—Nadie se lo llevó, no al menos como piensas.
—¡¿De qué hablas?! —Tony sintió que iba a llorar en cualquier momento.
Mientras las manos del Hechicero Supremo se movían formando círculos mágicos, la mente del castaño hizo un repaso de su vida, como parte de una disociación por el dolor o bien que estaba volviéndose loco y su mente simplemente viajó a esas dulces memorias, también las amargas. Su primer encuentro con Morfeo, todas esas noches soñando cosas que luego hizo realidad. La larga ausencia que le costó lágrimas y muchos pesares, ese ansiado regreso, consumando su cariño, la sorpresa al aparecer Dara como un pequeño puntito de energía, todas esos recuerdos mezclados con sus aventuras como Ironman. Nada de eso iba a explicarle la desaparición de su bebé, solo le trajeron lágrimas que corrieron al ver cómo Strange recreaba con su magia los momentos previos antes de que llegara.
—¿Qué...?
Nadie se había llevado a su hijo, eso fue muy cierto.
Dara se había marchado solo.
Ante los ojos abiertos de par en par del castaño, el bebé se había levantado de su cuna, tocado los barrotes de esta que estallaron ante su sonrisa con sus ojos brillando con las miles de estrellas impregnadas en ellos, riendo al extender esos deditos de los que se desprendió una conocida energía azul. Luego nada. Dara ya no estaba más ahí. Tony negó, sollozando al girar su rostro hacia el hechicero quien estaba serio, cerrando sus ojos un par de segundos antes de hablar muy quieto.
—No sé dónde está, porque ha desaparecido por completo.
—Mi hijo... Strange...
—Él no atacó a los gatos.
Tony fue frunciendo su ceño, recordando a Brandy como a su FRIDAY, su hijo no había estado solo al momento de desaparecer.
—¿Quién fue?
El hechicero miró alrededor, inclinándose para tocar el suelo con la yema de sus dedos, irguiéndose al tallar estos entre sí, mostrándole al millonario una suerte de ceniza en ellos. Un rastro muy tenue con un aroma a sangre quemada muy penetrante. Strange miró la cuna, tocando su Ojo de Agamotto antes de invocar nuevos círculos mágicos que danzaron por toda la habitación como si buscaran al culpable de esos ataques a los gatitos.
—Imposible. Solo puedo decir que fue una entidad poderosa que no deja rastro.
—Mi hijo...
—Solo hay alguien quien tiene un odio profundo a los gatos —Morfeo apareció al fin, abriendo sus brazos a Tony quien se levantó para refugiarse en ellos— Porque estos son los únicos capaces de abrir portales a su reino sin que pueda evitarlo.
—¿Quién? —el castaño se aferró a su abrigo— Morfeo, ¿quién se atrevió a llevarse a nuestro hijo?
Antes de que el Eterno respondiera, Strange intervino.
—Esto era lo que esperaba lograr, y lo consiguió. Ahora esta criatura tiene el corazón manchado por sus artimañas y los Guardianes de la Galaxia se verán en la obligación de exterminarlo antes de que siga asesinando al universo con sus creaciones.
—Dara no es malvado —replicó Morfeo, dedicándole una mirada al hechicero.
—Pero ha tenido al maestro de las trampas y mentiras enseñándole verdades torcidas que se sembraron en su corazón hasta echar raíces.
—¡¿Quién se llevó a Dara?! —Tony no entendía.
Una mano de Morfeo limpió sus mejillas, besando sus cabellos contra los cuales susurró el nombre del culpable de que ahora la galaxia quisiera muerto a su bebé.
—Lucifer lo tiene consigo. Lucifer lo tuvo consigo. Para él el tiempo no existe porque como yo, es inmortal. Se ha llevado a Dara al Infierno.
—¡Morfeo! ¡Debemos ir por él!
—Imposible —el Eterno apretó sus labios, limpiando con sus pulgares las nuevas lágrimas del castaño— Porque ya no lo tiene consigo.
—Pero acabas de decir que...
—Anthony —llamó el Hechicero Supremo— Lucifer convenció a tu hijo de ir con él, nadie puede extraer nada del Infierno si ha sido su voluntad el entrar, aunque sea un Eterno.
Morfeo cerró sus ojos, apretando en su abrazo a Tony cuando este negó, gritando en rabia que él no supo expresar tan bien. Reglas estúpidas que ni siquiera él podía romper. Si Dara de alguna forma aceptó ir con Lucifer al Infierno, solamente él podía salir a voluntad. Ni aunque fuese de nuevo a retar al Diablo, este podría devolverle a su hijo pues no estaba prisionero. Y así como se lo había llevado, Dara había salido, pero su tiempo en el Infierno lo había hecho crecer, lo suficiente para convertirse en ese peligro por el cual estaba condenado por aquellos que sabían cuán dañino podía ser una criatura de mente en blanco a la que le habían engañado con una maestría tal que el Eterno juró que si volvía a ver a su pequeño, no podría convencerlo de que estaba haciendo mal.
—Nuestro hijo...
—Lo recuperaremos, Tony. Lo haremos.
Tony lloró, porque aunque esas dulces palabras quisieron consolarlo, el castaño supo que era solamente un placebo. Se recriminó por haber olvidado ese fatal detalle de que así como a él lo había estado cazando Lucifer mismo, este solamente viró su atención a una víctima más sencilla de atrapar, su dulce y tierno Dara. Lo había logrado, quizá desde un inicio lo supo y había jugado a los engaños que ellos se tragaron cual idiotas. Morfeo le apretó, besando su frente, sintiéndolo estremecerse por la rabia contenida. Tony apretó ese abrazo, con el corazón doliéndole ante una fatal pregunta.
¿Tendría que ser él quien tuviera que detener a su propio hijo?
Su corazón mágico vibró, susurrando un fatídico SÍ.
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