Desesperación

TEMPUS EDAX RERUM

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel/The Sandman (crossover).

Pareja: MorfeoxTony

Derechos: ¿todavía existen?

Advertencias: esto es un crossover de segunda parte, lo que quiere decir que para entender este pedazo hay que leer el primero "Amor Vincit Omnia". Ya se sabe que hay cambios para más placer porque no es una cátedra del canon sino un fanfic para soñar y suspirar porque eso es bueno para el alma. Con muchos toques de angustia y eventos algo desagradables. Una historia de encargo.

"Tempus Edax Rerum", el tiempo todo lo consume.

Gracias por leerme.


**********


Desesperación.


El amor ya no escucha el gemido del viento
bailando entre flores perfectas: tu cerrado jardín
crece en desérticas formas, donde nadie podrá encontrar
el extraviado pétalo de una rosa olvidada.

¡Oh, brillante, brillante cabello!
¡Oh, boca, labios trémulos como la fruta que cae del árbol
¿Puede el hambre permanecer cerca de esa cosecha?
El amor, que fue sinfonía, con su laúd quebrado
susurrará melodías sobre la hierba de los camposantos.

Deja que el viento murmure sobre las flores perfectas,
Y que el jardín renazca y brille con la primavera:
El amor ha crecido ciego sin contar las horas,
sin soñar en las semillas del tiempo, ni en su cosecha..

El jardín de sombras, Ernest Dowson.



No se escuchaba ni un solo sonido en la habitación del bebé donde Tony estaba sentado, en una silla mecedora con la mirada perdida y un osito Teddy entre las manos, vagamente sujeto sobre su regazo con hombros caídos igual que su ánimo. La luz vespertina tocaba su figura como la cuna vacía. Ya tenía ojeras, de noches sin dormir, de pasar insomnios buscando una respuesta a su dolor, esa pérdida que iba doliendo más conforme el tiempo pasaba en lugar de disminuir. El millonario no se movió ni un ápice, como si fuese otro de los juguetes ahí colocado para decorar un cuarto que alguna vez escuchó unas risas infantiles. La puerta se abrió suavemente, dejando pasar al Hechicero Supremo.

-Tony.

Este no le respondió, no se movió, acaso el único cambio fueron sus ojos que se llenaron de lágrimas en el acto, unos labios tensos al apretarse entre sí. Stephen Strange respiró hondo, cerrando la puerta suavemente y caminando hacia él.

-Podemos encontrarlo -no obtuvo respuesta, Tony simplemente no reaccionaba- Les ayudaré...

-¿Para qué? ¿Para asesinarlo?

-Tony...

Stark jaló aire, mirando hacia la ventana. -Él se marchó porque ustedes lo asustaron, no fue Lucifer quien lo convenció, fueron ustedes con sus estúpidas amenazas.

-Sabes que el peligro es real.

-¡¿Y por qué no me mataste a mí en primer lugar?! -exclamó el genio de cabellos castaños, jadeando pesadamente- ¡¿Por qué mi bebé?!

-No te hagas esa clase de preguntas.

-Vete.

-Constantine tiene una idea.

-No me interesa. Vete.

-Tony...

-Lárgate.

El problema estaba en que entre más tiempo pasara sin que lo encontraran, Dara crecería bajo la influencia de Lucifer. Y aunque había estado desacelerándose en su crecimiento, según los cálculos de FRIDAY, para esos momentos debía ser un adolescente. Un Hacedor de Mundos, lo había bautizado Constantine poco antes de desaparecer. Un ser con la capacidad para moldear la realidad no solo de la vigilia sino también del mundo onírico, ese poder debía ser anulado junto con su receptor. La presencia de los Guardianes de la Galaxia como del Hechicero Supremo habían dado al traste, ofreciendo al amo del Infierno una oportunidad única. Ahora su pequeño Dara seguramente estaba convencido de que tan espantoso lugar era su hogar desde siempre.

-Mi bebé -lloró Tony, apretando el osito contra su pecho.

Morfeo lo vio desde el piso inferior, su ceño fruncido por el dolor que estaba experimentando su querido genio con un corazón de dragón. ¿Cómo detener semejante agonía que al mismo atormentaba más de lo que alguna vez hubiera experimentado? Ni en sus peores experiencias tuvo ese aguijonazo constante en el pecho, la incertidumbre y desesperación carcomiendo su ser. De solo escuchar el nombre de Dara, su cuerpo se entumecía, la rabia brotaba en su pecho, junto con el dolor de saber a su hijo perdido. El Eterno fue a la habitación del bebé, abrazando por la espalda a Tony, besando sus cabellos sin decirle nada, no hubo necesidad, ellos entendían, lo sabían. Cuando lo percibió más tranquilo, es que le comunicó la idea que Strange no pudo.

-Constantine irá al Infierno.

-¿Qué?

-Necesita un gato.

Se tenía que dibujar un círculo alquímico con sal y cal en el suelo, encender velas bendecidas y poner una enorme tina de agua en el centro. El millonario creyó que la demencia estaba cobrando sus primeras víctimas, si bien le enterneció que ese detective sobrenatural estuviera dándolo todo por encontrar a Dara. Alejado del resto porque aún no deseaba hablarles, Tony tan solo observó detrás de una columna la forma en que Constantine tomaba un gato que su Morfeo había invocado, metiéndose en la tina sujetando en alto el minino. Nada pasó, no al menos en los primeros segundos, de pronto el agua pareció explotar y evaporarse, el gato maulló enfadado, pateando al hombre al huir despavorido.

-¿Y bien? -preguntó Strange.

Constantine se limpió el rostro de agua. -No está. No al menos en donde yo anduve.

-¿Cómo hiciste eso? -quiso saber Morfeo.

-El tiempo corre diferente en el Infierno, el minino me sirvió de puente, solo que su bendición no dura mucho así que no llegué muy lejos, pero me bastó para darme cuenta de que Dara no anda en los territorios comunes, debe estar en los círculos del Infierno.

-¿Y es posible entrar igual?

-No, doctor, yo estuve en uno ¿sabe? -Constantine mostró sus cicatrices que hablaban de un suicidio- Para bajar hasta ahí, se deben tomar otras medidas que están fuera de nuestro alcance.

Tony se dio media vuelta, descorazonado, limpiándose un ojo al subir las escaleras de nuevo, esta vez haciéndose ovillo en la silla mecedora abrazando el osito para quedarse dormido sin soñar nada en realidad. Le había prohibido a Morfeo que hiciera algo al respecto, si iba a tener pesadillas, las viviría con gusto, si no podía tener lindos sueños, que así fuera. No estaba enojado con su pareja, estaba al tanto de todos los esfuerzos del Eterno por hallar una manera de sacar a Dara del Infierno, tenía a su gente en el mundo de la vigilia atento a cualquier manifestación demoníaca para seguir la huella de su hijo. Hasta el momento no tenía nada, Lucifer era amo de las trampas, no cometería esos errores.

-"Jefe, el Capitán Rogers quiere hablar con usted."

-Yo no, nada de recados, FRIDAY.

-"Hay una emergencia, me ha pedido se lo comunique."

El mundo, ajeno a sus pesares, continuaba con su día a día teniendo los problemas usuales, las amenazas regulares que necesitaban atender como Vengadores. Tony casi lo hizo cual robot, desganado y hablando apenas muy contrario a su usual borbotón de palabras. Scott Lang le preguntó si de casualidad su reactor no estaba fallando porque lo notaba muy apagado en un intento de mala broma, sin embargo, eso dejó pensando al millonario, quien de pronto tuvo una idea poco convencional y estúpida. Esa idea no le abandonó los días siguientes, con el mundo girando sin que él entendiera por qué no se detenían si su hijo estaba desaparecido.

-¿Morfeo?

-Estoy aquí, mi amor.

-Quisiera... ¿podrías hacer lo de antes para mí? ¿Un paseo solo para mí?

Morfeo se acercó, besando sus labios al abrazarlo con ternura. -Vamos a encontrarlo, tienes mi palabra.

-Lo sé.

-Prepararé todo.

-Gracias.

Era gracioso cómo todo salía tan bien cuando se trataba de cometer graves errores. Tony pudo ahuyentar a todos lejos de esa salita donde se había quedado el círculo alquímico, quitando la tina pues no necesitaría el agua ni el gato para lo que se disponía a hacer. Revisando que el resto estuviera en su lugar, escribió una nota para Morfeo en caso de que su experimento fallara. FRIDAY quiso persuadirlo, pero el castaño se negó rotundamente. Debía encontrar a su hijo, nadie lo estaba logrando, quedaba en sus manos en conseguirlo. Mirando el osito que dejó cerca del círculo, Tony tomó aire un par de veces y luego llevó una mano a su reactor para quitárselo y desconectarlo, tumbándose en el suelo.

-Mil uno... mil dos... mil tres...

-"Jefe..."

-Cállate, FRIDAY. Mil cuatro... mil cinco... mil... mil...

-"¡Jefe!"

-... seis... mil seis... mil siete... siete... agh...

Su cuerpo tembló, espasmos cada vez más constantes y duraderos, sintió la piel fría y los labios resecos. Estaba muriendo, estaba cometiendo un suicidio y los suicidas iban al Infierno ¿no era así? Constantine lo afirmó. Tony jadeó, palideciendo con una punzada recorriendo su cuerpo desde su pecho, una sensación vieja y conocida para él. Todo se fue haciendo cada vez más oscuro, sus ojos fueron hacia el osito, queriendo hablar y estirando una mano hacia él con un último temblor que dejó su cuerpo flojo. Morfeo se molestaría mucho, se angustiaría. Iba a pedirle perdón todos los días si salía vivo de esta, todavía alcanzó a reír apenas antes de quedarse quieto, sin respirar.

Como en esa película Silent Hill, esa sala de pronto se convirtió en una versión viejísima, abandonada con un aroma de azufre horrible. Stark abrió sus ojos de par en par, antes de que el suelo se abriera bajo su cuerpo, docenas de manos con garras tiraron de él llevándolo a lo profundo del Infierno. Espantosos demonios que chasquearon sus colmillos cerca de su carne, empujándolo cada vez más abajo, cayendo a lo que le pareció un pozo gigante de muchas escaleras por donde corrían los más espantosos monstruos. Una visión terrible que lo hizo temer, buscando de dónde sujetarse pero sin conseguirlo.

Entonces lo vio, justo cuando la caída se hizo más veloz, una suerte de palco, de jardín interior si se le podía llamar así. Por las dimensiones pequeñas, supuso que estaba muy lejos de donde él cayó pesadamente, más sus ojos no lo engañaron. Ahí en el balcón de roca negra, se encontraba una figura altísima con alas de dragón oscuro, envolviendo con otra figura más pequeña, que sujetaba en el aire lo que pareció una esfera de energía azulada. No pudo ver más porque una garra se lo impidió, demonios aparecieron dispuesto a torturarlo, pero no lo tocaron, de nuevo fue llamado hacia los cielos por algo. Una mano que colocaba de regreso su reactor.

-¡TONY! ¡TONY! ¡TONY! ¿ME ESCUCHAS?

Tosió cenizas y algo de polvo con sabor a azufre, mirando sus ropas quemadas con un ardor en la piel insoportable. Morfeo lo sujetó contra su pecho, gritándole algo a Constantine quien a su vez invocó una magia o un hechizo, no pudo estar seguro, todo le dio vueltas. Una mano temblorosa del millonario tiró del cuello del Eterno a quien miró con ojos desorbitados.

-¡LO VI! ¡VI A DARA! ¡VI A NUESTRO HIJO!

Se desmayó en los brazos de su amado Morfeo, este gritando su nombre. Había sido la cosa más atrevida e irresponsable, pero fue por amor a su bebé, a su pequeño Dara. Le hubiera encantado tener detalles de esa corta visión, todo lo que sus ojos registraron fue que sí parecía un adolescente, uno que a juzgar por la esfera que sujetaba, controlaba ya sus poderes muy bien. Eso se lo hizo saber a todos apenas despertó mejor días después.

-Lo siento -se disculpó con Morfeo- Yo... lo extrañaba mucho.

Este negó, besando su frente y limpiando las lágrimas que rodaron por sus mejillas.

-Debiste confiarme tu plan.

-Ibas a negarte.

-Eso es verdad.

-¡Idiota! ¿Qué si uno de los demonios te hubiera devorado? ¿Eh? ¿O que se dieran cuenta de lo que eras? ¡Fuiste un...!

-Constantine.

Morfeo le dedicó una mirada a este, volviendo su expresión preocupada hacia el castaño entre sus brazos, tumbado en la cama todavía recuperando fuerzas.

-¿Dónde lo viste?

-En una suerte de balcón, muy amplio, miraba a un precipicio. Lucifer... él estaba ahí.

-Dara ya ha crecido.

-Y apuesto que sabe qué hacer.

Haber cometido semejante acto desesperado le ganó que el Eterno que tenía por esposo ya se separara de él ni un solo instante, no fuese que le diera por otra "visita" y esta vez las cosas terminaran mal. Tony no pudo arrancarse de la mente la imagen de Lucifer con su bebé, su niño ahora un jovencito. Con los datos que tuviera sobre el amo del Infierno, hizo sus cálculos, todo aquello que pudiera darle una mejor idea de cómo era ya Dara, sacando cuentas de su altura y complexión de manera casi obsesiva, tanto que el mismo Steve Rogers fue por él a su taller a sacarlo para que dejara todo eso, obligándolo a convivir con el resto del mundo aunque le molestara.

-Tenemos otro problema -le informó el capitán- Han enviado a alguien más, los del Consejo Intergalático.

-No les basta arruinarme la vida, quieren vigilarla.

-Pero no es un mensajero tan amable como los Guardianes.

Se trataba de un tipo llamado Adam, un ser evolucionado que tenía como misión dar con el paradero de Dara sí o sí, las bajas humanas estaban contempladas en su plan. Tenían que detenerlo porque de lo contrario barrería con ciudades enteras donde quiera que sospechara que estaban escondiéndolo. Stark tuvo que aceptar que Peter Quill y su cuadrilla fueron generosos al unirse a ellos para cazarlo y contenerlo, no habían olvidado su misión, más fueron solidarios con la causa de los Vengadores en esos momentos, todos persiguiendo al impulsivo Adam por el mundo, hasta que Thor pudo darle alcance, derribándolo en la ciudad de Florencia, Italia, uno de los barrios menos transitados. Un martillazo fue suficiente para dejarlo inconsciente, el Dios del Trueno se vio muy contento de hacerlo.

Envuelto en su traje, Tony miró alrededor, toda la gente huyendo despavorida porque la pelea no fue limpia, hubo daños. Llamó a los agentes para que hicieran su labor, informando a las Fuerzas Especiales que también andaban cerca para controlar cualquier incidente, sus ojos recorriendo todas esos rostros asustados de los turistas y florentinos, algunos de ellos de adolescentes que le hicieron recordar a su pequeño. Sus ojos de inmediato se llenaron de lágrimas, girándose en el aire para marcharse a toda prisa, ya nada tenían que hacer ahí.

-Tony, Tony, ¿me escuchas? ¿Si sirve esta cosa, tú FRIDAY?

-Te escucho, Constantine.

-Deberías volver, hubo actividad demoníaca durante el altercado.

-¿No están vigilando?

-Sí, bueno, pero quiero mostrarte algo.

-¡Imbécil! -bufó el millonario- ¡¿Qué si te metes en líos?!

-Más no se puede, te espero en la fuente central.

Dio vuelta, tomándose su tiempo al llegar porque salvo la noqueada a Adam quien ya estaba en poder de los Guardianes, nada más importante sucedió. Bajó a donde estaba sentado el detective fumando un cigarrillo, todavía se estaba haciendo limpieza del lugar, por lo que las calles estaban solitarias. El castaño se retiró el casco, mirando a un costado una caretilla de frutas hecha añicos, con rastros de sangre. Contuvo el aliento, negando. Adam era demasiado peligroso, esperaba que su gente lo retirara o iban a tener problemas intergalácticos. ¿Quiénes se creían los del Consejo para venir a hacer su desastre en su planeta?

-¿Qué deseabas mostrarme?

-Esto -Constantine tiró su cigarrillo, sacando una suerte de palita con símbolos egipcios- Le llamó mi descubridor de rastros demoníacos. Como lo que usan los detectives para encontrar huellas de sangre y semen que no se ven a simple vista.

-Ya.

-Observa.

Agitando ese palito como si fuera un abanico, un aire corrió por las calles, mostrando una par de huellas, una era de animal, pezuñas para ser más exactos. El otro registro fue más impreciso, porque lució más como un caminito de cenizas.

-Lo sé, son dos rastros diferentes. Tenemos un sabueso, porque apuesto que era un sabueso o quizás un explorador, en fin, era de esos demonios cuyo único propósito es husmear y marcar zonas que puedan ser invadidas después. Es el otro rastro el que me preocupa.

-¿Qué puede ser?

-Mira, Tony, no lo tomes a mal, pero creo que se puede tratar de alguna creación de Dara.

El millonario frunció su ceño. -¿Qué?

-Es diferente, revisa bien, no tiene el usual color de las criaturas infernales, es más... azulado. Como la esfera que dices tenía en sus manos.

-¿Mi hijo está creando seres infernales?

-Lucifer no se andará por las ramas, va a lo grande. Tenía la restricción de no poder subir al mundo mortal, pero con el niño...

-Estaban vigilando aquí ¿no es así?

-Ah, uno de los Sueños de Morfeo, pero solo vio un demonio joven. Seguro el que estaba acompañando a lo que sea que moldeó Dara.

-Espera, Constantine, ¿estás diciendo que aprovecharon el ataque de Adam para aparecer?

-Seguro, así no se notaría, qué suerte tenerme con ustedes ¿eh?

La mente de Tony, siempre inquieta e imaginándose en el lugar de su bebé, armó escenarios que explicaran lo que estaba sucediendo, mirando a todos lados. El detective suspiró, tomándolo por un hombro para girarlo hacia él.

-Quiero ser sincero contigo, Morfeo no va a aceptarlo, pero sé que tú sí.

-¿Constantine?

-Tony... hay una gran enorme titánica probabilidad de que...

-¿Qué?

-Dara los haya olvidado.

-¡¿QUÉ?!

-Para que Lucifer lo haya convencido de hacer estas cosas es porque algo hizo, no puede someter una voluntad a menos que esta primero desee que lo haga. Ya se aprovechó del miedo del bebé cuando todos intentaron atacarlo, sin duda sembró en él ideas que echaron raíz, que ya están bien plantadas en su alma. Casi estoy seguro de que Dara ve a Lucifer como su padre.

-No... eso no...

-Solo quiero que estés preparado para lo peor.

-¿Que mi hijo... me deteste? ¿Que me vea como su enemigo?

Su taller terminó hecho trizas cuando regresó hecho una furia, arrojando todo cuanto pudo y destruyendo cuanto quiso hasta que los brazos de Morfeo lo detuvieron, envolviéndolo en un capullo protector donde rompió en llanto como no lo había hecho desde la desaparición de su hijo. El Eterno besó sus cabellos, acunándolo fuerte en su pecho hasta que esos llantos se convirtieron en sollozos, luego en hipos y por último en suspiros hondos hasta dejar el silencio entre ellos, con las luces del taller titilando al estar fallando por cables dañados, pantallas parpadeando y las sombras combinándose con las luces de la ciudad colándose por los ventanales.

-Dara...

-No nos daremos por vencidos, Tony.

-Va a estar bien ¿cierto, Morfeo?

-Claro.

-... nadie lo lastimará ¿verdad? ¿Verdad?

-Lo recuperaremos.

-¿Y si no podemos?

-No vamos a darnos por vencidos.

Un portal mágico se abrió a un lado, el Hechicero Supremo entró por él con prisa, su expresión tensa mostró una mirada que no le gustó nada al millonario, todavía escondido en los brazos de Morfeo, una mano de este acariciando sus cabellos.

-Tenemos una manifestación -habló Strange con voz tensa- Un monstruo atacó a Thor.

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