XXIII


Un frío indescriptible se acumulaba entre la oscuridad. Tom sin saber como llego ahí estaba parado en frente de la espesa niebla vestido con su uniforme. Rebuscaba con la mirada a su alrededor buscando alguna señal de vida.

-¿H-Hola? –pregunto el confundido–

Solo se podían oír murmullos, sonidos de voces indescriptibles. Estos eran ligeros y fríos con el viento. Las piernas le temblaban al lord que respiraba para mantener la compostura

-¿Quién está ahí?

Por el rabillo del ojo se podía ver algo moviéndose en la niebla, era rápido para la vista y los murmullos inexplicables subían la intensidad.

-¡Deja de esconderte! ¡S-Sal de una vez! –titubeo en su desesperación–

Con las manos sudorosas desenvaino su espada y se puso en una posición defensiva. Él se concentró buscando cualquier rastro de la sombra. Cerró los ojos, parecía imposible concentrarse con todo el bullicio. Sudaba frio y su corazón estaba acelerado...

-"Concentrate Thomas"–penso para si mismo– ¡AJA!

El duque atravesó con su espada aquella sombra empalada

-Te tengo–Dijo el seguro–

-Tom...

Esa débil voz la conocía de memoria, los ojos se le abrieron del horror al ver como la niebla se dispersaba revelando la silueta de su poeta de pelos azul marino. La espada le atravesaba el abdomen y de la boca le brotó sangre que vomitó...

El duque quedó paralizado sin poder sacar su espada de su cuerpo de su amado, él había hecho esto, esto es su culpa.

-¡Jake!

El cuerpo del empalado joven cayó al suelo del mármol, el pelinegro lo abrazo en pánico agarrando la herida para que dejara de sangrar aunque era como un manantial interminable de agua roja espesa

-¡Jake lo siento por favor no me dejes! –dijo llorando–

-¿Por que...?

-¡No hables, v-vas a estar bien!–

-¿Por que lo hiciste Tom...?

Esas fueron las últimas palabras del chico con su último aliento... El duque soltó un grito sin sonido, no se podía oír el sufrimiento de perderlo ahora si para siempre. ¿Por que hizo eso?¿Por que el tuvo que morir por sus propias manos? La niebla se disipaba de nuevo revelando la realidad alrededor y el duque levantó la mirada solo para estar aun más horrorizado de lo que veía.

En el suelo, los 3 cuerpos de Gabby, Ellie y Drew que parecía que habían sufrido el mismo destino bajo su espada... El duque estaba paralizado del dolor y un escalofrío electrizante atravesó su cuerpo

-Yo... Yo no...–a penas podía soltar monosílabos–

El no pudo hacer esto, su mejor amiga, la sirvienta que respeto, un chico inocente y su amado... Todos muertos a sus manos. Como si las cosas no podían ser peor de aquella pesadilla las puertas de aquel salon se abrieron de par a par

-¡Es él atrápenlo!

Policía armada y personas que no divisaban a todos en una turba hacia el.

-¡Fue un accidente, lo juro! –grito el–

Sus gritos no sirvieron de nada al haber aquella marea de personas que todas se le acercaron gritando nombres, era atrofiante...

-¡Deben de creerme!

De un sobresalto el duque salió de aquella vívida pesadilla, estaba sudado y cansado... Al menos todo había sido un sueño, uno de los tantos malos sueños que estaba teniendo esta semanas...

Después de ese mal trago, tenía que volver a la rutina actual, se vistió y caminó por su hogar. Esa mañana, la hermosa mansión de campo de los duques se había vuelto un lugar demasiado callado desde los sucesos, El polvo se acumulaba en los artículos y la luz solar retocaba los pasillos vacíos. A esas horas varias sirvientas estaban limpiando, los jardineros atendiendo los grandes jardines y el equipo de cocina estaría preparando el sustancial desayuno.

En cambio, en aquella cocina estaba Gabby. La duquesa seguía con su luto por sus preciadas mascotas, sus preciados animales, sus hijos. Con Drew debatiéndose entre la vida y la muerte y Ellie desaparecida, apenas tuvo tiempo para pensar en comer. Como pudo, se batió algunos huevos para llevarse algo a la boca, todo esto no era su culpa y aun así se sentía tan miserable...

-Que bien huele...

Tom pasó por la puerta, lucía calmado lo que no contrataba con su aspecto, se veía desaliñado y las ojeras marcaban fuertemente sus ojos. Aunque claro, esta visita para nada fue placentera para nuestra chica...

-¿Qué deseas excelencia?

-Pensaba hacer el desayuno para ambos, pero veo que tu te adelantaste... –respondió queriendo ser optimista–

-Acaso me sigues creyendo frágil excelencia–dijo levantándose con su gran plato–

-N-No se que tu aun debes descansar

-Ya he descansado lo suficiente excelencia–contestó caminando hacia la puerta–creo que de más diría yo

-Espera, ¿a donde vas?

-Esta es mi casa, puedo ir a desayunar donde quiera–dijo con indiferencia–

-Oh entiendo, no te preocupes entonces por mi yo-

El hombre iba a agarrar una de las sartenes, no obstante la mano de la chica lo aparto con un movimiento rápido.

-Si quieres cocinar, adelante, pero no en mi cocina

-¿Que?

-Eres del ejército ¿no? Comiste en peores lugares–respondió ella con una clara frialdad–

-Si pero-

-En vez de quejarte deberías de estar agradecido de que aun no le haya contado nada de lo que pasó a mi padre o incluso a Londres excelencia–remato ella– Que tenga buena mañana

Gabby salió de la cocina sin rumbo, solo se escuchaban sus ligeras pisadas pasar por el frío piso. Su excelencia respiro hondo que rebotó en forma de eco por el vacío hogar.

Quizás nuestro duque tiene suerte que aun nada de esto haya pasado de sus grandes paredes, pero solo es necesario un simple descuido para que la caja de Pandora se abra...

El sol brillaba pese a la fría mañana londinense. Miriam iba con un ramo de jacintos y lavandas finamente cortadas. Aquella vieja mujer se detuvo en dos monumentos de piedra, una era para su difunto marido, mientras que la otra era para su difunto hijo...

-Hola Nigel, Buenos días Sebastian–les dijo mientras dejaba los ramos– Espero que les guste las flores, son sus favoritas...

La anciana despacio se sentó en el pasto frente a las piedras disfrutando del silencio y de la brisa helada de la mañana.

-¿Y que están haciendo allá arriba? –preguntó ella– yo la verdad me estuve sintiendo sola estos días, sobre todo con Jake fuera, tengo que llenar mi tiempo libre... por suerte Lill y su pupila me estuvieron visitando...

La mujer se quedó en silencio, como si el viento pudiera hablarle...

-Si... así es... se siente la paz

-Milady–una sirvienta vino corriendo–

-¿Qué sucede?

-Es su señor Lord Byron

-¿Qué pasó? –dijo preocupándose–

-Envio esto

La sirvienta le entregó una carta que la mujer le arrancó de la mano. Preocupada por su niño, la anciana abrió la carta

Querida Miriam

Seré breve con mis palabras, las cosas no fueron bien en la casa de los duques. Paso de todo, tantas que no puedo sabría como describirlo todo por carta.

Se que estarás ocupada con la temporada y de seguro estarás asistiendo a varios eventos sin mi, así que no te quiero molestar con mis problemas banales. Me quedaré en la casa de campo hasta que termine la temporada, después de todo ya Londres me tenía cansado.

Disfruta sin mi...

Tu nieto Jake

-Pide que preparen el carruaje–dijo ella con una inquietud–

-¿Para que mi señora? –preguntó la sirvienta–

-Voy a traer al lord a casa–respondió ella con una clara ansiedad–

La anciana camino de regreso a su casa, su intuición de madre estaba hasta el tope, sabía que algo no andaba bien con su Jake, después de todo sus instintos nunca fallan. Bueno si le fallaron una vez...

Primavera 1814...

Una mansión de Londres a la luz de los candelabros, las sirvientas le estaban dando los últimos toques a su lady, a su edad avanzada era un símbolo de elegancia y clase que muy pocas debutantes podían presumir.

-Lady Byron ¿Perlas o rubíes? –preguntó una de las sirvientas–

-Oh, definitivamente los rubíes–dijo Miriam agarrando los pendientes– Más bien vaya avisando al cochero que ya estamos bajando.

-Sí milady–respondió la sirvienta antes de irse–

Viéndose al espejo la vieja mujer se puso las brillantes piedras y se agregaba uno de sus caros perfumes disfrutando la paz de la recién caída noche. Tan tranquila que el chillido de la puerta abriéndose con cuidado no la inmuto.

-¿Ya estás lista madre?

Era su único hijo, que no parecía preparado para ningún baile o velada

-Yo si estoy, a diferencia tuya–respondió ella viéndolo a través del espejo– ¿Acaso no piensas ir?

-No, la verdad no...

-¿No quieres ir? –preguntó algo sorprendida volteando a verlo– Si es el último baile de la temporada

-Temporada que ya me la pase increible ma, solo quiero estar tranquilo

El instinto de madre de Miriam se activó al escuchar a su hijo, algo andaba mal con su extrovertido hijo para que no quisiera ir.

-Sebastian, ven conmigo

La anciana se paró de su tocador y del brazo de su hijo fueron al balcón del cuarto que daba directo al florido jardín de la casa que eran visibles por la luz de la blanquecina luna del cielo...

-¿Qué te aflige Sebastian? –preguntó ella–

-No es nada ma...

-Conozco a mi muchacho, tú jamás te pierdes un baile ya sea que estés en la pista o conversando con los demás caballeros–refutó ella– entonces ¿qué te aflige?

Su heredero se apoyó en la piedra del balcón sin dar palabra hasta soltar un suspiro que se divisó por el frío...

-Ma, tu siempre me contaste historias... de como papá y tu sacrificaron mucho por su amor...

-Si...

-Pero, jamás me contaste el por qué

-¿Disculpa?

-¿Por qué lo hiciste? ¿Cómo te diste cuenta que papá era el correcto para sacrificarlo todo?

-Simplemente lo entendí...

-¿Solo lo entendiste?

-Con tu padre entiendo una cosa–dijo llevándose una de sus manos a su pecho– y era que ambos podíamos con el mundo para alcanzar la felicidad

-¿Y cómo se alcanza según tu?

-Mira los obstáculos de la vida como grandes muros, a veces algunos de esos muros se superaron con el ingenio de tu padre para treparlos, mientras que otros necesitaron un poco de mi fuerza bruta–dijo soltando unas risas– ¿Algunas te parecerán locuras? Si, pero a veces es necesario hacer locuras por el amor hijo...

-Y si yo cometiera una locura por amor como dices... ¿me apoyarías?

-Yo...–se quedó callada unos segundos antes de agarrarle el hombro– Claro que si mi niño... –Contestó acariciando su rostro– Solo prométeme que esa locura que vayas a hacer no termine en escándalo que ya me la estoy imaginando

-Jaja, lo prometo ma...

-Milady–dijo la sirvienta abriendo la puerta– El barón Byron ya lo está esperando en el carruaje

-Ve con el ma, que tu y papá tengan buena noche...–Le dio una cálida sonrisa–

-Y que tu la tengas también hijo mío, espero que consigas lo que quieres lograr...

La mujer le devolvió la sonrisa a su hijo, soltó sus manos dejando a su joven muchacho en el balcón. Lo que no sabía Miriam, es que esa noche sería la última vez que vería sonreír a su hijo...

De regreso a casa esa noche, Miriam y su marido estaban regocijados, había sido una de las mejores noches.

-Fuegos artificiales, ¿En serio? ¿Que no se le ocurre a las anfitrionas estos días? –dijo el esposo vacilante–

-Quieren resaltar, al menos no fue como el desastre de pavo real que demostró el baile del 1810 –Le devolvió el chiste–

Dentro de la casa, lo que debería de ser un recibimiento de los sirvientes para ayudarlos a desvestirse fue bloqueado por un silencio extraño y la presencia de la policía dentro.

-¿Qué es todo esto? –preguntó Miriam con claro enfado–

-Milady–le susurró una sirvienta– son la policía...

-¿Qué? –vio a los policías– ¿Y eso por?

-Lord y Lady Byron, no sabemos cómo explicarles esto...

De un segundo a otro, de pasar a las risas llegó la incertidumbre y de la casa familiar habían pasado a la morgue de la ciudad. Miriam y su marido fueron llevados a una habitación donde estaba un cuerpo cubierto debajo de una sábana blanca.

-Solo necesitamos que lo reconozcan–recalcó el forense–

Levantando aquella sábana y el corazón de Miriam se le fue al suelo. Su hijo, su precioso hijo yacia en esa camilla de metal frío como el hielo. Como dicen el peor dolor de una madre es perder a su hijo y peor aún que si es el único.

Su intuición no le iba a fallar otra vez, no iba a perder otro hijo...

Alguien que no lo estaba pasando bien era Gabby. La duquesa se hallaba sentada al lado de la cama de Drew. Pasaba su rato admirando en silencio al muchacho, su muchacho. Rato en rato le limpiaba la carita con un paño de agua fría ¿Así se habría sentido la incertidumbre cuando ella estaba inconsciente? ¿Cuanto Ellie y Drew habrán sufrido por eso?

-Ya estás limpio–dijo en un tono suave– Al menos no tienes fiebre, sino-

Se cayo abruptamente de solo el pensamiento, sabia que el se iba a recuperar, rezaba a Dios y a todos los santos de que asi sea.

Desvio su vista hacia la ventana, sin embargo la vista era extraña. Tom con una imporvisaba fogata y una sartén prendió fuego a la rústica cocina exterior. Seguia viendose cansado y ojeroso revolviendo lo que parecian ser huevos con algun tipo de verdura, algo que le dio cierta pena a la duquesa.

-¿Crees que fui muy dura con él?

Volteo a ver a Drew buscando una respuesta que claro que no iba a llegar.

-De por si no se por que te lo pregunto, ni despierto puedes hablar–rio de la ironía–

Le paso ligeramente la mano por el pelo del chico y lo vio con tanto cariño

-Creo que hay cosas que debo de hacer Drew

En la carretera un carruaje se paro frente a una gran y elegante casa de campo. Miriam descendió del carruaje presurosa para entrar.

-¿¡Jake!? ¿¡Jake!?

-Miriam...

La voz de Jake resonó por el largo pasillo de la casa. Había algo a simple vista de la mujer que estaba mal con su muchacho, algo que no se pudo explicar con palabras, sino con lágrimas.

Jake con la esa mirada de niño rompió en llanto en su presencia además que sus rodillas rozaron el helado piso. A Miriam se le partió el corazón verlo asi, al instante estaba abrazando y consolando a su muchacho...

-Ya... todo esta bien Jake... –dijo ella cubriendo su rostro contra su pecho–

La mujer le ayudó a pararse y de la mano lo llevo a su habitación aun entre gimoteos de su muchacho.

-L-lo s-siento por ese drama...

-No te disculpes hijo...–respondió ella limpiando sus lagrimas–

-Si te debo una disculpa, y-yo–gimoteo de nuevo–

-Mejor calmate mi muchacho, pediré que te traigan té...

-Esta bien...

La anciana soltó la mano del muchacho y lo acosto a su niño, después de todo era su muchacho... aquel joven que la saco de una etapa muy oscura de su vida...

Verano 1814...

La tristeza estaba presente en la brillante casa familiar. Relojes se detuvieron en el tiempo, cada espejo de la casa cubierto de densas telas negras y la luz del sol apenas pasaban de las cortinas cerradas.

Mirando los retratos familiares de su casa, una Miriam vestida de negro impoluto se detuvo frente a uno especifico. El cuadro era el último cuadro que le habían hecho a su hijo en vida, elegante, con esa sonrisa carismática que llenaba salones... sonrisa que ya no estaba...

La mujer estaba consumida por el dolor, si hubiera sabido el trágico destino que le esperaba lo hubiera abrazado más o lo hubiera convencido de ir con ellos.

Su hijo estaba muerto por su culpa...

-Esposa...

Su marido estaba detrás de ella, con su mirada de ojos cansados, sin lagrimas para llorar más

-¿Qué pasa Nigel?

-Hay que hablar...

En el estudio de su marido, la noticia que ella ya se anticipada sin embargo se intentaba negar llegó.

-¿Qué clase de mala broma es esta? –pregunto Miriam con un claro enfado–

-No es una broma Miriam, ya lo encontraron

-¡Acabamos de enterrar a Sebastian hace un mes y ahora traes a su reemplazo!

-¡No es un reemplazo es mi heredero mujer! –grito el hombre– Y aunque yo igual sigo con el dolor por Sebastian tenemos que aceptar la realidad...

-La realidad? ¿La realidad de que ese sobrino lejano salido de quien sabe donde tome lo que era de nuestro Sebastian? –preguntó indignada–

-Pues sí, porque no hay más opciones Miriam... –respondió resignado– Así que espero que para mañana la casa esté un poco más tranquila

-¿Como que mañana?

-Me llego una carta, el muchacho está en camino para aca y llegará aproximadamente mañana

-¡¿No puedes hacerme esto Nigel?! –grito de la rabia– ¿¡Tan rápido estas dispuesto a desplazar a tu hijo!?

-Eso no-se trabo intentando formular sus palabras– Miriam...

-Te lo digo ahora mismo milord–lo miro con una voz muerta y amenazante– Mientras ese chico viva bajo este techo, no va a tener ningún tipo de piedad de mí hacia él

Al día siguiente, la casa del aspecto lúgubre pasó a un aspecto más modesto. Miriam seguía vestida con sus atuendos de luto parada en la puerta de su gran casa junto a su marido a quien una mirada le dio.

Un carruaje se paraba en la entrada. La mujer veía con una frialdad la puerta de aquella carroza, no obstante estaba igual de expectante que los sirvientes alrededor ¿Quien era el individuo que se llevaría todo lo suyo...?

-Con ustedes, Sir Hamilton del condado de Fulton–Anunciaba un sirviente–

Fuera de todas las expectativas, de aquel carro descendió un muchacho de mirada confundida. Sus ojos negros eran como un venado confundido, su delgades era para que el viento se lo llevara y su clara timidez... Algo había golpeado fuertemente los muros de acero de la baronesa.

-Bienvenido, Lord Nigel Byron para servirle–dijo Lord Byron rompiendo el hielo–Shawn Hamilton ¿Cierto?

-N-No señor, el es mi hermano...–respondió el con timidez– Y-Yo soy Jacob Hamilton, aunque me puede llamar Jake... señor

-¿Qué?

-Creo que no le informaron, p-pero mi hermano no puede venir por motivos de salud...

El muchacho le entrego un sobre con lo que seria una carta. Más tarde en el estudio del lord Miriam y su desconcertado esposo se hallaban solos de nuevo.

-Cedió sus derechos sucesorios? Sabes lo absurdo que suena eso mujer –dijo el hombre frustrado– Ninguna persona de esta sociedad rechaza tal oportunidad

-Pero su hermano ya está aquí, es el siguiente en la línea ¿no? –contestó Miriam–

-Sigue siendo un niño Miriam, el no deberia de estar aquí

-Un chico que parece capaz, no estamos hablando de un infante–argumento la baronesa– Además es mejor, mientras más joven sea puede aprender más rápido sus deberes

-¿Y a ti que mosca te pico mujer? Ayer decias que no lo querias aqui y ahora lo defiendes

-Aún no lo quiero aquí, solo no lo quiero subestimar aún...–respondió ella– ¿No es oficial lo de la renuncia del título?

-Aún no hay documento legal más que la carta

-Entonces ponlo a prueba todo el mes–contestó ella– Si el chico se adapta lo hacemos oficial y si no regresa a su casa

-Supongo que es un trato...

Miriam salió de esa habitación sin saber que esa seria el mejor trato que pudo haber hecho.

Atardecía en el campo, Gabby había preparado una básica sopa de verduras para si misma y para Tom, era lo único que sabía hacer al no haber cocinera por ahora. Estaba ella en todo su derecho estar enojada con él, no obstante esto se podia solucionar con ambos estar en la misma pagina. Una simple conversación, con una simple sopa.

Caminaba hacia el estudio del duque con bandeja en mano, sin embargo al oír ruido en el estudio prefirio esperar afuera. Podia ser una reunion importante para Tom. Echando un ojo por la puerta mal cerrada se divisaba a pelinegro en su escritorio y frente a él dos lacayos, de los pocos que quedaban en la mansión.

-Espero que vengan con buenas noticias–dijo el con aspecto cansado–

-Lamentamos decepcionarlo excelencia, pero no hay rastro de la sirvienta por ninguna parte–contestó uno de ellos–

-¿De verdad buscaron por debajo de las piedras como se lo pedí?

-Si, cada parada de viajeros de la carretera y el pueblo, no hay rastro de la señorita Finch–respondió con algo de pesar–

-En caso de cualquier cosa igual dejamos personas por la zona para intervenir cualquier carruaje del camino–agregó el otro lacayo–

Le temblaban las manos a Gabby de solo verlo, no podían obligar a Ellie a volver de esa forma. Tenía que entrar...

-Por sus caras, parece que hay algo más que están ocultando–dedujo el duque– Así que diganmelo de una vez

La pelimarron se paralizó y echó otro vistazo al panorama general. Para su sorpresa Tom tenia razón, las manos de ambos hombres que estaban la espalda se movían algo inquieta, señal de clara tensión.

-Si hay algo

-Pues diganlo, porque si tiene que ver sobre este caso yo no estoy para juegos y mentiras

La mirada del duque era intimidante y cortaba con un cuchillo tanto que el hombre tuvo que tragar saliva.

-Cerca a una de las paradas de viajeros que examinamos, se encontró con un cuerpo

-¿U-Un cuerpo? –se tensiono de tan solo la idea–

-De apariencia femenina que no se a podido identificar su identidad

-Pero la razón por la que esto es importante es que por su ropa, parece ser el mismo uniforme que usaban los del antiguo servicio

El sonido de la loza rota derramando todo con caldo tibio y la charola de metal rozando el suelo interrumpió abruptamente la conversación. Los ojos se le abrieron al divisar a Gabby en la puerta con las manos temblorosas y al borde de las lágrimas. Sus miradas cruzaron antes de que Gabby saliera corriendo.

-¡Gabby!

El duque salió del estudio y presuroso perseguía a una errática Gabby hacia las afueras de la casa. Tuvo que agarrarla y tumbarse al suelo con ella de lo errática que estaba, aunque eso no paro para que ella de algunas patadas al aire.

-Gabby, creeme no es lo que parece

-¡¿Ella está muerta o no?! ¡Dime Tom! –exigió al duque-

-A-Aun no lo se

-¡Deja de mentirme! ¡¿Por que me sigues ocultando cosas excelencia?! –preguntaba entre llantos erráticos-

-Juro que no se si esta muerta o no

Gabby se soltó de los brazos del pelinegro y ambos se veian agitados. Una respiraba y exhalaba para calmar su ansiedad y el otro del cansancio combinado con el miedo de que ella cometa una locura.

-Si te hace sentir más tranquila yo iré a identificar el cuerpo, ya si es de Ellie... juro que asumiré toda la culpa–agrego el apaciguante–

-Ese es el problema excelencia, ya no confio en usted–contesto con una mirada cortante– Asi que ire con usted

-No Gabby, acabas de salir de un coma hace 2 días–Se negaba el pelinegro con genuina preocupación–

-No hables por mi excelencia, porque de los dos el único que esta en deuda con alguien eres tú a mí–lo miro directo a los ojos con una actitud amenazante– Iré lo quieras o no

Sabiendo que no podía cambiar la opinión de ella, dejó que la pelimarron se limpiara las lágrimas y entrara a la casa para alistarse. En serio el duque tenía miedo, no solo por Gabby, sino el hecho de que si ese cadáver que hallaron era de Ellie. No se lo perdonaría toda su vida.

Más calmado, Jake estaba sentado al borde de su cama. Miriam trajo té que se había entibiado en sus manos. Reflexionaba viendo el piso, toda esta casa tenia tanto recuerdos. De el con Miriam y su esposo, tanto como de el y Tom, después de todo en estos alrededores es donde inicio todo...

-Aún no bebiste tu te? –preguntaba Miriam en la puerta–

-Quería que se enfriara, estaba hirviendo–respondió el chico de coleta–

La anciana se hizo espacio y se sentó al lado del melancólico chico.

-¿Recuerdas cuando te trajimos aquí por primera vez? –Mencionó la anciana viéndolo– Fue para el invierno, tu cumpleaños 18 estaba cerca y Nigel te llevo a conocer a los vecinos mientras yo organizaba todo para tu fiesta sorpresa...

-El primer cumpleaños fuera de Fulton–suspiro de solo recordarlo– Y el primero que senti que era mio...

La anciana le acarició con sus delicadas manos la espalda del joven en modo de consuelo

-Si aun no estas listo para contarme lo que paso alla, puedo esperar–le tomo de la mano– Aunque solo por dar un consejo, es mejor no escapar de los problemas hijo... siempre estare para escucharte, consolarte y comprenderte

-Gracias de nuevo Miriam...

-Bebe tu té y descansa, te avisare cuando sea la cena...

-Por supuesto...

La anciana lo vio por última vez a los agotados ojos de su muchacho, una incertidumbre se formaba dentro de ella. ¿Qué pasó en ese lugar para que Jake perdiera su brillo?

Jake la vio marcharse del cuarto y de inmediato se tiro de nuevo a la cama y a las frazadas suaves de su cama. El joven de coleta sentía que no se merecía a alguien tan buena como Miriam, la única persona que vio su potencial y le dio alas hacia la felicidad. De las primeras personas que no lo vieron como un reemplazo...

Verano 1814

Al final el plazo de 1 mes que Miriam había puesto para el muchacho se aplazo hasta que terminara el verano. La anciana le había dado duro a la educación del joven, tutores de todo tipo pisaban la casa de la familia. Economía, política, matemáticas, geografia, biologia, etiqueta, no dejaba ni una rama sin cubrir.

El joven de coleta azul se esforzaba lo mejor que podía, ni en su internado se pasaba estudiando como lo hacía ahora. Tenía que ser perfecto, tenía que llegar a los estándares que quieren ellos.

Tenía que ser el nuevo Sebastian...

El verano se supone que es una época relajada y tranquila en donde los jóvenes pueden divertirse, para Jake era la única chance para no tener que volver a casa. Aún recuerda la condescendencia con la que le hablaron sus padres cuando le enviaron aquí, diciendo que era un gran favor que le estaba haciendo a su frágil hermano mayor. De seguro que si volvia le dirían que ni para un reemplazo serbia...

Se quedó hasta tarde en la biblioteca de la casa, era de madrugada y lo único que iluminaba en el escritorio en el que trabajaba era su vela. Las matemáticas no eran su fuerte, se quedaba haciendo el mismo ejercicio una y otra vez en el papel

-"¿Por qué no me sale?" –pensaba él– "Si no completa esto el instructor se va a quejar... No puedo-"

Una gota de tinta roja cayó de la nariz del chico directo al papel. Se agarró la cara y levantó la cabeza. Estaba sucumbiendo al cansancio, ¿Que hizo para merecer una vida así?¿Solo nacio para ser el reemplazo de alguien más?

Camino unos segundos en círculos en la biblioteca, estando entre la delgada linea de estar dormido o despierto. Entre esa caminata la balanza del sueño se inclino para ese lado y chocó con una de los estantes haciendo caer varios libros directo a la cabeza del muchacho.

-¡Auch! –se quejo él un momento antes de pasar a la desesperacion– "Oh no, mieda si los Byron ven esto me enviaran a casa"

El chico revoloteo entre los libros, guardando cada uno en su respectivo espacio hasta que de las páginas de uno de estos descendió una hoja rota. El chico la atrapó y se preocupó ¿Y si ese libro era muy preciado por Lord Byron o peor por el difunto hijo de ellos? se cayó de rodillas al suelo.

-"Se acabó, ellos me enviaran de regreso"

Vio la página rota en el piso y parecía ser un poema escrito, normalmente no le llamaría la atención al joven, pero ese titulo...

"Cuando temo que pueda dejar de ser"

Ese título le había dado directo en alguna fibra del muchacho, de cualquier modo le iban a castigar por romper el libro. Mínimo asumir su muerte con dignidad y leer algo no le haría mal.

Antes que mi pluma recoja en su vaivén

La cosecha fecunda de mi mente al florecer,

Antes que en libros guarde ese grano también;

Cuando contemplo en la noche estrellada

Las nubes, símbolos de un romance inmenso,

Y pienso que jamás, por mano encantada,

Podré dibujar sus sombras en un lienzo;

Y cuando siento, criatura tan fugaz,

Que nunca más contemplaré tu rostro,

Que el amor, sin razón, no tendré jamás,

Ni gozaré su mágico alborozo—

En la vasta orilla del mundo, yo quedo,

Y amor y fama en la nada se hunden, quedo.

Algo entre esos versos lo dejo maravillado, por alguna razón se sentía identificado con el autor y sin darse cuenta, le sembró la semilla de la poesía.

Era extraño para él tener esa chispa por algo, ¿A esto se refiere la gente con tener gusto propio? Era distinto a la casa donde solo podía hacer cosas que Shawn podían hacer, solo comía lo que Shawn podía comer, incluso su vestir tenía que ser igual a el, pero sin llegar a ser el...

Con el paso de los días, el joven ya no prestaba tanta atención a las clases, solo cumplía y esperaba que la casa estuviera sumida en el silencio de la noche para devorar los poemarios. Algunos eran versiones impresas, otros como el poema de la hoja arrancada eran cosas escritas a mano únicas que no había leído nunca.

Fue tal su interés, que pasó de leerlos a escribirlos. Él mismo en su tiempo libre escribía y escribía como si corriera contra el tiempo. Leía, escribía y otra vez leía, ese era su día a día. Un pequeño escapismo pasajero de tinta, papel y versos.

Pero como todo en la vida la felicidad siempre se acaba...

Una noche otra vez Jake fue a la biblioteca a escondidas de nuevo, estaba seguro de que todos estaban dormidos no obstante estaba equivocado.

-Jacob

La voz de Miriam resonó en la biblioteca, dándole un escalofrío al joven. Estaba en un gran problema

-Así que esto estuvistes haciendo todas las noches, venir a la biblioteca de mi casa y leer hasta el amanecer

-Y-Yo –le temblaba las voz y las manos–

-Ya sospechaba de algo asi por las quejas de los instructores de que estabas cabeceando en clase

-Juro que-

-Y además lo poco que haces despierto es andar distraído ¿Sabes cuanto estamos invirtiendo en ti muchacho?

Jake se sentía como alguien apunto de ir a la guillotina, su cabeza estaba por rodar. De la ansiedad sus rodillas rozaron el suelo y puso su cabeza hacia abajo

-¡Por favor no me reemplace! –grito el en su desesperación suplicante–

La anciana miro confundida como el muchacho se hallaba arrodillado frente a ella al borde de las lágrimas

-Se que no debería de hacer cosas que su hijo no hacía y pido disculpas por eso...–agregó el muchacho– No volveré a leer hasta tarde, me volveré un genio de los estudios, no volveré a tocar una pluma para escribir poesía. Si es necesario incluso comeré sólo lo que a él le gustaba, me vestiré como el, me cortaré el pelo como el, actuare como el, sere la perfecta copia de él –al borde de las lágrimas tomando con sus manos el dobladillo de la falda de la anciana–Así que por favor por favor no me envíe a casa...

La anciana se quedo atónita del pensamiento del joven, como el tan suplicante deseaba ser la copia perfecta de alguien más.

-Párate por favor...–dijo ella aun procesando–

El joven aún entre gimoteos se paró y se limpió solo las lágrimas. No obstante la anciana sacó un pañuelo y ella misma se las secó. El peliazul no comprendía esa extraña piedad de la mujer, la única que lo trató de esa manera antes había sido su abuela.

-Jake–dijo ella con un tono dulce– ¿Quien dijo que eras un reemplazo?

-Es lo que se me espera de mí ¿no? –respondió el joven con un temblar en su voz– Soy el reemplazo de mi hermano por si el fallece y ahora soy el reemplazo de Sebastian por su muerte... No puedo ser mi propia persona por eso

-Eso no es cierto–le acaricio la mejilla con sus frías manos– No tienes que ser Sebastian ni tu hermano–remarcó la anciana– Tú eres simplemente Jake...

Las lágrimas volvieron a rodar por el rostro del peliazul y la anciana igual estaba al borde de llorar que le dio un gran abrazo.

-Perdon por no cumplir sus expectativas Lady Byron

-Miriam hijo... llamame Miriam...–contestó la anciana–Y yo soy la que debe de pedir perdón, estaba sumida en mi propio duelo que no me di cuenta que te estaba comparando con el

La paz que necesitaban ambos se reflejo en ese abrazo, Jake no quería ser Shaw o Sebastian, él quería ser Jake...

Jake Byron...

Con la tarde cayendo en el presente, los duques se hallaban en su carruaje. Ambos estaban en una punta a la otra de este, uno no le quería darle la cara de la culpa mientras la otra no le daba la cara de lo herida que se sentía por él.

-Excelencias, estamos llegando–dijo el cochero–

-Gracias...–agradeció Tom–

Gabby no dio reacción alguna, seguía mirando la ventana con la misma cara de triste, no obstante su mano derecha agarraba las telas de su vestido con una inquietud latente ¿Y si de verdad era de Ellie ese cadáver? No podía parar de pensarlo

-Oye... ya vamos a llegar Gabs–mencionó el pelonegro– Se que estas nerviosa

-Tu no sabes de mi excelencia–le respondió con frialdad–

-Claro que sí te conozco

-Parece que no lo suficiente

-Llegamos–anunció el cochero–

Era una parte del bosque apartada, una gran pared de tierra y roca limitaba el frondoso bosque y en el pasto manchado de sangre el dichoso cadáver cubierto con una sábana blanca por los lacayos.

-Gabby, s-si no quieres-

-Dejame Tom–respondió ella sin mirarlo- abran espacio

Lentamente la pelomarrón se acercó al bulto de la sábana blanca, la tensión estaba latente. De verdad no quería que fuera Ellie ¿Y si lo era? ¿Si terminaba siendo ella? ¿Todo su plan fue para nada? y para rematar el mal chiste, si era Ellie ahora estaría atada de por vida con el principal culpable de su muerte.

-"Por favor Dios o quien sea que me este escuchando, por favor que no sea Ellie..."

Agarro la frazada y descubrió la cabeza. De solo verlo la duquesa dio un torpe sobresalto hacia atrás.

-Gabby–se acerco Tom del miedo solo para quedar anonadado quien era– Oh Dios...

Con los ojos aún abierto y aun con la cara igual de maltratada como aquella mañana, ahí estaba Karol Leopold, la que alguna vez fue la ama de llaves de la casa.

-Parece que cayó del barranco...–mencionó el duque– No parece que se halla tirado

-No, alguien la tiró–comentó Gabby–

-¿Por que crees eso? –mencionó el–

-Mira su mano, alguien la piso para que cayera–contestó ella–

Gabby no sabía si sentirse aliviada de que no fuera Ellie o algo conmovida por el estado en el que fue encontrada la mujer. Tomando un suspiro cerró manualmente los párpados de la mujer y le tapó de nuevo con la tela blanca.

-Hasta las personas más malas merecen algo de piedad en la muerte–mencionó ella dando media vuelta– que la policía y los lacayos se encarguen de ella

Tom se quedó viendo la tela blanca, aunque el saber de que no era Ellie quien estuviera debajo de esa sábana lo tranquilizaba seguía esa duda latente de donde estaba. No podía estar muy lejos ¿o si?

Los que estaban lejos eran Jake y Miriam que cenaron de manera tranquila en la casa de campo, ambos estaban disfrutando de un postre especial encargado por Miriam, un cheesecake con frutas. Plato reconfortante y de los favoritos del poeta.

-Parece que la cocinera se lució hoy con el postre ¿No es asi? –menciono Miriam con una sonrisa–

-Si, quedo espectacular–respondió el chico aun algo cabizbajo–

La anciana movió su mano para que todo el servicio los dejara solos, necesitaba tratar con el elefante en la habitación

-¿Lo que pasó tiene que ver con lo de Dorset? Al final no averiguaste nada

-No, bueno le pedí a Tom que lo hiciera pero aun no hay noticias–contestó el poeta–

-Y entonces ¿Cómo están Tom y Gabby? Espero que no les haya molestado mucho su visita en plena luna de miel

-Ellos, viven felices–sonaba con falsa alegría– felices y enamorados

-Jake, de todas las personas del mundo yo soy la que más puedes confiar–comento Miriam agarrandolo de la mano– ¿Gabby y Tom están bien?

-Ellos...–no sabia que palabras usar– Ellos no están bien...

-¿Que sucedió? Puedes confiar en mi

-Gabby, ella...–con la voz al borde de quebrarse– Casi se nos muere Miriam

-¿Qué? –estaba sorprendida– ¿Cómo pasó?

-La envenenaron con su té, pasaron demasiadas cosas y lo peor de todo es–se le salieron algunas lagrimas– Tom me culpo por eso

-Espera ¿Tom? ¿Estamos hablando de la misma persona?

-El cree que yo la envenene Miriam, tú bien sabes que yo jamas haria algo tan atroz

-Por Dios, Jake...–suspiró de horror para darle un abrazo–

-Se que Gabby ya estara mejor por lo que comentó el doctor, aun así...–le faltaban las palabras para hablar–

-En parte puedo comprender a Tom, cuando alguien que amas está entre la vida y la muerte se te nubla el juicio–mencionó la anciana– Pero eso no es excusa para lo que te hizo...

-No quiero verlo, o al menos por un tiempo Miriam...

-Y lo respeto hijo...

-Gracias Miriam, gracias

-Dios, de seguro Ellie también lo estará pasando mal... le escribiré a ella, de seguro nos dará actualizaciones de la situación

-Eso no será posible–contestó el–

-¿Por qué dices eso?

A Jake se le formó un nudo en la garganta, no sabía explicar lo de Ellie sin dejar mal parado a Tom. Muy probablemente ella seguirá encerrada en ese cuarto aun, a menos de que la chica de la carretera sea ella. Aun así, como último favor a Tom, no lo iba a destrozar en la sociedad...

-Ella... fue despedida por Tom, apenas se dio lo del envenenamiento la hecho de la casa por ser la principal sospechosa–respondió él– No obste resultó ser igual de víctima que yo

-Ese muchacho imbécil, él tiene que darme explicaciones de una vez–dijo con cierto enojo–

-Miriam, ya no nos involucremos más por favor–le suplicó el chico con cansancio– Ya no quiero este drama

-Esta bien–suspiro la anciana– No obstante, volveremos a Londres en la mañana ¿si?

-Ok, regresamos en la mañana... de nuevo gracias Miriam

-Me alegra haberte quitado ese peso de los hombros mi muchacho–respondió besándole la frente– Sabes que yo te defenderé hasta el final

-Claro Miriam–le sonrió de regreso– Ahora me ire a dormir, si vamos a salir temprano tenemos que estar bien descansados

-Por supuesto

El poeta se retiró del salón, se sentía algo mal por mentirle a Miriam. No obstante, si se llega a saber lo que hizo Tom en su locura, todo se derrumbaría.

-"Si de verdad eras tu la de la posada Ellie, espero que estés lo más lejos de ese manicomio"

El carruaje negro disminuia su paso en mitad de esa fria noche, apenas iluminados por la blanca luna que se reflejaba en la hermosa piel blanca como la leche y resaltaban su cabellera naranja de la hermosa bella durmiente que estaba dentro de la carroza.

-Ellie–dijo Alec–

-¿Eh? –despertó de su sueño– ¿Qué pasa?

-Estamos llegando

La pelinaranja vio por la ventana para llevarse una sorpresa que aún seguían en una zona boscosa, nada parecida a la normal entrada de Londres.

-Eh Alec, esto no es Londres

-Lo se–respondio el con normalidad–

-¿Cómo qué lo sabes?¿Dónde me estás llevando? –exigió ella–

-¿Creías que te llevaría a Londres sabiendo que sería el primer lugar que buscaría el duque y su gente? Creeme este lugar es más seguro...

El carruaje se detuvo en el frente de una mansión de campo perfectamente poluta, con espesa vegetación y sin signos de alguna alma cerca. El lord fue el primero de bajar de la unidad y le extendió una mano a la muchacha

-Venga conmigo

Con duda la chica agarró la mano del hombre y vio el exterior de la gran casa, preciosa en aspecto aunque con una extraña sensación fría...

-Bienvenida a mi hogar señorita Finch–dijo el caballero–

La puerta principal se abrió, quien estaba esperando con una veladora era aquella niñera de cabellos morados de sonrisa contagiosa que se le iluminó los ojos al verlos.

-Ya están aquí–dijo alegre–

-¿No es un poco tarde para estar despierta Rosita?

-Lo se milord, pero yo misma me ofrecí hacer las guardias en caso de que llegaran hoy que si le atine–soltó una pequeña risa–

-Rosa, creo que ya conoces a nuestra invitada, la señorita Finch

-Claro que si, tu eres la señorita con la que estaba hablando el señor Crane ese dia en el mercado–la tomo de la mano emocionada– Mi nombre es Rosa Maria, el lord solo habla cosas maravillosas de usted

-Eh... ¿Gracias? –respondió algo abrumada de tal amabilidad–

-Pasen, de seguro estarán cansados

Aun con sus dudas, la pelinaranja paso a la gran mansión sumida en la oscuridad por la falta de luz de velas...

-Perdón por lo apagado que esta, es de verdad pensábamos que vendrían en la mañana–se excuso Rosa–

-No te preocupes Rosa–respondió Alec–

-¿Qué diablo es esto...?

La vocecita vino desde la parte más alta de la escalera, en su camisón para dormir y su larga cabellera desatada. la niña de 8 años veía una cierta visita no deseada en su casa.

-Esto tiene que ser una broma–dijo Fiore con claro disgusto–

-Señorita Fiore, deberias de estar dormida–recalcó Rosa con algo de molestia–

-No te preocupes Rosita, muestrale su cuarto a nuestra invitada yo me encargare de Fiore–respondió el lord de lentes–

-¿De que te vas a encargar? ¿De explicarme el por qué trajiste a esta zanahoria a mi casa? –mencionó Fiore rodando los ojos–

-Eso no es chistoso Fiore–contestó de forma tranquila el lord tomándola de la mano para alejarse–

Ellie no podía reaccionar a lo que acababa de pasar, ¿era el cansancio o por lo surrealista que fueron los últimos 5 minutos?

-Por aquí señorita Finch–le dijo Rosa–

Rosa con su única vela iluminaba el pasillo oscuro de camino a la habitación en donde dormiría la muchacha. Ellie vio a su alrededor, los cuadros finamente pintados, las paredes impolutas y la extraña sensación de algo.

Esa sensación de que alguien la estaba siguiendo con la mirada venía de una pintura que estaba frente a ella... El pelo rojizo de la mujer resaltaba en medio de la noche, junto a sus ojos cansados que daban una sensación de que te juzgan...

-¿Pasa algo señorita Finch? –preguntó Rosa confundida–

-Nada Rosa, eso solo–la chica no sabía la sensación de le daba el retrato–

-Si el retrato de Lady Crane también me da escalofríos a veces–dijo algo relajada–ya me acostumbre un poco a su presencia, pero si da miedito la primera vez que la vez

-¿Lady Crane?

-Si, la ultima señora de la casa...–respondió ella viendo el retrato–

-¿Y recuerdas como se llamaba?

-Creo que era...Emily...

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