XXI


TW.

Por la ventana de la mansión una de las sirvientas vio atenta a la partida del poeta, como se alejaba por el oscuro horizonte de la noche. Ella levantándose el dobladillo del vestido corrio escaleras abajo, atravesando pasillos vacíos y apenas con velas prendidas. Todo su trayecto fue directo a la gran puerta verde del servicio que abrió a par y par

-¡Se fue! –gritó eufórica ella– ¡El doncel se fue!

La habitación estalló en vítores, todos dejaron lo que estaban haciendo y estaban celebrando.

-¿Es cierto lo que oí? –Dijo Karol entrando al lugar–

-Así es señora Leopold, acaba de irse ahora mismo

-Bien, entonces ¿Por que estan ahi parados? ¡Es hora de recuperar lo que nos corresponde!

Al mando de la ama de llaves, todos los sirvientes pasaron al salón principal en donde se hallaba la platería más cara de la casa y la cristalería de gran nivel, todos ponían la mesa con una armonía y alegría constante.

-Se que el duque me pidió que guardara este vino para cuando fuera el cumpleaños de la duquesa, pero que se le va a hacer–dijo abriendo un caro vino tinto y sirviendo en todas las copas–

-De nuevo a la gran vida que teníamos antes–mencionó la cocinera poniendo un gran lechón rostizado en la mesa– Ya extrañaba servir comidas así para nosotros.

-¿De donde sacaste tan rápido ese lechón?

-¡Oh bueno! Digamos que el zoológico de la duquesa no quedo muy intacto que digamos–rio de forma burlesca–

-Eso explica lo delicioso que está

-Y eso que no han probado la sopa, lo llamó "Crème à la Peppa pecas" –agrego a la bromas–

Varios sirvientes revisaban las habitaciones y el cuarto de lavado y rebuscaron entre las ropas y de las extrencincidades del lugar

-¡Por Dios! La duquesa puede que tenga un tornillo zafado, pero el estilo no falta–dijo una sirvienta viendose al espejo dando vueltas con el vestido– Me queda increíble ¿Verdad?

-En realidad me sorprende que hayas entrado en él–se mofaba otra sirvienta–

-¡Ay callate!

Todo el servicio estaba vestido en sus mejores galas en el salón principal, algunos complementaron cosas que ya tenían con accesorios que encontraron en las habitaciones, otros se agarraron conjuntos completos. Algunos tocaban música, otros bailaban alegres alrededor, otros se llenaban la boca de la comida o se llenaban las copas con aún más vino.

-¡Todos escúchenme!

Karol tocaba su copa para llamar la atención de la sala. Ella un glorioso traje de color rojo carmesi que dejo la habitación en un silencio notable de lo impresionados que estaban...

-Esta noche, es una noche histórica... Después de semanas interminables mañanas sin horarios de sueño decentes y exigencias absurdas ahora nos hallamos aquí como los nobles que nos merecemos ser...

La gente aplaudió y silvo a las palabras de Leopold

-Se que aun dudan de que haremos después de esto, de que será el duque o de su esposa o incluso de esa zanahoria –decía con todo el asco– No se preocupen ahora de ellos señores, si de por si la doncella esa se hace la mártir por hacer huelga de hambre.

La habitación estalló en risas con las palabras de la ama de llaves

-Así que, concentremonos en el ahora que en el futuro habrá más fiestas como estas–levanto su copa– Asi que brindemos por el regreso a la normalidad

-¡SALUD! –Sonó al unísono–

La fiesta siguió después del brindis, baile, música, apuestas y excesos. Volver a su normalidad se sentía tan bien.

Karol dejó el gran salón, dejando a su personal disfrutar el lujo y del placer que se merecían. Camino hacia el pasillo de los retratos familiares, la principal en la sala el gran cuadro de su última y única señora a los ojos.

-Lo hice milady...–dijo tocándolo ligeramente el cuadro– Todo lo que hago es por usted... Ya nadie que comparta sangre con ese hombre le hará daño a lo que es suyo.

Invierno de 1812...

Karol en ese momento era la doncella personal de su excelencia. Su lady, una optimista mujer que vivía sola en aquella finca, rara vez su marido venía a buscarla. Ese día en particular había la noticia de que su esposo llegaba al campo de sorpresa...

-Todo tiene que ser perfecto Karol–dijo alegre la duquesa– Debe de haber color por todos lados

-Yo me encargaré de todo milady–decía anotando todo–

-Quiero flores de temporada en cada florero y quiero las galletas de nuez favorita de mi marido junto al té de hoy

-Por supuesto milady

-Espero impresionarlo lo suficiente Leopold, tal vez así... –se paró de lo que iba a decir intentando no quebrar su sonrisa–

-Oye...–le puso la mano en un hombro– De seguro amará todo lo que hagas...

-Gracias Leopold, me encanta tenerte de amiga

Karol admiraba tanto la resiliencia de su señora, podía ser buena jefa como muy carismática. Ella sola se encargaba de dirigir las tierras de su marido, ella sola ayudaba a los campesinos y a sus familias, era una santa, una mujer admirable... Un ángel que estaba atrapado con el mismísimo demonio que era su marido.

El carruaje del anterior duque se paró en la puerta de la gran casa, todo el servicio estaba esperando su presencia incluyendo Leopold que veía como su señora se acercó a él toda cariñosa y expectante para recibir aquel frío hombre

-Excelencia–Dijo alegre ella haciéndole una reverencia con un aura alegre– Que bueno tenerlo aquí

-Buenas tarde–respondió serio–

El duque ni la paró a ver, solo pasó de largo. La pobre solo pudo seguirlo adentro siendo lo más positiva posible.

-¿Disfruto su viaje, excelencia? –intentando hacerle charla–

-¿Por qué todo está tan colorido? –ignorandola viendo los floreros–

-La duquesa encargó esas flores para decorar el ambiente excelencia–intervino Karol–

-Sácalas todas–respondió de manera seca–

-Sí excelencia–respondió la duquesa intentando no sonar dolida–

-Voy a estar en mi estudio no espero que nadie moleste

-P-Pero mande a hacer tus galletas de nuez favoritas querido–dijo intentando sonreír–

-No tengo tiempo para esas cosas–siguió su paso sin voltear atrás–

-¿Y-Y al menos se sentará a cenar hoy?

Ni siquiera le respondió a esa pregunta y cerró las puertas de su estudio en la cara de su esposa.

-Mgh...–respiro hondo y puso buena cara– Bueno ya escucharon a mi marido, no lo molesten el resto del día–dijo ella poniendo una sonrisa para luego irse–

-Te dije que no funcionaria–susurro una sirvienta del montón–

-Siempre le hace estas cosas, jamas cambiara–le murmuro de regreso–

-Parece que no conoce lo suficiente al duque como ella presume–rio entre dientes

La doncella escuchaba esos murmullos sin poder hacer nada, tenía a todos en esta casa en contra de su señora. Karol no entendía cómo un hombre tan frío y calculador pudo casarse con su señora, una princesita que vive en las nubes, solo para terminarla tratándola con tanta apatía y mucho menos el como el podía tener a todos los sirvientes leales a él.

Esa noche, Karol le cepillaba el cabello a su señora, dejándola lista para dormir. La mujer era la única amiga que tenía su señora en esa solitaria casa.

-Karol...

-¿Sí milady?

-Mi marido sigue en su estudio ¿cierto?

-Si, no a salido desde que llegó–respondió ella–

-Tsk...–se quejó entre dientes– Karol... ¿Crees que yo no soy atractiva?

-N-No milady, usted es alguien muy hermosa–le hablaba ella con un ligero sonrojo– solo es que el no lo ve por lo ciego que está

-Pero, ¿Cómo puedo hacer que él me vea? –preguntó ella–

-A veces los hombres necesitan un poco de "persuasión" si sabes a lo que me refiero...

-Creo que sí...–dijo ella viendose al espejo–

La duquesa se paró de su tocador con una determinación notable.

-¿A dónde va milady?

-A persuadir a mi marido Leopold

La duquesa en medio de la noche entró al estudio de su esposo. Nadie sabe qué pasó esa noche, hubo toda clase de ruidos. Gritos tanto de enojo como de pasión y dolor, muebles moviéndose o objetos cayendo y rompiéndose en el piso. Solo para que el duque partiera de nuevo en el mismo carruaje a la mañana siguiente bien temprano sin siquiera despedirse de su mujer.

En el presente, aun ni habia salido el sol cuando cerca a los terrenos de aquella mansión, el carruaje negro pasaba cerca de ahi... La lluvia y el ambiente frío acompañaban perfectamente el ambiente lúgubre.

Por la ventana de la unidad, el muchacho de pecas miraba los prados mojados y la vegetación con un temor palpable¿Y si había llegado demasiado tarde?

-Ya estamos a media hora a llegar Lord Crane–dijo el cochero–

-Gracias por el aviso–Agradeció Alec–

Alec vio los nervios del muchacho, como éste jugaba con los dedos y le temblaban los labios...

-Oye muchacho –le agarró del hombro– ¿Cuál era tu nombre?

El chico sacó su pizarra y escribió con la tiza

-'Drew'

-Escucha Drew, no te preocupes–dijo el hombre– Hiciste los correcto en pedirme ayuda, se que Ellie estaría orgullosa de ti–le consoló desordenando el cabello–

Pese a las palabras del lord, el chico aún se encontraba triste. No quería perder a la única familia que le quedaba en ese lugar. De por si él apenas podía recordar si es que llegó a ser parte de una en el pasado...

Invierno de 1813...

Otra vez se había dado la noticia de que el duque iba a regresar a casa. Después de haber pasado navidades y año nuevo sola, la duquesa se hallaba feliz de por fin tener a su marido de regreso.

-Esta vez regreso más pronto de lo que esperaba Leopold, esta puede ser una señal–dijo entusiasmada la mujer–

-Si, esto debe de ser algo bueno–le respondió Karol–

-Tal vez incluso, podría contarle la noticia Leopold

-Y de seguro estará más que contento con ella–

-Espero que sí... quizás así él ya no sea tan frio conmigo–mencionó no queriendo sonar triste–

Karol no quería matarle la ilusión a su señora, si el duque estaba de regreso tan pronto no podía ser algo bueno. Conociendo como es el, solo iba a ser desgracias. Y como predijo la doncella.

Como aquella vez, todo el servicio estaba afuera para recibir al hombre y su esposa de nuevo hizo su elegante reverencia.

-Buenos dias exelen-

La mujer solo levanto su rostro en completo horror al ver como su marido ayudaba a bajar a otra mujer del carruaje.

-Buenos días–respondió seco a ella–

-¿Quién es...?

-Son invitados–interrumpió el duque– se quedaran aquí

-¿Invitados?

Como si fuera un mal chiste, la mujer ayudó a bajar del carruaje a un niño de 2 años de cabellos marrones y pequeñas pecas marcadas... Nadie se podía negar a la petición tan inesperada del duque, ni siquiera su propia esposa.

Esa fue la primera vez que el pequeño Drew pisaba esa casa...

El chico era demasiado joven para recordarlo, sin embargo esa era la verdad. La situación era similar para el muchacho ahora, estaba viendo a lo lejos por su ventana aquel lugar que le dio más desgracias que alegrías. Solo quería sacar a Ellie de ahí e irse lejos.

Otro que estaba atrapado en aquella casa era Tom. El hombre despertaba de su desmayo en medio de sus dolores de cabeza, apenas podía mover su cuerpo. Se sentía miserable, alejó a su ángel, aquella persona que tanto amaba.

Quería ayudarlo, si de verdad él había hecho eso, pudo haberlo ayudarlo a huir y a encubrir el accidente para que no quedará afectado.

-Despertó excelencia–dijo el doctor viéndolo–

-¿Qué me paso...?

-Lo halle desmayado en el piso de su estudio cuando iba a avisarle sobre lo del tratamiento de su esposa...–le respondió el hombre-

-N-No siento... mi c-cuerpo...

-Cicuta–respondió directo–

-¿Que?

-Es una planta venenosa, muchas personas lo usan para quitarse la vida

El médico agarro la tetera en la que se servía té la ama de llaves y de ella sacó una florecilla blanca remojada

-En pequeñas dosis puede causar dolores de cabeza, mareos y malestares estomacales, pero si te pasas de dosis puede te inmoviliza hasta la muerte...

-Esa perra–gruño el hombre–

El duque quería pararse de la cama, no obstante su cuerpo no colaboraba.

-Duque–lo obligó a echarse– Tiene que mantenerse en cama, ya le di un antídoto aunque tendrá que esperar a recuperar toda la movilidad.

El duque se sentía tan imbécil. Bajo por completo la guardia con Karol, parecía genuinamente preocupada por él y su estres. Tenía al enemigo al lado y fue tan ciego de no verlo.

Ahora por su culpa, Gabby está en coma, Drew estaba desaparecido, Ellie seguía encerrada en ese cuarto y Jake lo había dejado. Estaba derramando lágrimas de rabia.

-Aun así debo de encontrar a Leopold doc–dijo el– Ella tiene que pagar... ¡¡¿DÓNDE ESTÁ ELLA?!!

La dichosa de Leopold no se encontraba nada más ni nada menos en la habitación de Gabby. La habitación que alguna vez fue de su señora, ahora la estaba ocupando una extraña moribunda.

"Como tengo tantas ganas de ponerte una almohada encima..." –pensó ella viendo a Gabby– "No... ya se derramó mucha sangre aqui..." –sacudió su cabeza descartando la idea–

Invierno 1813...

-¡Ay pero que hermoso es! –dijo una sirvienta–

-Y muy bien portado, todo un caballerito–alagaba otra–

-Que pruebe el de fresas y crema, de seguro lo amara–dijo otra dándole de comer en la boca–

Karol pasaba por el gran salón de la casa viendo por la puerta entreabierta. Se estaba celebrando una gran fiesta de cumpleaños para aquel infante que vino con el duque. Con pasteles de todos los sabores, serpentina de colores y risas de todos de aquella sala.

En menos de un mes, toda la casa se había enamorado del muchachito, decían de lo tranquilo e inteligente que era y cómo aquella mujer que era madre del pequeño era tan dulce y tan amable. Era como si todos se hubieran olvidado quien era la verdadera dueña de la casa.

Leopold se alejó del salón a la habitación de su querida y única señora.

-Milady, traje-

-¡NO ES JUSTO!

Platos, perfumes y joyería volaban en la habitación. La duquesa estaba sumida en la rabia y en la tristeza. Karol sabía por qué de la reacción de su señora. Si ya de por si ella recibía poca atención del duque, en este tiempo en el que aquella golfa y su hijo llegaron ni la mirada le daba.

A ella si se le permitía sentarse al lado de él en la mesa y darle la palabra, cuando su señora solo podía sentarse al otro extremo de la mesa en silencio. A ella si se le permitía caminar junto a él del brazo todo el día, mientras que su señora solo le dejaba las cuentas de la casa. A ella le halagaba su belleza y los vestidos, en cambio a su señora si la veía usando algo que brillara la consideraba derrochadora. Pero sobre todas esas cosas, a ella si le demostraba amor y a su esposa, la mujer con la que se casó y esperaba su hijo, la mujer que siempre le rogaba por que él la amara... solo le da palabras frías.

-Milady por favor–dijo Karol agarrandola de las manos– Por favor cálmese

-No puedo–Respondió con hartazgo cayendo de rodillas– Hice todo, ¡Todo! Para llamar su atención Karol y nada...

La doncella la abrazó con fuerza, su señora estaba pasando por demasiado...

-¡¿Que diablos paso acá?! –Grito el duque–

Karol le vio al hombre con todo el desprecio del mundo, abrazó a su señora con más fuerza, no iba a dejar que le hiciera más daño.

-Karol... Sal...–dijo ella–

-Milady

-¡Karol, sal por favor!

La mujer con dudas soltó a su señora y cerró la puerta detrás de ella. No obstante, se quedo pegada a ella queriendo oír toda la conversación

-¿Así que por fin llamó tu atención? –pregunto sarcástica–

-Interrumpidas una amena celebración–respondió molesto–

-Una celebración para un niño ajeno–contesto igual de enfadada–

-Al menos puedes bajar la voz, déjame tener este momento tranquilo antes de volver al frente–respondió el–

-¿Qué?

-¿No te lo conte? Regreso al frente esta noche, ella y el niño se quedaran aquí–le contesto con la misma frialdad–

-¿No puedes estar hablando en serio? ¡¿De verdad me vienes a pedirme que cuide a tu amante y a tu bastardo?!

-No es una petición, es una orden.

-¡Eres un asqueroso!

La mujer en su frustración le tiro una almohada que el hombre esquivo

-¡Ni siquiera porque estoy esperando un hijo tuyo puedes cambiar tu actitud tan egoísta!

-¿Y quien dice que ese niño es mío en primer lugar?

-T-Tienes que-

-Al igual como yo tengo mi amante tú puedes tener el tuyo ¿no? Dime ¿Dónde lo escondes? ¿Es alguien del servicio? ¿Algún campesino aleatorio?

La mujer se quedó sin palabras por su incredulidad, después de años de fidelidad y devoción a él, para que el insinuara que jugaba sus mismos juegos.

-Ahora si me disculpas, estaba en medio de una celebración... –respondió con esa misma frialdad–

El hombre salió de la habitación y Leopold entró corriendo a abrazarla de vuelta. La mujer seguía en shock. Karol sabía que ese duque era un tipo cruel, pero no a ese nivel de salvajismo...

-Milady, aquí estoy ya no va a hacer daño

Su señora se acomodó en su pecho palideciendo frente a ella. La doncella tuvo que sostenerla en confusión y miedo de lo que le pasaba a su señorita, sin embargo la respuesta se hizo clara a ver una gran mancha roja coloreando el piso... La duquesa solo pudo llorar en el pecho de su doncella mientras ella la consolaba lo mejor que podia.

En el presente, la casa estaba hecha un desastre. Los del servicio habían tomado todas las habitaciones vacías como suyas para descansar o caminaban borrachos por los pasillos después de tal victoria. Sin saber lo que les esperaba afuera.

El negro carruaje se estaciono en un camino cerca de la mansión. Si iban a hacer algo tenía que ser ya.

-Entonces muchacho, ya que conoces mejor estos terrenos que yo, ¿sabes donde hay un lugar lo suficientemente alejado en donde Ellie pueda esconderse? –preguntó Alec sacando un mapa–

El muchacho asintió con la cabeza y marcó con su tiza la zona del zoológico de Gabby.

-Bien, entonces yo los encontraré ahí cuando sea el momento

-'¿No iras conmigo?' –escribió el chico en su pizarrón–

-Es una misión de mucho sigilo, como dije conoces mejor este castillo que yo

El lord sacó de uno de los cajones de los asientos del carruaje una petaca de metal y una caja de madera cerrada

-Si Ellie está encerrada en una habitación común del castillo, la ama de llaves debe de tener una llave que abra esa puerta–le dio la botella– No preguntes que es, pero dale de beber a esa bruja y garantizara que dormira por horas. Así será más fácil tomar la llave.

El chico asintió con la cabeza

El hombre abrió la caja de madera sacando de ella un pistola de duelos pulida y refinada haciendo que el chico se eche para atrás del miedo.

-Oye tranquilízate, es solo en caso de que las cosas se pongan feas allá...

Se la entregó al chico que se la quedó viendo con confusión y fascinación

-Sabes como usarla ¿cierto?

El muchacho negó con la cabeza

-¿En serio? Mi hija que tiene casi la mitad de tu edad dispara armas más grandes que esta

El hombre soltó un suspiro y se sentó al lado del chico

-Con esto se quita el seguro y este es el gatillo, apuntas al objetivo y disparar ¿entendido?

El chico sacudió la cabeza, aunque en realidad ni entendió la mitad de las cosas

-Si aún así no te sientes seguro de disparar a alguien, aplica la regla de los duelos–levantó el brazo con el arma– Un disparo hacia el aire asumiendo la culpa de tus acciones...

El chico estaba temblando, no se creía capaz de hacer algo así solo...

-Ey–le agarró el hombro– Ellie depende de nosotros... ¿Lo entiendes?

El chico asintió con la cabeza determinado a cumplir con su deber, tenía que sacar a Ellie de ahí y haría todo lo que estuviera en sus manos para sacarla de ahí.

-Bien, nos vemos más tarde muchacho

El Lord de lentes le dio una sonrisa al chico para dejar al muchacho lo más cercano que se podía de la mansión. El muchacho encapuchado solo tenia un objetivo ahora, sacar con vida a Ellie de este infierno.

Hablando de nuevo de la pelinaranja, la pobre seguía sentada en la ventana apenas haber dormido. Tenía esperanza de que si le tiraba la culpa a ese poeta Tom la liberara, sin embargo aquí estaba, con hambre y ligera como una pluma.

-Zanahoria–Leopold toco la puerta–

La chica no dio respuesta, no quiso hablar con la horrible mujer...

-¿Ya te moriste? –preguntó soltando una risa– Pues que pena... o más bien diría alivio

La doncella estaba molesta, sin embargo no quería darle la satisfacción a esa mujer

-Bueno, si de verdad estás muerta, al menos ya estarás con tu querida duquesita y el niñato ese ¿no es asi?

A la doncella se le abrieron los ojos, no podía ser cierto, esa mujer miente. Gabby no podía estar muerta, la conocía, ella jamás se dejaría morir así.

-¡Deja de mentir bruja! –golpeó la puerta de madera con una gran furia–

-Vaya, parece que los muertos si salen de la tierra–se mofo un poco–

-¿¡QUÉ LE HICISTE A GABBY!? –grito con furia detras de la puerta

-¿Yo? Nada, solo que lastimosamente su excelencia no se recuperó de su incidente–hablando con cierta pena– Así que nos acaba de dejar esta madrugada

-¡MIENTES! ¡DEJA DE MENTIR SUCIA!

-Quédate en negación todo lo que quieras, solo te va a consumir más en tu miseria–dijo ella levantando la voz– Mirale el lado positivo, ahora ese niño y la duquesa podrán jugar a la familia feliz en el paraíso

-¡TE VOY A MATAR! –Gritó con rabia–

-Te dejo para que proceses tu duelo –dijo eso antes de irse–

Ellie siguió golpeando la puerta hasta que sus nudillos se pusieron rojos. La chica cayó de rodillas al piso entre lágrimas, no pudo haber perdido a su mejor amiga y al equivalente a su hermano en menos de 1 semana. Se sentía débil, lo había perdido todo...

La ama de llaves estaba jugando con la cabeza de la joven, pero no le importaba. Igual disfrutaba su dolor, un dolor que igual sintió ella varios años atrás.

Primavera de 1813...

Karol fue testigo de cómo la salud de su señora decreció después de esa perdida. Ese malvado hombre había absorbido las últimas razones de vivir para su señora aquella tarde. La mujer estaba al lado de su cama agarrándole la mano. Ella era la única de todo el servicio que estaba en aquella habitación sintiendo pena por su inminente partida, no se quería apartar de ella...

-Leopold...–hablo ella con debilidad–

-Si milady...–Intento no llorar–

-¿El vino...?

-No milady...–dijo con tristeza–

-Ja... ni siquiera porque me estoy muriendo se digna a aparecer–contesto desganada–

A Karol le llenaba de rabia oirla, hasta en su lecho de muerte pensaba en ese hombre. Si fuera esa otra mujer o ese mocoso el que estuviera en esta situación, de seguro dejaba todo para verlos por última vez

-¿Aún crees que soy bonita Leopol? –preguntó ella–

-Sí milady, usted siempre será hermosa para mí...

-Gracias por ser mi amiga Karol...

-Y gracias por hacer feliz mi vida Cheryll... te amo...

-Y yo a ti Karol...

Creo que era lo que la mujer necesitaba para liberarse de ese mundo, irse con una sonrisa de la mano de la única persona que le prestó tanta atención en esa casa. Así Cheryll Spencer-Churchill, 8va duquesa de Marlborough, se despedía de esta tierra después de una trágica vida...

Karol rompió en lágrimas, la única persona que amaba y le dio soporte había muerto de la forma más miserable. Una angel a la que su malvado marido le quitó las alas y la tuvo de accesorio hasta el día de su muerte...

-"No te preocupes milady... recuperaré lo que nos pertenece..."

La semilla de la venganza se había sembrado en el corazón de Karol Leopold, iba a vengar a su señora, a su amiga, a esa mujer que amo en silencio todos estos años...

-"Mientras yo viva nadie que esté relacionado al duque será feliz en esta tierra milady...lo prometo"

En el presente, aquel chico de pecas entró sin problemas a la mansión por la parte trasera de la casa. Le sorprendió lo tranquilo que estaban los pasillos, aunque el olor a alcohol y algunas cosas tiradas por los alrededores daba a entender lo que paso ahí.

Si esa hubiera sido una situación normal, el muchacho hubiera tenido que limpiar todo ese desastre solo. Lavar todas las ollas que dejaba la cocinera de los banquetes que se daban casi todos los días y que él no podía comer, trapear los pisos de manchas de salsa o vino hasta que quedaran como espejos... Todo para que volvieran a ensuciar todo la noche siguiente.

Directo a la habitación de Karol, rebusco entre la cama y sus cajones buscando sus llaves. El tiempo corría y ni rastro de aquellas llaves.

"Donde las escondes bruja"

Parece que el pensamiento la invoco, porque lo próximo que pasó era a la mujer agarrando al muchacho del cabello para estrellarlo hacia un espejo. El impacto dejó al pobre chico adormecido con su mundo dando vueltas y trozos del vidrio roto con tonos carmesí en el suelo.

-¿De verdad te atreviste a regresar basura humana? –dijo la mujer enojada y cansada– ¿Vienes aquí a hacerte el héroe de la nada?

El muchacho no respondió nada como siempre, estaba respirando agitado queriendo mantenerse despierto. Karol se dio media vuelta hacia la puerta, no iba a desgastar más energías con él...

-Br-..br...

La mujer bajó la guardia en su confusión. Era imposible lo que estaba oyendo....

-Bru–...br- –seguían los balbuceos–

-¿Acaso tu-?

-¡BRUJA!

El insulto le devolvió el enojo y el desespero de la mujer

-Igual de rastrero, ¡igual de sanguijuela que la puta de tu madre!

Agarró al muchacho del cuello con dos manos, el pobre muchacho quería gritar, quería respirar estaba dándole batalla a la mujer.

-¡Vamos, luchar! ¡Retuercete todo lo que quieras! ¡Nadie te escuchara! ¡Nadie te hará caso!

Al chico le estaba faltando el aire, ¿De verdad iba a morir? Morir a manos de la bruja que le hizo su vida un infierno...

-Esta casa era para los hijos de mi señora, ¡NO PARA TI MALDITO BASTARDO! –Grito apretando más fuerte–

El niño ya estaba cediendo, ya estaba asumiendo su destino de haber fallado en salvar a su hermana. Quizás en otra vida ambos se volverían a encontrar y podrían ser hermanos.

-¡¡¡LEOPOLD!!!

Como un angel salvador Tom entró a la habitación y agarró del cabello a la mujer reduciéndola en el suelo.

-E-Excelencia yo

El hombre la cayo de un potente derechazo que dejo nuevamente a la mujer en el piso y escupiendo lo que parecía ser un diente ensangrentado. No obstante el hombre no la iba a dejar descansar, el la agarró del cuello de la camisa y la estampo en la pared.

-¿Creíste que te saldrías con la tuya enferma? –dijo el hombre sumido en el enojo–

-Y-Yo, solo-tartamudeaba sumida en el pánico–

-¡Tu no tienes perdón de Dios y de nadie!

Drew aún sumido en la adrenalina vio que las llaves de la mujer se habían caído de su falda. Aprovechando que el hombre estaba desquitando su ira con la ama de llaves, el tomo las llaves y salió corriendo de la habitación.

-¡Drew!

El hombre soltó de su agarre a la mujer y quiso correr hacia el muchacho

-¡Excelencia! –Gritó el doctor poniéndose en el medio–

-No me detenga por favor doc estoy mejor

-No es por eso

-¿¡Entonces por que!?

-La duquesa está reaccionando

El hombre abrió los ojos, su aliento estaba desesperado. ¿De verdad todo esto estaba pasando al mismo tiempo?

-¡Ustedes! –señalo a unos lacayos que pasaban– ¡saquen a esa mujer de acá ahora!

Con la orden dada, los caballeros agarraron a Karol y la llevaron arrastrando afuera del cuarto. Mientras tanto el duque siguió al doctor a la habitación de Gabby.

Una Ellie ya cansada de la vida se hallaba echada en el piso, ya no le quedaban lágrimas para llorar. Había pasado peores días de hambre y sed, pero el dolor de perder a las dos personas que tanto quería le estaba jugando en contra. Quería que la tierra se la tragara, que ya no la hiciera sufrir más...

-"Por favor Dios...déjame morir..." –pensó ella delirando- "Déjame morir para verlos otra vez..."

Una respuesta a sus plegarias llego al abrirse la puerta, un Drew cansado de tanto correr la vio en el piso y se acercó a ella. El pobre chico pensaba que había llegado tarde y ella ya pensaba que era el alma del chico viniendo a llevársela.

-¿Drew...? –susurro ella–

El chico suspiro de alivio y la abrazó con fuerza, se sentía tan irreal para la doncella ese momento. Saliendo de su incredulidad, la chica correspondió el abrazo con fuerza

-Estas vivo, estás vivo–dijo agarrándole la cara a dos manos– Espera ¡¿estás herido?!

El chico se tocó la cara solo para ver toda la sangre que le había brotado del golpe en la cabeza. Sin embargo el chico solo le puso una sonrisa para que no se preocupara.

-¿Sabes que? No importa eso ahora, hay que salir de aquí ya, tu guíame

El muchacho ayudó a su doncella a pararse y a salir del cuarto lo más discreto que se podía.

Tom por otra parte llegó a la habitación de Gabby y para su alivio la chica estaba despierta, no a sus 5 sentidos, pero despierta. Su cara y su cuello ya no se hallaban hinchados, aunque había mucho por recuperarse.

-Tom...–lo llamo medio consciente la chica–

-¡Gabby! –grito él acercándose a la cama en una mezcla de alivio y pánico– Aquí estoy Gabs, por favor quédate despierta

-¿Dónde... está...? –dijo buscando con la mirada–

-¿Quién es Gabby?

-Ellie... quiero a Ellie...–susurro la duquesa–

Tom no sabia que responderle, ¿Como le decía que Ellie estaba encerrada? Cometió muchos errores que no podía admitir.

-Voy a ir por ella, tu tienes que descansar

El hombre salió del cuarto directo a la habitación de Ellie. Para su mala suerte ya era tarde, la doncella y el chico ya se habían ido. Por esa razón Drew regresó, no se iba a ir sin su hermana. Todo esto era su culpa...

-¡Busquenlos y traiganlos ahora! –ordenó el duque–

El chico y la sirvienta corrieron a trompicones entre la lluvia y el barro al zoológico de Gabby, exactamente en la cueva Rufus y su madre Wolfie. Los dos lobos recibieron a los muchachos con caricias y mimos.

-Es bueno verte de nuevo Rufus–dijo la sirvienta dándole caricias al lobo– Ahora ¿Dónde está Alec?

-¡No deben estar lejos!

Los dos se escondieron dentro de la cueva, los caballeros se vieron a lo lejos en las puertas del zoológico. Este era el fin, si era cierto que Gabby falleció probablemente Tom la estaba buscando para enjuiciarla. El chico también se veía preocupado, se suponía que Lord Crane se encontraría con ellos allí y aún no había llegado. No obstante, al chico se le ocurrió algo.

El chico sacó la petaca con el extraño líquido que le había dado el lord y la abrió

-Drew ¿De donde sacaste eso?

El chico sin preguntar agarró a la doncella y le obligó a beber todo el contenido, el sabor era amargo y asqueroso.

-¡Drew! –Lo aparto, pero ya estaba hecho– ¿Que...?

Ellie estaba viendo borroso, su cuerpo le pesaba. El chico la sentó y le dio un fuerte abrazo, le iba a dar el suficiente tiempo para que ella pudiera huir...

-Adios hermana...–le susurro al oído–

La chica cayó rendida a los brazos de Morfeo y el chico le beso la frente por última vez, dejándola a su suerte con la familia de lobos.

El chico salió de su escondite, directo a los caballeros con la pequeña sorpresita de tener la pistola a la mano, apuntando a todos los que quisieran acercarse. ¿Le estaban temblando la mano del miedo?, si ¿Iba a permitir que se acercaran más al zoológico? Claro que no.

-¡DREW!

El duque atravesó a los caballeros y el joven no dudó en apuntar deliberadamente a él en la cabeza. El hombre que le había provocado todo esto, el que juzgó y encerró a su hermana, quien le había hecho daño...

-Drew por favor...–suplico Tom queriendo calmarlo– No hagas esto...

El chico le había quitado el seguro al arma, no obstante algo le detenía de apretar el gatillo. El duque se veía sincero en su disculpa, por la forma en que lo miraba era de genuino arrepentimiento. Recordaba todos los momentos buenos que pasó con él, el poeta y las chicas en aquella casa, ellos en unas semanas le habían devuelto años de niñez arrebatadas por esa bruja...

-Drew...baja el arma...

El muchacho no le hizo caso, en cambio recordó lo que Alec le dijo, tenía que asumir la culpa de sus errores. El chico levantó su brazo al cielo y soltó su tiro al aire.

-¡Drew!

Las aves espantadas del ruido eran testigos como el cuerpo herido del muchacho combinado por la fuerza del disparo llevaron al chico al barro, tiñendo el suelo de su sangre.

-¡Drew, no cierres los ojos por favor! –Suplico el duque tomándolo en brazos

Tom le tapó con un pañuelo la herida abierta de su cabeza, pero estaba perdiendo la conciencia por la sangre perdida... sin embargo el muchacho lo había logrado, ya era libre...

-"Adiós familia...Adiós Clyvedon" –pensó él antes de perder la conciencia–

El alterado duque con miedo de perder al chico lo cargó en brazos y regresó a la casa lo mejor que pudo. Dejando que los guardias siguieron la búsqueda por los alrededores

Como la santa muerte viniendo a por la doncella, el relinchar de un caballo negro sonó cerca de la cueva que mantenía resguardada a Ellie. El encapuchado bajó del caballo y sacó una capucha de los bolsillos de su silla de montar.

-¿Ellie?

Alec se había quitado la capucha revisó el lugar con la mirada. La mujer se hallaba dormida apoyada en una piedra, se veía tan pálida, tan indefensa...

-¡Ellie!

El lord se puso de rodillas, tocó su cuello con sus dedos y respiro de alivio de que ella aun siguiera con vida.

-Gracias a Dios...–suspiro de alivio–

Iba a ir a ponerle la capucha cuando noto lo que parecía una inscripción hecha en la pared con tiza del muchacho...

-"Cuidala"

-Ese niño si que te quiere...–suspiro viendo la escritura–

Borro la escritura con la mano para no dejar rastros y le puso la capucha que llevaba para la muchacha. El hombre la tomó en brazos, estaba tan delgada que se podían sentir sus huesos, su semblante no era el mejor y su cabello se había hecho paja. Al hombre no le pudo entrar tal sentimiento de enojo verla así, la chica que vio hace más de un mes no era este saco de piel y huesos...

-No te preocupes Ellie... –susurro el hombre sintiendo pena por la chica– Hare que rueguen por tu perdón

El lord se subió al caballo con la chica y cabalgaron lejos de aquel lugar...

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