XX
Tom se hallaba en su estudio tarde esa noche, se había quedado leyendo cada una de las cartas a detalle. Trazaba una línea de tiempo de cada una. A lo largo del día interrogó a varias personas que se mencionaban en las cartas...
-Entonces ¿Tú te encargas de recibir el correo?
-Así es excelencia–le respondió el lacayo–
-Mencionaron algo sobre que las cartas llegaban a diario, ¿Podrías comentarme más?
-Si, casi todo el tiempo por la mañana, antes de ver siquiera a su excelencia la señorita Finch rebuscaba entre las cartas...
-¿Y sabías que esas cartas eran de un Lord?
-No exactamente, creia que eran de algún familiar, aunque si que había rumores de que era algún admirador secreto...
Sirvientes, tras sirvientes fueron pasando, cada carta era como una exposición pública de ellos...
-Se te menciona en las cartas, como "la chismosa insoportable"
-¿Esa mujer hizo que-? –la sirvienta intento mantener la compostura–
-Parece que tu reacción fue algo... arrebatada
-Es que perdone excelencia–soltó algunas lágrimas de preocupación– Yo solo quería ser buena amiga como ella, pero no se dejaba...
-¿En que sentido...?
-Se comportaba muy autoritaria, sobre todo cuando se trataba de su excelencia... nos rebajaba a todas todo el tiempo, yo solo quería que se sintiera querida... me siento una tonta...
Todos con la misma narrativa, de que querían hacer a Ellie querida, solo para ser rechazados y ninguneados por ella... La unica excepción a la regla era...
-Leopold... pase...
-Veo que soy la ultima de todos a quien llama exelencia
-Así es, por una razón–le extendió una de las cartas– Ahí se menciona que Lord Crane le entrego estos rubíes que estaban en esta caja a la señorita Finch para usted...
-¿Que? –se hizo la sorprendida– Excelencia no entiendo de que habla
-¿No se lo hizo saber o hay algo más Leopold? –pregunto con una mirada fulminante–
-Excelencia, puedo decir con certeza que no sabia la existencia de estas piedras–se miraba decepcionada–
-¿Tienes alguna idea del por qué ella haría eso?
-Admito que me desahogue un poco cuando su excelencia anunció el recorte de sueldos, supongo que me los iba a dar en algún momento... o simplemente me vendió como una víctima a ese Lord para obtener dinero
-Ese recorte según yo se te lo ganaste tú por tus actitudes hacia Drew–respondió con seriedad–
-Admito que soy algo estricta con el muchacho, pero es igual que para todas las personas de la mansión. No soy malvada, solo hago mi trabajo–su mirada era de decepción y tristeza–esa muchacha, pese a que le di hospitalidad en esta casa y la recibí con los brazos abiertos como mi sucesora... solo me ha rechazado y apartado creyendo que todo lo que hace es lo correcto... el orgullo puede dar muchos prejuicios...
El duque estaba dudando aun de las palabras de Leopold, parecía ser genuina y a la par no. Aun no tenia suficientes pruebas para acusarla y además todos parecían tener la misma historia...
-Supongo que puede retirarse señora Leopold... –respondió con resignación–
Karol camino hacia la puerta deteniéndose en esta un segundo
-Sabe excelencia...–se volteó y lo vio– Debería estar más atento, quizás podría ver lo que los demás vemos...
La ama de llaves señaló con la mirada el cuadro del anterior duque. Tom no entendía a que se refiere la susodicha y cuando le quiso preguntar ya se había ido...
Tom apenas recordaba a su tío las pocas veces que lo vio cuando este estaba vivo. Y en esas pocas veces que lo vio solo eran símbolo de malas noticias...
Invierno de 1806...
En una casa de campo por un pueblo de Kent un joven Thomas de recién cumplidos 12 años tenía una vida tranquila. Su familia era de los llamados "realeza rural", vivían por encima de la media al tener conexiones familiares con un duque y al ser su padre un coronel la vida no les iba tan mal que digamos... Eran ricos para las personas del campo, pero eran de una clase inferior para los nobles...
El joven veía a la ventana expectante con su gatita Gabs descansando entre sus piernas, buscaba con la mirada algo o a alguien. La primera nevada de ese año se hacía notar, aun asi el chico se quedaba en la ventana abierta...
-¡Tom! –Le llamó la atención su madre–
-M-Ma–se asusto el muchacho–
-¿Qué haces ahí en la ventana con este frio? Te vas a enfermar–dijo ella cubriéndolo con una frazada–
-Espera un segundo...
Como si fuera una señal, el chico noto al cartero llegar con las cartas y entregandolas a un lacayo de la casa y se le iluminó la cara
-¡Ya llegaron!–mencionó alegre saliendo corriendo–
-¡Thomas vuelve acá! –Le gritó de regreso su madre–
El chico corrió escaleras abajo, directo a la charola que llevaba el lacayo. El chico rebuscaba entre ellas como si estuviera buscando un regalo en la mañana de Navidad, no obstante su mirada se apagó al ver que no había alguna que le interesaba...
-¿Tommy...?–dijo su madre–
-Otra vez no volvio a escribir...–respondió el algo triste–
La mujer pudo ver la decepción en el rostro de su hijo y le dio un cálido abrazo...
-Ya verás que pronto tu padre enviará una respuesta Tommy...
-Si supongo...–respondió el resignado– Me voy a mi cuarto ma...
El pobre Tom agarró a Gabs y se fue arrastrando los pies de regreso a su habitación cayendo a su cama con la misma cara de desilusión. Su padre se había ido al frente a Prusia desde hacía más de un año... Sabía que era parte de su trabajo y si era exitoso su trabajo no traería mas que orgullo, sin embargo le hace falta.
Se sentó en su escritorio de su cuarto con tinta y papel a la mano. Era algo que el chico hacía casi a diario, escribirle cartas a su padre... Las mandaba casi todos los días sin falta, solo quería que él no se perdiera momentos importantes.
Querido papá
¿Cómo estas? Esta es la quinta carta que te mando sin respuesta, espero que estés bien allá en donde estés.
Por parte mía todo ha ido bien, estos días han sido divertidos. Si, admito que le saque unas buenas canas verdes a mi instructor de geografía por confundir Venecia con Viena, pero a veces puede pasar ¿no?
Eso sí, mi profesor de esgrima dijo que mis habilidades han mejorado notoriamente. No puedo esperar a tener la suficiente edad para entrar a la milicia, así poder estar en el frente juntos y combatir a los enemigos como un buen dúo padre e hijo.
Y no te preocupes, estoy cumpliendo mi promesa, estoy siendo un buen "hombre de la casa" para que mamá no se preocupe tanto. Estoy haciendo tan bien mi deber que mamá de cumpleaños me consiguió una gatita que la llame Gabs. Ya quiero que la conozcas e ir a pescar al lago del pueblo como me prometiste.
Te quiere, tu hijo Thomas
-Tommy? –dijo su madre en la puerta con una bandeja de galletas y leche– ¿Otra vez escribiéndole a tu padre?
-Si...–respondió él algo triste– Se que esta vez me responderá...
La mujer se acercó a su hijo dejando la bandeja en la mesa del chico...
-Hijo–le agarro la mejilla– Aunque no queremos tu padre es un hombre ocupado ahora mismo... está defendiendo al país de un malvado hombre. Tienes que entender que él no está de vacaciones.
-Lo se... aun así, desearía saber que es de el, no a contestado desde ya hace 2 meses–contestó haciendo pucheros–
-Quizás es una buena señal hijo–le agarró el hombro–
-¿A qué te refieres?
-Tal vez no está respondiendo a las cartas porque el ya esta de camino para acá–respondió manteniéndose positiva–
-¿Lo dices en serio? –se le iluminaron los ojos–
-Si, de seguro nos contará todas sus aventuras que tuvo apenas regrese–le entregó una de las galletas– Así que no te preocupes hijo...
-Ok mami–respondió sonriente–
-Ahora, termina de comer las galletas y luego a la cama ¿si?
-Sí mamá
Su madre le dio un beso en la frente y espero a que el chico se terminara sus galletas y su leche para acostarlo. El pelinegro esa noche durmió plácidamente abrazado a su gatita, sin saber que ese era el último dia normal de su vida.
A la mañana siguiente, el muchacho fue despertado por el sonido de los caballos relinchando, algo extraño. El chico se acercó a la ventana de su casa para ver el carruaje de su familia en la puerta.
El joven Tom se ilusionó, ¿Su padre había vuelto? ¿Ya estaban de regreso? La mirada se le iluminaba y su corazón palpitaba a mil por hora. Aun en pijamas se apuro a bajar las escaleras de su casa con toda la alegria del mundo, por fin podría enseñarle su progreso en esgrima, por fin podrían ir a pescar al lago pese al frio invierno, por fin le presentaría a Gabs, pero sobre todo podrían estar todos juntos como familia.
-¡PAPÁ VOLVISTE!
Las alegrías se apagaron cuando escucho como se escuchaban los lamentos de su madre, se hallaba en el piso inconsolable a los pies de ese hombre en la puerta, que como un angel de la muerte hacia presencia... el tio del niño ahi presente...
-¿Tio...?–dijo él con un nudo en la garganta–
El hombre con cara seria, se alejó de la inconsolable mujer que seguía en el piso, yendo directo al niño... El hombre le doblaba en tamaño, casi como un muro impenetrable y sin emociones... solo dijo...
-Lo siento muchacho...
Ahí el chico entendió entre los sollozos de su madre y el frío invernal, de que su vida había cambiado para siempre...
De regreso al presente, el ahora duque había caído dormido en su escritorio. Parece que fue mucho estrés por el día para él y era la oportunidad perfecta para cierto mudo para atacar... Tenía que encontrar una forma de pagar el viaje a Londres, nadie se lo iba a hacer gratis, mucho menos sin parar por dos días...
Pisando despacio, apartó de las cosas del duque la caja con aquel collar y los rubíes. Saco despacio todo el contenido de la misma y cerró la puerta despacio...
Ya tenía las joyas y algunas de sus muy pocas cosas. Solo había algo que hacer antes de irse... Se acercó a la habitación de Gabby y se quedo viéndola en silencio. Parecía estar dormida, no quería dejarla ahí...
-"Volveré pronto..." –pensó el agarrándole la mano–
Ya era la hora de partir del muchacho. Fue casi corriendo a los establos y tomó uno de los caballos. Su ansiedad estaba al máximo ¿Y si lo atrapaban? Tenía que mantenerse sereno, por Ellie...
Los primeros rayos del dia se asomaron en la mansión, sin embargo ese sol daba más frío que calor. Era como si desde ayer la vida se hubiera ido de Clyvedon. El poeta estaba pensativo, hace unas horas estaba por dejar ese lugar y ahora no sabia que hacer...
El chico se encontraba en su escritorio con papel y tinta, necesitaba la ayuda de alguien más sabio. Sabía que Miriam no podía hacer muchos largos viajes, pero al ser este una emergencia y que Tom necesita toda la ayuda posible ella era capaz de hacer una excepción. No obstante, ¿Cómo explicar esto? No podía decir "Hola Miriam, a tu nuera casi la asesinan" sin sonar alarmista... Solo había que encontrar las palabras correctas...
-¡¿Quién lo tomo?!
El grito bestial se escuchó por todo el pasillo, el poeta pudo distinguir de quién era. Salió afuera de la habitación, solo para ver a un alterado Tom salir de su estudio.
-Tom que paso? –preguntó el–
-¿Tomaste las joyas de la caja Jake? –le pregunto el–
-¿Que?¡No! –grito molesto–
-Señor–le dijo uno de los lacayos– También un caballo se encuentra perdido
-Tiene que ser una broma...–respondió cansado– Quiero todas las habitaciones inspeccionadas ¡Ahora! –ordeno el pelinegro–
-Ahora que lo pienso...¿Y Drew? –pregunto el poeta–
-Mierda...–maldijo entre dientes–
Ambos corrieron a la habitación del chico, solo para ver que no se hallaba ahí.
-¡No esta! –El poeta se llevo las manos a la cabeza– Dios si Gabby despierta ahorita estaremos muy muy muy muertos–respiraba en ansiedad–
-Cálmate Jake, quizás siga cerca –Le agarro de las manos y volvió a llamar a los lacayos– Busquen en todo el lugar, no quiero piedra sin mover, pero me encuentran a ese chico ya
En otra parte, en su jaula dorada, Ellie veía por la ventana, no había descansado en toda la noche rezando por Drew y Gabby...
El sonido de la puerta abriendose le llamo la atención, no lo suficiente para darse la vuelta y mucho menos quería ver a la persona que le esta causando todos estos problemas...
-Su desayuno Finch–dijo Karol con la bandeja de desayuno en la mano–
-No gracias...–le respondió fríamente–
La mujer igualmente se acerco con la bandeja a la doncella
-Entiendo su dolor señorita Finch... por completo...
-¿Entender mi dolor? –pregunto con sarcasmo–
-Es de verdad una pena lo que le paso a su excelencia
-¡Tu fuiste la que me puso así! –expreso su molestia–
-¿Qué? ¿Quién le dio tal mentira? –se hizo la ofendida–
-Usted y sus monos voladores no han hecho más que tratarnos mal a mi y a Gabby desde el 1er dia
-Mejor controle su tono de voz señorita–le reclamo la ama de llaves– Recuerde quien esta en una mejor situación ahora mismo
-No necesito tu falsa empatía, ¡solo lárguese! –le grito ella–
La pelinaranja apunto a la salida y la mujer apretó los dientes...
-Solo le vengo a repetir, es una verdadera pena lo que le pasó a su excelencia, porque no sabes que algo no esta envenenado...–le dejo su bandeja de comida en la mesa de noche– hasta que lo pruebas...
Con esa última frase la ama de llaves se fue. La sirvienta vio el plato y la bebida, el olor le hacía rugir el estómago, no obstante después de lo que dijo Karol no se atrevía a tomar bocado.
Agarró la bandeja de comida y la tiró a la pared con rabia. Mientras la comida escurría de la pared y la vajilla se quebraba no pudo aguantar una risa frustrada... ¿De verdad estaban intentando matarla? De por si ella sabía que ni Jake ni Tom le creerían. El poeta aun cree que ella se quería fugar a Escocia y el duque le creerá todo lo que su amigo crea... estaba condenada a morir a este paso...
Recordó las galletas que Drew le había dado el dia anterior y la sacó de su mandil... Era una cantidad decente, pero tenía que hacerlas durar el tiempo que estará ahí...
-"Drew... por favor vuelve a salvo..." –pensó mientras se comida una de las galletas–
Las horas pasaban en la casa y con la desaparición de Drew había puesto las cosas más tensas. El poeta había dejado que Tom se encargara de todo, prefirió visitar a Gabby en su habitación.
El chico entró al cuarto solo para darse una pequeña sorpresa de cierto visitante de 4 patas y pelaje espeso que dormía encima de la cama.
-¡Oh!
Rufus se despertó y le dio esa mirada de cachorro indefenso...
-Eres el cachorro de Drew ¿no? ¿Rufus?–le acaricio por detrás de la oreja– de seguro lo estás extrañando mucho
El poeta bajo al cachorro de la cama y se sentó en un sofá cercano...
-De verdad me da pena verla asi ¿sabes? –le hablo al lobito– Al principio me caia algo pesada, pero ahora es una gran amiga... Cuando oí alguna vez que las buenas personas mueren jóvenes, no me imaginé que fuera real...
Rufus solo lo vio y volteo la cabeza hacia un lado manteniendo la misma expresión feliz
-Ah, no se por que estoy hablando contigo... De seguro no podrás entender la mitad de las cosas...
-Disculpe–tocaron la puerta– ¿Podrían abrir la puerta por favor?
-¿Quien es?
-Somos del servicio, venimos a cambiarle las sábanas a su excelencia
El chico iba a abrir la puerta, sin embargo se dio cuenta de algo. Rufus paso de su cara dulce e indiferente a rugir y a una pose defensiva viendo directamente hacia la puerta.
-Déjamelo a mi Rufus...–lo calmó el chico–
El poeta abrió la puerta y se quedó en ella sin dejar pasar a las sirvientas quienes llevaban grandes cestas con impoluta sábanas blancas, nada fuera de lo común aparentemente. No obstante, el peliazul desconfiaba.
-Lo siento, no pueden pasar–respondió serio–
-Pero, se supone que tenemos que arreglar las sábanas y limpiar el cuarto–menciono una sirvienta atónita–
-Lo siento, su excelencia dijo que nadie puede entrar a la habitación de la duquesa sin su permiso explícito–les contesto con frialdad– Así que les sugiero que se vayan...
Las sirvientas se veían disgustadas, el poeta no le prestó tanta importancia y les cerró la puerta a la cara.
De nuevo con Tom, su excelencia no tenía idea de donde se pudo haber ido el muchacho, solo sabía de alguien que podría tener alguna idea. El pelinegro abrió las puertas de aquella habitación, otra vez sentada en aquella ventana la atrapada doncella de cabellos zanahoria divisaba el exterior.
-Parece que no has tocado tu comida–dijo viendo el plato roto en el piso–
-¿Qué haces acá? –pregunto ella sin mirarlo– ¿Admitirás tus errores y me dejaras salir?
-No es por eso...
El tipo dejó caer el fajo de cartas al piso
-Se sobre tus planes de querer escaparte con Crane a Escocia–mencionó con frialdad–
-Lo vuelvo a decir, yo no tengo nada que ver con eso
-También se sobre los rubíes y el collar que te envío el susodicho–agrego el tipo–
-¿Rubíes? Tom estas hablando incoherencias
-¿Así que admites la entrega del collar? –contraargumento el tipo– Joyas que ahora mismo están perdidas
-¡Tom juro que yo no estoy involucrada en nada de eso!
-¿No? Entonces ¿Por qué Drew de la nada desapareció a la par de estos?
Se le formó un nudo en la garganta a la chica, le dijo a Drew que escapara para pedir ayuda, no le pidió que robara el collar...
-T-Tom, Drew es un niño... –le temblaban los labios–
-Un niño que se llevó evidencia y un caballo, algo que no haría si no fuera por órdenes de alguien–respondió enfadado–
-¡Evidencia que es falsa! –Le refuto la doncella– Yo no me iba a fugar con Crane, tampoco tengo que ver sobre las joyas y mucho menos tengo que ver sobre el envenenamiento de Gabby
-Si tan segura estás de eso ¿Por que aun no dices que estuviste haciendo la noche anterior del incidente?
La chica se quedó formulando su respuesta sin éxito, le daba vergüenza recordarlo, se sentía terrible siendo así de adúltera, sobre algo que quizás ni siquiera significo nada para Gabby.
-Debe creerme...
A Tom no le convenció la respuesta y se dio media vuelta hacia la puerta
Solo te diré Ellie...si descubro que tu tienes que ver en esto, aunque Gabby despierte y me ruegue, no te lo dejare pasar...–respondió con frialdad–
El duque cerró la puerta en frente de la chica quien golpeó con fuerza desesperada...
-¡Tom! ¡No les creas a ellos!
Los gritos de la chica fueron ignorados por el hombre que se encerró de regreso a su estudio. El tipo agarro su cara con las dos manos apoyándose en su escritorio suspiraba de la frustración.
-¿Té excelencia...?–pregunto Karol pasando–
-No creo que vaya a hacer un té al respecto con esto...–contesto arrastrando las palabras–
-Bueno, una taza de té te puede dar la relajación que necesitas–menciono sirviendo una taza–
-¿Por que debería de estar relajado Karol? No vez que mi esposa esta entre la vida y la muerte
-¿Acaso no se acuerda de lo que le dije anoche? No va a atrapar a los responsables si es que no se calma y piensa con la cabeza...–dijo extendiendo la taza de té–
-Creo que tienes razón... Gracias señora Leopold–le sonrió con la taza en mano–
-No hay de qué excelencia...
La ama de llaves se alejo dejando otra vez al pelinegro solo viendo su reflejo en la taza de té tibio...
Primavera 1815...
9 años habían pasado de aquella tragedia con su padre. Tom de ahora 21 con las heridas del pasado sanadas, era ahora un joven muy bien dotado que decidido entró al servicio militar. Su nepotismo pudo haberle dado un cargo alto desde antes, pero el pelinegro prefirió ser designado a un regimiento en su pueblo local.
El chico a puño limpio le estaba dando a un saco de boxeo del gimnasio, le daba a esa cosa como si su vida dependiera de esto.
-Basta Tom, vas a matarlo–bromeó uno de los muchachos del batallón-
-Lo va a dejar como masa para pan–le siguió la broma otro chico– Claro, sino se rompe primero
-Ríanse todo lo que quieran muchachos, que ese saco de boxeo podrían ser ustedes–El pelinegro le siguió la broma secándose el sudor de la cara–
-¡Churchill! –grito un superior– ¡A mi oficina ahora!
Tom se hallaba confundido, no había hecho nada para ser llamado a la oficina de su superior. No era tan problemático como sus compañeros de pelotón. Lo que no esperaba, era como otra vez como un angel de la muerte, su tío se encontraba dentro de la oficina.
-Los dejaré solo para que hablen–dijo su superior antes de irse–
-¿Qué está pasando tío? –pregunto el chico confundido–
-Seré directo, están llamando a todos los grupos al frente
-¿Al frente?
-Bélgica para ser más exacto–Saco un mapa– Nuestros espías han detectado el principal arsenal de armas de Napoleón a unas horas de un pueblo llamado Waterloo. Desde rifles hasta cañones, todo en un solo lugar
-¿Por qué me estás contando esto?
-Por que quiero que tú dirijas esta misión Thomas, necesito que tomes ese almacén
-¿Qué? ¿Yo? No puedo tío...
-No confió en nadie más que en ti para dirigir a esos hombres, podría esto garantizar la victoria y por lo tanto exterminar de una vez y todas a la rata que le quitó la vida a tu padre
Al chico se le abrieron los ojos, hablar de su padre era un tema muy delicado para él...
-Se que aún tienes ese resentimiento... Así que úsalo de combustible para esta batalla–menciono agarrándolo del hombro– Se que él estaría orgulloso de que tu vengará su muerte
-Lo hare...–respondió determinado–
-Sabía que aceptarías...
El llamado al frente fue algo que no se esperaba y la noticia se extendió en el pueblo como la pólvora. Mujeres, madres, hermanas e hijos despedían a sus familiares en sus casas sin saber que volverían con vida.
Una situación parecida estaba pasando en casa de Tom, el chico se hallaba ordenando sus últimas cosas en una maleta. Se sentía melancólico en su habitación, pensando que quizás seria la ultima ves que vería ese lugar suspiro con fuerza. Hasta que vio a su gata Gabs metiéndose en la maleta
-Gabs no–dijo apartándola– No te puedo llevar al frente...
-Tommy...–su madre se hallaba en la puerta con una cara de angustia– ¿De verdad es necesario que vayas...?
-Tengo que hacerlo madre–respondió el–
-Aun así... ya perdí un esposo por la guerra–intentaba no llorar acariciando el rostro de su hijo– No quiero perderte a ti tampoco
-Se lo afectada que estuviste cuando papá murió, yo también lo estuve...
-Tu padre, estaría muy orgulloso del hombre que te haz convertido, de seguro él donde sea que este te protegerá allá...
El chico también estaba al borde de las lágrimas, él mismo sabía cuánto había sufrido su madre después de la muerte de su papá. El era lo último que le quedaba. La mujer no pudo aguantar las lágrimas y abrazó con fuerza a su muchachito...
-Por favor Tom, prometeme que no regresaras en un ataúd como el...
-Te lo prometo madre...
Y asi el joven Tom junto a su regimiento entre vítores y aplausos se fueron de aquel pueblo, sin saber que si volverían de regreso o no...
En el presente, la ama de llaves regresaba a la habitación de los sirvientes. Todos seguían como si nada hubiera pasado, bueno la diferencia es que si había sucedido.
-¿Como que no llevaron las sábanas a la señora? –le reclamo Karol–
-Lo íbamos a hacer, sin embargo Lord Byron estaba dentro del cuarto–expresó su disgusto–
-Y no nos dejo pasar, dijo que eran órdenes de su excelencia–agregó otra sirvienta–
-¿Acaso ya perdió la cabeza? ¿Y por qué no intentan ahora que es de noche?
-El tipo esta haciendo guardia ahí adentro, no piensa salir en absoluto
-Maldito-respiro hondo para calmarse– Parece que tenemos que encargarnos de un último muro antes de volver a tener control del lugar.
Al dia siguiente, Tom estaba dando vueltas en la cama medio dormido hasta despertar de un sobresalto. Se levantaba de su cama sintiéndose más cansado que de costumbre y ver la luz del sol por la ventana le ardía.
-Fue una pesadilla... –murmuró con desgano el hombre agarrándose la cabeza por el dolor–
El tipo se vio al espejo, el estrés de todo lo que pasó lo estaba consumiendo. Tenía que hallar al responsable, encontrar vivo a Drew, saber la verdad de lo que paso esa noche, no obstante el dolor de cabeza no ayudaba. No se había sentido así de miserable desde hace años...
Verano de 1815...
Las luces eran intermitentes, brillaban frente al rostro del muchacho. Su cuerpo le dolía, desde la punta de su nariz hasta su dedo meñique del pie. Todo dolía, ardía, molestaba o picaba...
-Por Dios, si despertó–dijo la voz de una mujer al lado de el–
-¿Donde?Agh...
Apenas podía divisar la figura de la mujer que parecía ser una joven enfermera de trenzas naranjas... se sentía que se estaba ahogando, estaba deshidratado y desorientado. Le costaba articular las palabras y cada vez lo hacia un nuevo grado de dolor se divisaba
-Y ahí se fueron mis 5 libras de mi apuesta–agregó rodando los ojos–
-Contrólate Nina–dijo una voz masculina gruesa– ¿Estás bien muchacho? ¿Puedes responder?
-Y-Yo, no... Quiero...
-Genial, otro más que va a llorar por su mami–menciono cruzándose de brazos–
-En vez estar haciendo esos comentarios jovencita mejor vaya a buscar al su excelencia–le reclamo el hombre–
El chico no sabía lo que veía, se había vuelto a desmayar del interminable dolor. Ese día fue uno de los más dolorosos de su vida, lo único que recordaba era que había ido a completar la misión encargada para luego ser emboscados por tropas enemigas... de ahí todo era borroso...
El muchacho despertó horas más tarde y de nuevo estaba el hombre que lo envió a esa misión suicida, de nuevo con esa aura mortífera que helaba la habitación.
-Vaya, tienes más fuerza de voluntad que tu padre...–dijo el tipo– te vez bien para haber estado inconsciente 2 semanas
-¿Q-Que...?
-La guerra acabo Thomas, ganamos–le interrumpió el hombre–
-¿Y mis hombres...?
-Pocos heridos, la mayoría sin vida, pero son cosas de la guerra ¿No es asi? –hablo con tanta normalidad–
-Esa cosa era una trampa–murmuró el chico con enojo– Y tu los enviaste a morir
-Lo importante ahora es que si no fueran por su sacrificio, ese enano francés sería emperador de toda Europa...–le respondió con frialdad– Lo hiciste bien Thomas...
-Quiero volver a casa...–mencionó sin verlo a la cara–
-¿Que dijiste?
-¡Que quiero volver a casa ahora! –exploto el pelinegro– ¡Quiero volver a Kent ahora!
-No vas a volver, no hasta que puedas caminar a la salida–contestó con la misma frialdad–
-Al menos... hazme el favor de escribirle a mi madre para decirle que estoy vivo...–murmuró el muchacho–
-Le hare saber...
Y asi fue, costó meses enteros para el joven Tom aceptar la realidad. Su cuerpo y sobre todo su rostro mostraba las heridas de su trabajo militar... Le costó meses entero pararse y volver a caminar despacio. El joven pudo después de mucho tiempo volver a casa.
La realidad chocó fuerte de nuevo al llegar a su pueblo de la infancia, la vida en el lugar se sentía mucho más apagada y monótona. El pueblo entero se había detenido en el tiempo por culpa de las pérdidas de padres, hermanos e hijos de las familias.
Aun optimista de sorprender a su madre el muchacho toco la puerta de su casa sin respuesta.
-¿Que raro?
El chico volvió a tocar una y otra vez. Tanto para checar por la ventana el interior de la casa que se hallaba desolada...
-¿Quien es usted muchacho? –Mencionó una anciana que pasaba por ahí–
-Disculpa, ¿la Señora Jackie Spencer-Churchill se mudo? –mencionó Tom–
-¿La Señora Spencer? Esa mujer lleva muerta desde hace meses–respondió la anciana–
-¿Que...? –Expreso con su corazón rompiéndose en mil pedazos–
-Si, que gran mala suerte... Dicen que perdió tanto a su esposo como a su hijo durante la guerra, la pobre Jackie murió de tristeza sola...
Tom no podía creer de lo que estaban hablando. El estaba ahí, vivo, había cumplido la promesa a su madre de no regresar en un ataúd, solo para que ella lo recibiera en uno. El chico fue guiado por la señora hacia el cementerio del pueblo donde descansaba su madre y la realidad le golpeó con fuerza. Se derrumbó en el piso solo para llorar en aquella lápida de piedra fría...
-Mamá... si regrese... ¿Por que no me esperaste...? –dijo sollozante en aquella tumba–
-Supongo que ya sabes...
El tío del joven, con la misma cara de poker y aura muerta estaba detrás de él.
-¿Por qué...?
-Tienes que recuperarte...
-¡TE DIJE QUE LE AVISARAS QUE ESTABA VIVO! –dijo agarrándolo del cuello lleno de rabia– ¡¿POR QUE NO LE AVISASTE?!
-Ella ya –forcejeando con él– Estaba muerta cuando le escribí
El hombre se saco a su sobrino de encima dejándolo caer en el piso. El chico estaba miserable con su cara hinchada por las lágrimas.
-Mejor usar esa rabia en un futuro hijo... así es la guerra, da y quita–dijo para darse la vuelta– vámonos muchacho
El chico se paro resignado y siguió a su tío. Quizás la guerra le había dado el mayor dolor físico al joven militar, pero esa tarde tuvo el mayor dolor emocional que jamás tendría...
De regreso al presente, el duque camino a la habitación de Gabby. Había recibido muchas quejas de personas del servicio diciendo que no los dejaban pasar a la habitación por culpa de Jake. Entro a la habitación solo para hallar al poeta dormido en una posición extraña en el sofá y a Rufus igual de dormido encima de la cama de la pelomarrón
-¿Jake?
-AH! –El chico de coleta se despertó de un sobresalto–
-¿Buenos días...?
El duque se quiso acercar solo para recibir un gruñido del lobo...
-Rufus cálmate...–susurro el chico–
-Jake, estuve recibiendo quejas de que no estás dejando pasar el servicio
-Ah eso, si no lo estoy haciendo
-¿Y la razón?
-Siento que ellos están ocultando algo Tom, lo presiento–dijo el poeta preocupado– Últimamente los he visto raro
-Se que quieres lo mejor para Gabby, pero decir que fue orden mía el que no entraran no estuvo bien Jake
-Puede que parezca paranoico, pero es la verdad–se sentía algo avergonzado– Solo, no quiero perder a nuestra amiga...
El duque se puso frente a el y lo beso para calmarlo, el poeta correspondió a este por unos largos minutos...
-Ambos estamos cansados, encontraremos a los culpables ya lo veras–le susurro de cerca–
-Eso espero...
-Excelencia
Ambos se separaron al oír a unos lacayos entrar fingiendo que nada había pasado lo mejor que pudieron.
-E-Eh, si ¿Qué pasa?–Dijo el duque queriendo ocultar su sonrojo–
-Tenemos noticias, sobre el muchacho que escapó
-¿Qué? –Pregunto atónito– ¿Dónde están?
-Sígueme
-Jake quédate aquí, ahora vuelvo
Tom siguió a los lacayos a la parte de atras, ahí se hallaba asustado el caballo que se había robado el muchacho.
-Wow, wow–el duque se acercó y calmo al caballo– Tranquilo amigo
-El caballo se encontró suelto en las afueras de la ciudad, sin señales de las joyas robadas–explicó el lacayo–
-¿Y de Drew? –preguntó el duque–
-Solo una nota que se hallaba en las riendas
El lacayo le dio el pedazo de papel a su excelencia que agarro.
-'Lo siento'
-Ay Drew...–suspiro preocupado–
Los dolores de cabeza volvieron con fuerza, sentía que iba a perder el equilibrio. Se sentía culpable, el pobre muchacho probablemente creia que lo podía culpar...
-¿Excelencia?
-Busquen en todo el pueblo y en todas las paradas de viajeros que halla por la carretera, no se tuvo que haber ido muy lejos–ordenó para volver adentro a la casa–
El se había encerrado de regreso a su cuarto con las cortinas cerradas, todo daba vueltas en su cabeza. Era su deber arreglar estas cosas lo más pronto posible...
-Exelencia...–dijo Karol otra vez entrando a su cuarto–
-Si es para más quejas de que no estan permitiendo pasar a las sirvientas ya hable con Jake señora Leopold...–contesto cubriendose la cara con una almohada–
-Es por la señorita Finch... otra vez no quiere comer–le explico con aparente preocupación–
-Solo déjale la comida Leopold, no podemos forzarla a comer... –contesto aplastando su cara en la almohada–
-Vi que casi se desmaya en el patio–mencionó la ama de llaves dejando una tetera con té– Así que decidí traerle algo para los mareos...
-No es necesario Leopold, solo necesito descansar
-Como diga excelencia, aun así le pido que considere beberlo... El jengibre y el romero lo revitalizarán...
La ama de llaves le dejo la taza de té servida y salio de la habitación. Tom viendo el té al lado suyo no quiso desperdiciarlo.
-"Leopold no parece ser una mala persona..." –pensó él antes de beber el té–
Por la noche, Ellie siguió de nuevo sin comer nada que le mandaban. Probablemente para esos asquerosos del servicio les convenía su muerte, iba a morir ya sea del veneno de aquella comida o de la inanición por rehusarse a comer.
-Pobrecito...
La doncella estiró la oreja hacia su puerta, se oían pasos en el pasillo y movimiento.
-Osea el niño me caia mal, pero nadie se merece ese final–completaba la sirvienta–
-Así es, cuando el duque dijo que quienes escapen recibieron su respectivo castigo, no me imaginaba que fuera asi de cruel–mencionó la otra–
-Al menos el chico ya debe de estar descansado en paz–sonaba preocupada– Si pudo ser asi de cruel con alguien quien decía querer que nos espera a nosotras las simples mortales
La doncella cayo de rodillas al suelo incrédula, era imposible. Esto tenía que ser a propósito de las del servicio para hacerle perder más la cabeza... Drew no puede estar muerto, él no puede estarlo y mucho menos a manos de Tom, pero él fue lo suficientemente cruel para encerrarla ahi...
-"Drew lo siento..."
Dejó caer un par de lágrimas de sus ojos, todo era su culpa, había condenado a Drew al pedirle que le ayudara a escapar. Ahora definitivamente estaba sola...
Ya iban 3 días desde que Gabby no despertaba de su coma. Jake, pese a lo que le dijo Tom igual se quedó en vela en aquella habitación. Estaba con papel y tinta de nuevo, habia atrasado la carta a Miriam por mucho tiempo. Tanto él como Tom necesitaban todo el apoyo que se pudiera...
Querida Miriam
Si te estoy escribiendo esto ahora, es por la importancia que vengas ahora. Pasaron demasiadas cosas que no te puedo explicar bien en esta carta, sin embargo te las resumiré lo mejor que pueda.
Gabby tuvo un incidente con una taza de té y ahora mismo esta en coma por esto. Tom ha estado demasiado estresado por el asunto, está buscando al culpable por todos lados y esto ha causado un desgaste en él que no es normal. Está teniendo dolores de cabeza y mareos que lo están inhabilitando en sus funciones.
Por favor, se que no te gustan los viajes largos, pero creo que ambos te necesitamos aquí. Miriam te pido de favor que puedas venir. Tom necesita todo el apoyo moral posible y ya que tu eres la única familia que tenemos ambos, sería lo mejor.
Atte. Jake
-¿Jake? –Tom entro a la habitación–
-¡Tom! ¿Ya te sientes mejor?
-¿A quién le escribes? –preguntó con un tono serio–
-A Miriam, ella merece saber sobre esto
El duque agarro la carta que estaba escribiendo el poeta y la tiro directo al fuego de una chimenea
-¿Pero qué haces? –pregunto alterado el poeta–
-No quiero involucrar a nadie en esto, si la noticia de esto llega al exterior va a ser peor para Gabby...
-Miriam jamás contaría nada a nadie–dijo enfadado–
-Aun así se enteraran, los de la sociedad son como buitres la mataran de preguntas cuando regrese–contestó ya con molestia– Así que por favor, hasta que no haya un culpable no podemos decirle nada a nadie
-¿Que acaso te olvidaste que ella te ayudo en tu momento mas bajo excelencia? –Pregunto sarcástico el poeta–
-Jake...
-¿Sabes que? ¡A este punto creo que tú fuiste quien mando a envenenar a Gabby!–arremetió el poeta–
-¡¿Acaso perdiste la cabeza?! –Volvió a gritar el pelinegro–
-Pues claro, aun no hay ningún culpable, intentas barrer todo por debajo de la mesa y encima no quieres que ni Miriam se entere. Muy sospechoso todo ¿no exelencia?
-¡BASTA JAKE!
Tom respiraba agitado, tuvo que sentarse por el constante dolor de cabeza que tenía, dejando al poeta pasar del enojo a la preocupación.
-¿Tom?
-Solo déjame solo Jake... por favor...–dijo poniendo sus manos a la cabeza–
-Tsk, como quieras excelencia–rodo los ojos–
El poeta salió de la habitación, dejando al duque de nuevo sumido en su soledad. Sabía que el peliazul tenía razón sobre Miriam, no obstante por el cariño que le tenía no la quería involucrar en este problema.
Primavera 1822...
El pelinegro de ahora 28 años había cerrado su corazón a cualquier sentimiento. Era el que hacía los trabajos más sucios del ejército, siempre con una máscara y una capa cubriendo sus cicatrices de guerra. Después de perder todo aquello que quería, solo era un muerto en vida que derramaba sangre a donde fuera.
Aunque claro, no todas las misiones terminan bien...
-¿Y que hacemos con este jefe?
-Tira su cuerpo al río, igual nadie lo va a extrañar
El pelinegro sintió que su cuerpo era levantado por aquellos hombres que creían que estaba muerto. Pudo flotar lo más lejos de su vista para arrastrarse hacia la orilla del río...
El pelinegro vio como la sangre brotaba de una herida abierta por el lado de su costilla y solo se echó a ver el cielo aceptando su destino. El tipo tenía razón en algo, nadie lo iba a extrañar... Solo lo reconfortaba viendo el amanecer que por fin podría estar con sus padres en el otro lado. No podía esperar a abrazar a su madre como hace 7 años o ver sonreír a su padre después de 16 años...
-"Ma...pa... ya voy..." –pensaba mientras entrecerró los ojos–
Apenas sintió como era reconocido por alguien y era llevado de aquella rivera... creía que eran ángeles levantando su alma y cuando despertara estaría entre nubes...
-¿Hola...?
El pelinegro abrió sus ojos aun adolorido, solo para hallar frente a él a lo que creía que era un ángel recibiéndolo en el cielo. De cabellos azules hechos coleta de caballo y unos profundos ojos azules que brillaban con el sol del día.
-¡Por Dios está despertando! –dijo el muchacho al verlo– ¡Miriam!
-Disculpa–el pelinegro le agarro de la muñeca– Señor ángel ¿Esto es el cielo...?
- ¿Qué? –el joven se sonrojo con ello–
-¡Jake! –Miriam entro a la habitación– Hazle espacio al doctor
-¡Ya voy!
Tom aun no entendía lo que pasaba ¿Estaba vivo? ¿Estaba muerto? ¿Este era el cielo? ¿O el limbo? Sea donde esté, ese ángel salvador de cabellos azules de nombre Jake... fue lo más hermoso que había visto en mucho tiempo...
Más tarde, ya más consciente se dio cuenta de su entorno, esas personas le habían salvado la vida... Era raro, el por fin haber tenido la oportunidad de morir para que de la nada estas personas le rescataran...
-Emmm...–tocó a la puerta– hola de nuevo
El pelinegro se dio cuenta quien tocaba, era la voz de aquel ángel. No quería que él viera su horrible rostro otra vez... Aun adolorido buscaba por la habitación su máscara y su capa...
-A-Aun no entres por favor...
-Pero t-te traje el almuerzo–dijo pasando igualmente–
-¡NO ME MIRES!
El hombre se puso del lado de la cama contrario a la puerta, cubriéndose con la sábana del cuarto... Jake, de 25 años en ese momento se hallaba confundido por lo que veía. Con cuidado dejó la bandeja de comida cerca al tipo.
-Está bien... –dijo con una voz calmada– Solo para que sepas, mi nombre es Jacob aunque me puedes llamar Jake...
El poeta levantó ligeramente la manta del rostro del militar para verle el rostro. Tom levantó la mirada para verlo directo a los ojos... ambos se quedaron pasmados uno al otro, el pelinegro no le veía ningún signo de disgusto hacia el y su penosa apariencia... De verdad estaba frente a un ángel...
-¿Y cual es el tuyo señor militar...?
-Y-Yo...–aun no podía hablar bien por lo fascinado que estaba con su presencia–
-¡Jake! –Grito Miriam desde el primer piso– ¿Qué haces molestando al invitado? Deja que descanse
-¡Si ya voy Miriam!
El chico se paro y ambos se vieron por una última vez.
-Concéntrate en recuperarte señor militar, ya podrás contarme tu nombre más tarde
-C-Claro –contestó el sonrojado–
El hombre vio como su ángel se iba del cuarto con una sonrisa y él lo seguía con la mirada todo el rato. Esa sensación era extraña, era cálida, acogedora y placentera. Sentía como su corazón se hincho con solo verlo a esos hipnotizantes ojos negros.
De nuevo en el presente, el duque apenas podía concentrarse por el dolor de cabeza debilitante. Tenía tanto sueño, las ojeras se le notaban y estaba pálido... No obstante tenía que seguir despierto, tenía que encontrar al culpable antes que sea demasiado tarde para Gabby...
-Excelencia–El doctor paso–
-¿Qué sucede?
-Es sobre la condición de la duquesa... Creo que halle el causante de los problemas
-¿Qué? –despertó con la noticia– Diga por favor que fue
-Parece ser que el resultado del envenenamiento fue incorrecto...
-¿Entonces?
-¿Sabe si su excelencia es alérgica a alguna planta?
-No...
-En el fondo de la tetera que tomó su excelencia se hallaba parte de una hoja marchita, que no parece ser de té–Explico el médico– ¿Seguro que ni su doncella lo sabía?
El duque se quedó un momento procesando la pregunta, ¿Como a Ellie se le pudo pasar algo así de importante? ¿Y por qué Gabby jamás se lo contó? ¿O si se lo contó y no había estado atento? ¿De verdad fue asi de descuidado? Se sentia cada vez más tonto... Solo había una forma de comprobarlo...
El hombre se paró y camino directo a la habitación en donde había encerrado a la doncella..
-Ellie...–Se acercó a la puerta de la chica–
La chica no respondía a las peticiones de abrir la puerta, el duque estaba perdiendo la paciencia entrando de todos modos.
La habitación olía algo mal con la comida al lado de la puerta pudriéndose, la chica no la había probado nada de aquellos platos. Se hallaba sentada en el marco de la ventana cerrada, con una expresión muerta...
-¿Ellie...?–el duque se preocupo al verla asi–
-¿Que más quiere de mi excelencia...? –preguntó con la mirada perdida–
-Ellie, ¿Por qué no estás comiendo?
-Para que comer ya... Lo que sea que yo haga aquí no es de su incumbencia excelencia
-¿Sabes que? Voy a ir directo al punto, ¿Gabby tiene alguna alergia grave?
-Si, a la manzanilla... –respondió ella–
-¿Tu eres la única que lo sabia?
-No–respondió cortante–
-¿Entonces quienes lo sabian?
-Solo se de 2 personas aparte de mi que si sabían sobre la alergia de Gabby...
-¿Quienes?
-Drew y Jake...
A Tom se le cayó el corazón al piso, le estaban temblando las manos de solo pensarlo... No podía ser él, Jake jamás haría tal cosa
-Eso es imposible–dijo molesto–
-Ahora sabes quien de verdad le hace daño a Gabby...
-¡Deja de mentir víbora! –Arremetió el duque–
-Sigue en tu negación si quieres, ¡solo te engañas a ti mismo!
A la pelinaranja ya no le importaba nada, si él quería matarla con sus propias manos podía hacerlo. En cambio Tom entrando en razón salió de la habitación...
Verano 1822...
Tom había pasado 1 mes en la casa de campo de los Byron, Miriam y su esposo lo habían salvado de una muerte segura. El destino había hecho que ellos tuvieran que regresar de la temporada de Londres al campo antes de tiempo y por suerte lo hallaron tirado a las orillas de aquel río.
El chico se había vuelto como un hijo más para la vieja pareja, para el hombre se le hacía extraño pertenecer a una familia otra vez. Miriam le recordaba mucho a su madre, sonriente y con bandejas de galletas de chocolate a montones. Y el esposo de ella, Lord Nigel Byron que era algo amargado, pero buena onda.
No obstante había alguien quien resaltaba de esa familia, el ahijado y heredero Jake. Aquel ángel salvador que lo acepto con todo y cicatrices... Había algo en el que era diferente, una aura atrayente y muy enérgica que le hacía acelerar el corazón cada vez que lo veía. No paraba de pensar en él y cada vez que pensaba que en algún momento tendría que regresar a la base en Londres lo hacía sentir mal... No quería separarse de él...
-Muchacho–le llamo la atención Miriam–
-¿Si lady Byron?
-Ya he dicho muchas veces que me llames Miriam hijo–le sonrió la vieja mujer– ¿Has visto a Jake?
-No lo siento Miriam...
-Uff, de seguro se escapó otra vez a ese lago... ¿Crees que puedas ir por él?
-Claro general Miriam, acepto la mision–contestó entre risas haciendo posición de firmes–
-Ya déjate de formalidades muchacho y ve señor comandante–Le siguió el juego la anciana–
-Ya está bien
El chico salió al patio trasero de la casa directo al bosque, el camino hacia el lago era uno realmente corto y ya había ido con la familia anteriormente. Lo que si no se vio venir era que al llegar el joven poeta salió del agua a todo su esplendor, el militar estaba avergonzado de verlo asi, escondiéndose entre la maleza...
-¿Hay alguien ahí? –Pregunto Jake viendo al bosque–
Al ver que no había nadie el joven poeta siguió con su baño en aquel lago. El militar no podía evitar verlo, su piel brillaba con el agua del cristalino lago y su cabello mojado lo estaba dejando sin aliento. Se sentía como Erimanto viendo a Afrodita, en algún momento lo iba a dejar ciego ver a aquel chico.
Se iba a alejar, dejarlo solo, pero el bosque tenia otros planes. El militar se tropezó con la raíz salida de un árbol, quedando expuesto hacia el poeta.
-¡AHHHHHH! –Grito Jake cubriéndose el cuerpo–
-¡AHHHHHHHHH! –Grito Tom también– Lo siento, lo siento, de verdad–Se tapo la cara con las manos–
-¿Qué diablos crees que haces? –preguntó el poeta igual de rojo de la vergüenza–
-E-Eh... b-bueno yo, Miriam te busca–apenas podía articular palabras el militar–
-Supongo que la preocupe mucho...–soltó un suspiro–
-Supongo que si...–intento ocultar su incomodidad–
Tom se supone que no debería de sentir eso por él, no era correcto... Había visto a compañeros de su grupo bañarse desnudos antes. No entendía por que con Jake era distinto...
-¿Y si la hacemos esperar un poco mas? –dijo el poeta con una sonrisa cómplice–
-¿Que?
De la nada el poeta jalo del brazo al pelinegro haciéndolo caer al lago.
-JAJA, Esa no la viste venir ¿cierto Tom? –Rio el poeta–
Tom se encontraba en modo supervivencia al salir a la superficie. Se hallaba agitado, movía los brazos vertiginosamente de un lado al otro y sus pupilas se dilataron...
-¿Tom?
El menor se acercó al tipo, seguía en su ataque de pánico. Sentía que se iba a morir como aquella vez en el rio.
-¡Tom!
El poeta le agarro del rostro al militar haciendo que lo mirada fijamente.
-Mírame a mi... ¿Ok?
El mayor se que viendo aquellos hermosos ojos negros del peliazul, perdido en esa mirada no importaba nada. La respiración de ambos se sincronizan, ambos estaban juntos en aquellas aguas...
-Jake...–suspiró su nombre–
-¿Mejor...? –preguntó el poeta–
El pelinegro no pudo contenerse más, no sabia que eran esos sentimientos hacia él, solo no quería alejarlo... Tom le agarró el rostro con una mano y lo beso apasionadamente, beso que el menor correspondió por unos largos minutos...
En el presente, Jake caminaba más calmado al estudio de Tom, sintiendo que le habían quitado un gran peso de encima.
-Oye Tom, oí que el doctor esta probando un tratamiento para Gabby...
La habitación se hallaba en un completo silencio. Tom se encontraba con una expresión seria hacia el poeta con lo que parecía ser un ramo de flores secas en su mesa...
-¿Que está pasando? –pregunto el poeta confundido–
-Manzanillas...
-¿Eh?
-Esto es un ramillete con manzanillas, que se hallaba en tu cuarto...–respondió de forma seria–
-¿Fisgoneaste en mi cuarto?
-Las mismas manzanillas secas que se hallaron en el té de Gabby el dia del accidente–arremetió el duque–
El poeta realizo a que se refiere su amado, no podía creer que él se atreviera a hacerle eso... Si, no llego a gustar la idea de la amistad de Gabby y Tom por un tiempo. Si el Jake de inicios de la temporada se hubiera enterado de lo que le pasó de seguro hubiera dicho que se lo tenía merecido, daba vergüenza admitirlo, pero era la verdad. No obstante, el Jake de ahora no la veía con esos ojos...
-¿Estás delirando Tom? –pregunto indignado–
-¿Qué hacías despierto el día del incidente...?
-Me iba a despedir de ti por que me iba a ir
-¿Y por qué me culpaste del envenenamiento? ¿Por que estabas paranoico con el servicio? Por que la culpa te estaba consumiendo ¿Cierto?
-¡Porque ella es mi amiga! –grito el peliazul de lo más adentro de su ser–
La habitación regreso a su tenso silencio, esos preciosos ojos negros que lo veían con amor ahora estaban sumidos en una rabia...
-Jake, si de verdad lo hiciste-
-¡Que yo no lo hice! –Le interrumpió de regreso–
-Aun tenemos tiempo para solucionar esto Jake–le agarró de las manos– puedo buscar la forma de echarle la culpa a alguien más para que tengas suficiente tiempo de huir
-¿Huir? Yo no tengo que huir a ningún lado Tom–se lo quitó de encima– Vaya clase la tuya creer que YO, tu pareja de más de 2 años, sea capaz de hacer tal atrocidad
-Jake, por favor entiende que quiero ayudarte
-¡Pues no necesito nada de ti excelencia!
El poeta empujo al duque para atrás y fue a la puerta
-Y si me iré, pero esta vez para siempre...
-Jake no quería-
-Solo te diré... El día que se demuestre mi inocencia, ni se te ocurra regresar arrastrándote
-Jake por fa-
-Hasta nunca, duque de Marlborough... gracias por su hospitalidad...
Con esa última frase el poeta cerró de un portazo la puerta. Tom no lo siguió, estaba de rodillas en el piso aun procesando lo que pasó. Apenas tenía fuerzas para pararse y dar un par de pasos antes de apoyarse en un mueble, toda la presión de esos días se le habían acumulado cayendo desmayado en el piso...
Ignorante de lo que pasaba, Jake a paso apurado llegó a su cuarto donde se hospedaba. Ponía toda su ropa como pudo en las maletas con una rabia interminable. Con la maleta rebosante tomo sus cosas y pidió que le prepararan un carruaje...
El chico vio aquella gran mansión por última vez, con la esperanza de aunque sea ver el rostro de aquella persona decía amar...
-"Ni siquiera a eso te dignas..." –pensó lleno de dolor–
Con ese último pensamiento subió al carruaje, dejando ese lugar que le dio tanto alegrías como tristezas...
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