SÉ HUMILDE
Muchas personas son discriminadas y se les niegan oportunidades en la vida por ser humildes de corazón, por no presentar ambiciones desmedidas. Se les menosprecia en los llamados "círculos sociales", por su aspecto físico, su vestimenta sencilla o por no tener los dotes de esas maneras establecidas desde un grupo en posición de poder; sin embargo, esas personas a las que tanto se humilla son en repetidas ocasiones mejores seres humanos que aquellos otros quienes aparentan tener gran cultura y desenvolverse como grandes personajes, y que en realidad son esclavos de las apariencias, el ego y los prejucios nocivos.
Estos seres humildes, menospreciados por su condición, soslayados deliberadamente, pueden ser grandes maestros, intelectuales, sabios; porque sus conocimientos y su sabiduría resultan mayores a la apariencia y a las fachadas, y esta verdad y riqueza no se la quita ni se la da nadie. Estos individuos considerados por muchos como demasiado "simples" son felices con su sencillez y disfrutan de ella, porque su sabia simpleza está por encima de las frivolidades mundanas.
Por eso, antes de menospreciar a alguien ante el solo hecho de no llevar traje y corbata, o vestido largo, o en general trapos y aparejos caros; antes de menospreciar a alguien por ser espontáneo, entablar conversación sin conocerte, por ser genuino; piensa dos veces, no le niegues ni te niegues la oportunidad de conocerlo. Todos necesitamos de todos, porque la vida da muchas vueltas y no sabes la mano que necesitarás mañana, tú o cualquiera de tú familia. Hay que respetar, no importa quién sea, respeta y serás respetado, muchas veces quien más despreciamos es la persona que podría ayudarnos en el momento más imperioso.
Ni el dinero, ni el orgullo, ni las ropas de lujo compran las cosas importantes de la existencia: Salud y Felicidad. Sé que muchos de ustedes dirán, ¡Sí, pero te da tranquilidad, te da comodidades!... Claro que eso es muy cierto, sería yo ilusa y mentirosa al decir que a mí no me interesa o no me importa vivir cómoda y disfrutar de las ventajas de tener una vida financiera libre; la diferencia es que tanto como quiero todas esas ventajas que da el dinero también quiero todo lo que el dinero no puede darme, por lo que jamás me segaría ante la avaricia.
Hay que despertar, de una vez; entender que lo material se queda y nos iremos sin nada; y en vida no hay verdaderos amigos cuando se está pendiente del dinero o de lo que poseemos; y somos cuanto tenemos espiritualmente, y solo valemos por nuestras propias acciones. Apoyemos el bien, la sencillez, la bondad, como se vista, como hable o como se presente, donde quiera que esté; la vida siempre nos devuelve lo que hacemos.
Ahora y para concluir, aunque sea una frase repetida, hay que decirla frecuentemente para no olvidarla: TODOS SOMOS IGUALES; las clases, los títulos, los bolsillos llenos son solamente una circunstancia transitoria, porque desde todas las formas y en todos los colores seremos siempre seres humanos iguales.
Luisa María Franco
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