𓏲 Capítulo 20: Felicidad secreta
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Tras salir de la casa de Chaeyoung, ambas decidieron llevar gorros y cubrebocas para evitar ser reconocidas mientras caminaban hacia el estudio, el cual por suerte estaba a solo unas cuadras de la casa de Chaeyoung.
Vestirse de aquella forma sin duda les daba un aire de anonimato que las hacía sentir más cómodas y con la libertad de poder tomarse de la mano, mientras hablan tranquilamente.
— Minari, por cierto, ¿cómo deberíamos comportarnos cuando entremos? ¿Como novias o como amigas? — preguntó Chaeyoung, deteniéndose un momento antes de entrar al edificio.
Mina dudó un poco antes de responder
— Creo que deberíamos comportarnos como amigas, por ahora. No quiero que esto se convierta en un escándalo innecesario — respondió Mina, mirando a Chaeyoung con comprensión.
— Tienes razón. Pero eso no significa que no pueda tomarte algunas fotos y subirlas como la gran amiga que soy, ¿no crees? — dijo Chaeyoung con un guiño, sacando su teléfono de sus bolsillos. Mina rió sin poder evitarlo
— Claro, solo no lo hagas muy obvio. Sé que te gusto pero no deberían notarlo, Chaeng — Chaeyoung rió también y juntas se dirigieron a los camerinos.
Una vez allí Mina recibió las prendas que utilizaría a lo largo de la sesión, teniendo un tiempo para poder decidir cuál de todas sería la primera en utilizar. Mientras Mina decidía, Chaeyoung la observaba con cariño sentada en un rincón . No pasó mucho tiempo antes de que Mina finalmente decidiera
— ¿Vas a echarme de aquí para cambiarte? — le dijo Chaeyoung cuando la japonesa se giró a mirarla. Mina sonrió, divertida.
— Por supuesto que sí, no puedo darte un pase VIP así como si nada, Son — respondió Mina con una sonrisa coqueta, empujando suavemente a Chaeyoung hacia la puerta.
Chaeyoung levantó las manos en señal de rendición, riendo — Está bien, está bien, ya entendí. Salgo, pero no te sorprendas si pronto traigo mi carnet de miembro VIP.
Mina sacudió la cabeza, riendo, esperando que Chaeyoung se fuera para luego tomar el vestido y cambiarse.
Unos minutos después, salió ya lista con el primer atuendo: un elegante vestido negro que resaltaba su esbelta figura. Al abrir la puerta se encontró con Chaeyoung, en el mismo lugar que la había dejado, de pie jugando con sus talones, meciéndose impaciente en espera de ella.
— ¿Y bien? ¿Qué opinas? — Chaeyoung levantó su mirada apenas escuchó su voz.
— Estas sin duda preciosa, Mina — dijo, logrando que la japonesa riera avergonzada, agachando su mirada intentando ocultar su pronto notorio sonrojo.
Mina no levantó su mirada sino hasta que escuchó el sonido de la cámara en el teléfono de Chaeyoung, indicando la toma de una fotografía
— Esta será solo para mi, lo prometo — dijo, Mina sonrió tímidamente.
— Eres una cursi, Son — Chaeyoung se encogió de hombros riendo —. Como sea, ¿lista para ver a tu "amiga" posar?
Chaeyoung rió nuevamente y asintió. Ambas salieron del camerino para dirigirse al set donde sería la sesión de fotos.
El estudio estaba lleno de personas, con fotógrafos, asistentes y estilistas corriendo de un lado a otro, asegurándose de que todo estuviera listo.
El maquillador se acercó a Mina y comenzó a trabajar en su rostro, aplicando una base ligera que realzaba su tono de piel natural. Añadió un toque de rubor suave en sus mejillas, sombras de ojos en tonos neutros que resaltaban sus ojos, y un labial rosado que completaba el look de manera elegante y sutil.
Mina se colocó frente a la cámara, tomando una respiración profunda para calmar sus nervios.
— Es realmente un placer conocerte por fin en persona, Mina — la japonesa se sorprendió al escuchar una voz femenina cerca suyo. — Mi nombre es Lalisa Manoban, seré la fotógrafa de la sesión.
— ¿Lalisa Manoban...? — repitió para sí misma, sin poder creer quién era la mujer que tenía frente suyo. — Y-Yo... es de hecho todo un placer para mí trabajar con usted señorita Manoban, he admirado desde siempre su trabajo, usted es realmente talentosa — la joven mujer rió, negando
— Puedes decirme Lisa sin problema Mina, estoy segura que si todo sale bien trabajaremos en muchas más sesiones juntas así que me gustaría que dejemos las formalidades — Mina la miró con una sonrisa, sintiéndose halagada — De acuerdo todos, es hora de comenzar con la sesión — habló con voz fuerte, logrando que todos despejaran el lugar frente a la cámara.
Mina instintivamente giró su vista hacia Chaeyoung que la observaba desde una esquina. Mina no pudo evitar sonreír cuando la coreana levantó sus pulgares en señal de apoyo.
— De acuerdo Mina, necesito que sonrías genuinamente, que no lo fuerces y simplemente dejes que fluya. Sonríe como si tu pareja estuviera viéndote en este momento — dijo Lisa, provocando que Mina se sonrojara ligeramente.
La japonesa por supuesto trató de mantener la compostura y sonrió, pero no pudo evitar sentir las famosas mariposas en el estómago al pensar en Chaeyoung. Lisa, por supuesto, capturó el momento perfecto, encantada con la naturalidad de Mina.
— Déjame decirte, Mina, que sin duda eres naturalmente bella, y además sabes posar muy bien — comentó, ajustando el ángulo de la cámara para la siguiente toma. — Tienes un talento innato, siempre es grato trabajar con modelos así.
Mina sonrió, agradecida por los cumplidos, mientras Chaeyoung observaba desde la distancia, cruzándose de brazos, preguntándose desde cuándo la reconocida fotógrafa Lalisa Manoban hablaba tanto con sus modelos
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— ¿Quieres algo de beber? — le preguntó Chaeyoung a Mina durante un pequeño descanso entre tomas.
— Estoy bien, pero de todas formas gracias linda — respondió Mina, sonriéndole con ternura.
— Señorita Myoui lamento interrumpirla pero necesitamos continuar con la sesión — se acercó una de las estilistas, Mina miró a Chaeyoung y esta asintió, motivándola a continuar.
De repente, una vez que Mina ya se había ido a cambiar, Somi apareció en el estudio, su presencia llena de energía como siempre. Se acercó a supervisar el evento, pero al notar a una joven con gorra negra, chaqueta negra, pantalón negro y zapatillas del mismo color, negras, no dudó ni un segundo en acercarse.
— ¿Qué haces aquí, Chaeyoung? — preguntó Somi con una sonrisa cómplice.
— Lo siento, no hablo coreano — respondió Chaeyoung, en un vago inglés que hizo a Somi reír.
— Se te olvida que soy canadiense, idiota — Chaeyoung rió y bajó su mascarilla para mirarla
— Solo estoy acompañando a mi amiga Mina —respondió con un tono casual, aunque el brillo en sus ojos la delataba totalmente.
Somi soltó una risa suave, mirando a Mina a lo lejos y luego de vuelta a Chaeyoung
— Amigas, sí claro — dijo Somi, para luego ser llamada por Lisa — Sé identificar una mirada enamorada y tú, amiga mía, puedes trapear el piso con tu baba. Pero no te preocupes, no diré nada, me alegro por ustedes — Chaeyoung rió rodando los ojos
— Gracias, Som. Prometemos no causar problemas.
Somi asintió y se alejó un poco, observando cómo continuaba la sesión de fotos. Mina sintió un alivio al ver a Somi, quien le sonrió con comprensión. Luego su vista se posó en Chaeyoung quien asintió y, a pesar de que traía cubrebocas, Mina sabía que estaba sonriendo.
Todo el equipo seguía trabajando diligentemente, ajenos a la complicidad entre las tres.
La sesión de fotos terminó con éxito, y Mina se sintió agradecida por haber tenido a Chaeyoung a su lado. Tras desmaquillarse y colocarse su propia ropa, juntas se dirigieron a la salida del estudio.
— Gracias por estar aquí hoy. Realmente significó mucho para mí — dijo Mina, entrelazando sus dedos con los de Chaeyoung.
— No fue nada, realmente estuviste increíble ahí dentro — respondió Chaeyoung, dejando un suave beso en la cabeza de Mina —. Minari — la llamó
— ¿Qué ocurre, linda? — Mina la miró por algunos segundos
— Siendo honesta, me puse un poco celosa de los comentarios de Lisa hacia ti. La conozco desde hace tiempo, Nayeon y yo trabajamos con ella durante varios meses y conozco amigos que también han tenido la oportunidad de conocerla, pero jamás había escuchado que Lisa elogiara a alguien, de hecho es conocida por su frialdad y perfección — Mina rió, apretando suavemente la mano de Chaeyoung. — Además, ella hizo que te sonrojaras
— Chae, estoy segura que solo fue amable porque sabía que Somi estaría allí. Además, sabes que hay solo una persona que puede hacer que me sonroje así de verdad — Chaeyoung levantó una ceja, divertida.
— ¿Ah, sí? — dijo, dando un paso más cerca. — ¿Y quién podría ser esa persona?
Mina sonrió, dejando que sus dedos acariciaran la mejilla de Chaeyoung con ternura.
— Es alguien que siempre sabe cómo hacerme sentir especial, incluso en los momentos más simples — Chaeyoung se acercó aún más, sus ojos brillando con una mezcla de amor y deseo.
— ¿Y esa persona tiene nombre?
— Sí, se llama Son Chaeyoung — susurró Mina, su voz apenas audible.
Antes de que pudiera decir algo más, Chaeyoung la tomó por la cintura, la llevó a un callejón vacío, bajó su cubrebocas y la atrajo hacia ella, sus labios encontrándose en un beso lento y romántico.
El beso duró solo unos segundos, pero para ambas se sintió mucho más. Cuando finalmente se separaron, sus frentes quedaron apoyadas una contra la otra, respirando al unísono.
— ¿Todavía estás celosa? — preguntó Mina en un susurro. Chaeyoung le sonrió, acariciando su cabello.
— No. Porque sé que no hay nadie más que pueda hacerte sentir así — Mina asintió, sintiéndose sumamente avergonzada.
— Te doy toda la razón — Chaeyoung la abrazó con fuerza, dejando un beso en su mejilla.
Se quedaron así, abrazadas, durante unos momentos más, disfrutando de la cercanía y tranquilidad que la calle poco transitada les estaba regalando.
Aunque su relación debía permanecer oculta por ahora, sabían que todo lo que sentían era real y fuerte, y eso les daba la seguridad de que podrían enfrentar cualquier cosa que pudiera venir en el futuro.
O al menos a eso se aferraban.
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La noche en Seúl siempre se había caracterizado por ser muy vibrante, con luces neón iluminando las calles y una energía palpable que nunca parecía disminuir. Momo preparaba una cena ligera en la cocina, sus movimientos mecánicos mientras sus pensamientos viajaban a su pasado. Recordaba los días en que su hogar era una especie de campo de batalla de discusiones y reproches, sus padres siempre preocupados por el trabajo, el dinero y el estatus, nunca teniendo tiempo para ella.
Mientras caminaba de regreso a casa después de hacer unas compras, Momo había visto en el parque a una pequeña niña jugando con sus padres, una escena que la llenó de una melancolía inesperada que no había sentido en mucho, mucho tiempo. La imagen de la familia feliz contrastaba dolorosamente con sus propios recuerdos de infancia.
Momo había pasado la mayoría de sus días en la casa de los Myoui, donde encontró el cariño y la estabilidad que le faltaban en su propia casa. Mina y su familia la habían acogido como a una más, ofreciéndole un hogar.
En ese momento, y justo cuando las lágrimas amenazaban por salir, unas llaves se escucharon antes de que Mina entrara en la cocina, notando rápidamente la expresión melancólica de Momo. Sin dudarlo se acercó y le puso una mano en el hombro.
— Hey, Momoring, ¿Estás bien? — preguntó con suavidad. Momo asintió, pero su sonrisa no llegó a sus ojos.
— Hoy... cuando venía para acá, vi a una niña jugando con sus padres en el parque. Me hizo pensar en cómo eran las cosas para mí y lo mucho que siempre deseé estar en esa situación, sentirme amada por mis padres y no solo ser una carga no deseada — Mina la abrazó con fuerza, acariciando su espalda.
— Por favor ya no pienses más en eso, siempre fuiste y serás parte de nuestra familia, Momoring. Y siempre estaré aquí para ti — Momo suspiró, relajándose un poco en el abrazo.
— Lo sé, pero a veces me pregunto cómo habría sido mi vida si no te hubiera conocido. O si mis padres realmente se hubieran preocupado por mí — Mina se apartó un poco, mirándola a los ojos.
— No pienses de más. Lo importante es que estamos aquí ahora, juntas, sabemos que siempre nos tendremos la una a la otra y que mis papás te quieren como a una hija más — Momo asintió, finalmente permitiéndose sonreír de verdad
En ese momento, el aroma de la comida empezó a llenar la cocina, creando una atmósfera cálida y acogedora. Ambas se pusieron a preparar la mesa juntas, sus risas y conversaciones fluyendo naturalmente, como siempre lo habían hecho.
A medida que la noche avanzaba, la cocina se llenó de historias del pasado, sueños del futuro y una profunda conexión que siempre las mantendría unidas, sin importar lo que ocurriera. La presencia de Mina le recordaba a Momo que, a pesar de todo, siempre había un lugar al que podía llamar hogar.
Y, aunque Mina decidiera no contarle en ese momento a Momo que ahora Chaeyoung era su novia, sabía muy bien que podía contar con Momo para lo que fuera, así como la castaña sabía que podía contar con Mina en cualquier momento.
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Sana y Dahyun estaban en medio de una serie de entrevistas luego de que varios rumores de romance entre ambas salieran a la luz. Y es que no podían evitarlo, ambas pasaban mucho tiempo juntas, y aunque ninguna se atreviera a preguntar qué eran realmente, encontraban un extraño consuelo y comprensión mutua en la compañía de la otra.
— Realmente admiro cómo manejas todo esto —dijo Dahyun, observando a Sana mientras miraba por el monitor cómo durante toda la entrevista Sana había respondido a las preguntas de los periodistas con gracia, serenidad y confianza.
La nipona sonrió, un destello de algo más profundo en sus ojos.
— Gracias, pero no podría haberlo hecho sin ti, tú eres quien me da esa confianza — Dahyun sintió un inevitable calor en su pecho. Sabía que no era solo amistad lo que sentía por Sana; había algo más.
Ella verdaderamente sentía algo más y esperaba no ser la única que se sentía de esa forma
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