—¿A dónde se supone que me llevas? —Yoongi no quería molestarse, pero la verdad era que si lo estaba, porque ya se había cansado y Jimin seguía tomándolo de la mano llevándolo entre calles de un lugar a otro y ni siquiera le había dicho a donde irían—. Llevamos más de media hora caminando, Jimin.

—Ya lo sé, no te enfurruñes —Yoongi soltó un bufido, pero se dejo guiar por Jimin, pero ya estaba cansado.

—¡Ya me cansé, idiota! —¿berrinches? No, Yoongi no sabe lo que es eso, aunque para Jimin su novio definitivamente es el más berrinchudo de todos los tiempos.

Jimin rodo los ojos, ya era suficiente, no soportaría volver a escuchar a Yoongi que se encontraba cansado, así que detuvo sus pasos, se giro sobre sus talones para encarar a Yoongi quien mantenía el ceño fruncido y se disponía a cruzar los brazos sobre su pecho, estaba molesto, no le gusta andar por ahí caminando por demasiado tiempo, el esfuerzo físico no es precisamente lo suyo.

—En verdad que eres un quejumbroso —Jimin le dio la espalda y se agacho—, sube a mi espalda y deja de llorar.

—¡No estoy llorando! —reclamo Yoongi molesto, pero debía admitir que no esperaba que Jimin estuviera dispuesto a cargarlo de aquella forma, pero no aceptaría, o al menos no tan fácil—. Y ni creas que me subiré, eres tan torpe que terminarás tirándome.

Jimin soltó un bufido, quizás sus pequeñas discusiones llenas de insultos no se terminen, aunque Yoongi siempre ha sido un malhablado y al parecer esa era una forma de demostrarle que le quiere, la aceptaría, pero después haría que Yoongi lo trate con amor, después de todo lo adora y él lo sabe. Jimin se incorporo miro de mala gana a Yoongi quien apartaba la mirada, sus mejillas estaban levemente infladas mientras su ceño se mantenía fruncido y en su rostro se mostraba un adorable sonrojo en su tersa y fina piel blanca, rodo los ojos.

—A veces eres imposible, Min —Jimin se le acerco más, el mencionado no se movió.

—¿Acaso creías que iba a...? ¡OYE QUE TE PASA! —y claro que le tomo por sorpresa, porque Jimin simplemente se le acerco, una de sus manos tomo su delgada cintura mientras se agachaba un poco y con la otra mano tomaba sus piernas por detrás de las rodillas de Yoongi, y de ese modo levantarlo del suelo, claro que esto alarmo a Yoongi haciendo que el de piel pálida al sentir sus pies dejar el suelo, obligarlo a abrazar el cuelo de Jimin y pegar su rostro a su hombro por la sorpresa y miedo a caer.

—Pesas más de lo que creí —menciono Jimin entre dientes, y Yoongi se molesto al escuchar eso, así que no evito soltar una de sus manos del agarre que tenía en Jimin y le dio un golpe por debajo de su cuello—. ¡Auch!

—¡Eso te pasa por decirme gordo!

—¡Jamás te dije gordo! Sólo dije que estás pesado.

—¡Es lo mismo!

—¡No lo es!

Se miraron desafiantes por unos instantes, aunque para Jimin, Yoongi se veía muy adorable en la posición en la que lo tenía, sonrió ladino, quizás podía quitar un poco aquel enfado de otra manera.

—¿De qué te ríes pedazo de idiota?

—De nada —dejo de fruncir el ceño—. Pero por un momento me parecio divertido el hecho de que podría dejarte caer —Yoongi dejo de fruncir el ceño.

—Hazlo y te pateare en los bajos —dijo Yoongi en advertencia, Jimin soltó una risa.

—¿En serio? —sonrió ladino—. Bueno —y con poco cuidado fingio soltarlo, claro que Yoongi no esperaba eso, así que de inmediato se afianzo al cuello de Jimin y acerco más su cuerpo. Jimin al sentir la cercanía y el miedo en Yoongi soltó una risa haciendo que Yoongi lo mirará mal—, tranquilo, pequeño... jamás me atrevería a soltarte.

—Pero yo si me atrevería a patearte —dijo Yoongi—, eres un pesado —soltó un suspiro, al menos Jimin no hablaba en serio con dejarlo caer, y estaba agradecido—, no te atrevas a hacer eso de nuevo.

—¿O qué?

—O te patearé.

—¿Por qué no mejor me das un beso?

—Eso no es un castigo.

—Sí lo es —Jimin sonrió ladino—, no sabes cuanto sufro cuando esos lindos belfos tuyos se juntan con los míos, siento que me dará un ataque cardiaco en menos de un minuto —y de nuevo allí estaba ese precioso sonrojo, Jimin estaba satisfecho con eso, y comenzó a caminar, mientras cargaba a Yoongi, el de piel pálida se alarmo al sentir el movimiento.

—Idiota, ya bájame —mascullo entre dientes—, nos mirarán raro.

—Me importa un comino —siguió su camino manteniendo esa pequeña sonrisa en su rostro importándole poco las miradas sobre ellos—, puedo hacer lo que se me dé en gana.

—Sí, pero esto se ve raro —Yoongi trataba de esconder su rostro sin éxito alguno, Jimin en verdad que no sabía medir sus acciones—, es es muy vergonzoso.

—Disfruta de la vergüenza, gatito.

—¡Bájame!

—¿En serio así te vas a poner cuando te cargue después de nuestra boda? —Jimin rodo los ojos—. Porque créeme que no te haré caso.

—¡No me voy a casar contigo!

—Eso dices ahora, pero terminarás conmigo aunque no lo quieras —Yoongi estaba comenzando a odiar esa encantadora y fastidiosa sonrisa suya, pero le encanta—, deberías acostumbrarte, no por todo lo que haga te vas a sonrojar.

—Sólo cierra la boca —Yoongi recargo su cabeza sobre el hombro de Jimin, algunos cabellos hacían cosquillas a la piel de Jimin—, eres un tonto, en verdad un tonto.

—Pero soy tu tonto.

Yoongi sonrió al escuchar esas palabras, cerro sus ojos disfrutando de la cercanía que tenían ambos en ese momento, y se dejo guiar por Jimin de aquella forma, no le importaba ahora, Jimin tenía razón, las demás personas no debían de estar interesadas en lo que dos jóvenes enamorados hagan, eso es cosa nada más de ellos, y le gustaba la idea de dejar de caminar para ser cargado por Park Jimin, esa era una oportunidad que no desaprovecharía y de la que por supuesto estaría dispuesto a tomar de nuevo si es que Jimin se lo ofrecía.

Al final Jimin le había llevado a una cafetería en dónde había un montón de gatos, disfrutaron de un cappuccino y una hamburguesa mientras jugaban con aquellos peludos y silenciosos amiguitos, había sido una cita perfecta, pero lo que Yoongi recordaría más era aquel momento en que Park Jimin le cargo solamente para que dejase de quejarse, eso si que no lo cambiaría por nada en el mundo.