49

Confusión, es la palabra perfecta que define sus pensamientos en estos momentos, porque Park Jimin le genera confusión y es lo que lo tiene mal, porque definitivamente no lo comprende, no entiende lo que le pasa y le asusta. Yoongi permanecía recostado en su cama sintiendo el leve frescor de la tarde, apenas hace un par de horas la lluvia había dejado su rastro por toda la ciudad, dejando el suelo cubierto por charcos de diversos tamaños mientras que el viento ayudaba a los arboles a sacudir sus hojas de los restos de agua que quedaban encima de ellos, Yoongi no quería salir de casa, desde que terminaron los exámenes había tratado de evitar mirar a Jimin.

Pero parecía imposible. Puede que Yoongi tratará de evitarlo, pero no podía, porque sin querer algunas cosas le recordaban a Jimin. Cuando fue al supermercado junto a su madre para ayudarla con la lista de compras, no pudo evitar sentirse raro al mirar aquellos yogures con vitaminas de sabor jengibre y fresa, su corazón casi sale por su garganta, y el recuerdo de Jimin dándole uno de esos para que se cuidará hizo que sus mejillas se enrojecieran levemente, no sabe ni siquiera por cuanto tiempo se había quedado mirando aquellos yogures, pero su madre le dijo que podía tomar los que quisiera, pero no lo hizo, porque si lo hacía se acordaría de él y lo que en verdad quería era evitar pensar en él.

Cuando regresaron a casa, su madre le había dado un poco de dinero para que fuera a comprar algo de comer afuera, pues ella tenía que atender unos asuntos importantes con una de las vecinas, pues de nueva cuenta su perro había ido a dejar sus 'gracias' a su jardín, Yoongi acepto el dinero y se había ido de casa, pero al caminar y mirar a su alrededor, no pudo evitar mirar a dos chicos, eran menor que él, una chica y un chico, Yoongi no estaba seguro de si acaso eran una pareja, pero verlos sonreírse, perseguirse, el chico le jalaba inclusive el cabello a la chica para molestarla, pero ella no se veía enfadada, sino todo lo contrario, lo tomaba como una incitación para un juego. Y de nuevo no pudo evitar cambiar a las personas, ya no era esa chico, sino que era Jimin, y no era la chica, era él, y Jimin estaba con él, aquel día Jimin estaba muy insistente en llevarlo a casa, que podían hacerse compañía, pero Yoongi no quería, pero claro, termino por tener a Jimin siguiéndolo a un metro de distancia. Sacudió la cabeza con frenesí de un lado a otro, alejando de esa forma sus ridículos y tontos pensamientos, ¿qué le pasaba?

Al día siguiente, el sábado por la tarde quiso dar un paseo, pero sus pies lamentablemente lo llevaron a un lugar que él no esperaba, aquella cafetería, en donde vendían esa famosa bebida que tanto le había gustado, no pudo evitar sentir que su boca se hacía agua, entro y pidió un refresco de mandarina para llevarlo mientras caminaba, un grave error, y lo supo en cuanto el sabor dulce del cítrico inundo su boca, por alguna extraña razón ese sabor le recordó a Jimin, y quizás eso era por el hecho de que Park había sido la persona que le había mostrado aquel lugar y que lo había hecho tomar aquella bebida, y eso le molesto, porque por más que quería olvidar a Jimin no podía, porque a cada sorbo que daba, con cada nota dulce de la bebida, no podía evitar mirar a Jimin en sus pensamientos, escucharlo reír, verlo enojado, sus mechones rebeldes de color rubio de un lado a otro con el viento, sus ojos oscuros que tenían un brillo alegre cada que estaba con él, sus insultos con poca imaginación, sus manos abrazando las suyas, sus labios...

Yoongi casi se atraganta con la bebida al pensar en los labios de Park Jimin, dejo de tomar para permitirse toser un par de veces, cerro los ojos con fuerza antes de recuperarse, y sacudió la cabeza negando sus propios pensamientos, no debía pensar en los labios de Jimin, ni siquiera debía pensar en como se había sentido aquel beso, Yoongi si había besado, pero no se había sentido tan bien como cuando Jimin logro poseer sus labios con parsimonia, soltó un bufido, y aunque quería decir que la bebida sabía amargosa por el mal recuerdo, la realidad era que la bebida sabía más dulce.

Ahora se encontraba en su habitación en un agradable domingo en el cual la lluvia había hecho acto de presencia y se había ido dejando un rastro agradable de agua, pero no se sentía con ánimos de salir, ni siquiera si los rayos del sol estaban presentes, quería permanecer allí, pues quizás por su cabeza dejase de pasar la imagen de Jimin, pero claro parecía que ni eso funcionaba, porque cada vez que intentaba pensar en otra cosa, no podía evitar relacionarlo con Jimin, y sentía que ya no podría más, quizás con un fuerte golpe en la cabeza podría dejar de pensar en él, sí, esa sería una gran opción ahora mismo, pero ni siquiera tiene ánimos para hacerse daño.

Cerró sus ojos soltando un largo resoplido, y quizás se hubiera decidido a dormir un buen rato, pero un par de toquidos a la puerta de su habitación no lo permitieron.

—Pase... —dijo apenas alzando la voz, pero la persona del otro lado de la puerta no tardo en abrir, el chirrido de las bisagras se hizo presente, y Yoongi pudo ver de reojo a su madre quien se acercaba, traía en sus manos un par de botellas de té rojo con chia.

—Yoongi —dijo su madre—, por un momento pensé que bajarías, pero sigues aquí, no deberías de seguir aquí, sal un poco a que te dé el aire fresco.

—Mamá, no creo que el aire fresco me ayude mucho —soltó un largo resoplido, giro su rostro y miro a su madre—, gracias por la bebida.

Su madre le regalo una sonrisa antes de colocar la botella en la mesita de noche junto a la cama de su hijo, quien parecía que tenía los ánimos por los suelos, aunque parecía diferente, Yoongi siempre ha sido alguien que se consideraba un flojo, aunque siempre estaba dispuesto a ayudar en lo que fuera posible en casa, llegaban días en que Yoongi prefería no hacer absolutamente nada, y este parecía ser uno de esos días, aunque las cosas eran diferentes, porque Yoongi parecía estar perdido en alguna parte de sus pensamientos, y su madre se había percatado de que está no era la primera vez que lo veía de aquella manera.

—¿Te sientes bien, Yoon? —su madre tomo asiento en el borde de la cama—. Pareciera que algo está rondando tus pensamientos.

"Sí —pensó Yoongi—, un fastidioso playboy de quinta esta caminando sin cuidado alguno en mis pensamientos... y la peor parte es que me gusta."

—Supongo es la edad —su madre soltó una risa ante esa respuesta.

—¡Yoongi, tienes dieciocho años! —su madre le regalo una cálida sonrisa—. Eso déjamelo a mí.

—Tendré esa edad, pero no me siento de esa edad en realidad —soltó un nuevo suspiro alargándolo un poco—, esto es horrible.

—Oh vamos, no puede ser tan malo —dijo su madre, y Yoongi volvió a soltar un suspiro—, ¿qué pasa? ¿Esos suspiros son por alguien en especial? —su madre lo decía jugando, pero el cuerpo de Yoongi se tenso ante su pregunta, sus mejillas adquirieron un leve sonrojo, y su madre dejo de reír al ver esa reacción—. ¿Te gusta alguien, Yoongi?

—¡No! —sentencio mientras negaba con la cabeza—. Sólo suspiro porque me dio nostalgia, es todo —se giro sobre su cama del lado contrario, dándole la espalda a su madre, no tenía que delatarse, no ahora ni nunca, su madre sonrió levemente, le recordaba a ella cuando se enamoro por primera vez, tan necio.

La mujer se acerco un poco más para después colocar su mano en los cabellos de su hijo y brindarle leves caricias para reconfortarlo y darle su apoyo.

—Bueno, también me ha dado nostalgia muchas veces —menciono mientras seguía dándole caricias—, pero jamás suspiro tanto —Yoongi no dijo nada—, pero ¿sabes cuando si se suspira una y otra vez sin razón alguna? —no espero la respuesta de su hijo—. Cuando de casualidad aquella persona que se ha logrado infiltrar en nuestro corazón hace acto de presencia en tus pensamientos, ese es el momento justo cuando suspiras, porque quieres dejarlo ir de esa manera, pero al parecer lo único que hace es quedarse allí.

Yoongi se giro de nuevo mientras miraba a su madre la cual le regalaba una pequeña y agradable sonrisa, Yoongi sabe que no puede ocultarle nada a su progenitora, era obvio lo que le estaba pasando, pero claro Yoongi jamás terminaría por aceptarlo.

—Entonces —hablo Yoongi está vez, en voz baja, como si estuviera analizando las palabras de su madre para sí mismo—, si no puedes hacer que desaparezca esta sensación, ¿cómo es que puedes hacerlo? Es decir, ¿cómo logras que esa persona se vaya de tus pensamientos... de tu c-corazón?

Su madre detuvo las caricias.

—No hay un método especifico que te cure de esto, cariño —Yoongi apretó levemente sus labios—, no hay formas de escapar de tus propios pensamientos, mucho menos de tus sentimientos.

—Quisiera hacerlo —dijo Yoongi—, quiero dejar de pensar en él...

—Yoongi —el mencionado miro a su madre—, no tiene nada de malo estar enamorado.

—Lo tiene cuando sabes de quien estás enamorado.

Yoongi lo único que quería era dejar de pensar en él.

—No puede ser tan malo —Yoongi soltó un bufido.

—Lo es —la mujer elevo levemente sus cejas ante esas palabras—, él es un maldito que solamente busca tener sexo con las personas, juega con los sentimientos de los demás, le molesta que le digan sus verdades a la cara, se cree el más guapo e inalcanzable —hizo una pausa—, es arrogante, inmaduro, un completo imbécil —soltó un resoplido—, pero... —su madre esperaba a que continuará—, también es sobreprotector, es lindo cuando no te sonríe con falsedad y burla, es bueno escuchando a las personas, siempre quiere pasar tiempo a tu lado aunque le digas que es un fastidio, sabe como subir el animo cuando lo traes por los suelos... es gracioso —se detuvo al percatarse de sus palabras—, pero aún así lo detesto...

—Pues no parece que lo detestes del todo —dijo su madre—, Yoongi, negarte a aceptar lo que sientes por esa persona no te ayudará a superarla por completo —su hijo la miro—, escucha, no siempre elegimos de quien enamorarnos, a veces nos gustaría elegir a esa persona con la que siempre hemos soñado, elevamos nuestros estándares a puntos tan altos que inclusive para nosotros se vuelven inalcanzables, y cuando menos lo esperas, llega una persona que ni siquiera cumple con la mitad de lo que esperamos, pero de la que terminamos perdidamente enamorados.

Yoongi no dijo nada.

—El amor es así, inesperado —se incorporo—, deja de abrumarte, cariño, no vale la pena, acepta lo que sientes por él, sé que es difícil, pero créeme que cuando lo haces... —soltó un largo suspiro, recordando su primer amor y con quien había decidió compartir su vida para siempre—, es como vivir en un sueño, es hermoso, así que no niegues lo que sientes, ¿bien?

Pero Yoongi no sabía si era correcto aceptar lo que siente por Park Jimin.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top