30

Con desinterés picaba la comida con los palillos que sostenían sus dedos, la hora del almuerzo había llegado y él se encontraba solo, pero solamente había una razón por la que quería encontrarse solo, y esa era que no tenía muchas ganas de escuchar los comentarios de Namjoon, sí, es su amigo, pero por el momento lo quiere lejos, solamente un poco, detesta que la mayor parte del tiempo le recalque una y otra vez ese estúpido apodo que Park Jimin le había puesto, había dejado de ser divertido para Yoongi, y paso a ser un fastidio total, porque Namjoon lo decía a modo de burla, o inclusive en un tono mucho más duro, como si quisiera recordarle que esa simple palabra, decía lo mucho que estaba bajando la guardia, pero solamente era eso, una palabra, nada más.

Mientras que Yoongi miraba con desinterés su comida y sentía como poco a poco perdía el apetito, no notaba que alguien más, que de igual forma se encontraba solo, no apartaba su mirada de él, Jimin llegó a la cafetería con la esperanza de encontrar un poco de sopa instantánea, últimamente le esta encantando más de lo usual, pero no se queja, cuando llegó no pudo evitar mirar a Yoongi, y fruncir el ceño al percatarse de que su rostro en verdad decía claramente lo desanimado que se encontraba, además de que se encontraba solo, ni siquiera ese mastodonte de Namjoon se encontraba allí como su guardaespaldas personal, no, Min Yoongi en verdad se encontraba totalmente solitario allí, con su bandeja de comida —al parecer era bulgogi y sopa de huevo—, ¿qué le pasaba?

¿Acaso Yoongi no se estaba percatando de que la comida fría jamás sabe tan bien como la comida recién preparada?

Quizás Jimin estaba tomando demasiado en serio las acciones de Yoongi, o quizás era por el simple hecho de que le fastidiaba que las personas dejasen enfriar la comida, pero no pudo más, rodo los ojos, soltó un fuerte resoplido y con su vaso repleto de sopa instantánea, se encamino hacia la mesa en donde se encontraba Yoongi, y sin pedirle siquiera permiso, tomo asiento justo frente a él.

—Deberías de comer eso antes de que se enfríe —Yoongi dejo de picar la carne con sus palillos al escuchar esa voz, no necesitaba levantar la mirada para percatarse de quien se trataba.

Definitivamente Yoongi estaba considerando muy seriamente que el destino en verdad lo odiaba con todas sus fuerzas, porque definitivamente no quiere que descanse de la presencia del chico más tonto de todo el colegio, y eso lo saca de sus propio cabales, pero tampoco era como si tuviera ganas de discutir, sin más soltó el aire que estaba reteniendo por la nariz, y levanto la mirada encontrándose con los ojos marrones de Park Jimin totalmente enfocados en su persona, ¿acaso ese chico no tenía nada mejor que hacer?

—Piérdete, Park —menciono Yoongi.

—No, Min.

Sí, definitivamente el destino lo odiaba.

—¿Qué quieres?

—Seré sincero —empezó a hablar Jimin—, no pude evitarlo, pero me llamaste la atención de inmediato en cuanto entre a la cafetería —se encogió de hombros—, ¿sabes? Es extraño verte aquí, sin probar un bocado por más de diez minutos, y sin tus amigos inseparables.

—¿Me estuviste viendo todo este tiempo? —Jimin dio un asentimiento—. Eso es muy acosador de tu parte.

—No es acoso —rodo los ojos—, solamente llamaste por completo mi atención, y no es como si te estuviese mirando todo el tiempo, no te creas tan especial —Yoongi soltó un pequeño bufido.

—Me importa un comino si soy o no especial para ti, Park —por supuesto el mencionado lo sabía perfectamente—, ahora déjame en paz.

—No.

—¿Qué? —Yoongi apretó levemente los palillos entre sus dedos—. Lárgate y déjame tranquilo, no necesito de la compañía de nadie, y mucho menos tú.

Jimin soltó una risa al escucharlo, bien, quizás Yoongi no se encontraba para nada en un estado depresivo, no igual como la ultima vez, porque ahora mismo se mostraba totalmente reacio a su presencia, por supuesto Yoongi siempre lo quiere lejos, no es algo que le moleste, inclusive le parece muy divertido ver las expresiones de Yoongi ante su presencia.

—Me iré hasta que comas un bocado de esa comida.

El de piel nívea frunció levemente el ceño, Yoongi no lo entendía, era demasiado interés el que Park Jimin estaba poniendo con él, y definitivamente no se trataba de algo que fuera mucho más agradable, sino que era un hecho totalmente absurdo, Jimin no tenía porque prestarle atención, sabe como se comporta ese chico y no quiere tener nada que ver con él.

—¿Comerás? —Jimin lo saco de sus pensamientos—. Sino lo haces, entonces me quedaré aquí haciéndote compañía.

—Puedo cambiarme de mesa.

—Iré a donde vayas —le mostro una tenue sonrisa—, y créeme, no me importa si te vas a un lugar al que yo le tenga repudio, porque estaré allí.

—Eres tan extraño —comento Yoongi y Jimin no pudo evitar reírse levemente, de algún modo, Yoongi quería sonreír, pero no lo haría, la situación le parecía ridícula, pero de algún modo, la presencia de Park frente a él diciéndole esas palabras tan tontas, no le parecía desagradable—, quédate si quieres, pero no me fastidies.

—Entonces —Jimin llevo sus palillos hacia la comida de Yoongi—, ¿no comerás?

La comida siempre será sagrada, y Yoongi lo sabe perfectamente por eso cuando vio que los palillos sucios de Park Jimin —los cuales Yoongi sabía perfectamente que incluían el asqueroso ADN de ese idiota—, se estaban acercando a su comida, no pudo evitar sentirse asustado, sus ojos se abrieron como platos y en un movimiento rápido, choco sus palillos contra los de Jimin para alejarlos de su comida.

—¡Ni se te ocurra hacer eso, Park! —el mencionado sonrió ladino ante esa actitud.

—Vamos, gatito —canturreo Jimin—, sólo un pequeño trozo de carne ¿sí?

—Ni loco te daré de mi comida —miro la sopa instantánea que Jimin tenía—, además tu ya tienes lo que vas a comer.

—Sí, pero no hace mal comer un poco más —le regalo un guiño haciendo que Yoongi frunciera el ceño—, no seas egoísta conmigo.

—Es mi comida.

—Quiero un poco.

—No te daré.

—Por favor, gatito —Jimin no dudo en juntar sus manos, suplicando—, ¿sí? Aunque sea un poco, prometo que no te pediré más.

—No.

—Eres tan terco.

—¿Yo soy terco? —rodo los ojos—. Deberías de verte a ti, tonto.

Jimin volvió a soltar una risa.

—No le veo lo divertido.

—Tú eres divertido, gatito gruñón —Yoongi sin querer se había olvidado de sus conversaciones con Namjoon.

Quizás Park Jimin no era tan mala compañía.

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