.Happiness [final]

Un Año Después–

—Hola, perro.

Apreté tus cartas con fuerza en mis manos. Me mantenía cabizbajo, no tenía fuerza suficiente para alzar la vista y verte ahí, frente a mí.

No respondiste.

—Bueno, em —empecé a ponerme nervioso, sentí que en cualquier momento caerían las lágrimas. Inhalé fuerte, aún sin voltear a verte—. Yo... pasaba a darte estas cartas. Las escribí hace un año, pero... creo que es mejor que tú las conserves.

Seguiste sin responder.

Una ligera brisa de viento corrió por mi rostro, intentando darme ánimos.

—Todavía te extraño —solté finalmente.

Sonreíste.

No te vi hacerlo, pero te conozco lo suficiente como para saber que tus comisuras se alzaron con ternura.

Y yo también me permití hacerlo.

—Perdón por no haber venido antes, he estado ocupado. Te alegraría saber todas las cosas que he hecho —continué, sabía que no responderías. Me senté en el suelo frente a ti—. ¿Recuerdas que querías adoptar un perro? Pues hace dos meses fui al centro de adopciones y ahora tengo un pequeño Boston Terrier. Es muy entusiasta, algún día lo traeré para que lo conozcas...

Y así pasó una hora en la que me la pasé contándote cada anécdota que me había sucedido en esos dos años, evitando contar el primero.

Casi pude sentir que nada había cambiado, que todo era igual que antes, como cuando hacíamos piedra papel y tijera para saber quién elegiría la música de esa tarde, o cuando te escondía tus utensilios de dibujo en el refrigerador, o cuando discutíamos porque el azúcar se había terminado.

Casi.

Acaricié los sobres de mis confidentes, ansioso. Estoy aquí para entregártelas, pero ahora empiezo a dudar porque sé que en cuanto las suelte, derrumbaré el pilar que impide mi felicidad. Y no sé si esté preparado para eso.

Pasé encerrado tanto tiempo entre la tormenta que ahora le temo al sol.

Pero no puedo rendirme tan fácil. No después de todo lo que he hecho.

Eché un vistazo por encima de mi hombro, buscando a mis amigos. Se suponía que ellos estarían observando desde lejos. Y ahí seguían, a unos metros de distancia dentro del auto apagado. En cuanto vieron que los buscaba hicieron ademanes exagerados con sus manos para incitarme a seguir.

—Eres muy valiente —sentí tu susurro.

Pero no lo soy. Si lo fuera no estaría al borde de las lágrimas de nuevo.

Mi Mike —recordó mi mente.

—Perdón —me disculpé mientras me levantaba sacudiendo mi pantalón—, perdón. No puedo seguir aquí.

Seguía sin observarte, pero estaba seguro de que tenías esa mirada llena de pesadumbre. Esa mirada que tanto odio ver en ti.

Un pequeño escalofrío recorrió mi espina dorsal. Traté de sonreír.

Y por primera vez en todo ese tiempo, elevé la mirada para encontrar la tuya.

Fue peor de lo imaginaba.

Javier Lopez
1992-2016
"Gracias por una vida llena de locuras"

Solté un suspiro tembloroso.

Deposité las 14 cartas a un costado de la lápida, junto a un jarrón con una capa de polvo en el que descansaban dos tulipanes blancos, seguro los habrán traído alguno de los chicos.

Me recordé mentalmente que tenía que venir a arreglar el pequeño espacio destinado para tu descanso eterno. Me quedé observando por un tiempo. No se cuánto pasó, pudieron ser unos minutos o unas horas.

Imaginé tus ojos, tu sonrisa, tu cabello, tu piel. Es increíble que aunque haya pasado tanto y a la vez tan poco tiempo, yo siga enganchado a tu recuerdo.

—Vendré a verte otro día —murmuré con una pequeña sonrisa.



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top