Mente 32

La situación no era la mejor.
Lo había dicho. Había dicho lo que lo había atormentado por tanto tiempo, después de dar a conocer sus sentimientos por su menor.

Quizás debió ser mas suave o buscar palabras mas delicadas al momento de hablar con JiMin, el menor estaba impactado y rehuía su mirada.

- ¿Cómo...?- dijo en un pequeño susurro audible.

- No lo sé...- respondió, sin siquiera atreverse a levantar la mirada. Se sentía tonto, idiota...- Solo pasó...

YoonGi realmente se imaginaba otro panorama, pero ver a JiMin con lágrimas en sus ojos, y con cara muestra de confusión y decepción calaban a todo su sistema. Se reprendía, pero esto era lo mejor, trataba de convercerse así mismo que había hecho lo correcto.
Se sentía que algo haba escapado de su pecho, una culpabilidad que el mismo se impuso siendo reemplazada por el dolor de ver a JiMin tan mal por la situación.

- Tú... siempre lo supiste todo...- el susurró adolorido de JiMin le hizo levantar su cabeza para solo asentir, quizás debía explicarle que no era su culpa, que solo pasó. Podía escuchar sus pensamientos aunque al principio no supo identificar de quien era la voz dentro de su cabeza.

- Es algo complejo...- se animó a hablar- Yo no quería, una mañana desperté con mi cabeza revuelta, podía escuchar como alguien hablaba pero no supe identificar quien era... JiMinnie... yo, lo siento... quería que lo supieras porque yo también me sentía extraño, y no quería malos entendidos luego... solo...

Sus palabras quedaron en el aire cuando la puerta de su habitación sonó. JiMin ya no estaba en su cuarto de hotel. Desganado se dirigió a su habitación, dejando la comida de la cena sin tocar. No tenía ganas de comer, o siquiera probar un bocado.

Y antes de que lo supiera ya estaba llorando, lloró por ver el rostro de la persona que quería, triste, con un tinte de decepción, lloró porque le dolió saber que quizás a partir de ese momento tendría que controlar sus deseos de abrazarlo o preguntarle que tal su día, tendría que controlar el anhelo de besarlo al despertar.

YoonGi se arrpentía y maldecía, enojado consigo mismo por saber que el podía escuchar aún los pensamientos del que consideró su chico. No quería eso. No lo necesitaba.

Se odiaba por haber traicionado la confianza que JiMin había puesto en él. Podía incluso escuchar sus sollozos en su mente, o quizás esto solo era mas tortura para él.
De seguro alguien se estaba burlando de su sufrimiento.
Entregandole la persona que amaba y esa facultad de telepatía que no quería.

Pero...

Una parte de él, le hizo saber que había hecho lo correcto, que antes de preguntarle si quería ser su novio, en un futuro adoptar juntos a tres traviesos que durmieran como él, le haya dicho la verdad.

No era la mejor persona por soltarlo de esa manera. JiMin tenía sus razones para no querer verlo, quizás para decirle que se alejara, que se fuera lejos y no regresara. YoonGi estaba imaginando los peores escenarios al momento de tener que enfrentarse con JiMin de nuevo.

Ya no iban a haber noches para dormir abrazados, ya no tendría las sonrisas que le alegraban los días cansados luego de tantos ensayos.
Ya no iba a tener esos besos que lo llevaban al cielo y hacerle sentir cálido y fresco.
Él podría definir cada beso que tuvo con JiMin, como una de las mejores experiencias, era ir al cielo y navegar entre astros y estrellas, era estar contemplando un amanecer en silencio, era recibir la brisa fresca de la tarde que anunciaba una llovizna. Un beso con JiMin podía igualarse un poco a esas sensaciones, comparable nada más a la idea de tomar su mano o abrazarlo.

Era cruel...

El destino lo odiaba seguramente. Y su mente no ayudaba...
Podía escucharlo... podía escuchar sus pensamientos aún en medio de su llanto y dolor. Sentía que algo quemaba al escuchar cada uno de ellos, su cabeza comenzaba a dolor horrores y la ausencia de JiMin, lo empeoraba todo.

JiMin había sido una de las personas que mas había admirado, y de la cual se había enamorado, por su esfuerzo y sencillez y por esas bromas y chistes que solo él mismo entendía. No tenerlo en su vida, era... doloroso...

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