Coral pensó que Tristan era un estúpido y tenía razón. De esa manera no la iba a contentar por una notita que comenzaba a ser algo de ellos que era algo único y especial. Sin embargo no se iba a tentarse el corazón para perdonarlo. Odió con locura el gran desplante que le había hecho el día anterior.

La rubia sentía que su nueva amiga se moría por interrogarla, así que susurró antes para que dejará el tema.

—Déjalo, no tiene caso.

La clase siguió su curso como comúnmente lo hacía. La rubia apuntaba todo lo que le parecía importante y preguntaba sobre las cosas que no lograba entender. Una perfecta estudiante, sin duda alguna. Eso lo pensó el pelinegro que no dejaba de prestarle atención alguna.

Y le pareció bastante extraño que su mensaje de parte de ella insultándolo no llegará. A pesar de haber recibido tres mensajes se estaba haciendo una costumbre que necesita en sus clases de químicas.

—¿Tu crees que este enojada? —cuestionó interesado el pelinegro con su ceño fruncido.

Zack asistió con la cabeza dramáticamente.

—Pues me da mucho gusto.

Para él esa frase no había tenido ni un gramo de coherencia. Pero sí estaba seguro de algo; ese día extraño el mensaje de insulto porque sabía que la había molestado.

Nada. No había recibido nada.

Cuando el maestro dio por finalizada la clase, dio permiso que todos se salieran del salón. Coral tomó todas sus cosas en su mochila y la colgó en su mochila.

—¿Qué vas a hacer? —preguntó Lana mientras ambas salían de la habitación y caminaban entre la multitud de los estudiantes.

—Ahora tengo una práctica en el gimnasio con las porristas ¿y tú?.

Lana acomodó sus lentes en su cara, frunció el ceño cuando recibió un mensaje a su celular y lo leyó. Casi le da un paro cardiaco cuando lo que lee esta lleno de faltas ortográficas. ¿Y hará el proyecto final de Literatura con él, Finn?. Sin duda el mundo estaba en su contra.

—Tarea —se encogió de hombros —, nos vemos luego. —Giró sobre sus talones para ir en dirección contraria a la chica.

Coral empezó a caminar al gimnasio, ahí había un casillero con su ropa de cambio para entrenar. No era la capitana y hasta cierto punto le agradaba porque eso era una carga bastante pesada.

Alexa la visualizó y corrió hasta ella. Stacy, como era de costumbre se quedo embobada en su celular.

—Co, ¿vas a tu práctica?.

Coral asistió.

—Perfecto, ¿recuerdas que quise meterme al periódico?. —Suspiró con pesadez —, te necesito; para sacar una linda foto y dársela a la Jefa.

—Tu puedes ir a la practica, no te vayas a preocupar. Igual las chicas son dulces y les encantará salir en el periódico escolar.

Stacy al no sentir la presencia de su amiga, la buscó con la mirada y corrió hacia ella para saludar a la rubia con un beso en la mejilla.

Tristan iba pasando con la diferente destino y esta vez, fue ella quien lo ignoró por completo. Aunque para ella, él debió de hacer lo mismo. Pero no fue así, estaba estudiándola con lujo de detalle para poder saber tratar con ella ¿y por qué lo investigaba si él no tenía interés de convivir?.

—¿Qué tienen ustedes dos, eh? —preguntó divertida Stacy.

Coral se encogió de hombros.

—Te digo que hay gato encerrado en tus mensajes, ese Tristan esconde algo —continuó la misma chica.

—Eres negativa, Sty —regañó Alexa.

—Realista —corrigió.

—No importa, él esta bien tonto. No puede querer tratarme bien y luego mal; hor me dijo "no soy Batman ni superman, pero sí tu héroe" ó algo así.

Alexa soltó un ruido lleno de ternura y suspiró como enamorada.

—No, no suspires traidora.