Yo nunca

— ¿Jugar? ¿A que quieres jugar?

— No lo sé, ¿yo nunca? El que lo hizo paga con un shot.

— No tengo alcohol aquí. Si quieres puedo bajar...

— Ni se te ocurra salir de este cuarto — soltó una pequeña risita avergonzado al darse cuenta de lo desesperado e impulsivo que fue su reacción, pero se tranquilizó al ver la sorpresa y el deseo en los ojos de el otro chico —. El que lo hizo paga con una prenda, solucionado — una sonrisa traviesa se extendió por su rostro, y Minho imitó el gesto.

— ¿Y si gano, qué me das?

Jisung deslizó su mano por la nuca de Minho, luego por su brazo, hasta alcanzar su mano y juguetear con sus dedos. El tierno gesto en medio de tantas palabras sugerentes hizo que el corazón de Minho se acelere.

— ¿La posibilidad de verme desnudó no es suficiente premio? — Minho casi se atora con su propia saliva al escuchar eso, y el menor volvió a soltar una risa dulce, cambiando su voz a un tono mucho más suave — Mentira. Ganas un beso — añadió, sus ojos brillando en anticipación.

— ¿Solo uno?

— Dos — Jisung entrelazó sus dedos con los de Minho —. Un beso en la boca — lo miró a los ojos con gesto inocente —, y otro en donde tú prefieras.

La sonrisa de Minho se hizo más grande. Estaba adorando este lado juguetón de Jisung, el cual no había explorado mucho en el pasado. Solía ser más tímido, solamente tomaba este tipo de iniciativas cuando estaba verdaderamente cegada por la lujuria, o había algo de alcohol de por medio. Pero tenerlo de esa forma, hermoso, coqueto, y desbordando confianza, estaba haciendo que las rodillas de Minho tiemblen.

— ¿Y si ganas tú?

— Te pondré un castigo.

— No es justo. ¿No quieres un beso también?

— No seas impaciente, Minhonnie. Yo decidiré el castigo. Tranquilo, no será nada muy malo.

— Ese "muy" me asusta un poco.

— Confía en mí — Jisung apretó sus dedos juntos mientras la miraba a los ojos.

Minho soltó un suspiro y asintió. Se separó de Jisung y se sentó en la cama.

— Está bien. Ven aquí.

— Ni creas que me vas a llevar a la cama tan rápido.

Minho rió y sintió que el calor subía a sus mejillas. ¿En qué momento su dulce Jisung se había convertido en este sueño de hombre?

— Solo quiero que te pongas cómodo para jugar.

— Prefiero comenzar desde aquí — balanceó sus piernas y bajó la mirada, para soltar sus siguientes palabras en un susurro —. Me gusta cómo me miras.

— Me gusta mirarte.

Se quedaron en silencio durante unos segundos, mientras se miraban a los ojos. Estaban disfrutando de la presencia del otro, como si tuvieran todo el tiempo del mundo para ellos dos. A Minho le importaba poco o nada que en el primer piso de su casa hubiera una fiesta sin supervisión; de hecho, ya casi ni recordaba que había una fiesta. En su mente solo existía Jisung, la sonrisa de Jisung, las provocaciones de Jisung, la cintura de Jisung, el recuerdo de Jisung gimiendo su nombre. Sentía tanto que estaba abrumado, y estaba disfrutando de esa adrenalina. La situación lo estaba hirviendo a fuego lento, y lo volvía loco. Jisung estaba jugando con el de una manera increíblemente descarada, y eso lo hacía desearlo más que nunca.

— Bueno, yo comienzo — el menor rompió el silencio con una sonrisa —. Yo nunca he besado a una chica.

— Orgullosamente invicto.

— ¿En serio?

— Desde un inicio me gustaron los hombres. Luego de besar uno, ¿crees que siquiera me interesó en mirar a una mujer?

Jisung rió.

— Buen punto. Te toca.

— Yo nunca he tenido novio.

— No me jodas. ¿En serio nunca?

Minho se removió un poco y desvió la mirada.

— Nunca he llegado a nada serio, sí he salido con chicos, pero jamás llegué a formalizar.

— ¿Y no hubo ninguno que te guste lo suficiente como para algo más?

El mayor suspiró, y levantó el rostro para mirarlo a los ojos.

— Uno, hace tiempo. Me gustaba muchísimo.

— ¿Por qué no intentaste algo con el?

— Me intimidaba un poco, y también pensé que se merecía algo mejor, algo estable en el tiempo, y en esa época no le podía dar eso — se pasó la mano por el cabello, un poco nervioso. — Pero bueno, eso no importa ahora. Tú no contestaste.

— Yo sí tuve un novio.

— ¿Era bueno?

— Sí. La pasaba muy bien con el.

— ¿Y qué pasó?

— No era mi persona. Lo quería mucho, y era realmente bonito, pero no me imaginaba el resto de mi vida con el. Y también... no podía evitar pensar en alguien más.

— ¿Te gustaba alguien más en ese momento?

— No, no diría que en ese momento... y tampoco sé si me gustaba. Pero en mi cabeza... — desvió ligeramente la mirada — en mi cabeza estaba constantemente alguien de mi pasado. Y me imaginaba cómo habría sido si las cosas hubieran pasado diferente.

— ¿Diferente como...?

— Diferente si me hubiera atrevido a invitarlo a salir, o el a mí. Si hubiera tenido el valor de hablar de sentimientos y no solo enterrarlos y fingir que era un juego de niños.

Minho sintió que su corazón se saltó un par de latidos. Jisung estaba sonrojado, y sus ojos coquetos habían cambiado por unos grandes ojos de cachorrito. ¿En serio estaba pasando lo que Minho creía que pasaba? ¿Se estaba refiriendo a el?

Mientras se esforzaba en ordenar sus ideas y seguir la conversación, Jisung repentinamente se enderezó, acomodó su cabello, y retomó su actitud encantadora. Minho no entendía su facilidad para actuar como si nada pasara, pero decidió seguir haciendo lo que ya había aceptado: dejar que el menor tome el control de la situación, y solo seguir el ritmo que el marque.

— Bueno, yo perdí, así que me toca pagar prenda.

— ¿Tengo que escoger yo o...?

— Te daría los honores, pero no, así que tendrás que conformarte con eso — contestó entre sonrisas provocativas, mientras se ponía de pie y caminaba hacia Minho —. Pero para que no te sientas triste — llegó hasta el pelinegro, lo tomó de la mano y lo puso de pie —, vas a quitármelo tú — completó en un susurro, mientras giraba para darle acceso al cierre.

Minho tocó el cabello de Jisung delicadamente. Se maravilló con la cercanía de su cuerpo, tan delicado y masculino como lo recordaba. La camiseta se unía en un lazo a la altura de sus omóplatos, dejando al descubierto su espalda, por lo que mucha piel quedaba expuesta a la vista de Minho.

Supo que Jisung estaba sonriendo, y aprovechó la situación para demostrarle que el también podía jugar si quería. Llevó sus manos al lazo, pero en vez de desatarlo, dejó caer sus dedos a lo largo de la columna del menor. Jisung se estremeció, e inconscientemente se recostó un poco sobre su acompañante, quien notó la reacción y sonrió con suficiencia.

Los dedos de Minho acariciaron toda la piel que encontró en su camino solo con la yema de los dedos. No se detuvo, dejó que sus dedos sigan bajando por la curva de su trasero hasta llegar al inicio de sus muslos. Cuando sintió que Jisung se impacientaba, subió nuevamente para tomar el nudo y desatarlo con delicadeza.

Sin desabrocharlo por completo no podía ver mucho, Sin poder resistirlo más, se inclinó y dejó que sus labios acaricien la piel de su espalda baja. Jisung jadeó.

— Minho...

— Shh. Espera.

Sin tomarse mucho tiempo, subió con suaves besos por su columna, tan delicados que se sentían como roces. Llegó hasta el lazo y tomó una de las tiras de tela entre los dientes, jalándolo para terminar de soltar el nudo. Llevó las manos hasta la ahora floja prenda y ayudó a Jisung a deslizarlo por su cuerpo hasta que estuvo completamente fuera. Antes de que pudiera pensar en tocar algo más, la risa traviesa de Jisung lo sacó de sus pensamientos, y lo próximo que vio fue como el chico regresaba a sentarse sobre el escritorio, mientras el se quedaba parado y estupefacto frente a la cama.

Jisung se volvió a subir a la mesa, cruzó sus piernas y apoyó una mano atrás, dándole a Minho una amplia vista de su cuerpo. Llevaba un conjunto de lencería rosado bebé, con delicados detalles de encaje y flores. No era extremadamente pequeño o revelador, pero proyectaba de manera perfecta la imagen dulce pero seductora que Jisung quería transmitir. Disfrutó de como el pelinegro se lo comía descaradamente con la mirada, con una sonrisa en el rostro.

— ¿Te gusta? — cuestionó con voz melosa, mientras movía sutilmente las piernas y las cruzaba en sentido contrario.

— ¿Tenías planeado algo esta noche, Jisung?

— Tal vez — sonrió —. O tal vez solo quería estrenar este conjunto tan bonito. Me gusta el rosado, ¿a ti te gusta?

Minho se encendió aún más al enterarse que el conjunto era nuevo. ¿Se lo habría comprado específicamente para ese día? ¿Jisung pensó en la posibilidad de ese
encuentro tanto como el?

— ¿Es una pregunta con truco?

— Tal vez — Jisung volvió a reír, y Minho gruñó. — ¿Te gusta, Honnie?

— Mucho.

— Esperaba que sea de tu agrado — soltó como si nada, y Minho sintió que sus dedos cosquilleaban de tantas ganas que tenía de tocarlo; sin embargo, no hizo ademán de moverse. Le encantaba la tensión y lo sexy que era la situación —. Me toca. Yo nunca me he tocado pensando en alguien que conozco.

— No te creo.

— Ya, lo acepto — rió de nuevo —. Pero me tienes que dejar pasar una, yo solo tenía tres cosas puestas, y tú cuatro. Así que estamos a mano.

— Eres travieso, Han.

— Y te encanta. Ahora tienes que responder.

— Sí lo he hecho — contestó mirándolo a los ojos, confesando algo sin decirlo directamente. Jisung pareció entenderlo, porque su sonrisa creció.

— ¿Más de una vez?

— Más de lo que quisiera.

— Wow, Minho. Qué pensarían todas tus conquistas de esto.

— De hecho, fue por una sola persona.

El menor estaba encantado. De cualquier otra persona esta situación le habría desagradado demasiado, pero que venga de Minho era todo lo que quería.

— Prenda, guapo.

Minho tomó el borde de su camiseta e hizo el ademán de subirlo, pero rápidamente fue interrumpido.

— No, no. Yo tengo que escoger.

— No es justo, yo no escogí.

— Vamos, solo tenía un conjunto de cuerpo completo. Y te gustó. No hubiera sido emocionante de otra forma.

El mayor suspiró en derrota. Jisung tenía razón (y aunque no la tuviera, sabía que probablemente se lo hubiera dado de todos modos).

— Ya, bueno. Escoge.

— Los calzoncillos.

— Ese no es el orden de las cosas.

— Es bueno romper un poco el orden. Vamos, tiene que irse — y nuevamente esa sonrisa coqueta que tenía a Minho con los nervios a tope.

Sonriendo de vuelta, Minho llevó una mano a su pantalón y desabrochó la prenda. Hizo una pequeña maniobra para quitar los bóxers, y retiró los calzoncillos sin quitarse la prenda superior. Jisung no fue nada discreto cuando inmediatamente bajó la mirada a su miembro y se mordió el labio. El miembro de Minho era grande y grueso, la tela negra transparentaba ligeramente, y su pene endurecido quedó expuesto a la mirada de su compañero. Se sintió poderoso y sexy ante el evidente deseo de Jisung. Minho siempre fue un hombre seguro de su físico, pero mostrarse de esta manera ante el protagonista de todas sus fantasías lo hacía sentir vivo de una forma que nunca había sentido antes. Dejó que Jisung lo mire unos segundos y luego continuó el juego.

— Yo nunca he mandado nudes.

— Nunca — Jisung rió ante la expresión de sorpresa genuina que se dibujó en el rostro de el mayor —. En serio, nunca.

— ¿Algún motivo en específico?

— ¿Además de que no me atrae la idea de mis fotos desnudo dando vueltas por el internet? No sé, supongo que sí lo haría, no es algo a lo que me cierro. Me parece sexy. Es solo que no se dio nunca la situación en la que me siento en plena confianza como para hacerlo.

— ¿De verdad nunca?

— Hubo una sola vez en la que realmente quería hacerlo, pero no lo hice.

— ¿Por qué no?

Las mejillas de Jisung se tiñeron levemente de rojo, pero eso no borró la sonrisa coqueta de su cara. Miró a Minho fijamente a los ojos, sin dejar de jugar con sus piernas.

— Porque el chico a el que le quería pasar mis fotos nunca me las pidió.

— Oh.

Minho se sentía incapaz de pensar en algo coherente. Tenía miedo que sea su mente la que esté malinterpretando todos esos comentarios sugerentes de Jisung, pero eran demasiado directos como para ser coincidencias. Todas esas confesiones lo abrumaban, y se recriminaba a sí mismo por no haberlo visto años atrás.

— Voy yo. Yo nunca he usado un juguete sexual.

— No sabes de lo que te pierdes.

— ¿Ah, en serio? Me ha ido bien sin ellos.

Minho se relamió los labios y soltó una sonrisa ligeramente avergonzado.

— Tienen su encanto. Pero hay algo mejor.

—¿Qué cosa?

— ¿Te digo o te muestro?

Jisung se sonrojó y llevó una mano a su rostro.

— Maldita sea, Lee. No te vas con juegos.

— Ya sabes cómo son las cosas, bonito.

El menor rió porque encontró ridículo avergonzarse de esa forma a esas alturas, pero no pudo evitarlo. El comentario de Minho lo había agarrado algo desprevenido.

— Contesta. ¿Te digo o te muestro?

— Eso te lo voy a responder en un rato. Ahora la prenda.

— Tú no perdonas ni una.

— No — sonrío travieso con un gesto casi infantil, y Minho pensó que era realmente precioso —. La camiseta. Fuera.

Minho se puso de pie frente a la cama. Miró a el menor a los ojos mientras soltaba los botones de la prenda, y luego jugueteó un poco con los bordes antes de quitárselo. Salió de el y se emocionó al levantar la mirada al ver que Jisung se mordía la punta del pulgar inconscientemente, sin despegar sus ojos de sus marcados músculos. Tomó la pequeña ventaja como una oportunidad de jugar el también.

— No hay que ser desordenados — comentó, mientras se agachaba a recoger su camiseta y la de Jisung. Aprovechó en inclinarse de manera provocativa, dándole a el menor una amplia vista de sus músculos contrayéndose, Jisung pensó que las piernas tonificadas y el culo redondo de Minho lo hacían ver sexy.

Minho dejó la ropa en una esquina de la cama y se volvió a sentar. Se sentía cómodo y seguro de sí mismo, se apoyó con sus manos detrás de su espalda y relajó las piernas, dejando que se separen ligeramente. Jisung, por el contrario, presionó las suyas más juntas aún, gesto que no pasó desapercibido por el pelinegro.

Hola, disculpen por solo publicar un capituló no se que paso con mi Wattpad que me borro los que tenia preparados pude recuperar este y la mitad del otro, prometo que para el día de mañana tendrán cinco capítulos en total, los dos de hoy y tres de mañana <3

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