Problemas de manada

-¿Entonces... Nos quedamos con "camino al infierno"?-, sugirió Boyd, levantando el cd-. ¿O con "terror en la montaña"?-. Y levantó la otra mano.

-Nooo, vamos a ver  Dulce Venganza, dale...-, pidió Erica, mirando a todos los presentes en la habitación con súplica en sus ojos. Juntó sus manos como si estuviera rezando-... ¡Por favoor!-.

-Ibamos a ver una de terror-, se quejó Jackson, cruzando los brazos sobre su estómago, visiblemente molesto. -Es de terror, tonto. Pero no creo que debamos verla-. Dijo está vez Cora.
-Mejor veamos algo que disfrutemos todos; no creo que Isaac pueda dormir  a la noche si vemos algo muy... gráfico-. Explicó, suavizando su tono de voz.

La pelinegra se había encariñado mucho con el rizado en el tiempo que estuvó en el loft. En realidad, había creado muchos lazos, hasta con la misma Erica. Pero Isaac definitivamente se ganó su corazón. Sabía que el rizado tenía un crush con ella; siempre era amable -aunque tuvo una faceta "rebelde"por un tiempo-. Él la confió su historia; le contó sobre su padre, su hermano, incluso su madre. Todo a su debido tiempo. Cora confiaba en Isaac aún más que en Derek, eran, en pocas palabras, amigos. 

Y en momentos cómo estos, Cora era la voz de Isaac. Ella se hizo cargo de estar con él cuando tenía pesadillas, horribles pesadillas. Si Isaac tuvo un día feo, se despertaba con la imagen de su padre en la mente, encerrándolo y dejándolo en el sótano. Incluyendo películas.

-¿Por qué todo tiene que girar alrededor de Isaac? ¿No puede ver la maldita película con nosotros? ¡Que no la vea, entonces! Nadie lo invitó, de todos modos-, rugió Jackson, agitando los brazos por encima de su cabeza.

-¡Ey! No digas eso, Jackson. Todos sabemos los problemas que tiene Isaac, no es su culpa ser un bicho raro-. Bromeó Erica. haciendo reír a los  presentes, a excepción de Cora, por supuesto. Es culpa de las hormonas, se repetía la pelinegra, aguantándose las ganas de matar a alguien. -Bien chicos, no es gracioso, dejen de decir eso, no sean tan odiosos-, replicó, cruzándose de brazos. 

-Pero es cierto. Isaac no es un bebé, puede cuidarse solo-, objetó Boyd, metiéndose en la discusión-, No es nuestra culpa que tenga complejos de niño golpea...-. El morocho se calló cuando escuchó un gimoteo angustiado desde la cocina. Un silencio incómodo se formó cuando Isaac salió disparado y con la cabeza agacha al piso de arriba. Nadie dijo nada después de eso. 

-Son todos una bola de idiotas-, bramó Cora, saliendo detrás de el rizado. Subió la escalera caracol con rapidez, sintiendo pena por su amigo. No era su culpa tener miedo de vez en cuando, sólo era un cachorro perdido. Además, a todos les dan miedo las películas de terror. ¿Por qué se la agarraban con Isaac?. 

-Isaac, amigo, abre la puerta, eh...-, pidió la morocha, después de intentar abrir la puerta en vano. Intentó escuchar algo, pero no había ningún ruido proveniente de la habitación. -Isaac...- intentó de nuevo, sin obtener respuesta.

La puerta del loft se abrió estruendosamente, y un ¨¡Llegó el tío Peter !¨ resonó por todo el lugar. Cora se mordió el labio... Bueno, la relación que tenía con su tío no era la mejor, pero él siempre fue un buen oyente cuando ella lo necesito, así que al vez podría ayudar ahora. 

Miro la puerta indecisa, pero de todas maneras se apresuro a bajar-. ¡Peter!-, exclamó, llamando su atención. Él la miro y frunció el ceño, luciendo confundido-. Cora, hasta pareces feliz de verme, ¿qué paso? ¿Te lastimaste?-. Inquirió, tomándola por los brazos cuando ella estaba lo suficientemente cerca, para revisarla. 

-MM, no, yo no. Pero Isaac se encerró en su cuarto, y ahora no quiere salir-. Explicó hablando sin respirar. 

-Mh, ya veo. Se puede saber por qué está allí o...-, dejó la frase al aire, esperando una respuesta. Aunque la mayoría de la veces Peter actuaba como un idiota, se tomaba las cosas de familia muy enserio. Pero prefería mantener eso en secreto. 

-Estábamos eligiendo una película, todos querían ver una de terror, pero es dije que era mejor no verla, porque a Isaac le dan miedo. Entonces Jackson dijo que Isaac ni siquiera estaba invitado, Erica dijo que Isaac era un bebé, y Boyd que tenía complejos de niño golpeado-. Tomó una respiración antes de continuar, e inspeccionó la sala. Los tres nombrados, quienes seguían en el sofá, miraban el suelo con una expresión de culpabilidad enorme, pero eso no la detuvo-. Isaac estaba en la cocina, y luego salió corriendo. Y ahora no quiere abrir la puerta. 

Peter se quedo en silencio por un tiempo, asintiendo con la cabeza con disconformidad.

-Antes que nada, enseñaré algunos modales que al parecer mi sobrino no quiso compartir con ustedes-. Levantó  dos dedos, haciendo jarra con el brazo izquierdo-. Isaac tendrá hambre en algún momento, así que no nos preocupemos por él-, dijo, sabiendo que de todas maneras tedría que obligar al cachorro bajar. -Y tres, Cora, será mejor que salgas para evitarte traumas-. Le recomendó a su sobrina, quién después de inspeccionar por última vez a sus amigos, salió corriendo. Peter ladeo la cabeza, y suspiró profundo. Le había agarrado una especie de cariño raro al rizado, lo veía como a un bebé que tenía que cuidar. Él (y todo Beacon Hills) sabía el trauma del miembro más joven de su manada. Y saber que sus compañeros tomaron eso como una enfermiza manera de avergonzar al pequeño, desató una pequeña chispa de furia en su pacho. También hizo que se decepcionará de los betas (excepto Jackson, él es un idiota).

-Bien.. Siempre me consideré justo en estos temas. Y odié que mi madre no lo fuera tanto... Así qué, ¿quién empezó?-. Preguntó pellizcándose el puente de la nariz, sofocando una risita. Por supuesto que fue Jackson, su misma sobrina lo dijo. Pero jugar con las mentes de los cachorros no les iba a hacer daño. Tomó asiento el sillón, al lado de Erica, retándola a moverse. Por la mirada que ella tenía, no se atrevió a desobedecer la orden silenciosa. En cambio, miró incómodamente al piso, y se mordió el labio inferior. Boyd y Jackson se miraron dudosos, sin saber que decir.

-¿Y? ¿Es en serio? Lo que hubiera dado para me que preguntarán eso cuando era chico...-. Se queja, esperando una respuesta. -¿Erica? ¿Sabes quién fue? ¿o te ofreces de voluntaria para la primera ronda?-.
La rubia saltó asustada, con los ojos abiertos y desenfocados-. ¡No, no! ¡Fue Jackson! ¡Él empezó!-.

-¡Eso es mentira...! ¡Yo noo-!-. Su respuesta fue cortada por una divertida carcajada. -Jacks, soy un lobo. Siento las mentiras-. Respondió el castaño, sintiéndose conmovido por el tonto intento del niño. Sí guardaba cierta inocencia después de todo.

-Bien... Entonces...Boyd, sal a correr. Cuatro vueltas a Beacon. No omitas el bosque-. Ordenó; tomando por sorpresa al niño moreno. Boyd no supo que decir en el momento. Su rostro se contrajo en palidez y miedo-. ¡¿Cuatro vueltas?! ¡¿Por qué?!-. Grito ofendido, pero enojada en parte. Peter no respondió. Se levanto y antes de que el niño pudiera hacer algún movimiento, lo redujo a inclinarse. No lo golpeó, pero eso asustó bastante al chico-. ¡Bien, bien! ¡Ya voy!-.

Peter lo soltó, y lo miro serio. Boyd no tardó mucho en salir a tropezones, no sin antes escuchar un "En 30 minutos quiero las cuatro vueltas completas", de parte de su... ¿tío? Postizo.

Peter recordó bajamente a Derek hablarle... habían discutido las clases de castigos que utilizarían para los betas. Derek había dicho que iba a
implemetar otros castigos para Boyd, ya que el beta nunco pudo acostumbrarse del todo a lo tradicional. No lo vio nada malo, siempre y cuando el chico aprendiera verdaderamente el castigo.

Sólo quedaban Erica y Jackson. Bien, también habían discutido esto. -Erica, quiero que traigas tu teléfono. Jackson, también. Jackson, quiero ver este lugar impecable antes de que Derek llegué. Me apuraria si fuera tú. Erica... te encargaras de ayudar a Jackson y decirle cosas bonitas para que no se deprima en el intento. Vayan ahora, no los quiero en mi vista...

Los dos betas lo miraban atónitos, sin poder creer lo que escuchaban... ¿eso era todo?. No dejaron perder la oportunidad, y con cautela salieron de la habitación, a hacer lo que les pidieron.

Peter sonrió con sorna, sabiendo que no había sido nada duro con los adolescentes. Nunca le gustó el castigo corporal, por más malo que pudo haber sido, jamás le agrado. No iba a cambiar eso ahora. Su sobrino (a pesar de lo que había dicho antes) estaba haciendo un buen trabajo. Ahora, Peter tenía a un cachorro por contener.

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