Beacon Hills
-Entonces, ella es tu hermana-, repitió Isaac, con simpleza.
Derek asintió, apretando el hombro de su hermana con fuerza, sin atreverse a soltarla.
Por mucho tiempo creyó que estaba muerta, pero no, Cora, su Cora está viva. No era la misma niña que convivió con el años atrás; ahora era seria y atrevida, reservada y fría, cómo lo fue él hace unos años, cuando pensaba que estaba solo.
-Sí, ella es mi hermana, Isaac. Vivirá con nosotros ahora, así que será bueno que se conozcan. Todos-, recalcó, sonriente. Estaba feliz, tan, tan feliz, no podía creerlo. Le hubiera encantado que su hermana lo abrazará, le hablará o algo, pero ella estaba dura como una roca, y aunque sintió un tirón duro en su pecho, estaba feliz.
-Viví sola lo suficiente como para estar bien-, habló, con un tono seco, apartándose con brusquedad-. Pero no tengo dinero, así qué está bien-, aceptó, indiferente. Derek sonrió, sabiendo que ella tampoco quería dejarlo. No por ahora, aunque sea.
-Lo sé, sé que podes, Cora-. Murmuró, extendiendo los brazos a lo largo de su torso, desapareciendo brevemente la sonrisa de su boca, dejando un ceño fruncido en su lugar.
-Cora, lindo nombre, linda chica. Cambiando de tema, tengo hambre, iré con Scott a comer algo, que la pasen bien-, se apresuró a decir el rubio, ahuecando las mejillas, tirando sus labios en una sonrisa torcida.
Antes de que Cora pudiera contestar o atacarlo, Derek se interpuso, tomando al beta por el antebrazo, antes de que éste pudiera irse para atrás. -No lo creo, amigo, vamos a comer aquí, por ahora sólo nosotros, sin Scott o Stiles. Nuestra manada por el momento, ¿bien?-, dictó, serio pero sin sonar mal. Erica lo había ayudado mucho con esa mala actitud que solía tener, aunque aún tenían que trabajar en la de ella.
Isaac torció la boca, dispuesto a replicar, pero una sola mirada del pelinegro lo hizo pensar dos veces. -Está bien-, cedió al final, retorciéndose del agarre, hasta que Derek lo soltó.
-Cenaremos a las diez, ni un minuto tarde-. Dijo Derek, renunciando a la charla con el rubio, pero mirando brevemente a su hermana. Luego de eso, salió de la sala, atravesando la puerta de metal.
-Mmm, Cora, entonces… ¿Sudamérica es lindo?-, pregunto indeciso el rizado, bajando la mirada hacia su botas de hombre.
-Bastante, a decir verdad-, le sorprendió la respuesta, y subiendo la mirada se encontró con una sonrisa tímida en el rostro de la castaña-. Pero me gusta más aquí. Beacon Hills es mi hogar, después de todo-, y de la misma manera que su hermano, salió de la sala, dejando a un pobre Isaac muy confundido.
La familia Hale, aunque poca, es muy rara.
**************
Isaac ya no estaba reacio a cenar con la hermana de Derek, sabiendo que es necesario que los demás integrantes de la manada la conozcan, él ayudaria con gusto. Pero por lo que se ve, ni Erica y Cora se agradaban. Eso se notó enseguida, a penas se vieron. Ahora, en la mesa, el desagrado había formado un silencio incomódo para los hombres.
Las miradas que se echaban eran furtivas pero persistentes, haciendo que todos quisieran salir huyendo de allí. O aunque sea Isaac sí.
-Erica, Cora, basta-, ordenó Derek, visiblemente molesto e impaciente.
-No puedo creerlo, tuviste que morder a una chica para reemplazarnos, que pena-, murmuró Cora, mientras que con el tenedor recogía un pedazo de carne.
-Cariño, si él hubiera querido reemplazarte hubiera puesto una muñeca vudú en tu lugar. No te lo tomes personal-, contestó Erica desafiante, sonriendo con sorna.
-Encima rubia...-.
-¡Cora! ¡He dicho basta!-, rugió el pelinegro, sorprendiendo a los adolescentes. Derek tenía los ojos rojos como la sangre y tanto garras como colmillos estaban afuera. Isaac se encogió con temor, Boyd saltó en su lugar, y Jackson bajó la mirada, asustado. Erica abrió la boca, pero la volvió a cerrar, aterrada de la reacción de su alfa. Cora simplemente rugió, desafiando a su hermano. Esa fue la señal para que los demás presentes se levantarán de sus asientos y salieran del comedor, sabiendo lo que iba a suceder.
-¡Ven aquí, ahora!-, demandó Derek, y está vez Cora no pudo hacer nada, el tono de su hermano fue el de un alfa, insoportable para cualquier beta u omega. Se levantó, sin bajar la mirada, igual de enojada, y se acercó a su alfa, soltando un gruñido cuando él la tomó del codo derecho, la volteo y le pego como a una niña.
Quince palmadas fueron llegando, una después de la otra, antes de que su hermano la soltará con brusquedad, advirtiéndole claramente con la mirada. Ella no lloró, aunque entendió por qué fueron, no lloró.
-Siete por insultar a mi beta. Son como hermanas, y ocho por llamarla reemplazo. Ahora vete a tu jodido cuarto, no quiero verte. Estás castigada hasta nuevo aviso, y disculpate con los demás, gracias a tí no pudieron terminar de comer-. Su tono fue seco y cortante, y con eso dejo caer cinco palmadas más en su hermana-. Y estás son por tu actitud. Ahora sí, anda, vete. No hay cena para tí esta noche.
Cora salió despedida ni bien Derek terminó de hablar, con los ojos llorosos pero sin derramar ninguna lágrima, yendo hacia el cuarto de su hermano -compartido hasta que encuentren otro lugar para ella-.
Para el resto de los adolescentes, la cena fue horrible. Nadie habló, nadie rió, y se levantaron antes de terminar de comer.
Derek despidió a los chicos con un ceño en la cara, y después de recoger la mesa, fue a su cuarto, encontrándose con su pequeña y enojona hermana en su cama. Se acercó lentamente, antes de quedar al lado de ella y acariciarle la espalda con suavidad-, Cora, necesito que intentes hacer esto por mí, y quiero que sepas, nunca intenté reemplazarlos. Simplemente no pude-. Susurró, dejando un beso en la cabellera de la castaña, sin saber que ella estuvo despierta todo el tiempo.
Y por primera vez, en siete años, pudo dormir tranquila.
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