Liam Dunbar

"Me quedaré hasta que te duermas y si quieres hasta que el sol vuelva a salir"

Habías conocido a Liam desde que ambos usaban pañales, sus madres eran mejores amigas desde la escuela así que prácticamente se habían criado juntos.
Sabias de todos los problemas que sufría, en especial de los problemas por su ira, pero aún así te mantenías a su lado de cierta forma tú eras una ancla para él, siempre conseguias que se relajara.
Ahora en Beacon Hills todo parecía ir cuesta abajo, ambas familias se habían mudado en casas vecinas, en un inicio todo iría bien pero luego de un incidente en Lacrosse todo fue de mal en peor, Liam comenzó a ignorarte y las pocas veces que estaban juntos en sus hogares él se iba sin decir por qué y te dejaba con la duda.
Estabas en tú habitación dando vueltas para un lado y para el otro, tus padres no estaban y eso te tenía nerviosa, habías visto cosas que te tenían los pelos de punta, aún estabas tratando de asumir que viste a tú amigo con los ojos dorados y la cara llena de pelo mientras peleaba con unas cosas muy extrañas, ahora habías aprendido que no tenías que meterte dónde no te llamaban y menos ir al hospital a estas horas.
Estabas mirando la pared cuando viste a alguien entrando por tú ventana, soltaste un grito.
-Tranquila - dijo tú amigo.
-No entres por la ventana - dijiste - tengo puerta
-No quería arriesgarme a que me cerraras la puerta en la cara - dijo -quiero hablarte acerca de lo que viste.
-Te escucho - dijiste mientras te sentabas en tú cama y dejaste que el se sentará a tú lado.
Él te explico todo, o en realidad con lo más básico, todo era muy extraño, hombres lobos, kitsunes, banshee, coyotes, todo era muy confuso.
-Dime algo - dijo cuando vio que te quedaste ensimismada.
-Es mucha información - dijiste.
-¿Me temes? - Pregunto nervioso.
-Claro que no - dijiste firme - te conozco desde que tengo memoria, se que no me harás daño.
-No lo haría - dijo con una sonrisa para tomar tu mano.
-¿Quieres quedarte? - Preguntaste con una sonrisa nerviosa- mis padres no están y no creo poder dormir tranquila.
-

Me quedaré hasta que te duermas y si quieres hasta que salga el sol - dijo con una sonrisa para luego besar tú frente, cerraste los ojos por el tacto.
-Te quiero - dijo.
-Yo también te quiero - dijiste con una sonrisa.

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