🐻 Osito Humano 🐻

Teddy Bear, Melanie Martinez






Era triste tener que estar cosiendo y rellenando todos esos ositos de peluche que su novio JongIn alguna vez le había regalado. Algunos por más que los remendara, ya no quedaban bonitos como al inicio, no tenía hilos de los colores que hiciesen juego con sus pelajes, ni suficiente goma espuma para hacerlos volver quedar gorditos como al inicio cuando JongIn se los entregaba con una enorme sonrisa y un ramo de rosas rojas, tan rojas como la sangre que había en sus dedos por los pinchazos descuidados de la aguja...

Era demasiada para un simple pinchazo.

JongIn era el primero y único que se había fijado alguna vez en él de una manera romántica, KyungSoo sentía como caían las lágrimas durante la madrugada por sus mejillas, siendo absorbidas por la tela de sus suaves ositos, todo había sido un bello cuento de hadas, y él había caído engañado como el mejor.

Él y todos sus ositos eran parte del peor cuento de hadas sobre la tierra.



Stitched you up, put you together
With cotton and feather
Gave you love, put my heart inside you
Oh, what could I do?

*

Te cosí y uní tus partes
Con algodón y plumas
Te di amor, puse mi corazón en tí
Oh, ¿qué podría hacer?







Se conocieron en un bar mientras él estudiaba y bebía café, el mesero se le acercó ofreciéndole algo de comer, algo dulce como un pastel de chocolate, «algo dulce y oscuro como tus ojos» había dicho JongIn con una sonrisa traviesa.

Y KyungSoo aunque no se sentía especial por ser coqueteado por alguien tan atractivo, ya que lo veía todo un picaflor, no pudo evitar que se acelerase su corazón de todas formas. No pudo evitar frecuentar la cafetería en la que éste trabajaba, con la ilusión de volver a ser halagado. Obteniendo esas palabras que le subían el azúcar.

JongIn lo había comenzado a invitar a salir después de su turno de trabajo, ir a mirar una película, besarse en los asientos del fondo, ir a tomar helados, jugando en las máquinas de ositos a ver quién ganaba algo primero. KyungSoo sentía que no podía pedir un mejor primer amor que aquel.

Hasta su primera vez había sido tan dulce y bella que quedaría guardada en su memoria por el resto de sus días, le había hecho sentir placer de maneras que no sabía que existían. JongIn lo hacía sentir en casa cuando le extendía los brazos para que se lanzase a él, le daba un tibio calor que hacía sudar todo su cuerpo. JongIn era como uno de los tantos ositos que le traía en regalo cada fin de semana antes de hacer el amor, cada uno de esos ositos que decoraban su cama y lo abrigaban en las noches frías cuando JongIn no iba a visitarlo.

Sin embargo KyungSoo podía notar que así como JongIn era dulzura y sonrisas, también era misterios y silencios. Nunca iban a la casa de éste, nunca le hablaba de su vida privada. Lo único que KyungSoo sabía era que los padres de él habían fallecido hace varios años y por ese mismo motivo desistió de seguir preguntándole y se dedicó a seguir contándole de su propia vida. De como su amigo extranjero YiXing le había prometido invitarlo a su casa si algún día viajaba a China, como JunMyeon quien mejores notas sacaba le proponía ayudarle después de clases, como ChanYeol lo invitaba los fines de semana que JongIn no iba a verlo a salir de fiesta y a beber hasta que sus hígados se pudriesen.

KyungSoo sabía que cuando se ponía a hablarle de su vida, el rostro de JongIn se tornaba serio y amargado, forzando una sonrisa que no convencería ni al ingenuo de YiXing que no captaba sus sarcasmos cuando decía que viajaría a China ese mismo día y le usurparía la casa.

KyungSoo lo sabía y a veces ya no sabía que contarle, no sabía de qué hablar con él, parecía que cualquier tema relacionado a su vida le molestaba, como si él sólo le perteneciese a JongIn, como si la magia de su relación se estuviese acabando.

Supo que las cosas iban de mal en peor cuando JongIn empezó a aparecerse fantasmagóricamente a la salida de sus clases cuando se iba a estudiar con JunMyeon a la biblioteca del campus. Cuando una tarde acompañó a comprar ropas a YiXing para su entrevista de trabajo. Cuando un fin de semana en el que el mismo JongIn le había dicho que estaba con muchos dolores de cabeza y mareos por lo que no podría ir a su casa, se apareció en el club nocturno al que había salido a divertirse con ChanYeol y otros amigos.







When you started talking in your sleep
Saying things you'd do to me
I didn't care
I wasn't scared
Now I'm finding knives under the sheets
Crumbled photographs of me
I'm in despair
Should I be scared?

*

Cuando empezaste a hablar entre sueños
Diciendo las cosas que me harías
No me importó
No estaba asustado
Pero ahora estoy encontrando cuchillos debajo de las sábanas
Fotos mías destrozadas
Estoy desesperado
¿Debería estar asustado?







En todas las ocasiones JongIn lo había arrastrado llevándoselo, habían acabado en besos desesperados, JongIn diciéndole que lo extrañaba demasiado, que no lo abandonase, que se sentía morir cada minuto que se separaban.

JongIn se lo llevaba sin importarle sus exclamaciones y reclamos, sin importarle los insultos de sus amigos, o si él siquiera quería tenerlo en su habitación.

Sin importarle las lágrimas en sus ojos cuando aquel día bebiendo café y estudiando con JunMyeon, JongIn acabó su turno y lo obligó a marcharse con él, dejando a su amigo plantado allí solo.

— Perdón, JunMyeon —le susurró apenado y salió de la cafetería hecho una furia sin dirigirle palabra alguna a su novio hasta que llegaron al apartamento.

Estaba harto de tenerlo allí, de ser siempre él quien ofrecía su espacio, ¿cuándo iba a permitirle JongIn conocer su casa? Estaba harto de que siempre que éste le hacía una escena de celos acabaran besándose entre sus sábanas. Su casa era el escenario de los momentos más intensos como pareja, donde se quedarían grabados entre las paredes los recuerdos por siempre, pero JongIn evadía el tema y regresaba a su hogar simplemente con eso: un bonito recuerdo.

KyungSoo también quería dejarle bellas memorias en sus sábanas, de esas que le harían subir la temperatura en las noches frías.

— Sabía que toda esta relación era demasiado bella para ser cierta, ¿¡por qué siempre se fijan en mí personas como tú!? —gritó KyungSoo furioso y rompiendo en llanto.

— Te dejo solo por un día y ya sales con cualquiera, ¿tan poco te importo? —le sujetaba del brazo JongIn con fuerza y soltaba palabras con acidez—. Sales con ese idiota los fines de semana que yo enfermo.

— Nunca me llevaste a tu casa, ¿¡cómo se supone que vaya a cuidar de ti!? —le recriminó.

— Quedándote a mi lado para siempre, sin ir con nadie más... Dándome la seguridad de que estás conmigo a cualquier hora. Tú no sabes lo que me sucede cada vez que nos despedimos, me vuelvo simplemente loco... KyungSoo —JongIn fijó su mirada en él y lo tomó por los hombros.

— Entonces tendrás que empezar a controlarlo, porque no voy a seguir saliendo con alguien que está enfermo de los celos y me oculta cosas —espetó con voz decidida y lo apartó.

— ¿De qué estás hablando? Encima de que soy el primero que se fija en tí ¿tienes el atrevimiento de deshacerte de mí como si nada? —alzó la voz prepotente.

Aquello había dolido, pero KyungSoo sabía que no debía dejarse lastimar, JongIn estaba llevando sus comentarios demasiado lejos, dando en el clavo y sabía que él tenía la culpa por haberle contado tanto sobre su vida. Afortunadamente había una parte que no le había dicho, era gracias a eso que se mantenía fuerte.

— Estuve siempre solo como para no saber sobrellevarlo, ahora vete y vuelve cuando creas que te hayas recuperado, porque si veo que no es así, esto se acaba para siempre. No tengo el autoestima tan baja como para estar con tarados engreídos.

Las palabras eran duras, ciertas pero eso no significaba que no estuviesen hiriéndolo también. KyungSoo hablaba en serio, estaba acostumbrado a la soledad, a su independencia, pero no negaba que sentirse querido era lo más hermoso del mundo. Quizá si hubiese sabido lo que le deparaba en los próximos días, jamás se hubiese dejado conquistar por un tierno y apuesto mesero de cafetería. Uno de ojos cálidos y marrones que se asemejaban al café que tanto solía tomar. Uno que lo había hecho sentir bello, deseado y seguro de sí mismo. JongIn se había robado irremediablemente su corazón.

Caminó hacia la entrada y le abrió la puerta invitándolo a retirarse.

— Adiós, JongIn.

El más alto lo observó con desprecio, KyungSoo no lo comprendía, JongIn parecía alguien completamente diferente, aquella noche algo había cambiado en él.

— Te vas a arrepentir... —se acercó JongIn peligrosamente a él y susurrando en sus labios—. Vas a rogar por más de estos asquerosos ositos... No te olvides que yo soy tu favorito —lo besó fugazmente antes de marcharse.

KyungSoo cerró la puerta temblando y con las lágrimas juntándose en sus ojos otra vez.

Ese no era su JongIn, el tierno y amable, su tórrido osito de felpa.







Teddy bear, you are my teddy bear
You were comforting and quiet
How did love become so violent?
Oh, teddy bear, you were my teddy bear
Everything was so sweet until you tried to kill me.

*

Osito de peluche, tú eres mi osito de peluche
Eras cómodo y tranquilo
¿Cómo fue que el amor se convirtió en algo tan violento?
Oh, osito de peluche, tú eras mi osito de peluche
Todo era tan dulce hasta que trataste de matarme.









Los días comenzaron a pasar y no tenía ningún rastro de él, no sabía si quería tenerlo tampoco después de la forma en que había sido tratado la semana anterior. Quizá JongIn estaba sintiéndose arrepentido por su actitud y comportamiento, quizá estaba esperando a que él lo buscase y rogase por su amor como un estúpido débil. Pero esa no era su situación, KyungSoo no iba a arrastrarse por un mentiroso, demasiado sabía de historias que acababan mal por boca de ChanYeol mismo y su antiguo novio, ese chico BaekHyun que lo humillaba y lo hacía sentir único al mismo tiempo.

Él no estaba hecho para esas cosas.

Pero al parecer por más que no las buscase, las situaciones llegaban a él de todas formas. No era la primera vez que se sentía acosado, recordaba en la secundaria cuando un hombre adulto lo seguía después de clases, afortunadamente lo habían detenido; pero luego el acoso siguió con uno de sus compañeros quien lo molestó hasta el cansancio, luego resultó ser que ese abusivo JongDae acabó besándolo en el baño de un centro comercial al encontrárselo, también para su infortunio y desagrado.

JongIn no iba a ser afortunado si esperaba ver un llamado de él en su teléfono, o mensajes de ruego y desesperación, se había equivocado de chico si creía que él haría eso.

Pero KyungSoo tampoco iba a tener suerte si creía que con eso su vida iba a ser tranquila.







I threw you out, I didn't outgrow you
I just didn't know you
But now you're back
It's so terrifying how you paralyze me
Now you're showing up inside my home
Breathing deep into the phone
I'm so unprepared
I'm fucking scared.

*

Te hice a un lado, no maduré contigo
Simplemente no te reconocía
Pero ahora has vuelto
Es tan aterrador como me paralizas
Ahora estás apareciéndote por mi casa
Respirando profundamente al teléfono
Estoy desprevenido
Estoy malditamente asustado.










Las llamadas en las noches cuando él ya estaba en cama, lo empezaron a asustar. Respiraciones entrecortadas y suspiros ahogados desde el teléfono, la voz de JongIn apagada susurrándole: «KyungSoo, eres mío», «Y yo soy tuyo», «No lo olvides... No me olvides».

Sobres debajo de su puerta, cartas por dentro manchadas con pulgares ensangrentados y que firmaban en tinta roja: «Me haces mal, haces que me lastime y que lastime. Pero no puedo dejar de amarte».

KyungSoo no sabía cómo ayudarlo, no quería caer ante alguna sucia manipulación. Estaba comenzando a sentirse asustado y perseguido, cada vez que salía de la universidad, se giraba en cada esquina aterrado de encontrárselo no detrás de él sino cuando se volvía al frente, temiendo que estuviese más adelante, esperándolo para quién sabe qué hacerle.

Otra llamada por la madrugada y su corazón se aceleraba del miedo, afortunadamente esta vez ya no era un número desconocido, ahora era del teléfono de ChanYeol con quien no se enviaba mensajes hacía días; algo extraño ya que éste le solía enviar imágenes o vídeos que le hacían reír y levantar el ánimo. Tranquilizándolo cuando sentía ganas de largarse a llorar por haber dejado ir a su primer amor, cuando acababa llorando porque se sentía atosigado una vez más en su vida. Suspiró aliviado al ver el nombre en la pantalla pero cuando respondió, la voz heló su sangre.

«No... Hazlo... No... Á-Abreme la puerta KyungSoo, estoy abajo, no recuerdo el piso en el que vives... Agh, duele... Mi cabeza... No, no abras. No le hagas caso, KyungSoo, huye...»

KyungSoo no comprendía qué sucedía, JongIn hablaba solo y se contradecía, pero en ningún momento la voz de ChanYeol había hecho aparición.

«¿ChanYeol? ¿Estás ahí?», preguntó curioso.

«Deshazte de los ositos... Olvídame»

«JongIn...»

Su voz y convicciones se quebraron al oír el llanto de JongIn. No entendía qué sucedía pero necesitaba por lo menos sacarse la duda de la cabeza. ¿Qué le estaba pasando a su primer amor? A JongIn, quien muy para su pesar todavía no se iba de su corazón. Entre tantos ositos, era como si conviviese con él, lo abrigaban cada noche; cada osito felpudo le recordaba cuánto aún lo quería.

«Por favor ábreme, volvamos... Te amo»

Caminó hasta el portero eléctrico y presionó el botón, ignorando maravillosamente el futuro incierto. Por esa vez sería más maravilloso volver a ver a JongIn. Aún si era la última vez.

A los pocos minutos la puerta de su departamento estuvo sonando suavemente en un golpeteo y cuando abrió, el rostro demacrado e hinchado de JongIn le dejaron ver lo mal que estaba, los ojos hundidos de tanto llorar, el cuerpo más delgado de lo habitual.

— JongIn... —susurró espantado llevando sus manos al rostro sin alcanzar a tocarlo cuando éste se alejó.

— Kyung... —la mirada lacrimógena se alzó sobre él, algo le decía que JongIn no quería avanzar, no quería dejarse tocar ni verlo demasiado. JongIn estaba igual de aterrado que él—. Huye.

Pero KyungSoo no hizo caso, lo sujetó de la mano y lo arrastró hasta adentro, cerró la puerta y lo condujo hacia su cama en medio del living para que se sentase cómodamente.

Sin saber que JongIn ya no estaba, ni estaría allí nunca más.

— Eres un idiota —pronunció la voz ronca, con tono insultante y KyungSoo lo observó extrañado.

— ¿Qué rayos te sucede, JongIn? Para esto vienes, ¿a fingir que eres el bueno y luego seguir tratándome como la mierda?

— Ese es el problema... No soy JongIn.

KyungSoo lo contempló arrastrarse hacia atrás en la cama, alcanzando los ositos de peluche que tenía acomodados en fila y tomando uno de ambos extremos. Haciendo fuerza con sus manos y estirándolo hasta degollarlo. La mirada de JongIn al destrozar el muñeco era enferma, perdida en placer al ejecutar la acción.






Teddy bear, you are my teddy bear
You were comforting and quiet
How did love become so violent?
Oh, teddy bear, you were my teddy bear
Everything was so sweet until you tried to kill me.

*

Osito de peluche, tú eres mi osito de peluche
Eras cómodo y tranquilo
¿Cómo fue que el amor se convirtió en algo tan violento?
Oh, osito de peluche, tú eras mi osito de peluche
Todo era tan dulce hasta que trataste de matarme.





KyungSoo no dejaba de observarlo extrañado, hasta que recibió una sonrisa de punta a punta que erizó su piel del terror, JongIn lucía completamente desquiciado y él se congeló en su sitio abriendo los ojos horrorizado al descubrir en la cabeza del osito, una afilada y reluciente cuchilla. JongIn se acercó peligrosamente lento, gateando sobre el colchón hacia él cual cazador con el arma en mano.

— No soy JongIn, soy Kai...

— ¿Qué es todo esto, JongIn? ¡Deja de jugar, estás demente, voy a denunciarte si sigues comportándote como lo has hecho hasta ahora! —espetó nervioso mientras se alejaba entre pequeños tropiezos con sus propios pies.

— JongIn ya se estaba yendo desde que te conoció... Al menos alcanzó a decirte que te amaba, ah... Tan romántico y trágico —se bajó de la cama quedándose de pie—. Igual que la muerte de su madre... Su padre la asesinó por celos y JongIn asesinó a su padre, ¿qué coincidencia, no? —sonrió nuevamente y se arrojó hacia atrás entre el mar de ositos de felpa.

Los escalofríos no se iban del cuerpo de KyungSoo al presenciar una escena tan espeluznante, podía percibir que aquella noche no habrían muchas opciones para ninguno de los dos.

— Vete de mi casa antes de que llame a la policía... —se fue acercando hacia la puerta de entrada dispuesto a huir, entonces lo que él seguía viendo a sus ojos, el cuerpo de JongIn siendo gobernado por alguien más, se puso de pie de inmediato.

El cuerpo del osito con la cuchilla voló directo hacia él provocando un tajo en su mejilla, arrancándole un grito de dolor y una franja sangrienta en su blanca piel.

— Ni siquiera lo intentes, o acabarás como ChanYeol, con una tortura lenta. No es fácil deshacerte de mí, KyungSoo —susurró con un tono dulce que le recordó al JongIn que lo había enamorado y agarró otro osito al azar de la cama, arrancándole violentamente la cabeza y demostrándole que otro cuchillo se escondía dentro.

Sus ojos ya derramaban mares de lágrimas al oír las palabras. El cuerpo de JongIn se encaminó hacia él y cuando lo tuvo lo suficientemente cerca, encerrándolo contra la puerta y el filo rozando su cuello, lo empujó fuertemente y corrió subiendo a su cama, tomando otro peluche al azar, despedazándolo y encontrándose con otro cuchillo, dándose cuenta de que todo ese tiempo había estado durmiendo entre pequeños y grandes ositos disfrazados de la muerte.

Que se había enamorado de un osito dulce y atormentado, uno que sobrevivía día a día con el demonio dentro.

— ¿Qué vas a hacer? ¿Me vas a matar? —se rió en tono burlón Kai acercándose hasta la cama.

KyungSoo se bajó quedando del otro lado. Ambos enfrentados por el mar artificial de felpa, de animalitos y colores. De cuchillos filosos ocultos entre suavidad y esponjosidad.

— No me tientes... —le respondió alzando el cuerpo del osito con una hoja metálica en la parte superior.

— Ya tentaste al corazón de JongIn... Y por ende el mío. No puedes detenerme —se subió a la cama y gateó hacia él.

KyungSoo se perdía en los ojos queriendo creer que habría alguna reminiscencia del hombre al que él amaba. Quiso creer que cuando Kai lo besó y atrajo hacia su cuerpo haciéndolos caer a ambos en la cama, realmente podría encontrar un rasgo del antiguo JongIn.

Pero simplemente no había sucedido, parecían los labios de alguien más y el ardor quemando en su muslo, le hizo saber que había sido engañado por los encantos infernales de ese demoniaco alterego, de Kai quien clavaba un cuchillo en su pierna haciéndole sangrar. Haciéndolo gritar, estremecerse y llorar por el dolor y lo que estaba a punto de hacer.

KyungSoo supo que en algún lugar muy profundo de JongIn, allí donde todavía vivía un rastro de la dulzura perdida, su corazón sentía la puñalada que estaba clavándole intensamente en el pecho.

La mirada café relajada, las lágrimas contenidas y el susurro dulce, dulce como el primer pastel de chocolate le hicieron temblar.

— Perdón Kyung... Gracias.

Y la mano de JongIn se dirigió a la suya propia, haciendo más fuerza, hundiendo el cuchillo más profundamente, acabando con la agonía. Desangrándose rápidamente. Tiñendo las colchas y el resto de sus ositos en el color de la furia, del deseo y la pasión.

— Te amo mucho, JongIn...

Se dejó caer en el cuerpo muerto, ahogándose en un llanto silencioso. El mar de peluches eran cómplices del crimen y le enviaban murmullos de alivio. Diciéndole que todo estaría bien, que JongIn estaría en paz...

Le cantaban que JongIn viviría siempre en ellos.

Y KyungSoo no pudo tomarse más a literal las voces de su cabeza...

Era triste tener que estar cosiendo y rellenando todos esos ositos de peluche que su novio JongIn alguna vez le había regalado. Algunos por más que los remendara, ya no quedaban bonitos como al inicio, no tenía hilos de los colores que hiciesen juego con sus pelajes, ni suficiente goma espuma para hacerlos volver quedar gorditos, pero tenía el corazón y cuerpo de JongIn para llenar los que faltasen.

Tenía su piel para desmantelar y hacer el osito más grande, frío y bello que tendría jamás.






Fin




🐻💔🐻




Hace rato tengo ganas de escribir con Melanie y hoy con tiempo me puse manos a la obra a hacer locuritas, tengo otra idea rondando en mente con otros temas ✨ espero poder traerlos pronto, perdón si hay errores, los iré corrigiendo pero ahora ya se me caen los ojos ❤ muchas gracias si se pasaron por esta locurita <3 besitos y buen inicio de semana! 😚💃

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