14

Los soldados marcharon lo más rápido que podían con menos de cinco minutos de por medio. Para la suerte de todos ellos, ya tenían su uniforme y botas listas. En cuanto Allison tuvo la oportunidad, miró la hora en una de las proyecciones holográficas que se veían encima de cada puerta. 03:00 AM, decía el reloj. «¿Será otro entrenamiento?», se preguntó a sí misma. Mack se separó, yendo a formarse junto a sus compañeros.

Entre muchos otros de sus compañeros, Anthon fue el siguiente en llegar, formándose junto a Allison y Lee.

—¿Qué pasa? —preguntó, curioso.

Poco después de murmuros y chismes sobre lo que posiblemente pasaría, llegó Dakota, igual de uniformado como todos ellos. En cuanto estuvo a la vista de cualquiera de ellos, Luke duo dos pasos al frente.

—¡Atención! —gritó colocándose en posición de firmes, y presentándolo como el mayor presente.

Todos los demás lo imitaron, esperando la respuesta del sargento para relajarse.

—En descanso —ordenó Dakota.

Todos ellos dejaron su postura al unísono.

El sargento los miró algo preocupado, pero convencido de que lo que estaba por presentarseles les serviría en un futuro. Observó detenidamente aquellas caras que lo miraban con firmeza, la mayoría de ellos cuestionaban la razón de estar ahí. Y eso lo podía saber al verlos a los ojos.

Simons arribó al lugar en compañía de los experimentados del pelotón y algunos otros desconocidos soldados. Todos se veían serios, incluso el payaso del pelotón no se veía feliz o ansioso por lo que vendría, simplemente no mostraba nada. Acker se acercó a Anthon y lo empujó levemente hacia atrás.

—Esto no es para ti, electrodoméstico —le dijo, rompiendo su seriedad con una pequeña sonrisa.

—¿Por qué? —preguntó rápidamente, no dejando de mirar al soldado frente a él.

—Es una prueba, Anthon —aclaró Dakota no muy lejos de aquellos dos —. Y no es necesario que tú la hagas. Ve a descansar.

Allison juntó el entrecejo, pensativa. Anteriormente ya habían tenido más de una prueba, tanto de rendimiento como trabajo en equipo. Sólo se preguntaba si esa ocasión sería similar.

Anthon hizo un saludo militar.

—Sí, señor —le dijo antes de retirarse.

Simons miró como el robot se retiraba, para luego llevar su atención en los demás.

—Posición lagartija —ordenó después.

Todos se dejaron caer uno tras otro como piezas de Dominó.

—Quiero ver qué tanto aguantan. Hagan lagartijas hasta que me canse —indicó.

Los experimentados del pelotón y los otros invitados se dispersaron entre los novatos para ver cómo hacían las lagartijas y burlarse de ello como lo tenían permitido.

Conforme avanzaron ejercitando sin parar, algunos de los brazos de ellos comenzaron a temblar. Otros empaparon el piso con su sudor e inclusive de lágrimas. Allison miró por un momento a Ray. La pelirroja gruñía constantemente al tratar de hacer bien lo que se les había pedido sin dejarse caer al suelo. Sade se arrodilló a un lado de ella, mirando atentamente como se esforzaba.

—¿Ya no puedes? —preguntó. Una sonrisa se asomó en su rostro.

Ray negó con la cabeza, siguiendo con la orden.

—¿Por qué no vas y tocas aquella campana? Así no te mancharías las manos, princesa.

Allison seguía viendo como Sade presionaba a su compañera. «¿De qué se trata todo esto?», la duda surgió dentro de su cabeza, siendo no tan imprudente de preguntarle a cualquiera que estuviera cerca de ella. Titan interrumpió su vista con un grito, advirtiéndole que si se distraía una vez más, recibiría un castigo. Allison no tuvo de otra más que volver a mirar al frente mientras subía y bajaba su torso.

—Creo que se va a romper —Acker se le unió.

Black por más que quisiera no podía mirar como la trataban, mucho menos decir algo al respecto.

Muchas voces habían comenzado a repetir lo mismo una y otra vez para hacer que los demás poco a poco se lo creyeran.

—¿No pueden seguir? Y creer que querían estar aquí... —se burló Simons, mirando a todos como si estuviera decepcionado.

Ray, quien más se había esforzado por dejar atrás la vida que sus padres habían planeado para ella, comenzó a sollozar recordando aquellas palabras dolorosas como si fueran ellos mismos quienes quisieran desmotivarla.

—No los escuches, Ray. Ellos no saben nuestra capacidad —le susurró Allison en un intento de darle más ánimos.

Simons se acercó a la cabo y después pateó sus pies para que su cuerpo terminara por tocar el gélido suelo.

—Nadie te dió permiso de hablar, ¿o si? —cuestionó el teniente.

—No, señor —respondió ella volviendo a su posición, y luego siguió con la orden.

El teniente continuó mirando a la cabo, recordando en ella algo que había perdido tiempo atrás. Meneó la cabeza con levedad, recordándose a sí mismo que tenía otras cosas de qué encargarse. Poco después, levantó la mirada hacia el sargento y le ordenó por medio de señas que él continuara con lo siguiente. El sargento asintió al instante.

—¡Arriba! —indicó a los soldados.

Todos obedecieron al instante, por un momento dándose un respiro antes de tener que seguir a Dakota en un trote. En cuanto su guía se detuvo, se les fue señalado un Campo traviesa que debían de cruzar por completo.

—El primero en alcanzar el final tendrá un buen desayuno del cual poder presumir y un día de descanso —anunció el rubio.

El sargento, al ver como los soldados se preparaban para la carrera, tomó una pistola que se encontraba enfundada en su piernera y disparó al aire para dar inicio a la disputa del primer lugar.

Allison miró como cada uno de sus compañeros se lanzaron sin temor alguno hacia el primer obstáculo, el cual era un campo de lodo con un reducido espacio como para que la única forma de cruzarlo fuese arrastrándose dado a que, por encima, un alambre de púas se aseguraba de que nadie hiciera trampa. Ella también los siguió, avanzando en el espeso barro con su brazo izquierdo temblando del sobre esfuerzo dado tiempo atrás, ignorando cualquier grito e insulto de los demás. A punto de lograr pasar la primera parte, alguien tiró de sus pies para tratar de regresarla al lugar desde donde comenzó. Trató de soltarse del agarre de quién fuera que quisiera retenerla, pero cada intento la llevaba a cada vez alejarse más del final.

—¡Tendrás que hacer algo mejor que eso! —murmuró, decidida a salir victoriosa.

Rápidamente hundió mano derecha en el lodo, simulando un ancla, que tal cual la ayudó a dejar de ser arrastrada en contra de su voluntad. Desvió su vista a su retaguardia, sólo para encontrarse al sonriente de Acker jodiendo como era de costumbre. Éste al ver que ya la había retrasado, simplemente la soltó y se alejó para molestar a alguien más.

—¡Vamos, Black! —una persona la esperaba en el final, extendiendo su mano para ayudarla a salir con mayor facilidad.

Allison sacó su mano del lodo y se arrastró hasta poder ser capaz de recibir aquel apoyo. Ray la sujetó con firmeza y tiró de su brazo hasta tenerla fuera de aquel campo. Black la miró, confusa. No creía que alguien se fuera a detener a ayudar con lo que había en juego.

—¿Qué? —aludió la pelirroja, sorprendida por su expresión —. Entre tanto bruto debemos de apoyarnos.

Allison se permitió sonreír con su comentario, siendo la primera de ellas dos en avanzar al siguiente obstáculo.

La mayoría de los novatos siquiera miraban atrás, como si temieran de que de lo que hubiera allí mientras que los veteranos les gritaban a los oídos y susurraban muchas cosas para desmotivarlos y detenerlos. No puedes, no es posible, no eres capaz, repetían una y otra vez. Esas simples palabras los presionaban, y resultaba igual de molesta y frustrante para todo aquel que las escuchara. En algunos casos los llenaba de coraje para continuar y cerrarles la boca, pero en otros era diferente, les hacía cuestionarse a sí mismos sobre su capacidad.

Lo siguiente que les deparaba era subir un muro de al menos cinco metros de altura. Se veía fácil, pero no era así gracias a que estaban cubiertos de lodo, y eso les dificultaría completamente continuar con su transcurso. Pese a ello, no evitó que lo intentaran.

Los mellizos fueron los primeros en subir gracias a la ayuda mutua que se brindaron el uno al otro. Los demás comenzaron a aplicar el trabajo en equipo creando una escalera humana, hasta que uno de ellos en la cima dejó caer una cuerda para que los demás subieran sin necesidad de tener que apoyarse en el otro.

El problema resurgió cuando Logan, influenciado por las palabras de Acker, colocó la cuerda al otro lado de la pared.

—Eliminando a la competencia, ¿eh? —Acker se vio sorprendido de que sus palabras hayan sido escuchadas —. ¡Sigue así!

El negativo hombre sonrió de manera maliciosa, bajando de ahí decidido a escuchar cada indicación del Acker si eso lo llevaba a la victoria.

—¡Por un demonio, Logan! —gritó Ray. Luego pateó el suelo, frustrada.

Sólo unos pocos habían cruzado antes de que su ventana de oportunidad se cerrara.

Black meditó unos momentos, tratando de buscar una forma de alcanzar la cima. Posteriormente se alejó de aquella pared para tomar algo de distancia.

—¡A un lado! —clamó.

Sus compañeros acataron al instante.

Allison corrió directo a la pared, y se impulsó aún más colocando la suela de su bota en el liso concreto y tomó más altura de lo normal en otro salto. Estiró su brazo derecho para aprovechar la gran fuerza que tenía por su prótesis robótica, y de inmediato alcanzó la cima. No lo pensó dos veces antes de bajar la cuerda de su lado y echarles una mano a los que se encontraban abajo.

La soldado aguardó ahí arriba hasta que el último de sus compañeros ya hubiese cruzado. Al momento de descender del muro visualizó lo que le depara en frente: subir nuevamente por una cuerda y descender de ella para después saltar una serie de muros cada vez más alto que el primero. Se acercó observando también como todos los demás esperaban su turno a pecho a tierra, e inesperadamente fue derribada sin oposición alguna por Titán.

—¡Posición plancha! —dictó después.

Los novatos se colocaron de dicha forma, conocida muy bien por ser dolorosa al cabo de unos minutos. Algunos de ellos fueron pateados en sus pies para que cayeran una y otra vez y se cansaran todavía más rápido.

Desde el lugar de Allison era fácil escuchar los quejidos de South mientras intentaba no creerse aquello que le decían al oído y soportaba el ejercicio. Aunque por mucho que lo intentara, era difícil ignorar las palabras de las personas que antes te daban ánimos en cualquier momento.

—¡Si van a molestar a alguien déjenme decirles que estoy justo aquí! —gritó Allison con coraje, recibiendo una carga de adrenalina por la estupidez o acto de buena fe que había hecho.

Desde pequeña, nunca había dejado que las personas fueran tratadas como basura por otros, y esa ocasión no iba a ser la excepción. Sade fue la primera persona en acercarse al sentirse desafiada.

—Te lanzas a la boca del lobo, ¿eh? —aludió la morena, hablando con una mortal seriedad —. Dejame decirte que no tienes nada de especial. El haber sido criada por un gran hombre no te hace estar a su nivel, y por más que lo intentes no serás algo más que su sombra.

Las palabras pegaron duro en Allison, pero aún confiaba en su capacidad. Sería un insulto para todos los que la llegaron a conocer desistir ahora que alguien se había acercado a una fibra sensible.

La mujer vio de reojo como Wray se acercó a su lado, pero sólo permaneció en silencio a diferencia de los demás se burlaban constantemente de ella. Mack pudo determinar por la actitud seria que Allison mantenía, que se encontraba  enojada pero no sabía si con las personas que la insultaban.

Al momento en que otro de los novatos logró cruzar, decidió salvarla.

—Black, es tu turno de subir —indicó no mostrando más que seriedad.

Al momento en que la novata se alzó de su lugar, Acker la empujó y Sade se ocupó de colocar su pie en el camino.

—Ya que estás en el suelo, ¿por qué no nos haces unas lagartijas como una disculpa por tu incompetencia? —la morena no iba a dejar que su presa se le escapara así sin más.

La soldado se colocó en posición y comenzó a hacerlas con cierta dificultad por el cansancio. Posteriormente se levantó y caminó directo a la cuerda para comenzar a subir por ella, ignorando a aquel par de soldados. Acker se negó a que llegara a la cima, colgándose un poco de la novata mientras que Sade sacudía la cuerda. Realmente aquel par de soldados no querían que siguiera adelante.

—Vamos, rindete y así nos ahorrarás las palabras —sugirió Sade, ésta vez hablando con una voz más suave e intentando que la cabo tomara algo de confianza para seguir su consejo.

—Sí puedo... —Allison se aferró con esas palabras, volviéndose su único escudo en contra de las desalentadoras palabras.

Con sudor y esfuerzo, la hostigada mujer logró cargar dos veces su peso y tocó la cima de la cuerda para seguir con los obstáculos a una gran velocidad. Pasó las primeras tres en su camino de un brinco tan ágil como una gacela cuando huía de su depredador, tomándole menos tiempo en nuevamente reunirse con los demás que luchaban de uno en uno contra Titan para poder avanzar.

La única forma de pasar por el fornido, alto e intimidante hombre, era someterlo. Pero también habían otras dos salidas: una de ellas implicaba abandonar, mientras que la otra era ser noqueado. Cualquiera de las dos no era muy conveniente para aquel que realmente quisiera obtener su recompensa.

Ray fue la siguiente, luego de que Logan y North recibieran una paliza. Sabía que Titán no sería capaz de lastimarla por la forma en que cuidaba tanto de Sade, pero también estaba al tanto de que no la dejaría pasar por sólo ser mujer. Intentó escabullirse a los lados, no obstante, no lograba nada con ello puesto que cada vez el soldado la empujaba lejos. Por lo que no le quedó otra opción más que asegurar su pase.

—Perdón por esto... —susurró, dándole una patada en la entrepierna y derribando al hombre sin mucho esfuerzo.

La pelirroja avanzó sin oposición, haciendo que Acker se riera por la audacia de la chica.

Pronto las risas y los susurros fueron callados con la llegada del teniente como espectador. Titán fue reemplazado por Sade y el cruce se hizo todavía más difícil al intercambiar la fuerza con la agilidad.

Simons rió al ver que no podían pasar de la pirómana, haciendo que llevara a algunos de los novatos a finalmente rendirse y tocar la campana que se encontraba en cada punto de control. Sus ojos ornamentados con arrugas se enfocaron en Allison, quien tenía la mirada perdida en otro lugar menos en ese momento.

—Black, ¿por qué no pasa a demostrar lo que es ser un soldado? —inquirió Simons, tratando de no esperar mucho de ella.

Allison asintió sin mucho que poder decir al respecto. Se colocó enfrente de Sade y subió la guardia.

La atención de todos los presentes estaban posadas en ellas, esperando con ansias el final del enfrentamiento.

La novata miró por breves momentos los ojos de su contrincante, resultando ser tan fríos y determinados que no sabría con quién o qué compararlos.

—¿Acaso es un concurso de miradas? Sade, acaba con esto de una vez —dictó Simons observando con suma intriga.

La afroamericana lanzó su primer ataque a un costado de Allison que no pudo cubrir. Black gruñó y se incorporó recta sin bajar la guardia. Por alguna razón no podía dejar de ver aquellos ojos grisáceos. Aún así, algo de movimiento detrás de su rival llamó su atención. Al cubrir otro ataque pudo ver con mayor claridad como Mack trataba de comunicarse con ella por medio de señas. Con los movimientos que aquel hombre hacía, le señaló un dato importante que había olvidado por la adrenalina: nunca ver a los ojos a su contrincante. La razón era simple, si seguía haciéndolo tarde o temprano se sentiría intimidada. Lo que la llevaría a titubear, resultando en un contundente fracaso.

Allison hizo un leve asentimiento con la cabeza, dirigiendo su vista a la barbilla de Sade. Realizó una finta con un supuesto golpe al estómago, para dar con ella con otro más potente y efectivo en el mismo lugar al que veía. La morena se ladeó, apenas recuperando la compostura en menos de un par de segundos. Mack desde su lugar parecía verse contento con aquel movimiento, luego siguió indicándole alzando los puños y lanzando golpes al aire que quería que Allison se diera una idea de qué hacer.

La mujer de corto cabello estuvo recibiendo ánimos de aquellos a los que ayudó con anterioridad, en compañía de los duros golpes de Sade y sus comentarios hirientes. Aún así, ninguno de ellos llegaba a acercarse a su vulnerabilidad hasta que escuchó al teniente:

—Incluso para ser la sombra de tu padre, te queda grande.

Allison lo miró. Simons estaba negando con la cabeza, profundamente decepcionado. En esos mismos instantes fue golpeada en el rostro con fuerza que le provocó un mareo, hasta el punto de caer de rodillas.

—No necesito ser como él... —replicó en un murmuró, lanzándose hacia su oponente con múltiples golpes inciertos.

—Era mejor que Robert hubiera tomado tu lugar —siguió comentando, enfadando aún más a Allison.

La soldado se motivó a cerrarle la boca en cuanto terminara con Sade, pero había olvidado que en una pelea no siempre se trataba de dar, algunas veces también tocaba recibir... Otro detalle que ella dejó suelto para cuando la ira invadió su mente y cuerpo.

Sade realizó golpes mixtos directo al rostro de Allison, para cuando su oponente se cubrió la zona de arriba, atacó con un gancho hacia su hígado. Eso hizo que Allison se estremeciera de dolor y se convirtiera en una presa fácil al volver a estar de rodillas. Simons se acercó a su lugar y se arrodilló a un lado de ella, escuchando a detalle sus jadeos y el dolor que aquel golpe le había provocado.

—Sé cómo eres —susurró.

Allison, con la adrenalina abandonando su cuerpo, se alzó de inmediato volviendo a una guardia. Sade negó con la cabeza, esperando no tener que llegar a dormirla a golpes por ser tan obstinada.

—No me conoce en lo absoluto... —repuso la novata.

La cabo Black esperó otro ataque de Sade, entrando en su guardia para cuando había bloqueado su golpe. Se preparó para realizar un uppercut pero falló de manera simultánea por la ira y los nervios. La morena contraatacó con un golpe mucho más fuerte en su mentón, derribando a su oponente casi inconsciente.

—Conozco la debilidad cuando la veo —susurró Simons, todavía cuestionando la indecisión de Sade.

La abatida mujer simplemente miró a la mujer que seguía observándola con aquella frialdad que poco a poco parecía quebrarse al querer mostrarse preocupada por ella.

Con el rotundo fracaso de Allison, todo a su alrededor se volvió mudo mientras se rebatía a sí misma por la decisión que había tomado. Era cierto que su padre habría sido reelegido para volver a formar parte del pelotón, pero para Anne, ella parecía ser un buen complemento al equipo.
Presa de la discordia, juntó ambas cejas por fin creyendo las palabras a las que antes se negaba. Nunca estaría ni cerca de ser tan buen soldado como su padre lo había sido.

De reojo pudo ver como Simons sonreía, creyendo conocer también el final.

—¿Q-Qué esperas? —se quejó sin siquiera alzar la vista, ya que sólo le quedaba esperar lo inminente.

—Para mi ya has perdido —Sade bajó la guardia para después retirarse y seguir a los demás novatos que habían cruzado ya ese punto.

La luz de las lámparas que los veteranos del pelotón portaban había desapareció a la par que ellos siguieron avanzado sin ver por nadie que se haya quedado atrás. Sin ver por aquellos que decidieron retirarse.

Allison se levantó ladeada y caminó a oscuras a la campana que anunciaría su renuncia. Las lágrimas bajaban de sus ojos por la frustración y el coraje, su juicio había sido nublado por aquellos sentimientos y pensamientos derrotistas. Ni siquiera quería pensar en lo que su padre pensaría por su decisión. «¿Es correcto que abandone?», aquella pregunta surgió desde los confines de su mente.

A tan sólo metros de tocar la campana, su espalda fue aluzada por una lámpara.

—No tocarás la campana —Dakota interrumpió su acción —. Eso es una orden —Allison dejó sus pensamientos de lado y se giró a él.

—¿Por qué? Es nuestra decisión si nos rendimos o no —replicó ella, frustrada.

—Es por eso que no lo voy a permitir —contestó, igual de serio como siempre —. La primera vez que te ví estabas al borde de la muerte, y aún así te negabas a rendirte.

—Tenía una misión —repuso, dando la vuelta y tardando sólo un par de segundos para que sus ojos se adaptaran a la iluminación.

—Entonces yo te daré una, pero necesito que me demuestres que no estoy equivocado contigo.

El sargento confiaba en su capacidad y su nivel de determinación. Pese a que haya tenido una derrota como lo era la anterior, eso no se significaba que lo perdería todo. Sólo era cuestión de que se levantara y se convirtiera en la persona que presionaría y no la que sería presionada.

Allison mantuvo su mirada fija en el rubio, dejando de tensar sus hombros y posteriormente asintió con la cabeza. Una leve sonrisa emergió del rostro de la persona frente a ella.

—Entonces, vamos. Aún te falta un gran tramo por terminar.

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