12
Allison
—Primer grupo, muevanse —indicó Anthon liderando la pequeña escuadra. Él en compañía de otras cuatro personas, se adentraban entre la oscura maleza.
Allison observó su ida para luego alzar la mano y ordenar avanzar hacia el enemigo. Su equipo era el más reducido, el cual constaba de sólo dos personas: Lee y South. Pero sería sólo la ofensiva para cuando el grupo de Anthon fuese atacado.
—¿Alguna vez alguien ha cazado? —preguntó South tiempo después de haber abandonado el campamento, con el único propósito de romper el silencio que se había generado.
—No hay que hablar, por ahora —dijo Allison omitiendo la pregunta y siguió su curso con ellos dos detrás.
Tiempo después de silencio, llegaron donde antes era el paradero de su enemigo. Ahora, sólo estaban ahí un par de soldados cuidando a su prisionero. El grupo de Allison ya se encontraban alzando las armas en dirección a sus enemigos, pero la mujer que los lideraba, levantó la mano indicando que aún no se abriera fuego.
—¿No se aburren de estar aquí? —preguntó Mack hacia las personas que lo tenían bajo custodia.
Después de recibir dos disparos por tratar de pasarse de listo, aún no aprendía la lección. Trataba de distraer a Walker y su compañero, Luke, mientras él buscaba una forma de burlar su seguridad y escapar. Los dos hombres negaron con la cabeza sin siquiera dirigirle la mirada.
Allison bajó la mano e indicó a sus soldados escabullirse hasta llegar a los custodios de Mack. Sólo ella salió de la maleza apuntando su arma. Allison no quería llamar la atención del equipo del teniente, así no tendrían el factor sorpresa.
—Bajen las armas si no quieren ningún punto morado en su piel —sugirió la cabo Black sujetando con firmeza su rifle y su dedo rozando gatillo.
Luke trató de dispararle, más South se le adelantó inutilizado su arma después de dejar en su espalda cinco marcas de pintura.
Walker miró a todos lugares buscando al tirador.
—Última oportunidad —sentenció la mujer.
El soldado no dudó en intentar hacer lo mismo que su compañero para también ser marcado varías veces.
Allison pasó a auxiliar a Mack, confusa del camino que los hombres del teniente habían tomado. North y Ray salieron de sus lugares sin dejar de apuntar a los actualmente "muertos" del equipo adversario.
—Ya se habían tardado —dijo él con una sonrisa —. Casi me iba sin ustedes.
Walker no evitó burlarse después de escuchar ese último comentario. Estaba bromeando, porque tal vez nunca lograría escapar sin llegar a estar fuera del juego después. Allison entrecerró los ojos con una sonrisa desafiante. Dejó de tratar ayudarlo, para luego levantarse y hacer guardia.
—Adelante, lo esperamos —dijo ella esperando que él solo se liberara.
Mack alzó la vista con la misma sonrisa y forzó las ataduras. No obstante, no resultó ser de mucha ayuda. Se levantó del suelo y se acercó al tronco más cercano para frotar las cuerdas. Nuevamente, no fue suficiente.
—¿Es necesario todo esto? —preguntó South, a sabiendas de que se podía omitir todo aquello.
Allison prestó atención a su comentario, y prosiguió a cortar las cuerdas de Mack con la navaja que fue proporcionada a todos para defenderse, si llegara el caso, de la misma naturaleza.
—Retiro lo dicho, Black —parecía que Mack se disculpó con ella de alguna forma mientras asentía —. Ahora hay que irnos, el teniente se dirige al campamento —mencionó ligeramente preocupado.
Todos ellos se sorprendieron de no encontrarlos de camino.
—Entonces en marcha —ordenó la mujer. Su grupo se movilizó por el mismo camino del que habían provenido.
—Necesito un arma —mencionó Mack. Allison de inmediato le pasó su rifle. —. ¿Que hay de ti? —preguntó después de revisar la capacidad de munición.
Allison tomó el rifle de Miller y lo alzó respondiendo a la duda de su compañero, después lo apresuró con la mirada. Los que aguardaban en el campamento, no tienen ni la más mínima idea de que el teniente los tomaría por sorpresa.
Durante el transcurso una "pequeña" duda molestó un poco a Mack.
—¿Allison? —preguntó en voz baja.
—¿Sí?
—¿Por qué me diste tu arma y tomaste otra? Todos sabemos que los cañones se inutilizan cuando su portador es dañado por múltiples impactos —quería saber la razón, aunque cabía la posibilidad de que ella haya olvidado tal cosa.
—Creí que no se daría cuenta —repuso y prosiguió con su camino sin importarle.
Él de inmediato se adelantó frente suyo y subió la guardia. Sí ella moría en esa partida, él lo haría por consiguiente. Al momento de hacer eso algo cayó de una de sus bolsas, un pequeño objeto metálico del cual apenas Allison se percató. Por lo que apenas alcanzó a recogerlo y guardarlo con rapidez. Ya después se lo devolvería a Mack.
El camino fue silencio y tranquilo, lo único que escuchaban era el crujir de las ramas caídas al pasar. Mientras el sol hacía acto de presencia al asimarse por las montañas, iluminando todo a su paso. Las aves recién comenzaban a cantar, y claro, los ecos de los disparos no podían esperar. El grupo se tiró al suelo creyendo ser atacados, pero no era así. Resultaba ser que sólo eran los simples ecos que rebotaron de piedra en piedra hasta llegar a sus oídos. Avanzaron al sonido sumamente cuidadosos, esta vez evitando generar algún sonido al colocar la planta de sus botas en el suelo.
—South, quédate atrás. Si ves a alguien, no dudes en disparar —ordenó Mack y luego miró al resto —. Lee, te toca ser el flanco defensivo.
—¿Qué hay de mí? —inquirió Allison.
—Tú ve detrás de mío y trata de que no te den —expresó apuntándole con su mano donde quería que ella estuviera —. Nosotros seremos el flanco ofensivo.
Ella asintió. Tan pronto la cabo se colocó donde se le indicó, prosiguieron al sonido completamente alertas.
Atentos, avanzaron al sonido hasta visualizar a lo lejos la pequeña trinchera que un grupo enemigo utilizaba de cobertura. Mack de inmediato indicó que se les eliminara para dejar un espacio para ellos y tomar por sorpresa el resto del segundo grupo de Simons. Lee asomó la cabeza buscando al resto, más no encontró nada.
—¿Dónde están los demás? —preguntó no tan contento por la situación. El grupo miró a los hombres del teniente, no decían ninguna palabra.
La rubia los alcanzó en cuanto escuchó los disparos, y se agachó mirando atentamente el suelo y apenas logrando distinguir unas huellas en la tierra. Las siguió un par de metros y después le habló a su grupo para que la siguieran.
—Cuando fue capturado, ¿no escuchó sobre un plan, estrategia o formación? —le preguntó a Mack, luego de ver que las huellas se desviaban del campamento.
—En lo absoluto —negó el otro.
El camino fue igual de armonioso hasta recibir fuego enemigo de alguna parte. Se cubrieron detrás los largos troncos de los árboles y trataron de averiguar donde estaba el tirador. Tomaron la oportunidad de devolver el fuego mientras éste recargaba su arma. Se dieron turnos para disparar y no dejar que aquella persona saliera de su cobertura, para luego llegar a su posición y eliminarlo a quemarropa.
South era la persona que se encargaría de lo último.
La rubia subió a una gran velocidad hasta el tirador y simplemente lo observó con una expresión molesta. Luego le extendió la mano a aquella persona para ayudarla a levantarse revelando la identidad de Nathan, persona que hacía de guardia alrededor del campamento.
—¿Por qué nos disparabas? —inquirió la mujer, algo exaltada.
—¡No sabía que eran ustedes! —se excusó alzando ambos hombros.
—Pudiste haber echado un vistazo antes de esto —reprendió ella nuevamente, quieta en su lugar.
—¡Claro! ¿y dejar que me manchen el uniforme? Oh, espera... ¿acaso yo tenía que ser la baja regalada? —South rodó los ojos por la manera que el soldado respondió.
—Basta —Mack detuvo la pequeña discusión que no llegaría a ningún punto —. ¿Qué haces hasta acá? —cuestionó, curioso.
—Escuché ruido, vine para ver de qué se trataba y fui atacado por los hombres del teniente.
Mack de inmediato comprendió que trataba de hacer el teniente, y distraer al que hacía patrulla lo ayudaría.
—Fue una distracción... —de la nada la molestia entre Nathan y South pasó. —. Tenemos que llegar antes que Simons.
En ese mismo instante se pusieron en marcha sin preguntar nada por el momento. Después aceleraron el paso al escuchar más disparos, nuevamente en la dirección a la que se dirigían. Nathan y Lee maldijeron en silencio, mientras que South cuidaba de todos ellos atrás.
Allison y Mack discutieron un momento para organizarse de otra manera para dar apoyo a los que se resguardaban en el campamento, pero a la vez, de otra posibilidad para flanquear a su combatiente. Finalmente ambos estuvieron de acuerdo, y de forma silenciosa indicaron lo que se debía hacer.
Con una formación organizada, flanquearon el resto del segundo grupo del teniente. Éstos mismos se encontraba en otra disputa con la cuadrilla de Anthon.
De parte de los novatos sólo hubo tres bajas, mientras que el grupo hostil quedó neutralizado. Mas ninguno de ellos era el teniente o el sargento.
—¿Hemos ganado? —preguntó Lee con un grito.
Allison negó con la cabeza al pendiente de todo.
—¡Contacto! —gritó Logan momentos antes de quedar fuera del juego al tener cuatro puntos de aquella pintura bastante marcados y llamativos en su torso.
Todos de inmediato tomaron una cobertura. Las direcciones de los disparos era inciertos, ya que parecían cambiaban de posición cada vez que se les oía.
—¡South! —llamó Allison —. ¿Puedes dar con ellos?
La rubia afirmó al asentir con la cabeza. Utilizando un truco que usaba su hermano, apuntó al horizonte y esperó a que el sonido se convirtiera en su aliado en ese momento. Si había razón para que Allison confiara en que ella era porque estaba segura que sus habilidades como la hermana del actual francotirador del pelotón estarían a la misma altura que North. South fijó un blanco e ignoró todo a su alrededor para efectuar el disparo que eliminó a uno de los tiradores. Repitió el mismo procedimiento hasta eliminar un total de tres personas.
La bajas aumentaron, la mayor parte de ellos del grupo de Anthon al haber sido ellos los que recibieron el fuego de sus agresores. Varios de ellos se quejaron por el dolor presente y de su eliminación. Los que quedaron se dispusieron en buscar a los que quedaban para, tal vez, repelerlos de una buena vez.
Los planes de Simons eran impredecibles para los novatos, incluso para Mack. Y eso que había pasado más de un año activo en el pelotón. Sin más que hacer, prefirieron patrullar el campamento.
Dakota
El teniente se tomó bastante tiempo al rodear el campamento de su enemigo, pero su ataque seguramente sería efectivo. Había dejado atrás a varios hombres para crear una distracción mientras ellos se tomaban su tiempo. No era algo que aprobara Dakota, pero ¿qué podría decir al respecto? La última vez que se quejó le fue más pesado el sermón que recibió al castigo que le impusieron. No le gustaba dejar a una persona atrás, mucho menos si era para ser la carne de cañón. Algo que le impresionó de todos aquellos que aceptaron sin lugar a ninguna duda, era que sabían que podrían quedar fuera si fracasaban. Tenía un nombre para eso, y definitivamente se trataba de la lealtad. Pero, ¿esa lealtad podría resultar ser peligrosa en algún punto?
Acker se acercó al grupo después de haber salido unos momentos en un reconocimiento del terreno.
—El paso está libre hasta el acampado, pero los demás fueron eliminados —informó —. El único problema es que saben que llegaremos.
—No importa —confirmó el teniente con bastante seguridad en sí mismo —, nosotros los superamos en experiencia.
—No los subestimemos, señor —Dakota se opuso a el procedimiento con el que se estaba llevando a cabo para realizar el ataque —. No veo recomendable atacar si ya estamos siendo sus invitados más esperados —opinó.
Simons tomó eso como una duda a sus órdenes. Incluso Dakota, siendo un sargento, tenía que tener más claro eso de seguir las órdenes sin cuestionar nada.
—¿Qué sugiere, sargento? —inquirió Simons deteniendo el grupo para "discutir" la estrategia que sería tomada, aunque en realidad sólo escucharía lo que tendría que decir y después proseguir con lo establecido.
—Debemos hacer que ellos vengan a nosotros —respondió, dirigiéndose a los restantes del pelotón. El teniente y el sargento sólo serían la cabeza, mientras que ellos serían el cuerpo completo que harían de todo su plan un éxito.
—Nos llevaría más tiempo —replicó Simons y avanzó un par de pasos al frente.
—Tiempo suficiente para levantar curiosidad en los novatos, y así nos buscarán —contestó a pesar de la negación del teniente que seguía persistente.
Simons omitió su opinión y prefirió seguir con lo ya establecido.
El sargento, por primera vez dentro de su mente, había insultado a su superior. Tal vez se pudo ver como un pequeño niño quejumbroso, pero en realidad su idea hasta el momento hubiera sido más efectiva a lo que el teniente planeó. Además, se habría cobrado menos bajas de su equipo. El sargento resopló lo más bajo posible y siguió con la caminata, Acker lo palmeó en la espalda como si eso fuera algún tipo de consuelo, poco después sonrió con levedad. Dakota no dejaría pasar aquella acción, y claro, se desquitaría con el graciosito de Acker.
Las pesadas botas dejaban un rastro tras de sí, sobre todo en el lodo. Dakota se percató de eso, más no sería de ayuda avisar de que podrían ser perseguidos porque, como ya lo comprobó antes, no sería tomado en cuenta por la pared con la que intentaría hablar y se encontraba al mando.
Simons miró al cielo unos momentos e indicó con la mano comenzar un trote. Muchos del grupo seguían sin entender porqué lo hacían, el trote podría ser ruidoso. Eso los delataría por completo, sobre todo si su enemigo se encontraba a una corta distancia. Fue cuando entonces Dakota se separó del grupo dejando de trotar, y con el rostro con una expresión bastante decidida.
Algunos le avisaron al teniente, pero éste hizo caso omiso. Otros detuvieron su trote y siguieron al sargento por otro camino.
—¿Por qué vienen? —preguntó Dakota, mirando de reojo a dos de todos los soldados que le habían seguido.
—¿Como no apoyar a mi superior favorito? —respondió Acker con tono burlón.
Sade le dio un codazo para hacer que cerrará la boca.
—Creo que muchos pensamos que su solución es la mejor —mencionó Sade.
A Dakota no le extrañó que ellos dos le siguieran, después de todo habían formado una amistad desde que se enlistaron por primera vez. A pesar de que eso haya sido más de un par de años, en realidad parecía que se conocían de toda la vida.
Sade se posicionó a un lado del sargento y le echó una mirada amenazante al soldado que solía cavar su propia tumba cada vez que hablaba. Sí, a Acker.
—Bien, entonces actuemos rápido —indicó Dakota para pronto retomar el camino por el habían venido.
Creía que lo más seguro sería que se cruzarían con más novatos, y al eliminarlos llamarían la atención de los demás para que fueran a la boca del lobo.
El grupo siguió avanzando hasta encontrarse con otra escuadra, tal y como Dakota lo había pensado. Los fusilaron con el factor sorpresa que habían adquirido, y pasaron a un lado de ellos después, como si de la nada se hubieran desvanecido. El sargento ordenó dispersión de no más de cinco metros de cada uno, esto para tener contacto visual con el equipo y a la vez poder dar con el enemigo.
—Sargento —llamó Walker.
—¿Qué pasa?
—Si el teniente llega al campamento enemigo, atraería toda la atención, la suficiente para también entrar y abatirlos por la espalda —mencionó.
Por algo le llamaban "el estratega", aunque eso sólo era una pequeña demostración a comparación de lo que ha hecho en el verdadero campo de batalla.
Dakota tomó la idea y la puso en marcha. Pronto todos se dirigieron al acampado, un tiroteo ahí había comenzado. La ocasión perfecta para entrar y atacar.
Subieron por el pequeño monte en el que el enemigo se había establecido, y no lo habían hecho mal, a decir verdad. Pues el sargento y compañía podrían ser eliminados después de un diluvio de disparos si los novatos los hubieran anticipado a tiempo. Al llegar a la cima, avanzaron entre las filas enemigas acabando a cualquiera que estuviera en su campo de visión, pero también, los suyos comenzaban a caer de uno en uno. Los únicos que quedaban después de un fuego cruzado, sólo fueron el teniente y el sargento. Ambos entre la espada y la pared.
Dakota tenía en la mira a la mujer que sostenía el rifle en dirección al teniente. Simons sin decir una sola palabra, le ordenaba al sargento eliminar a Allison antes de que ella lo eliminara a él. Sin embargo, era algo que Dakota repasaba en su cabeza una y otra vez. «¿Estaría mal si lo dejaba morir?», se preguntaba. Dentro de sí, su conciencia pedía a gritos que lo dejara. Trás meditarlo, finalmente se decidió para dejarlo morir por todo lo que cometió, por lo que en cuanto Allison jaló del gatillo, su arma se había trabado. Muchos otros comprobaron lo que ella gritó, y al igual que la novata, sus rifles se habían trabado. Y eso que aún no habían sido acribillados.
—Se acabó —dijo Dakota en voz baja, para después bajar su arma.
Simons lo miró con una expresión bastante molesta.
—¿Por que no la eliminaste? —confrontó.
—El arma se había trabado —contestó Dakota, con una expresión serena.
Sólo él y el teniente sabían que había pasado realmente. La ventaja aquí era que Simons no tenía manera de demostrarlo.
Allison
El pelotón regresó del bosque a la base central, adoloridos y algunos fatigados. Otros tuvieron que recurrir al ala médica por los dolores insoportables en ciertas áreas del cuerpo tales como el cuello y el torso. Los demás pasaron a tomar un descanso con el permiso de su capitán.
Allison buscó a Mack en distintos lugares para devolverle la pieza metálica qué tal parecía ser un bala un alto calibre. Le extrañó no verlo por ahí bromeando, o celebrando con el resto. Pasó por el punto de reunión del pelotón, ahí mismo pudo contemplar como unos se distraían charlando y como el sargento torturaba a Acker usándolo de banca para leer su libro mientras Sade disfrutaba ver como el soldado sufría por la "justicia divina". Su búsqueda no se demoró más hasta encontrarlo en su camareta buscando algo para completar su juego de ajedrez con su tabla original. Todas las piezas que suelen ser de madera o de cristal, habían sido reemplazadas por casquillos y balas de distintos calibres y tamaños.
La mujer miró la larga bala que yacía en una de sus manos, la cual aparentemente hacía de alfil en el tablero, y era el único que faltaba en el mismo. Además que, fuese quién fuese la persona con la que estuviera en partida, estaba claro que sí rey estaba acorralado.
—Vaya, juegas ajedrez —mencionó ella entrando en la camareta.
—Jugaba, hacía meses que había dejado mi juego pausado. Se suponía que era el turno de Masen —respondió, escuchándose algo desanimado.
«Masen...», aquel nombre le fue familiar para Allison y si no mal recordaba, él fue uno de los que perecieron al momento de confrontar a su captora.
—Por lo que veo, ese rey no puede hacer nada al respecto —comentó ella señalando la pieza con la cabeza.
De la cara de Mack brotó una sonrisa de media mejilla.
—Y podría acabarlo si tan sólo encontrara a mi atacante faltante—replicó.
Pronto Allison le entregó en mano lo que tanto buscaba. Una sonrisa de alivio emergió de él, trás eso tomó asiento en una de las sillas junto a la pequeña mesa a la vez que reacomodaba la última pieza.
—Algo curioso y admirable de Masen era que luchaba hasta el final a sabiendas de que su partida estaba perdida —dijo con la misma sonrisa que de poco en poco desapareció —. Aún no sé si debería dejarlo ir. Él fue como un hermano... fue duro cuando me enteré de lo que le pasó —arrugó la frente melancólico, mientras tarareadeaba con sus dedos sobre la pequeña mesa que tenía enfrente.
—Entiendo lo que es... sentirse así. En ese mismo día perdí a muchas personas —Allison se centró en la última pieza restante de la partida de Masen.
—¿Qué fue lo que hiciste después? —inquirió, curioso. No dejaba de tararear, y cada vez se hacía más constante el ruido.
Allison se acercó al ajedrez y tomó la pieza que hacía de alfil que tenía en Jaque al rey, para luego dárselo a Mack.
—La verdad, no fue algo que creí que afrontaría. Sobre todo sola. Pero gracias a las buenas compañías no olvidé lo que todos ellos fueron para mí, más eso no significaría que me quedaría viviendo en el pasado.
Posteriormente a echarle un ojo otra vez pensado en lo ocurrido, le entregó la pieza sonriendo levemente. Él la recibió gustoso, pero dudó en terminar el juego. Se armó de valor y suspiró para finalmente derribar la última pieza de su contrincante.
—Jaque mate, Masen —se despidió después, moviendo el alfil en el lugar donde antes lo ocupaba el otro rey.
—Supongo que quisieras estar solo, así que te dejo —Allison se alejó de él unos pasos hacia atrás. A punto de salir de la camareta fue detenida por Mack.
—En realidad, no... —negó el hombre, bajando la vista —. Quédate —pidió, volviendo a alzar la vista —. No me vendría mal un nuevo oponente —señaló reacomodando las piezas sobre el tablero.
Allison sonrió para después se encaminarse hasta a la pequeña mesa y tomar un lugar frente a él para también acomodar sus piezas y comenzar un nuevo juego.
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