Baldosas blancas.

Teñidas de color rojizo
las blancas baldosas,
mientras que yo grito,
por mis costillas rotas.

La sangre se esparce,
gesto de mis dedos magullados.
Mis pulmones aplastados
están clamando por aire.

Hojas de otoño en el cabello;
la alegría traída del jardín
se esfumó en tan poco tiempo.

Añoro el camino recorrido,
cuando, ignorante de mi destino,
desconocía el pavor genuino.

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