Capítulo 7
NISA.
Digamos que tomó su tiempo, pero logramos encontrar el punto medio entre nuestra relación laboral con Jelena, veo más similitudes que diferencias entre ambas y parece comprender que su hombre no me interesa, no me van los casados, los clientes o amigos de Can Vural, porque mi jefe es un maldito posesivo de mierda que mataría a los clientes y ahorcaría a sus amigos por mirar a quien es de su propiedad.
Yo pensé que Jelena era de esas mujeres que quiere todo de forma inmediata porque era una caprichosa, pero me equivoqué, en cuanto me mostró las fotografías del estado en el que estaban esos niños, comprendí su urgencia para que investigara un poco más sobre ellos, estaban golpeados, heridos, lloraban, estaban tan... asustados, y yo reconozco ese sentimiento.
— Can...
Pregunté estando ya en medio de nuestra feria del libro, dos horas después de terminar el almuerzo con los Volkov.
— Quieres ir ¿No es así?
Mirándome de reojo, desviando su atención de la computadora.
Me conoce hace tan poco, pero me lee tan bien.
— Es que esos niños me necesitan, digo, no a mí específicamente, pero si puedo hacer algo por ellos...
Necesito ayudar, necesito que ellos no vivan lo que yo viví, necesito que alguien llegue por ellos.
— Nisa, sabes que te dejaría, pero esta feria la organizaste tú y eres quien maneja los detalles, llegué hace apenas unos días, no puedo hacer esto sin mi secretaria.
Y podía ver en su rostro que habla con total sinceridad, porque de poder, se quedaría él a cargo, a él también debió afectarle ver a esos niños.
— Lo sé — suspiré— Lo sé... es sólo... yo quería saber si era posible o no.
Dejándome caer nuevamente en la silla tras mi pequeña mesa con la computadora y el montón de libros que expondremos.
— Ya le dejaron el mensaje a Jelena escrito en esos niños, no los volverán a tocar a menos de que la Koroleva los provoque y lo dudo, así que cálmate.
— Sí... en eso tienes razón — rendida— Pero apenas terminemos, puedo ir ¿Cierto?
— Claro que sí, yo te ofrecí para el trabajo, quiero que te encargues, eres mi persona de confianza.
Dijo tan suelto de cuerpo, como si nos conociéramos de toda la vida, siendo que llevamos unos cuantos meses hablando por teléfono y pocos días trabajando juntos, esto es... extraño, pero me gusta sentir esta pertenencia, saber que Can Vural no va a desecharme.
***
Once de la noche, abrí los ojos, despertando de la pesada anestesia, viendo a mi jefe levantarse de su cómodo sofá para acercarse a mí, quitándome el cabello del rostro, observándome detenidamente, buscando algo que estuviese mal, siempre tan meticuloso.
— ¿Cómo te sientes, huesos?
— Mmm... me duele un poquito, pero nada que no pueda soportar — sonriendo soñolienta— Sigo teniendo mucho sueño.
— Sí, tienes cara de tonta — sonriendo— Es mejor que te duermas, montón de huesos, voy a estar aquí cuando despiertes.
Fruncí el ceño, mirándolo confundida.
— No eres mi padre, no necesitas quedarte hasta que me despierte.
— Claro que sí, soy tu jefe, tu guardián en este hospital y responsable de ti hasta que te regrese en una pieza a Turquía — frunciendo el ceño— Así que no me discutas, duérmete y aquí voy a quedarme.
Tomando asiento en su sillón otra vez, tomando su libro en medio de su muy madura rabieta.
— ¿Cuántos años tienes? ¿Doce?
Me burlé.
Parece un crío cuando quiere.
— ¿Cuántos tienes tú? ¿Dos?
— ¿Vas a alimentarme? Porque bien podría necesitar algo de leche, estoy tan hambrienta...
Carcajeó bajo y negó, abriendo su libro para ignorarme directamente.
— Recupérate, huesos, no hables estupideces.
— Son sólo unos cortesitos.
— Buenas noches, huesos.
— Pero-
— Buenas noches.
Bufé rodando los ojos, Can no es nada de divertido.
— Oye jefe...
— Duérmete, Nisa.
Insistió.
— Es que tengo frío y no puedo mover las manos, están muy pesadas ¿Puedes taparme? Hasta la nariz, por favor, o no podré dormir.
Dejó su libro de lado y se levantó, acercándose hasta mí, tomando las mantas de la camilla con notoria diversión disfrazada de molestia, cubriéndome hasta la cara de forma irónica.
— ¿Es lo suficientemente arriba, huesos?
— Jódete, Can Vural.
Carcajeó y esta vez sí que me cubrió como corresponde, me quitó el cabello del rostro y regresó a su cómodo sofá para seguir leyendo, fingiendo ignorarme, porque bien que lo veo verme de reojo cada tanto.
Le darían el premio al jefe del año si lo vieran así de atento.
Y tan rápido cómo desperté, volví a dormirme.
***
Al día siguiente regresé al trabajo como si nada, he tenido heridas peores y no me han detenido.
Por supuesto que mi jefe fue un dolor en el culo, preocupado hasta del más mínimo movimiento, tratándome cómo si fuese de cristal, pero fue lindo que me cuidara alguien además de mi abuela.
¿Lo malo de estar operada?
Can no quiere tocarme ni un solo cabello... es un aburrido.
¿Lo interesante?
La semana pasó de volada y por fin voy de camino a casa de los Vural, tengo que hablar con mi abuela antes de partir con los Volkov, me quedaré un día en su casa para recibir instrucciones, luego partiré a San Petersburgo según el plan.
— ¡Ángel!
Me hizo gracia que el primero en recibirme fuera Engin, abriéndome la puerta del auto y dándome un fuerte abrazo que duró unos tres segundos antes de que Can se bajara y prácticamente corriera hasta nosotros, apartando a su padre de mí.
— No la aprietes, carajo, se está recuperando.
Advirtió mi jefe.
— ¿Recuperando de qué? ¿Qué le hiciste?
Llevando disimuladamente su mano al arma que carga siempre consigo.
¿Sería capaz de dispararle a Can?
— Sí, lo que pasa es que yo le... comenté que tenía cicatrices muy feas, él me preguntó por qué siempre voy tan cubierta y todo eso, así que le contó y me arrastró a una clínica para que me sacaran todo eso — sonreí— Ahora sí soy bonita ¿A que sí, señor?
Levantándome la camiseta solo un poco para que viera los vendajes.
— Tú siempre eres bonita, ángel, eres la cosa más bonita que he visto — Acariciando mi cabello de forma paternal— No necesitabas una cirugía, pero si te hace feliz, eso me hace feliz.
Me sentí con cinco años otra vez, me dejé mimar y abrazar por mi jefe que me llevó dentro de la casa, hablándome sobre las cosas deliciosas que prepararon para mi bienvenida, lo que me hizo gracia ya que era su hijo el que regresaba luego de una semana fuera, pero era a mí a quién se lo celebraba, irónico.
— ¡Abuela!
Primero comencé dando grandes zancadas para luego terminar corriendo hacia ella, llenándole la cara de besos mientras me sentaba sobre ella y la abrazaba por el cuello, sintiendo sus brazos rodearme con cariño, riendo.
— ¡Hija! No tienes idea de cuanto te extrañé ¿Cómo estuvo tu viaje de negocios?
— Estuvo estupendo, pero hay una cosa que quiero mostrarte — ansiosa— Hola señora, Ceren — saludando a la madre de Can— Gracias por estar con mi abuela.
Tomándole la mano a la mujer, sonriéndole cálida, ambas estaban tomando el té, parecen llevarse bien.
— Cielo, tu abuela me cae de maravilla — dándole un apretón amistoso a mi mano— Gracias a ti por traerla.
— ¿Y a mí no me saludas?
Antes de poder apartarlo, me sujetó el rostro y me besó el maldito de Aslan, frente a todos.
— ¿Podrías tener un poco más de respeto? — apartándolo y poniéndome de pie— Estoy con mi abuela, imbécil.
— No me gusta que digas malas palabras, cariño — dijo mi abuela— Pero es justificable, dile todas las que quieras.
Tomando té de su taza, mirando a Aslan con autentico odio.
— Señora, su hija será mi mujer en algún momento ¿No debería acostumbrarse a las muestras de afecto entre nosotros?
Con la palma de mi mano, golpee hacia arriba justo en su nariz, escuchando el sonido de la fractura, viendo como la hemorragia comienza a suceder.
— Yo elijo quien, cuando, cómo o cuanto me besan, Aslan, cuidado — advertí— Yo no me quiero involucrar contigo.
Can llegó a mi lado, me miró de pies a cabeza y luego se plantó frente a su hermano, cubriéndome con su espalda.
— Ve a mostrarle lo que te hiciste a tu abuela — dijo mi jefe— De Aslan me ocupo yo, tú tranquila.
— ¿Seguro?
— Por supuesto, ahora vete.
Tomé la mano de mi abuela y juntas dejamos la sala para dejar que esa familia de locos controlara al animal que tienen por hijo, la verdad es que me alegraría si Aslan está dentro de uno de los autos que explotan, yo sé que está mal, pero de todas maneras me alegraría.
***
Llegué a mi habitación con la abuela, cerrando la puerta luego de entrar.
De inmediato ambas tomamos asiento en la cama, una frente a la otra sin soltarnos de las manos.
— No me gusta ese chiquillo, Aslan, se la pasa diciéndome que serás su mujer en algún momento, no soy partidaria de la violencia, pero debiste pegarle más, hija, que los brutos como él a la buena no aprenden.
Carcajee.
— Quien te escuchara abuela, una semana con los Vural y te transformas.
— Bueno... aprendí que hay cosas que tienen que suceder a la buena o a la mala, aprendí que a pesar de que tú trabajes para esta familia, te cuidan y te quieren, Engin se la pasa hablando de ti con orgullo, como si fueses hija suya — suspiró melancólica— No puedo evitar pensar en cómo hubiese sido tu vida si tuvieras un padre como él, ese hombre de verdad te quiere y se preocupa por ti.
— El señor Engin es el diablo mismo, pero con su familia es algo diferente, y me alegra poder decir con total seguridad que me considera parte de ella, bueno, a ti también ahora, dijo que va a protegerte, confía en él.
— Confío — asintió— Si es capaz de sacarte una sonrisa, yo confiaré.
— Gracias abuela.
Abrazándola con fuerza.
Cómo la extrañé, joder...
— ¿Qué querías mostrarme tesoro?
— Mira lo que el señor Can hizo por mí, me llevó a una clínica estética con un renombrado cirujano, mira esto abuela, mira.
Quitándome la ropa con premura para sacarme las vendas, después de todo ya están algo sueltas y toca cambio, quiero que vea que ya no tengo marcas feas en la piel, que soy normal ahora.
— Vaya hija... te ves... wow... — mirándome de pies a cabeza luciendo sólo ropa interior mientras daba un giro en el lugar— Ni siquiera se nota que estuvieron ahí, las marcas son tan pequeñitas...
— Le comenté a Can por qué no usaba cosas cortas o tops ya que eso le llamó la atención — mentí— Apenas supo, comenzó a cobrar favores para operarme con el mejor cirujano — sonreí— Mi jefe es un idiota de los buenos.
— ¡Está decidido! Les haré mis super galletas especiales con chispas de chocolate como agradecimiento, de seguro babean de lo ricas que me quedan, déjale todo a la abuela, cariño, daremos las gracias como corresponde.
Fui hasta ella y me senté a su lado, dejando que me abrace con ese cuidado único que me hace sentir especial.
— Gracias abuela, de seguro les encantan...
— ¿Por qué suenas triste, cariño?
Mirándome preocupada.
— Tengo que irme de nuevo, trabajo — expliqué a grandes rasgos— De mi trabajo secundario, como integrante de Las Águilas.
Frunció el ceño, no le gustó nada.
— ¿Qué tienes que hacer? ¿Dónde?
Mirando de reojo el tatuaje en mi muñeca, eso tampoco le gusta.
— Debo ir a Rusia, mi cliente espera ahí, estaré unos días fuera, debo conseguir información sobre unos mellizos secuestrados, los están golpeando, los tratan horrible... yo... quiero salvarlos, así que debo moverme rápido.
— Dios bendiga a esos niños —se persignó— Lo lamento tanto por ellos... — tomando mis manos— No sabía que Las Águilas hacían cosas tan nobles.
— Y no las hacemos — aclaré— Pero es un favor para el amigo de mi jefe y yo jamás me niego a sus peticiones, además, son niños... niños que lo pasan mal, yo lo pasé mal, no quiero eso para ningún otro pequeño.
— Pues entonces ve, cariño, que yo aquí estoy bien, no tienes que preocuparte de mí, Ceren y yo tenemos nuestras fiestas del té mientras ignoramos a Aslan, bueno, yo lo ignoro, Ceren intenta entablar conversaciones con él, pero el chiquillo no escucha — suspiró— Engin me agrada, Can me agrada, así que todo bien, ahora haz tu maleta y vete que esos niños no se salvarán solos.
— Abuela ¿Te he dicho que eres la mejor?
Sonriéndole.
— No lo suficiente, así que espero oírlo más seguido — levantándose conmigo— ¿Qué cosas llevas para trabajos como estos? ¿Sabes usar armas? No me gustan las armas porque se disparan solas, pero me gustaría que Aslan tuviera una cerca cuando eso pase y le llegue la bala.
Encogiéndose de hombros directo a mi guardarropa.
Sin duda mi lado oscuro lo heredé de mi abuela, ella tiene la misma oscuridad, sólo que no la acepta.
— Hay que mantener las esperanzas, abuela, uno nunca sabe.
— Rezaré por ello, cielo.
No pude evitar carcajear bajo mientras niego, no hay remedio con esta mujer.
***
Cené con la familia con tranquilidad mientras le comentaba a todos sobre mi viaje de negocios y lo que haría, a Engin no le hizo mucha gracia que me pusiera en peligro estando recién operada, razón por la cual me envió con un buen número de hombres, eso le encantó a mi abuela, la sobreprotección, así se asegura que nada me pase.
Yo pensé que iría en un vuelo comercial, pero antes de poder siquiera comentarlo, ya estaba arriba del avión particular de los Vural, volando sobre las nubes directo a Rusia, lugar dónde ya esperaban por mí, Jelena vino a recogerme con su gente, que, junto con los míos, fuimos directo a su casa, ese era el plan.
— Entonces... ¿Mañana temprano pondrás en marcha el plan?
Preguntó Jelena con cautela.
— Así es, necesito los detalles del sujeto, sus gustos personales, necesito adaptarme a su tipo ideal de mujer. Te juro que va a caer, siempre caen, soy muy buena seduciendo sujetos.
— Confío en tus capacidades, Can no te hubiese recomendado si no pensara que eres buena, aunque mi sexto sentido me dice que... no le hace mucha gracia tu plan ¿O sí?
Alzó una ceja, sugerente, sonriendo.
— Bueno... no le hace gracia — reí— Pero no es nada mío, por lo tanto, no le debo explicaciones más allá de darle reportes diarios de que estoy viva y cumpliendo con lo encomendado.
— Mi sexto sentido me dice que eso no le hace nada feliz.
— Pues no, pero sólo porque le encanta tener todo bajo control, y cómo no puede controlarme, se emperra — suspiré— Es difícil vivir con alguien como él.
— Dímelo a mí, tengo un esposo obsesivo, celopata y capaz de matar a quien me mire.
Lo dice como un cumplido, debe haber algo mal en su cabeza.
— ¿Y cómo lo haces para soportarlo?
— Soy peor — sonriendo maliciosa— Más celosa, más obsesiva, capaz de torturar a quien lo mire — encogiéndose de hombros— Igualdad de condiciones.
— Ambos están igual de locos.
— ¿Y no se trata de eso el amor? ¿Hacer locuras?
— Sí, pero ustedes lo llevan a otro nivel.
— Lo entenderás cuando seas grande.
Palmeando mi hombro.
— Jelena... te investigué, soy un año mayor que tú.
— Estos niños de ahora...
— Soy mayor.
— Tan infantiles...
Negué y mejor miré el paisaje por la ventana, tengo miedo que lo psicópata se me pegue, con Can es suficiente.
Bajé del auto ya en su propiedad, Alexander carga un bebé en brazos mientras que una niña pequeña se acerca hacia nosotras y me jala de la ropa para que le preste atención.
— ты говоришь по русски?
<<Hablas ruso>>
— Maybe English?
<< ¿Tal vez inglés?>>
Preguntó mostrando dominio del idioma a pesar de ser tan pequeñita.
— 我也会说汉语.
<<También puedo hablar chino>>
Miré a Jelena con sorpresa mientras esta sólo tiene ojos para la niña prodigio, es una puta experta.
— Y yo sé hablar los tres — hablándole en un ruso perfecto— Mi anterior jefe me hizo aprender varios idiomas — sonriéndole mientras me acuclillaba frente a ella— Mi nombre es Nisa Yildiz, señorita — extendiendo mi mano hacia ella— Soy turca y trabajaré con Jelena.
— Mi nombre es Tanya Volkova, Jelena es mi mami, la Koroleva — estrechando mi mano— No mires a mi papi o mamá va a colgar tu cabeza como lo hizo con Annika — sonriendo— Suerte.
Soltándome y dando media vuelta, dando brincos hasta llegar hacia el sujeto con parte del cabello blanco, también una de sus cejas y una de sus pestañas, es... increíblemente hermoso.
— ¿Quién es Annika?
Pregunté a Jelena mientras me paro derecha.
— La ex prometida de Alexander — sonriendo inocente— Cosas que pasan, ahora, deja que te lleve a tu cuarto para que descanses ¿Comiste?
— Sí, ya comí, gracias, y agradecería el cuarto, estoy desfalleciendo.
Caminando hacia Alexander junto a Jelena.
— Un gusto volver a verlo, señor.
Manteniendo las formalidades.
— Dime Alexander — sonrió— Este es nuestro hijo, Alex — presentó al bebé— Mi segundo, Delano — señalando al sujeto medio peliblanco— Y su novia, Ivanna — señalando a la chica hermosa que me miraba con curiosidad— Siéntete como en tu casa y utiliza nuestros recursos como gustes.
— Sólo necesito que te preocupes de mi estadía en San Petersburgo, parto mañana temprano.
— Tengo todo arreglado, tú sólo tienes que hacer lo tuyo.
— Confía en mí entonces.
Fui directo al cuarto que Jelena me mostró, me despedí y enfundé de inmediato en mi pijama, durmiéndome en segundos, estaba muerta luego de tantas horas de viaje entre un vuelo y otro.
A la mañana siguiente, me encontraba volando otra vez, usando un vestido que es muy poco de mi estilo, falda larga palo rosa, corpiño ajustado que me hace unos pechos increíbles, y un corsé blanco, zapatos de tacón, guantes blancos y cortos de encaje, usando una sombrilla para cubrirme del sol, transitando por la calle por la que vieron a Ilias, luciendo muy anticuada.
— Bingo.
Sonriendo con malicia, caminando un poco más rápido para alcanzarlo, yendo más lento cuando me crucé directamente frente a él, fingiendo mirar el puesto de flores, mirándolo de reojo, sonriéndole.
— Lo siento... cuando veo flores, me emociono, las de hoy parecen particularmente frescas ¿No crees?
Ilias alisó su traje, caminando hacia mí, fingiendo mirar las flores, así como yo también fingía hacerlo.
— Sí, se ven hermosas, así cómo usted, señorita ¿Cómo es que jamás la he visto?
— Oh, es que llegué hace poco, mi padre tiene negocios por esta zona, vine especialmente a casarme, dicen que los hombres en San Petersburgo son hombres de familia, hoy en día es difícil encontrar un hombre que quieras tener hijos.
Los ojos le brillaron de la expectación esto pinta para bien.
Voy a cazarte, Ilias.
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BUENAS BUENAS BBCITAAAS
ME HE TARDADO UNA VIDA EN REGRESAR, ME HE QUEDADO DORMIDA TODOS ESTOS DÍAS, PERDONENME LA VIDAAA
NISA QUIERE IR YA A RESCATAR A ESOS NIÑOS
CAN ES LA NIÑERA OFICIAL JAJAJAJAJA
DELANO SIGUE SIENDO UN HOMBRE HERMOSO
JELENA DA MÁS MIEDO QUE ALEXANDER, SIN DUDA
TANYA ES UN GENIO
ME HACE QUERER HIJOS JAJAJAJAJA
YA VEREMOS QUE PASA CON ILIAS, TAN PARECE QUE NISA LLAMÓ SU ATENCIÓN, VEAMOS SI ES SUFICIENTE
NOS LEEMOS PRONTO BEBAS
BESITOS EN LA COLA
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