Capítulo 32
CAN.
Lo que yo pensé, sería una noche de reconciliación en la que sólo seríamos ella y yo, se convirtió en un desastre de llanto, pañales sucios y bebés que querían acostarse a ver dibujos animados en compañía, claro que Nisa las consintió en todo, les tuvo un montón de paciencia, les dio la leche de la noche y se acostó entre ellas, abrazando a una con cada brazo, viendo La bella y la bestia, tarareando las canciones sin darse cuenta, haciéndole caras graciosas a nuestras hijas para que dejaran de llorar y comenzaran a reír, hasta ahí, todo bien.
Lo malo comenzó cuando fui a llamar a servicio al cuarto para que ella y yo comiéramos algo, un vino quizá, para descongelar la capa de hielo que se instaló entre nosotros luego de lo sucedido con Lily y mi padre.
Fue mi error no comenzar con la verdad, pero yo en realidad buscaba no herirla, Lily no fue nadie, y eso todos lo saben, mi padre... yo pensaba solucionar las cosas a solas con él para que mi mamá no se molestara y Nisa no entristeciera, pero todo se fue a la mierda y no hice más que herir a mi mujer que ya está más que herida.
Regresé a la habitación con la intención de secuestrarla, Melek y Milenka ya estaban por dormirse cuando me marché, pero para mi mala suerte, Nisa también estaba dormida, y no sólo eso, estaba llorando en sueños mientras murmuraba "No, por favor, señor". Eso me rompió.
Yo, pensando en follármela hasta el cansancio cuando a ella las pesadillas la atormentan, cuando... cojea y yo no he querido preguntarle el motivo, no me aventuré a preguntarle qué dio a cambio de su libertad, sólo me preocupo por mí, por protegerme a mí, como siempre, soy egoísta.
Con mucho cuidado, cargué a Melek primero, llevándola a la cuna que armé en el otro cuarto en cuanto llegamos, mi madre fue más precavida que yo y mandó a los escoltas con lo indispensable para las niñas, luego regresé al cuarto y cargué a Milenka, recostándola en la otra cama libre, apresurándome a encender el monitor para poder verlas desde el cuarto, encendiéndoles la luz de noche que tanto les gusta, dejando en volumen muy, muy bajo, la canción que Nisa les cantaba, no duermen bien si no escuchan a su mamá, en parte es mi culpa, yo no podía dejar ir a mi esposa y me aferré a todas las pequeñas cosas que me dejó, y le inculqué eso a las niñas.
Prácticamente corriendo regresé a la habitación, viéndola hecha un ovillo en la cama, apretando los ojos con fuerza.
— No por favor... — suplicó otra vez, derramando otra lagrima— Me voy a comportar, esta vez sí que me voy a comportar, mi señor, por favor...
Apreté los puños con impotencia, la mente me juega una mala pasada, muchas cosas podrían estarle haciendo en esa pesadilla tan vivida suya.
— Nisa, estás en casa — cargándola hasta acomodarla entre mis piernas— Nisa, estás a salvo, estás bien, eres libre, estás segura.
Apretó mi ropa entre sus puños, pero no abrió los ojos, se pegó más a mi cuerpo, temblando ligeramente, ya no tan tensa.
— ¿Alexei? ¿Jeff? ¿Ya regresé al cuarto? ¿El castigo ya terminó?
Sigue soñando...
Esos bastardos... ¿Qué hicieron con mi mujer? ¿Por qué ella se siente cómoda con esos dos?
— Ya regresaste, sí — le seguí el juego— Estás a salvo.
Sollozó y se apretó más contra mi cuerpo.
— Me golpeó hasta hacerme llorar, me... me lastimó, me... me duele — gimoteó— Mi espalda... — marcas de látigos prácticamente frescas, recordó esa tortura en específico— Quiero tomar un baño, me siento sucia, pero no puedo moverme, necesito ayuda.
Mis fosas nasales se abrieron de disgusto en cuanto inspiré profundo, así que esos dos vieron a mi mujer desnuda, la tocaron... claro que en las circunstancias que probablemente pasó no podría enojarme, ella estaba sola y vulnerable, era incapaz de cuidar de ella misma.
— ¿Alexei?
Preguntó otra vez.
Al parecer ese bastardo y ella eran cercanos.
— ¿Sí?
Respondí rendido, ambos necesitamos tiempo, necesitamos sanar.
— No me dejes sola en el baño, siento que si me dejas sola aquí, hundiré la cabeza en el agua y no volveré a salir, tengo tantas ganas de rendirme...
Me dolió el corazón.
Yo poniéndome celoso cuando todo lo que hicieron fue obligarla a vivir, ella... no quería vivir...
— Tienes que vivir, por tu familia ¿Recuerdas? — dije yo mientras me temblaban los labios— Ellos te están esperando.
Negó lentamente, relajando su postura, soltando mi ropa poco a poco.
— Can ya debió olvidarme... ha pasado un año... me hizo una tumba, estoy muerta ya, no vale la pena seguir.
Entonces... se durmió.
Durante la noche despertó otro par de veces llorando, al parecer, no le gusta sentirse sola en la cama, comienza a temblar de inmediato.
Me sentí tan de la mierda por no haberme esforzado más por buscarla que me bebí la botella de vino solo en la cama, sujetando su mano para que descansara, aún tiene horribles ojeras bajo sus ojos, y está tan lastimada...
— Yo no te olvidé nunca...
Susurré acariciando su cabello, quitándoselo del rostro.
— Siempre estuviste en mi corazón, unas veces, dándome fuerzas para seguir, otras, lastimándome por haberte ido tan pronto, pero jamás te olvidé, ni una sola vez dejé de pensarte.
Le susurré mientras me empinaba la botella.
***
A las cinco de la mañana Melek despertó llorando, me apresuré a levantarme para no interrumpir el sueño de Nisa, entrando a la habitación de ellas, cargándola con cuidado, recostándola contra mi pecho, dando palmaditas a su espalda.
— Shh Shh Shh mi niña, papá está aquí, no estás sola...
Besando su frente, meciéndola mientras me paseo por la sala en penumbras, mirando hacia el exterior, pensando en que no quiero vivir en un departamento, no con niños, ellos necesitan espacio para corretear, un jardín, un perro, quizá, tengo un montón de propiedades, buscaré una que se ajuste a lo que quiero, lujos, espacio y calidad para mis princesas y para mi mujer.
— Papi, pio pio.
Dijo la niña inteligente de papá, pidiéndole la canción que espero jamás nadie me escuche cantar nunca porque no soy bueno para cantar, pero que a las niñas les encanta.
En ocasiones, cuando enfermaban o no paraban de llorar por las noches y la voz de Nisa no era suficiente... tuve que ponerme creativo y buscarles mi propia versión de una canción de cuna.
— Está bien, Melek, papi te cantará la canción, tú cierra los ojos e intenta dormir.
Cerró los ojos con fuerza, apretando los puños, viéndose muy divertida mientras hipa, intentando calmarse mientras las lagrimas le mojan sus bonitas y largas pestañas.
— Ahora silencio, bebé, no llores, todo va a estar bien — tomé aire— Endereza esos labios niña, te dije, papi estará aquí para abrazarte toda la noche.
Le canté, y entonces Melek me pidió que la acomodara, apoyando cabeza en mi hombro mientras le doy palmaditas a su espalda y disfruto de este pequeño momento.
— Sé que mamá no está aquí ahora y no sabemos por qué — seguí cantando— Tenemos miedo de cómo nos sentimos por dentro, puede parecer un poco loco, linda bebé, pero prometo que mamá estará bien.
Se me saltó una lagrima, porque Nisa está de todo menos bien.
— Y si también me lo pides, papi te comprará un ruiseñor — me obligué a seguir cantando, ella se está durmiendo— Te voy a dar el mundo entero, voy a comprarte un anillo de diamantes, voy a cantar para ti, haré cualquier cosa por ti, sólo para verte sonreír. Y si ese ruiseñor no canta, y el anillo no brilla, voy a romper el cuello de ese pájaro, regresaré al joyero que me vendió el anillo y haré que se coma cada quilate, no jodas con papá.
Para cuando terminé de cantarle el coro de Mockingbird de Eminem a mi pequeña, esta ya estaba dormida, la regresé a su cuna, arropándola bien, sólo entonces regresé con Nisa, recostándome a su lado para atraerla con mucho cuidado de no despertarla ni lastimarla, abrazándola cuidadoso, llorando en silencio.
— Tú tampoco llores, bebé — susurrando a Nisa— Todo está bien, porque ya estamos juntos, y no permitiré que vuelvan a lastimarte.
***
NISA.
Desperté sintiéndome descansada, pero me duelen mucho los músculos, quizá dormí en una mala posición, anoche soñé con ese día en el que me hicieron las cicatrices de la espalda a punta de latigazos sólo por haberme encontrado fuera de mi habitación a la hora de toque de queda, yo sólo quería ir a robar algo de chocolate para Alexei, estaba triste, y no alcancé a llegar a la cocina cuando me atraparon.
Ese día le pedí a Alexei que por favor no me dejara sola porque quería terminar con todo en ese momento, y cuando Alexei me prometió que no se iría, llegó Jeff con chocolates y brownies que se robó de la cocina, fue ahí por mí, para subirme el ánimo, se dejó hacer lo que el chef le pidió y vino al cuarto de baño para hacernos compañía mientras me ayudaban a limpiarme y curar las heridas.
Me reí mucho esa noche gracias a sus estupideces a pesar de que estaba completamente rota por dentro, siempre estaré agradecida con ambos por todo lo que hicieron por mí.
Giré la cabeza, viendo a Can dormir plácidamente a mi lado, una botella de vino vacía junto a su cuerpo, estaba recostado encima de las mantas, abrazándome, parece agotado ¿No durmió bien?
— Joder, yo me dormí, teníamos planes — maldiciéndome por dentro, dejando la cama con lentitud— Maldición... soy la peor.
Viéndolo con lastima, tiene la boca morada por haber bebido tanto, huele a alcohol, dudo mucho que se levante pronto.
— Duerme ya, cariño, yo me encargo de todo.
Sacándole el móvil, tomando el monitor de las bebés, quienes aún no despiertan, abandonando el cuarto, cerrando cuidadosa la puerta para no despertarlo, llegando a la sala, desbloqueando el móvil de mi marido, viendo que tiene una cantidad impresionante de mensajes de la Churri, esa Moly o como sea que se llame.
— A ti te veré en el trabajo, sólo espera.
Ignorando esos mensajes, no son para mí y no me interesa el contenido, yo no me pongo celosa por mujeres tan insignificantes.
Lo que sí quería era llamar a Ceren, buscándola entre los contactos, marcándole, necesito saber qué comen las niñas en la mañana para preparárselo.
— Can, hijo, buenos días ¿Cómo van las cosas por allá? ¿Nisa sigue molesta contigo y con nosotros?
Suspiré, abriendo el balcón, observando la vista, oliendo la libertad.
— Hola Ceren, soy yo — recargándome en la baranda— Can sigue dormido, se saqué el móvil porque no tengo uno... las cosas están algo extrañas entre nosotros, contigo estoy un poco herida, y a Engin no lo quiero ver, así están las cosas... aunque he tenido algo de tiempo para pensar y entiendo las intenciones de Engin, quería proteger a su hijo, lo entiendo, pero... las niñas, tocó a las niñas y eso dudo poder perdonárselo pronto, ellas no me tenían a mí, Engin no tenía el derecho de quitarles a su papá también, no tenía el derecho de emparejar a mi marido con otra.
— Nisa, yo sé... yo sé que... hicimos mal — está llorando, su voz se escucha extraña— Yo debí indagar, Engin debió dejar que Can resolviera las cosas por su cuenta, pero lo hubieras visto, él era un fantasma que se movía por inercia para cuidar de Melek y Milenka, no nos dejaba acercarnos a ellas, no nos permitía ayudarlo, quería hacer todo solo, fueron meses duros, muy duros.
Sé que no lo pasó bien, ninguno de los dos, no es competencia, por lo tanto, no podré el dolor de ambos en una balanza.
— ¿Qué piensas hacer con Can? ¿Pueden solucionar las cosas?
Preguntó aún herida.
— Claro que solucionaremos las cosas, yo amo y adoro a su hijo, Can es mi marido, sólo tenemos que hablar, no hemos tenido tiempo solos, creo que es lo que necesitamos.
— Yo podría ir dónde se estén quedando y ayudarlos con las niñas, sólo yo, prometo que no llevaré a Engin, así ustedes podrán enfocarse en otras cosas, hablar y no refugiarse en sus obligaciones como padres.
Miré con interés el horizonte, planeando rápidamente, sonriendo maliciosa.
— Está bien, así podré ir a ver cómo están las cosas en la compañía, quiero comenzar a trabajar, si me quedo mucho tiempo sin hacer nada pienso en cosas desagradables, así que... me gustaría mucho que viniera, así podría ayudarme con la comida de las niñas, me avergüenza admitir que no sé lo que comen mis propias hijas.
— Tú tranquila, cariño, tomaré algo de ropa para el trabajo para ambos, cosas para las niñas y me iré para allá, envíame la dirección, llegaré lo antes posible.
Sonreí agradeciendo a la mujer, cortando la llamada, apresurándome a enviar la dirección en tiempo real para que viniera a socorrerme, la verdad sí que me avergüenza no saber qué comen mis hijas o qué se supone que debo hacer, por lo tanto, recurriré a la búsqueda de información más confiable a la que puedo optar en estos tiempos desesperados, tiktok.
— Vaya... hay muchos consejos de crianza responsable, yo pensé que iba a ver videos de madres desesperadas llorando para yo llorar con ellas.
Tomando asiento en el cómodo sofá del balcón con el monitor sobre las piernas, viendo cada dos minutos si las bebés seguían durmiendo, muero por cargarlas otra vez, dudo poder cansarme alguna vez de ver sus caritas, de sentir sus abrazos, escuchar sus sonrisas, oírlas decirme mamá...
Hay cosas que no cambiaría por nada si puedo estar aquí justo ahora.
— ¿Qué hace mi bella esposa levantada a las siete treinta de la mañana?
Dijo Can, sorprendiéndome al aparecer recargado en el marco del ventanal.
— Oh, es que no suelo dormir hasta tarde, no puedo, me acostumbré a levantarme temprano.
Suspiró con... ¿Alivio? Y vino hasta mí.
— ¿Puedo sentarme contigo?
Miré los otros asientos vacíos, pero ¿Quién soy yo para negarme?
Me hice a un lado, haciéndole un espacio, y esperé, pero él negó.
— Levanta tu culo, huesos.
Asentí y me levanté, viéndolo tomar asiento y palmear su regazo, sólo entonces me senté sobre él, mostrándole lo que veía con tanta atención.
— ¿Videos sobre crianza respetuosa?
Preguntó.
— Sí, quiero hacer un buen trabajo, tú las conoces a la perfección, en cambio yo no sé nada sobre ellas, no quiero decepcionarlas, quiero ser una buena mamá.
Me abrazó con delicadeza, besando mi hombro.
— Ya eres una mamá estupenda, diste todo para mantenerlas a ellas seguras, mantuviste en secreto dónde te tenían y lo que te hacían sólo para que ellas no estuviesen en peligro, eres una mamá increíble, no tienes idea cuanto admiro tu fortaleza, yo habría flaqueado después de tanto tiempo.
— La razón por la que me levantaba cada mañana era por ustedes, quería volver aquí.
Can se tensó y tomó mi móvil... bueno, el suyo, y lo bloqueó, apoyándolo en mi regazo.
— Nisa... te escuché decir muchas cosas anoche, te rendiste muchas veces, tuviste muchas pesadillas, cada una peor que la anterior.
La que estaba tensa ahora era yo, yo pensé que las pesadillas se habían quedado sólo dentro de mi cabeza.
— Yo... lo siento si te desperté, no fue mi intención.
— No me molesta que me despiertes, Nisa, no es eso... yo sólo... — botó el aire frustrado— Me gustaría ser un apoyo para ti, serte de alguna ayuda, quiero escucharte cuando no te sientas bien, quiero que... visitemos un psiquiatra, tú no estás bien y claramente yo tampoco, y si queremos darle lo mejor a nuestras hijas, creo que nuestra salud mental es importante.
— Can yo... valoro mucho lo que me estás proponiendo, me gusta la idea, pero mucho de lo que viví no puedo contarlo, si abro la boca alguien le contará eso a quienes me tenían y con eso es suficiente para arrastrarme dentro otra vez y sin oportunidad de salir, o en el mejor de los casos, van a matarme, no puedo arriesgarme.
Negué.
— Anoche... dijiste muchas cosas, Nisa, entre ellas... que dormías con ese tal Alexei o el otro, Jeff.
Giré el rostro con rapidez, mirándolo con pánico, sintiendo la sangre abandonar mis mejillas.
— Yo jamás me acosté con ellos, jamás tuvimos sexo, jamás.
Declaré casi con desesperación.
— Lo sé, te creo — suspiró— Lo que dijiste fue que... tenías miedo, no eres capaz de dormir sola, cada vez que yo dejé la cama tú tenías pesadillas ¿Pasaba lo mismo allá? ¿Compartían habitación?
Se le cortó la voz en su ultima pregunta, se contiene, está... triste, por mi culpa.
— Can, por muy extraño que suene, yo jamás hice nada con ellos, todo era fraternal, nos apoyábamos entre sí, éramos todo lo que teníamos, por política del lugar, debíamos ir a todos lugares juntos, muchas bajas, así que sí, compartíamos habitación y ellos se turnaban para dormir conmigo porque... por las noches, solían castigarnos, nos portábamos muy mal, debo admitir que pocas veces seguíamos las reglas, prácticamente nos ganábamos los castigos, pero, de todos los sujetos que había, uno en particular me odiaba, ese sujeto me iba a buscar al cuarto cuando estaba aburrido y me hacía... cosas. Así que Jeff y Alexei se turnaban, uno de ellos dormía sentado contra la puerta, arriesgándose a un castigo, y el otro dormía conmigo, porque los nervios no me dejaban dormir, gritaba casi cada noche antes de encontrar esa solución para yo sentirme... más segura.
Me estrechó un poco más fuerte entre sus brazos, besando mi cuello en esta ocasión.
— Lamento escuchar eso, de haberlo sabido hubiese sido más cordial con ellos, me porté como un completo idiota.
Estiré mi mano y le acaricié el cabello, sonriendo.
— Bueno, ese es uno de tus encantos, ser posesivo, ellos lo entienden, son incluso más brutos que tú, las mujeres para ellos son cosas y yo tenía pene, entré a su selecto grupo de amigos con pito — carcajee— Te lo juro, de repente se daban a los puños porque los hombres son bastante brutos en ocasiones, y a mí me mandaban a volar de un puñetazo porque me pillaban mal parada, aprendí después a tener los pies bien anclados siempre.
— ¿Los extrañas? Podría buscarlos por ti, son tus amigos.
Negué.
— Jeff está viviendo su vida ahora, tiene que encontrar su lugar en el mundo, reencontrarse con él, y Alexei quiso quedarse porque hay cosas pendientes, así que también vive su vida, todos estamos recuperando el tiempo perdido, y hablando de tiempo, viene tu mamá en camino para quedarse con las niñas, tú y yo vamos a salir.
Sentándome sobre ambas piernas de lado para poder mirarlo.
— ¿Salir? ¿Dónde? ¿Tendremos una cita?
Se emocionó.
— Sí, pero luego de ir a ver mi compañía, quiero ver en qué deplorable estado me la entregarás con esa secretaria de cuarta.
Sonrió malicioso, besándome en la boca.
— Tú quieres ir a jugar, quieres ir a marcar territorio.
— ¿Te molesta que quiera ir a divertirme un rato?
— Claro que no, por mí, juega todo el día, diviértete, nadie dirá nadie si la matas en medio de las mesas de trabajo, se pondrán felices de verte, les agradas.
— A mí me gusta la idea de volver al trabajo también, poco a poco volver a la normalidad.
Saliendo de su regazo.
— ¿Dónde vas, huesos?
Preguntó, poniéndose de pie.
— A tomar un baño antes de que tu mamá llegue o las niñas despierten ¿Me acompañas?
— No me lo perdería por nada, además, debemos curar tus heridas, hay varias frescas.
— Pero no tenemos nada para curar aquí — encogiéndome de hombros— No pasa nada, allá tampoco me curaba seguido, sólo vamos a bañarnos.
— Adelántate, huesos — besándome en la boca, pasando por mi lado— Pediré un botiquín por servicio al cuarto, voy contigo enseguida.
Amo a este hombre, joder, lo amo.
Desafortunadamente el bañarnos juntos fue netamente compartir espacio y limitarnos a bañarnos cuando yo esperaba un poco más de... acción por lo que no cumplí en la noche, pero ¿Ya qué? Tenemos toda la vida para follar.
— Oye Nisa.
Dijo mientras curaba mi espalda con delicadeza.
— ¿Sí?
— ¿Por qué cojeas? ¿Qué hiciste para salir de ahí además de pagar?
Me tensé.
— No voy a responder a esa pregunta.
Apretando los labios.
— Merezco saberlo ¿No? Mi esposa cojea y se queja con cada paso, así no tendremos sexo, Nisa, hasta que te recuperes.
Así que por eso lo evita...
— No quiero verme más patética, sólo ignora mi cojera y...
— No me pidas que ignore tu dolor, por favor — sonaba enojado— ¿Qué te hicieron? ¿Qué te forzaron a hacer?
Me mordí la lengua y evité la rabia que me recorre recordando la cara de ese bastardo.
— Me violaron frente a Alexei para que me sintiera avergonzada, había dos sujetos más ahí, mirando ¿Contento? Usó mi culo y se fue adentro, no me preparó, por eso cojeo, me duele ¿Ahora sí dejamos las preguntas incómodas?
Girando para verlo pálido y sin moverse, ya dejó de curarme.
Afortunadamente el teléfono del cuarto sonó, librándonos de este incómodo momento, me acomodé la bata y fui a contestar.
— ¿Sí?
Pregunté viendo a Can aun procesando.
— Buenas tardes, señorita Vural, aquí la espera Ceren Vural ¿La dejo subir?
— Sí, déjela pasar, muchas gracias.
— No es nada, enseguida sube.
Corté el teléfono y suspiré, calzando mis zapatillas de levantarme.
— Llegó tu mamá, cambia esa cara, está preocupada por nuestro matrimonio, sólo ignora lo que acabo de decir, no fue la primera vez, afortunadamente fue la última, ya salí de ahí y probablemente ese hombre esté muerto, Alexei me lo prometió y él cumple siempre, no volverá a pasar — caminando hacia él— Está todo bien ¿De acuerdo? Ya no me pasará nada.
El timbre nos salvó de seguir hablando de esto, besé la boca de Can y salí para abrirle a Ceren, viéndola cargar un montón de bolsas, viéndome con una amplia sonrisa en los labios.
— ¿Cómo estuvo tu primera noche en Estambul, cariño? ¿Cómo se siente regresar a casa?
Hice mi mejor intento de sonrisa, afortunadamente La Academia me hizo una mentirosa excelente, Ceren ni siquiera dudó.
— Estuvo bien, extrañaba estar en mi país, segura y contenta — ayudándola con las bolsas, haciéndola pasar— Aunque me hubiese gustado más estar en la casa que yo sentía como mi hogar, pero no todos obtenemos lo que queremos siempre — sonriéndole— En fin ¿Qué vamos a hacer?
— Yo esperaré a que las niñas despierten y les daré su leche, ellas almuerzan y cenan con comida, te enseñaré cómo hacérselas ¿De acuerdo? Pero más tarde, ahora vayan por ahí y despéjense ¿Dónde está mi hijo?
— Vistiéndose en el cuarto, estábamos tomando un baño, ese es el cuarto de las niñas.
Señalé.
— Ya veo, mira, estas bolsas son ropa de ambos, prepárense y yo me encargo del resto.
Agradecí a la mujer y con bolsas en mano, regresé al cuarto, viéndolo en el mismo lugar dónde lo dejé.
— ¿Qué ocurre? — pregunté, dejando las cosas sobre la cama— ¿Es que ya no quieres salir conmigo?
— No es eso, yo sólo... pensaba en cómo puedes estar tan normal luego de haber sufrido tanto, yo no entiendo.
Suspiré aliviado, pensé que estaba asqueado.
— Después de sufrir tantas veces lo mismo, deja de importarte. Quiero decir... no es que no me importe, odiaba esos momentos, pero terminé por normalizarlo porque a él le encantaba hacerme sufrir — llegando hasta mi marido, tomando su rostro— Can, estoy bien, yo sólo necesitaba ser libre, salir de ahí, contigo y las niñas yo sanaré, estoy bien, te lo juro.
— Me aseguraré de que tengas todo lo que quieras, siempre. Todos tus caprichos los cumpliré, hasta los más mínimos, te lo prometo.
Sonreí, besándolo.
— ¿Hasta divertirme con la Churri molesta esa hasta que ella misma decida darse un tiro?
— Si es lo que quieres, sí, lo que desees.
Rodeando mi cintura con delicadeza.
Bien, todavía podemos divertirnos.
— Entonces iremos a dar un paseo a la oficina y luego tú y yo visitaremos un motel, lo que quiero es a ti entre mis piernas ¿De acuerdo? Quiero sentirte.
— Pero ¿Y si te lastimo?
— Ay por favor — rodé los ojos, sonriendo— Es todo lo que quiero, sentir tu amor, sentirte contra mi cuerpo, tu calor, tu olor, tus mimos, sólo quiero sentirte.
— Todo lo que desees, huesos, si es lo que quieres, te lo daré.
Sin más tardanza nos preparamos y dejamos atrás el edificio en el auto negro que tomamos de casa, el viaje a la compañía fue cortó, pero divertido, música a todo volumen y los vidrios abajo, tenemos todo el tiempo del mundo ahora.
Me reí sola mientras subíamos el ascensor hacia mi oficina, justo al otro lado del cuarto de los documentos que divide los espacios, está la zorra que quiso robar lo mío, pero tranquila, pronto dejaré ese cuarto vacío otra vez, como siempre debió ser... hasta que consiga a una que sí me simpatice.
— ¡Señorita Nisa! — dijo la primera mujer que me vio llegar— Pensé que... pensé... ¡Está viva!
Lloró, llevándose ambas manos a la boca, sus gritos alertaron al resto, poco a poco comenzaron a acercarse, mirándome con asombro, recibí abrazos y llantos, emoción de antiguos compañeros de trabajo a quienes no veía hace mucho.
— Pensé lo peor, yo fui a su entierro — dijo otro de ellos— Yo vi como caía la tierra sobre su cajón.
— Ah, es que esa no era yo. Estuve secuestrada un tiempo, yo también pensé que moriría, pero aquí estoy, mejor que nunca — sonriente— Hierva mala nunca muere, dicen, regresé con todo y no pienso dejarme secuestrar tan fácil la próxima vez. Lamento los inconvenientes, volveré a encargarme de todo aquí, espero la cooperación de todos para ponerme al día.
Cuchicheos, hablaron por aquí y por allá, mirándome de reojo, una de ellas tuvo el valor de acercarse.
— Señorita, tengo algo que contarle, es sobre la secretaria.
— Mily ¿No?
Dije yo, estaba esperando esto.
— Es... Lily, señorita, tiene una extraña fijación por su marido, el señor Vural viene a trabajar aquí y ella no se le despega, tiene ideas extrañas sobre su relación laboral con él.
Me tembló una ceja ante la idea, si todos aquí la han visto coquetearle, quiere decir que es muy directa y no se guarda nada.
— Ya llegué yo para hacerle la vida de cuadritos, esta compañía es mía, Can es mío, y ella tendrá que aprender su lugar si no quiere terminar como el pobre Tansu que en paz descanse.
Fingí persignarme, mirando con sorna a la chica tres pasos alejada del tumulto, lleva unos documentos contra el pecho, pero al verme, palideció.
— ¿Mataste a alguien?
Preguntó la Churri esa, abriéndose paso.
— Yo no, fue mi marido, es muy celoso y posesivo conmigo, no soportó que tuviera amigos.
Tergiversé un poco el recuerdo, pero ella no estaba ahí, no puede saber si miento o no.
— ¿Mi Churri hizo eso por ti? ¿Y qué tienes de bueno?
Can estiró el brazo y le cruzó el rostro de una cachetada que resonó por las paredes, hasta a mí me sorprendió su rápido actuar, todas ahogaron un grito, cubriéndose la boca.
En ocasiones olvidamos a quién tenemos entre nosotros.
— Vuelve a dirigirte a mi mujer de esa manera tan irrespetuosa y voy a matarte, Lily.
Amenazó.
Eso hizo que se me humedeciera la entrepierna, que me defienda con esa convicción provoca cosas en mí que creí extintas.
Ya quiero irme de aquí a ese motel y celebrar lo felizmente casada que estoy.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
BUENAS BUENAS BBCITAS
TRAJE CAPÍTULO NUEVOOOOO
CAN QUIERE SABER QUÉ SE PERDIÓ TODO ESTE TIEMPO
LOS RECUERDOS DE ELLA SON PEORES QUE LA IMAGINACIÓN DE ÉL, CAN NO SE IMAGINABA ALGO TAN CRUDO
NISA HA PASADO POR MUCHO, AHORA SÓLO TIENE QUE SANAR Y VIVIR SU AMOR
CAN SABRÁ ENTENDERLA Y ACOMPAÑARLA
Y QUE LA CHURRI ESA SUFRA A MIL, AMÉN
NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO
HABRÁ FRUTIDELICIOSO
BESITOS EN LA
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top