Capítulo 29


NISA.

Miré a Can completamente rendido a mi lado, duerme como un bebé, debe estar agotado, las marcadas ojeras bajo sus ojos lo delatan, supongo que no soy la única que lo ha pasado mal, debe haber una manera de solucionar esto, no importa si me castigan por preguntar, no me interesa, pero debo saber si hay una tercera alternativa para mí.

Abandoné la cama con la mayor suavidad posible para que no me sintiera y tomé su camiseta que descansaba en el piso y me dispuse a salir de la habitación, recorriendo los pasillos directo a la sala, viendo a las personas preocupadas que conversaban ahí, Alexei fue el primero en percatarse de mi presencia y mis pintas, prácticamente trotó a mi posición, mirando algo que estuviese mal.

— Todo bien, muchachote — lo tranquilicé— Sólo que necesito ropa y mi móvil.

— Yo voy.

Besando mi coronilla antes de salir disparado por la puerta en dirección a la salida, probablemente toda excusa le sirve para dejar este sofocante espacio incómodo.

— ¿Está todo realmente bien? — se aventuró a preguntar Jelena— Nisa... estabas muerta.

Dijo mientras se levantaba y dejaba a las niñas en el piso para caminar hasta mí lentamente, observándome con cuidado, como si fuese un animal herido, eso o piensa que soy un fantasma.

— Sí... ojalá lo estuviera — chasquee la lengua— Pero no todos obtenemos lo que queremos siempre.

Encogiéndome de hombros.

— No Nisa — tomando mi brazo con delicadeza— Tú estabas muerta, yo fui a tu funeral, yo... yo me culpé porque te ofrecí mi ayuda y luego te la quité, yo... yo pensé...

Apoyé mi mano sobre la suya y le sonreí para tranquilizarla.

— No tiene caso buscar culpables, esto lo hizo Yakov y tú no fuiste participe de ninguna manera, así que tranquila, algo así me pasaría tarde o temprano porque me estaba cazando, me vio desprotegida y aprovechó la oportunidad, no te culpo, así que quita esa cara, saldré de esto tarde o temprano.

— Yo pude haberte ayudado... perdón... perdóname, éramos amigas y yo...

Estiré mi mano hacia ella y sequé las lagrimas que comenzaban a salir, ella realmente se siente culpable.

— Te abrazaría, pero no llevo bragas y si se me levanta la camiseta, eso sería un problema — le susurré, sacándole una sonrisa— Y seguimos siendo amigas, así que no te preocupes por pequeñeces, estoy bien.

Miré por el rabillo del ojo a Alexei acercándose con mi maleta y mi bolso.

— Traje lo que me pediste ¿A quién vas a llamar?

— A nuestro comprador, necesito averiguar algo.

Eso lo hizo palidecer.

— Si elijes las palabras equivocadas, te van a castigar, Nisa.

Incluso retrocedió, no quería entregarme mis cosas.

— Lo sé, pero por una respuesta clara, recibiré el castigo con gusto, tranquilo, voy a estar bien.

— ¿Segura que no quieres decirnos quienes los tienen? Podría ayudar.

Dijo Lena interfiriendo.

— No, no quiero. Ustedes viven relativamente tranquilos aquí, no quiero poner en peligro a nadie, saldré de esto por mi cuenta, no te preocupes, y gracias.

Recibiendo mis cosas, subiendo nuevamente a la segunda planta, entrando al cuarto dónde dejé a Can dormido y me encerré en el baño, tomando una ducha rápida antes de tomar ropa interior limpia y un vestido, buscando el móvil en mi bolso, deslizándome por la pared hasta llegar al piso mientras marcaba y las tripas se me retuercen de los nervios.

— Ángel.

Respondió el oficial que afortunadamente no disfruta... tanto el torturarme.

— Mi señor, buena tarde.

Respondí lo más respetuosa que pude.

— ¿A que se debe este inesperado llamado?

— Quería hacer una pregunta, mi señor, una que quizá lo moleste, y de ser así, estoy lista para recibir mi castigo en cuanto regrese.

Tocando mi estómago, me duele.

— ¿Qué sería eso? Me da curiosidad.

— Lo que ocurre es que... yo fui vendida por Yakov a la academia ¿Cierto?

— Así fue.

— Y... ¿Qué ocurriría en el hipotético caso de que Yakov me robó siendo que yo aún soy posesión de otra persona? Pagaron cinco billones por mí, el contrato es de por vida, y temo que mi amo me esté buscando, Yakov lo insinuó la ultima vez que me lo topé.

Es una mentirilla piadosa esto último, pero ya qué.

— Dices que Yakov no tenía el derecho de venderte porque ya eres la esclava de alguien más.

— Si señor, el tatuaje que tengo en mi otra muñeca marca mi rango, lo que soy, una esclava de otra organización.

Se quedó en silencio varios minutos, pensé que había cortado o que está planeando mi castigo por mi atrevimiento, me puse horriblemente nerviosa en lo que él decide mi veredicto.

— Esto es bastante problemático, Ángel, en La Academia respetamos la pertenencia de las mascotas, sobre todo si existe legalidad en ello, somos hijos de putas, pero existen reglas por una razón y estas deben cumplirse sin excepción.

— Yakov rompió las reglas, mi señor, robó la mascota de otra persona entonces.

El corazón me late como loco dentro del pecho.

— Hablaré con Yakov, es una falta gravísima lo que hizo, su arrebato puede costar nuestro secreto.

— Yakov no sabe guardar secretos, lo conozco hace un tiempo, su gente lo sabe todo, sus perras son vendidas con frecuencia a La Academia, lo he visto, él será un problema para más adelante, mi señor.

— Gracias por la información, volveré a llamarte en una hora para informarte mi decisión.

— Si mi señor, hasta luego.

Corté la llamada y llevé las manos a mi cabeza, riendo como una maniaca, por una vez en meses tengo esperanza, y me encantaría mantenerla por mucho tiempo más.

Reuní todo mi autocontrol y me levanté del piso, metiendo el móvil en el bolsillo de mi vestido, debo tenerlo conmigo en todo momento si no quiero meterme en problemas.

Dejé el baño y caminé hacia la cama dónde Can aún sigue frito, me senté a su lado y le acaricié el rostro con mimo, sonriendo al pensar que quizá pronto pueda despertar a su lado cada mañana.

— Despierta ya dormilón — susurré, besando su mejilla— Despierta Can...

Abrió los ojos de golpe, jadeante, sujetando mi mano, mirándome con temor, estirando su mano libre para tocarme.

— Es real... es real... esto es real...

Se repitió tocando mi rostro sin dejar de mirarme, dándome a entender que despertó muchas veces así, pero la yo que le hablaba no era más que una ilusión de su mente.

— Sí, estoy aquí, esto es real.

Le dije sonriendo.

— No te has ido — miró mi atuendo— ¿O ya te vas? No te vayas aún por favor...

— Aún no me iré, tontito — no sabemos en una hora más, todo depende de mi oficial— Tenemos un compromiso pendiente ¿No? Tienes a dos personas que presentarme.

Sonrió.

— Milenka y Melek estarán encantadas de conocer a su mamá.

Incorporándose.

— Ve a tomar una ducha, muero por cargar a mis hijas.

Acunó mi rostro y me besó en la boca antes de saltar fuera de mi cama y meterse a la ducha sin necesidad de cerrar la puerta, regalándome un perfecto espectáculo de su cuerpo desnudo y el agua recorriendo su piel.

— Delicioso... simplemente delicioso...

Cruzándome de piernas, dispuesta a disfrutar la buena vista, iba a dedicarme a ser feliz sin pensar en las consecuencias de mis actos.

Veinte minutos después, tomados de la mano, bajamos los escalones con lentitud, recorriendo el extenso pasillo de la mansión.

— Nisa... — parando de caminar, mirándome— Lamento haber actuado así antes, perdí los estribos... no debí tratarte así.

— Sí... eso... la verdad, me asustaste un poco, nunca me habías gritado así, no me gustó como me sentí en ese momento, tú eres mi lugar seguro, pero no me dejaste elegir, yo no quería que me vieras.

— Iba a tocarte, iba a sentir lo que te hicieron, te dolería Nisa, esas cosas no se pasan por alto, yo me preocupo por ti, pero no elegí las palabras correctas y no te hablé como corresponde, no me puse en tu lugar, y lo siento mucho.

Tomando mis manos juntas, besando el dorso de cada una, realmente se ve arrepentido.

— Entiendo tu frustración del momento, Can, tranquilo, te perdono, yo... me dio un ataque de pánico y perdí la cabeza por unos momentos, gracias por contenerme.

— Más bien, te obligué, no estuvo bien.

— Dejémoslo en que ambos nos equivocamos y nos perdonamos ¿De acuerdo?

Sonriéndole.

— De acuerdo. Juro que no volveré a alzarte la voz.

— Sí, lo agradecería, porque la próxima vez no seré tan comprensiva.

Tocándole la punta de la nariz, fingiendo inocencia.

— Tomo nota, cariño.

Dijo sujetando mi mano con confianza otra vez, caminando conmigo hacia la sala dónde todos esperaban, tensos, tomando el té, incluso Alexei tomaba el té, se le ve... nervioso, sobre todo porque tiene a un león sentado casi frente a él, observándolo fijamente, y a Tanya sonriendo maliciosa junto al peludo animal.

— Cielito ¿Podrías no torturar psicológicamente a mi amigo con Sasha? Por favor.

Pedí a la pequeña quien me dedicó una expresión aburrida y le hizo señas a Sasha para que se moviera, y el minino, muy bien entrenado, se alejó para tomar su siesta junto al aire acondicionado.

— ¿Ese león realmente es su mascota?

Preguntó Alexei casi con temor.

— Así es —dije yo acercándome con mi marido— Lleva aquí un buen tiempo — tomé aire temblorosa, mirando a las niñas, a todas ellas.

— ¿Las que... cargabas tú son nuestras, Can?

Pregunté temerosa, esto es... es algo grande.

— Sí, dame un momento, guapa.

— Vaya... a este le faltaba un poco de sexo para que dejara de gruñir.

Dijo Alexei bebiendo de su taza, ganándose una mirada desaprobatoria de Jelena.

Can ignoró el comentario y fui hasta las pequeñas que se comen sus galletas mientras hablan en su propio lenguaje con las otras bebés y con Alex, que está mucho más grande desde la ultima vez que lo vi, Can cargó a ambas bebés y se acercó a mí.

— Miren pequeñas, es mami, vino a verlas, por fin mami llegó.

Se me saltaron las lagrimas al escucharlo decir que por fin estaba aquí, me tomó un año llegar a verlas de nuevo, un maldito año horrible...

— Hola preciosas, soy mamá — tomando la mano de cada una, moviéndome lentamente, me aterra la idea de que me rechacen— Perdón por tardar tanto tiempo, de seguro le hicieron la vida muy difícil a su papá.

Intentando sonreír mientras me tiemblan los labios.

— Mamá.

— Mami.

Dijeron las niñas, sorprendiéndome, ellas... no conocen esa palabra, no saben quién es su mami, ellas no...

— Te grabé cada vez que cantaste para ellas en esa mecedora en el cuarto de las bebés — Dijo él con nostalgia— Y cada vez que las hago dormir, les pongo ese video en grande con la esperanza de que te vean y memoricen tu rostro, ellas adoran tu voz, no se duermen si no les pongo ese video en el que les cantabas a ambas mientras te acariciabas la panza.

Mordí mi labio inferior para calmar el temblor, mientras las lagrimas no dejaban de caer.

— ¿No las... dejaste olvidarme? Hubiese sido menos doloroso para ellas si crecían sin mí.

— Yo no podía olvidarte, mi amor, y jamás me lo perdonaría si nuestras hijas crecían sin saber que tuvieron una madre que las amaba con tal intensidad que decidió morir antes que dejarlas desprotegidas.

— Ay Can...

Extendiendo los brazos para abrazar a ambas niñas, recibiéndolas cuando Can me las entregó, abrazando a ambas con fuerza.

— Cuando la lluvia caiga sobre tu rostro — comencé a cantar para ellas con voz ahogada en medio del llanto— Y el mundo entero esté en tu contra, yo podría ofrecerte un cálido abrazo, para hacerte sentir mi amor. Cuando las sombras de la noche y las estrellas aparezcan, y no haya nadie ahí para secar tus lágrimas, yo podría abrazarte durante un millón de años...

Can me abrazó con fuerza y besó mi coronilla, tiene los ojos brillantes, se esfuerza por no llorar mientras yo canto Make you feel my love de Adele.

— Mami tardó demasiado tiempo en venir mis niñas... lo siento... lo siento tanto...

Si no fuera por Can, ya estaría en el piso, mis piernas están débiles, tiemblo de nervios y felicidad, yo... me imaginé este momento tantas veces.

— Papá ¿Mami?

Preguntó una de ellas, mirando a mi marido, metiéndose el pulgar a la boca.

— Sí, Melek, es mami, ya vino, vino a verte.

La otra bebé que debe ser Milenka lo miró con rostro interrogante, Can parecía entenderlas a la perfección.

— Sí, cariño, mami también vino a verte a ti.

Besé la mejilla de cada una y respiré con alivio, cargándolas mejor.

— Me alegro, Ángel — dijo Alexei desde su posición— Me alegro mucho por ti.

— Yo también estoy feliz, no te imaginas cuánto.

Con Can caminamos hacia el sofá y tomamos asiento, senté a cada pequeña en mis piernas y me dediqué mirarlas detenidamente para no olvidar sus rostros, sus risas, sus acciones, quería guardar todo en mi cabeza.

Mi móvil comenzó a vibrar en mi bolsillo luego de lo que pareció un parpadeó, miré a Alexei con pánico, también al resto de personas que hablan de bebés y mierda de bebés como si esto fuese su día a día, después de todo, la casa parece guardería infantil, no los culpo.

— Tengo que atender la llamada, Can — entregándole a las niñas— Ya regreso, es mi dueño.

A regañadientes sujetó a las niñas y a duras penas mantuvo la boca cerrada mientras yo me apresuro a llegar al exterior con Alexei pisándome los talones.

— Mi señor.

Atendiendo.

— Tomó más tiempo del necesario sacarle la información a Yakov, resulta que tú sí eres pertenencia de otra persona, no hubo un traspaso legal entre tu legitimo dueño y él, por lo tanto, tu contrato con La Academia queda anulado — me paralicé— Tienes que regresar ahora mismo para firmar el contrato de confidencialidad, te haremos saber qué pasará si se te ocurre revelar el secreto alguna vez.

— Mi señor, muchas gracias, gracias, de verdad gracias — dando brincos de felicidad— En cuanto a mi compañero, quería consultar si puedo comprarlo, a él y a Jeff, me gustaría tener mascotas, saber lo que es tener esclavos, doblegarlos, mi dueño me lo permitiría.

— Jeff aún no toma el avión a su rumbo final, Alexei tiene que venir contigo ahora, podrías comprarlos a ambos, pero no saldrá nada barato.

— Pienselo, mi señor, yo ganaré dos lamebotas, y usted se sacará dos problemas de encima, no es secreto para nadie el hecho de que son problemáticos.

— Bueno sí, es cierto eso, pero son buenos y por eso no los han matado, bien nos haría sacarlos del camino. Cincuenta millones por cada uno.

Negoció.

— Trato hecho. Y quiero a los gemelos locos también, hacen buenos orales. Un billón por todos.

Ofrecí, es una oferta imposible de rechazar.

— Ese es demasiado dinero ¿Seguro que lo tienes?

— Lo llevaré mi señor, tengo esa cantidad, era una esclava privilegiada, tengo dinero.

— Bien entonces, te espero aquí con tu cargamento, será un placer hacer negocios contigo.

Cortó la llamada y yo hice mi baile del triunfo mientras Alexei me miraba como si estuviese loca.

— ¿Qué mierda acabas de hacer, loca?

— Resulta que soy una mujer libre, Alexei, y los compré, a los cuatro, para que sean libres también, digo... figurarán a mi nombre, habrá un contrato y... los tatuarán con mis iniciales para hacer saber al mundo que me pertenecen, pero bien sabes que ese estúpido tatuaje puedes taparlo con cualquier otro y jamás nadie sabrá, los contratos los quemamos y a la mierda, todos libres. Tenemos que volver.

Me miró con asombro sin decir una palabra.

— ¿Estás jodiendome?

— No, es real, seremos libres, ofrecí un billón por todos.

— No tienes esa cantidad, Nisa.

— Yo no, pero mi esposo sí y me lo dará si se lo pido, así que no te preocupes.

— Nisa, él no hará eso por unos completos desconocidos.

— Claro que sí, déjame todo a mí, vamos adentro.

Tomándolo de la mano para correr hacia el interior de la casa otra vez, cargando la sonrisa más amplia que he tenido en mucho tiempo.

— Tengo que regresar.

Todos voltearon rápidamente a mirarme con pánico.

— No, Nisa, por favor, prometiste tres días, por favor... yo...

— Escúchame, Can — sonriéndole— Resulta que alguien me recordó que yo soy pertenencia de cierta persona, yo firmé un documento, yo ya soy tuya, Can, soy tu cosa, su mascota, tu... lo que sea que quieras, soy tuya por escrito, llamé a mi dueño e hice las consultas pertinentes arriesgando un castigo, entonces me dijo que el nuevo contrato está invalidado porque no hubo un traspaso legal entre tú y Yakov, así que soy una mujer libre — celebré— Siempre y cuando pague un billón... y claramente no lo tengo.

— ¿Efectivo, cheque, transferencia? — se levantó Jelena, mirándome— Yo quiero enmendar mi error, yo pago, un billón no es nada ¿Cómo lo quieres?

Miré a Alexei y estiré mi mano para cerrarle la boca, mi pobre amigo está sorprendido de la cantidad de dinero que se maneja aquí.

— Efectivo de ser posible, así no habrá manera de rastrear el origen, por favor, Jelena y... te dije que sin rencores, no pasa nada.

— Tú — señalando a uno de sus perros— Consigue el dinero ahora, y ustedes, tomen mi jet ¿De dónde vienen exactamente?

— De San Petersburgo.

Dije yo.

— Un vuelo en mi jet saldrá mucho más rápido que un vuelo comercial, habrá autos esperándolos allá para el trayecto, los esperamos para celebrar.

— Traeré amigos — dije— ¿Les importaría recibirlos? Son tres, Jeff, el que se acaba de ir, y unos gemelos, son mis amigos... yo los... los compré, usé ese billón para todos.

— Tráelos, si son amigos tuyos, son amigos nuestros — dijo Alexander— Hoy será un día de celebración a tu salud, Nisa. Bienvenida a la libertad ¿Qué pasa con ese dinero?

Todos los perros comenzaron a correr, no mucho tiempo después maletines y maletines fueron llegando repletos de dinero, el dinero de mi libertad, la de todos.

— Huesos...

Can tomó mi mano antes de que saliera de la sala con la intención de ir hacia uno de los autos que nos facilitarían.

— Volveré pronto ¿Sí? Y esta vez no voy a irme.

— Tengo muchas cosas que explicar, cuando regresemos a casa... hay muchas cosas diferentes ¿De acuerdo? Te lo contaré todo.

Fruncí el ceño, no me gusta nada esa introducción.

— Hablemos en casa entonces, disfrutemos nuestra estadía en Rusia, iré y volveré lo antes posible, te mantendré informado.

Me besó y alzó a nuestras hijas para que yo tuviera la oportunidad de besar a cada una antes de seguir a Alexei al auto, dónde ya estaban los maletines de dinero, directo al avión privado de los Vural, hoy se acaba mi esclavitud, y espero que mi despedida no sea tan traumática, quiero llegar en buenas condiciones a casa con mi familia.





~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

BUENAS BUENAS MIS BELLEZAS

HEMOS VUELTOOO

Y ESTA VEZ CON BUENAS NOTICIAS, NISA Y EL RESTO SON LIBREEEES

CAN DIJO ALGO MUY ACERTADO EN EL CAP ANTERIOR, NISA ES SUYA, ÉL LA COMPRÓ, FIRMÓ POR ELLA, PAGÓ 5 BILLONES POR ELLA, ESTÁ EN TODO SU DERECHO DE RECLAMAR PERTENENCIA

ESO LE DIO LA IDEA DE NISA DE ARRIESGARSE A PREGUNTAR Y CONSIGUIÓ UNA BUENA RESPUESTA

AFORTUNADAMENTE AL OFICIAL LE GUSTA EL DINERO, UN BILLÓN ES BASTANTE DINERO

AHORA VEAMOS CÓMO ES LA DESPEDIDA

Y QUÉ LE ESPERA A NISA EN TURQUÍA

NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAP MIS AMORES

BESITOS EN LA COLA


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top