Capítulo 28

TODO DEPENDE DE USTEDES BBCITAS

AFIRMENSE Y VAYAN POR SUS PAÑUELOS

ALEXEI.

No me gustó nada dejar a nuestro ángel con ese sujeto que parece no creerle mucho, digo... Nisa lo ama, lo ama demasiado, y por eso no me gustó dejarla atrás, se ve que necesita un abrazo y no sé si ese sujeto sea capaz de dárselo, parece muy en shock, la ve como si tuviera un fantasma en frente, yo sé que un año es demasiado, pero... Nisa lo ha pasado mal, Jeff y yo hemos sido testigos de eso, de cómo ha llorado y se ha levantado, como soporta los castigos con una sonrisa, sin derramar una sola lagrima, la hemos visto mal, muy mal, y ella soporta por... estas niñas de aquí, niñas hermosas con su rostro, y su marido que... me gustaría pensar que sabe la calidad de mujer que tiene.

— No puedo dejarla ahí sola, se va a derrumbar, nos necesita.

Dije con total intención de regresar afuera para ver si Nisa estaba bien.

— Te quedas justo dónde estás.

Dijo una mujer bajita, rubia, de labios carnosos y con los ojos bien delineados, una mirada de perra asesina que no va para nada con su diminuto tamaño.

— ¿Tú me vas a decir qué...?

— Nisa nos dijo que nos comportáramos, Alexei.

Me recordó Jeff, apoyando una mano en mi pecho cuando vio mi clara intención de ir hacia la mujer que cargaba dos niñas en sus brazos, las niñas de nuestro ángel.

— Si lo sé — gruñí— Pero Nisa...

— Nisa sabe pelear sus propias batallas, ha demostrado muchas veces su fortaleza, hay que confiar en esto también.

— Ok, ustedes dos parecen conocerla muy bien — Dijo el sujeto que se paró junto a la mujer, él también carga dos pequeñas ¿Cuántos mocosos tienen aquí? — Yo soy el Boss de la Bratva, ella es la Koroleva, mi esposa — señaló con la cabeza— Y ustedes dos son invitados, por lo tanto, se comportarán y comenzarán a hablar ¿Qué demonios pasó con Nisa todo este tiempo? Nosotros fuimos a su funeral, pensamos que estaba muerta, mi mujer lleva meses lamentándose por ello, culpándose, entonces... ¿Cómo?

Lo hablamos, Jeff, Nisa y yo hablamos sobre lo que diríamos, porque sabíamos que habrían preguntas y debíamos dar respuestas lo suficientemente satisfactorias para que no quisieran preguntar otra vez.

— Trata de personas — dije sin más— Nos venden como esclavos y nuestro comprador decide qué hacer con nosotros, Ang... Nisa — suspiré. Es extraño llamarla por su nombre frente a otras personas, ha sido nuestro secreto por meses— Jeff y yo fuimos comprados por el mismo sujeto, una organización grande, mundial, nos vigilan todo el tiempo, nos torturan, nos... obligan a hacer cosas asquerosas, abusan de nosotros, y si... si demuestras debilidad, si te ven llorar, si te ven cabizbajo, hacen todo más difícil para ti, sólo quienes son perfectos sobreviven, los que no, son colgados frente a todos nosotros, cientos de nosotros, y los lanzan a una fosa común, nos advierten seguido lo que pasará con nosotros si no seguimos sus reglas y... bueno, los tres somos muy buenos en lo que hacemos, ascendimos de rango, son cinco, vamos en el cuatro, Nisa tenía recompensas acumuladas y las usó para este viaje, quería hacerle saber a su esposo que vivía para que él no se culpara porque... nadie sabe cuando o si podrá salir de allí, nos compran seguido, nos venden seguido, nos... usan seguido, y si escapamos, nos buscarán, son demasiados, son una peste — temblé— Están por todas partes, en muchos países, nos encontrarán, y... y... y nos... nos...

El sujeto que se presentó como Boss, apoyó su mano en mi hombro y me sacó del shock, haciéndome brincar del susto, vi a su abuelo en él, este es Alexander, sin duda es Alexander, se parece a Yakov, hijos de puta... son todos hijos de puta...

— Lamento escuchar todo lo que han vivido, lamento... que esto esté pasando en mi país, yo no tenía idea y yo siempre lo sé todo.

Aclaró.

— Ellos trabajan desde las sombras, son una organización grande, pero secreta, y todo quien sabe el secreto queda atrapado para siempre — le mostré el tatuaje en mi brazo PS, el mismo que le mostró Jeff— Muestra lo que soy, un esclavo, y Nisa tiene el mismo, digo, ellas, las mujeres llevan LS en sus brazos, un tatuaje para que, si logramos salir, nunca olvidemos lo que podría pasar si abrimos la boca y contamos lo que pasó.

— ¿Cuáles son sus posibilidades de salir?

Preguntó la Koroleva.

— Hacer cinco sujetos perfectos como nosotros, las chicas tienen dos salidas, la misma que nosotros y embarazarse, pero...

— ¡Nisa podría hacer eso! Ahora mismo, preparen un cuarto para ella y Can — dijo la Koroleva— Si Nisa se embaraza todo acabará para ella, lo lamento por ti, amigo, pero ella...

Negué dolido.

— Yakov llegó a ella primero e hizo que le extirparan el útero y... todas esas cosas de mujer que permiten que se embarace, Yakov le quitó esa oportunidad, ese bastardo le ha hecho la vida imposible, la a operado un par de veces más para que sea más atractiva a ojos ajenos, para que abusen más de ella, y Nisa que no cierra el pico, se gana más castigos de los que merece por lo que... lo pasa muy mal, tu abuelo es un cáncer.

Señalando al Boss, a Alexander.

Mis palabras desestabilizaron al sujeto, palideció y retrocedió un poco, tuvo que pedirle al sujeto medio peliblanco que se hiciera cargo de las niñas, ahora él tiene tres mocosas entre los brazos, insisto, son demasiadas niñas.

— ¿Nisa no... no puede ser madre?

— No de nuevo, tu abuelo le quitó esa posibilidad, felicidades, Volkov, sus opciones se redujeron al 50% para poder salir, lleva un año, sí, pero Jeff y yo llevamos tres y aún no tenemos idea de si lograremos salir alguna vez.

El ambiente estaba tenso, muy tenso, ellos iban a responder algo cuando el móvil que nos dio La Academia sonó, el móvil de Jeff.

Ambos temblamos ante la idea de un castigo o tener que volver, se supone que viajaríamos mañana.

— Mi señor.

Respondió Jeff lo más respetuoso que su nervio le permitió.

— Sí señor, por supuesto, estaré ahí en unas horas. Sí señor, se los haré saber, gracias señor.

Miré a mi amigo con pánico, llevamos tres años juntos, casi un año siendo compañeros, compartiendo espacio ¿Dónde va a ir? ¿Dónde iremos todos?

Cortó la llamada y me miró con pánico.

— Tengo que irme.

Con voz temblorosa.

— ¿Tienes? ¿Y nosotros qué?

Me alarmé.

— Sólo yo. Me transfirieron a estados unidos junto con otros tantos, creo que... tienen miedo de lo que nosotros tres podamos hacer, ustedes dos... Yakov les tiene el pie sobre el cuello, los mantendrán juntos por ahora, pero yo... tengo que irme ahora, si me retraso, van a castigarme.

— Pero Jeff, Jeff, espera, debemos encontrar una solución, podemos, quizá podamos...

— No, no puedes Alexei, lo sabes — sonrió triste— Ni por más castigos que aceptemos recibir, no nos dejarán quedarnos juntos, guarda mi número, si esto es real y sólo me transfieren y no me... matan apenas llegue allá... los llamaré y les haré saber dónde estoy ¿Ok?

— Por favor, llámanos, no importa la hora, llámanos, y despídete de Nisa, no te vayas sin decirle adiós o te buscará y te pateará las bolas.

— Pero está ocupada ahora.

Protestó.

— Puede que sea la última vez que te veamos, creo que deberías decir adiós como es debido.

Vino hacia mí primero y me abrazó fuerte, tiembla completo, está aterrado y para ser sincero... yo también, porque pensé que saldríamos juntos de esto, al parecer, me equivocaba.

— Iré a decirle adiós a nuestro Ángel.

Fuimos fuera otra vez, esos dos están abrazados, él parece que entendió, pero se ve... muy herido, casi me da lastima tener que quitarle a Nisa de los brazos por unos minutos, deben extrañarse demasiado.

— Nisa.

La llamé, porque Jeff no parecía tener las fuerzas suficientes para alzar la voz.

La aludida levantó la cabeza y nos miró.

— Tengo que irme —le dijo el pelinegro— Me llamaron para volver porque van a transferirme.

— No...

Susurró ella, horrorizada.

— Tengo que irme ahora, lo siento... te llamaré si no me matan ¿Bien? Les haré saber que sigo respirando.

Nisa vino hasta él y saltó hasta abrazarlo por el cuello con fuerza, llorando desconsolada, supongo que también le tomó cariño, todos nos tomamos cariño.

— Lo siento Ángel —le dijo Jeff abrazándola de regreso, acariciándole el cabello— Cuida a Alexei por mí ¿De acuerdo? Entre nos, es el más débil — carcajeó bajo— Y no te metas en problemas, no hagas que te castiguen sólo porque estás aburrida o no quieres dar tu brazo a torcer, intenta no robar demasiada comida o el chef se aburrirá de ti y no queremos que pase eso ¿Cierto? Dejé... una cajita bajo mi cama, es un regalo de cumpleaños para que no pude darte antes, fue un canje que hice con un oficial, un espanta pesadillas para que puedas dormir por las noches sola, así que... tómalo como regalo adelantado ¿Bien? — besando su coronilla— No llores más, no es un adiós, regresa con tu hombre, tengo que irme o van a castigarme.

— Jeff... no... no te vayas... podemos volver todos, podemos... me ofreceré ¿De acuerdo? Si me ofrezco voluntaria y hago lo que ellos quieren, quizá pueda pedir que te dejen con nosotros, entonces podremos salir juntos de esa mierda ¿Bien? Deja que yo...

— No ángel, no — negó— Sabes que no funciona así, y... yo creo que temen de lo que podemos hacer los tres y por eso nos separan, así que no te preocupes, me asignarán otro lugar, otra pareja, y.... y todo saldrá bien.

Tuve que sacársela de los brazos, Nisa no parecía querer soltarlo y Jeff... si yo no se la sacaba, él no la apartaría, él parecía querer aferrarse a cualquier cosa tangible ahora, pero no podía, no podía perder más tiempo.

Los amigos de Nisa lo ayudaron a bajar nuestras maletas, tomó el auto y dejó la propiedad conduciendo a toda leche, escuchando música a todo volumen, música poco entendible, gritos en su mayoría, supongo que desquitará su frustración a su manera.

Sólo espero que viva, viva bien y logre salir pronto de ahí...

— ¿Puedes soltar a mi esposa ahora, hijo de puta?

Dijo con molestia el marido de la pelinegra que tengo entre los brazos, sujeta desde la cintura con su espalda pegada a mi pecho para que no persiguiera a Jeff.

El pudor o... estas acciones que podrían malinterpretarse para el resto son tan básicas para nosotros que realmente no le vi lo malo hasta que vi los celos brillando en los ojos de ese hombre.

¿Qué haría si supiera que compartimos baño, que nos hemos visto desnudos más veces de las que quisiéramos y Nisa prácticamente no duerme sola nunca porque las pesadillas la persiguen? Siempre dormía en mi cama o la de Jeff, siempre, cada noche, sin falta, y claramente sin intención sexual, lo nuestro es fraternal, somos amigos, familia, somos todo lo que tenemos.

— Lo siento — dije yo, soltando a la chica— Es sólo que... si la soltaba iría tras Jeff y ya ha sufrido suficiente, necesita un respiro.

— ¿Quién eres tú? ¿Qué eres de ella?

Me ve como un rival, como una amenaza.

Sé que soy guapo, lo sé, soy tan alto como él, me ejercito a diario, mis genes rusos me dieron cabellera rubia y ojos claros, soy guapo, lo sé, y la cara de hijo de puta le encanta a las chicas, parezco ser justo el tipo de Nisa, un bastardo.

— Su compañero — la señalé— Nos obligan a hacer todo juntos, no te preocupes, para mí ella no es una mujer ni una dama en peligro, es una perra en todas las de la ley.

— ¿Una perra con la que te acostarías o una con la que no?

Se aventuró a preguntar, tomando la mano de su esposa, pidiéndole silenciosamente que fuera con él, la necesidad de tocarla se le nota por los poros al pobre.

— Una con la que no tocaría ni con un palo, es lo único que tengo ahí dentro, mi lugar seguro, sin ella me hubiese suicidado hace mucho, es mi pilar y lamento si eso te molesta, pero yo también la necesito.

De todas maneras, si se presenta la posibilidad y ella quiere, claro que me la follaría, sólo un imbécil no follaría con semejante mujer, pero ni siquiera la menciono porque la respeto, es mi amiga, mi confidente, mi compañera y en quién me siento en la suficiente confianza para llorar como un marica y luego continuar como si todo me valiera una mierda, simulando que Yakov no logra quebrarme.

— Espero que tu necesidad de ella sea diferente a la mía o tendré que matarte.

Amenazó.

— Nadie va a matar a nadie — protestó la pelinegra, yendo hacia su marido— Me quedaría sola si lo matas, me... castigarían hasta... hasta que no quede nada de mí por permitir que algo le pase, somos compañeros, mi vida está ligada a la suya, si algo le ocurre a uno de nosotros, el destino del otro es la muerte, es así, y peor por ser inservible y no protegerlo.

El sujeto gruñó, pero desvió la mirada de mí, dándole la razón a su mujer.

— ¿Puedes irte?

— ¿Tu quieres que me vaya, Ángel?

Pregunté a la pelinegra.

— Tranquilo, estoy muy, muy a salvo.

Me aseguró.

Eso fue suficiente para que diera media vuelta y regresara con el resto, tomando asiento en uno de los sofás, dejando que me analicen sin descanso, mientras repiqueteo el piso con mi zapato, nervioso por dejar ir a Jeff y no tener en la mira a Nisa, hace mucho tiempo que no estoy solo o... rodeado de personas que no son reclutados u oficiales, me pone ansioso, muy ansioso, me late tan rápido y tan fuerte el corazón que apenas y respiro, pero no conozco a estas personas, no puedo darme el lujo de tener una crisis, tengo que respirar.

***

NISA.

Me giré hacia Can otra vez, su necesidad de mí, mi propia necesidad, mi desesperación por el repentino llamado de Jeff, todo está... en aumento, pero... lo que predomina ahora son mis ganas de mi marido, mis ganas de sentir que alguien me toca no sólo por deseo o morbo, quiero que me amen, me cuiden, me traten como si yo fuese alguien, algo importante aunque sea por unos momentos.

Quiero sentirme viva, quiero... quiero que me amen maldita sea...

— Te necesito.

Dije en apenas un susurro, temiendo de lo que pudiera responderme, no he tomado la iniciativa en más de un año, olvidé como es esto, las relaciones y el consentimiento.

— Can por favor... yo... yo de verdad te necesito, yo... no me siento como yo, me siento una marioneta, una cosa, un pedazo de trapo viejo y usado que no hacen más que usar y usar hasta que ya no quede nada, me consumí, ya no brillo, ya no soy... no soy nada — sintiendo las lágrimas rodar por mis mejillas— Y no tengo nada para ofrecer, pero... te necesito... por favor... sólo... sólo un momento... sólo...

Callé al sentir sus pulgares deslizarse bajo mis ojos para barrer las lágrimas, mirándome con ternura... y con lastima, cerrando los ojos al sentir sus labios pegados a mi frente.

— No tienes que rogar, huesos, jamás tienes que rogar — depositando un beso sobre mi mejilla— Para mí siempre serás lo más importante, mi posesión más valiosa — besando mi otra mejilla— Siempre serás la única mujer a la que yo ame, la madre de mis hijas, la mujer que llegó a mí para hacerme sentir, la única que me ha amada aún sabiendo todos los problemas que represento.

— Al final yo terminé dando más problemas... lo siento... lo siento...

Aferrándome a él con fuerza, dejándolo alzarme, sujetándome por los muslos para comenzar a caminar.

— No huesos, yo lo siento. Me preocupé tanto de... tu seguridad que te descuidé, no te dije que te amaba ni compartía la cama seguido contigo, no te dejé vivir, no trabajaste por varias semanas y tuviste que congelar la universidad, todo por mi miedo a perderte, y cuando más me necesitaste yo me fui, te dejé sola en pabellón y entonces ocurrió todo esto, yo debí ser más inteligente, debí preverlo.

Llegamos a la sala y paró.

— Necesitaré un poco de ayuda con las niñas, estaré un poco... ocupado.

Dijo Can a nadie en particular y a todos a la vez.

— Por supuesto, estarán bien cuidadas, no te preocupes.

Le aseguró Alexander antes de que mi marido comenzara a caminar otra vez.

— Espera.

Dije yo al encontrarme con la mirada de Alexei.

Afortunadamente mi marido paró de forma automática y me miró, buscando algo que estuviese mal.

— Estás seguro aquí — le aseguré a mi amigo— Nadie te hará nada, te doy mi palabra, son mis amigos, son confiables.

Alexei tragó grueso y asintió, relajando levemente su postura.

— Está bien.

Me dijo con voz calma.

— No son ellos, tranquilo.

— Gracias, ángel, de verdad gracias.

Sonriéndome tímido.

Esas sonrisas rara vez se las veo, Alexei no suele sonreír, no lo hace casi nunca... es que no tenemos motivos para hacerlo.

— Sabes que puedes buscarme si algo ocurre.

— No voy a buscarte, lo sabes, ahora disfruta, diviértete, y recuerda lo que es ser amada, lo necesitas.

Asentí y me aferré más fuerte a Can, diciéndole en un susurro que ya podíamos continuar.

Mi marido no tardó en iniciar su caminata otra vez, sujetándome por el culo en esta ocasión con una de sus manos mientras la otra traza lentas caricias en mi espalda, subiendo las escaleras conmigo a cuestas como si no le pesara nada.

— Estás oliéndome, perro.

Le dije ladeando la cabeza de todas maneras para darle mayor acceso, su cercanía, su calor... me tranquiliza.

— No hueles a ti ni a mí, hueles... a otra cosa, hueles desconocido.

Reconoció enredando sus dedos en mi cabello, oliéndome un poco más profundo, buscando rastros de la mujer que lo abandonó hace poco más de un año.

— La mujer que recuerdas... ya no está Can.

— Si, sí está, muy debajo debe estar — encerrándonos en una habitación, echando llave— Si sólo pasamos más tiempo juntos, entonces...

— Es que no tenemos tanto tiempo, tres días es todo lo que tengo.

— Entonces debo llenarme de ti, maldita sea, debo... debo hacer una imagen mental de ti muy vivida para poder continuar y no perder la cabeza — bajándome al piso, mirándome con odio— ¿Por qué regresaste? — se le quebró la voz— Se supone que debo dejarte ir para que te hagan el diablo sabe qué tipo de mierdas ¿Y supones que me quede de brazos cruzados?

— Can, no me busques, si lo haces, te matarán y quizá qué le hagan a nuestras hijas, son unos enfermos, hay menores de edad dónde me tienen, no respetan nada, violan a todos los sujetos que compran, yo... no sé si ellos sean capaces de... de...

Negó haciendo sonar los dientes por lo apretados que los tenía, no quiere escuchar esa aberración en voz alta, su imaginación es más que suficiente.

— Nisa te amo.

— Lo sé.

Y estoy muy segura de ello.

— Pero sabes que si tengo que elegir, debo elegir a nuestras hijas, ellas tienen que ir primero que tú, y si el peligro supera los beneficios... sabes que no puedo recuperarte, no si las pongo en riesgo, no voy a exponerlas.

Se me saltaron las lagrimas al escuchar que no peleará por mí, pero siendo sincera... yo haría lo mismo.

— Lo sé y agradezco que sea así, me tranquiliza saber que a tu lado estarán a salvo.

— Pero voy a esperarte, dices que saldrás en algún momento — tomó mi mano y besó el dorso con dulzura— Sean semanas, meses... años, en el peor de los casos, voy a estar esperándote, Nisa Vural.

Asentí y retiré mi mano lentamente sin poder parar las lágrimas, pateando los zapatos con lentitud, haciéndole saber que el momento de las palabras ha terminado, lo necesito.

— ¿Apagas la luz, por favor?

Pedí antes de sacarme cualquier otra prenda.

— No comiences de nuevo, por favor... — negó lento— Conozco cada trozo de ti, Nisa.

Me recordó, quitándose la camiseta en un fluido movimiento, mostrándome la orgullosa águila sobre su pecho, signo de nuestra organización.

— No me conoces, Can, ya no.

No después de todas las intervenciones que me han hecho... y... las otras cosas.

— Nisa, quítate la ropa.

Exigió preocupado.

— No si no apagas la luz.

Apretó los dientes y caminó hacia mí, sujetando mi vestido, y al ver mi negativa ante la idea de que me viera, lo rasgó sin una pizca de esfuerzo, con furia, lanzando las prendas al piso en harapos, viéndome con horror, retrocediendo un par de pasos más para... ver lo que me han hecho.

Yakov pidió que hicieran mis tetas más grandes para que fuera más apetecible para los asquerosos oficiales, me hicieron una lipo, ahora mi vientre está plano y perfecto, tengo una perforación en el ombligo, tengo un tatuaje de serpientes en la línea sobre mi pubis, donde me cortaron para reconstruir mi vientre post parto, en un costado, el rostro de Medusa, me pareció bonito, representativo, fue una de mis recompensas, pero no es lo único que marca mi cuerpo.

Estoy repleta de chupones, demasiados por... cada trozo de piel que logra cubrir la ropa, hay horribles marcas de dientes por aquí y por allá, sobre todo en mis pechos y alrededor de mis pezones, duelen hasta con el ligero roce de la ropa, por eso no llevaba brasier.

Y además de todas esas malditas marcas... tenía el abdomen con un enorme moretón de todos colores, me golpearon con los puños hasta el cansancio manteniéndome suspendida del techo, sujetando mis manos con cadenas, utilizando gasas para evitar marcarlas, todo lo visible debe mantenerse inmaculado, sano y hermoso, lo demás... mancillado y herido para hacerme recordar mi lugar y lo que soy.

— Da la vuelta.

Ordenó Can con rabia y a la vez... al borde del llanto, otra vez.

Reprimí un sollozo y obedecí mientras abrazo mi cuerpo, girando hasta darle la espalda, permitiéndole ver la marca de los látigos de castigo en mi espalda, las cicatrices, costras que aún permanecen ahí, estaba tan feliz por verlo, por sentirlo, que... olvidé que él las vería, pero... lo peor fue lo que había en mi culo, quemaduras, letras en él, me quemaron como al puto ganado escribiendo "Whore", porque sí, es lo que soy para ellos, una puta, una... maldita puta que debe abrirles las piernas cada vez que ellos quieran.

— Lo siento...

Gimotee sin ser lo suficientemente valiente para darle la cara.

— Perdóname... lo siento...

Cubriendo mi rostro con ambas manos, avergonzada.

— Perdón... —gimoteé otra vez— No pude hacer nada, no puedo decir que no, y si lo digo no me escuchan... perdón... perdóname... perd...

Levanté la cabeza de golpe ante la sorpresa de sentirlo tras de mí, envolviéndome en un fuerte abrazo, depositando un dulce beso en mi hombro, dejando caer la frente ahí, sus lagrimas calientes mojan mi piel, me aprieta tanto que apenas puedo respirar, pero temo moverme y que recuerde el asco que debo darle en estos momentos.

— No espero que sigas amándome, y deseo realmente que no me odies, ya tengo bastante con el mío, me repugno, odio verme al espejo, es más, intento no hacerlo porque no reconozco a la persona que me devuelve la mirada. Perdón por... venir aquí, fue un error.

No dijo nada, debe estar asimilando todo ahora, debe ser... difícil ver a la mujer que amabas en este estado.

— Te dije que ya no era la misma — continué — Fue un error venir, suéltame para que pueda irme, estarán mejor sin mi en sus vidas, significo problemas, debí dejar que siguieras pensando que estoy muerta — forcejee para que me soltara— Eventualmente me olvidarías ¿En qué carajos estaba pensando? — Lloré con desesperación cuando me apretó más fuerte— ¡Suéltame! — Patalee— Suéltame Can... ya suéltame... — intentando en vano ganarle a su fuerza bruta, consciente de que me está haciendo daño con la fuerza con la que me sujeta, rodeándome por sobre los brazos, impidiendo cualquier tipo de movimiento— Suéltame para que pueda irme... quiero irme... ya no quiero que me veas así... por favor...

Lloré con fuerza dejando de resistirme, manteniéndome de pie única y exclusivamente porque él me está sujetando, mis piernas perdieron fuerza y todo lo que quiero es derrumbarme.

— Quiero irme... por favor...

Supliqué.

— Si te vas ahora, no vas a volver — dijo de pronto— Sé que no estamos bien, que tú no estás bien, estás... estás muy mal Nisa, horrible, y me duele en el alma saber que fue culpa de mi descuido, yo debí pedir que trataran a las bebés ahí mismo para poder cuidar de todas, eso debí hacer.

— No es posible retroceder el tiempo, yo estoy en esta situación, nada podemos hacer.

— ¡Pude haber hecho más!

Gritó sorprendiéndome.

— Que lastima... — sonreí triste— Perdóname que insista, pero... jamás lo sabremos, jamás sabremos si las cosas hubiesen sido diferentes o eventualmente Yakov iba a atraparme.

— ¿Es que ya no me amas? — me soltó lentamente, dejando que me deslizara hasta el piso de rodillas, incapaz de verlo a la cara— Sé que pude haber hecho más, sé que debes odiarme ahora porque no te protegí, no cumplí mi promesa.

— ¿Se te murió el amor ahora que viste lo que me han hecho? Me veo asquerosa, lo sé, yo no sé cómo pudiste tocarme, soy una puta asquerosa, lo único mío son mis pensamientos, mi cuerpo es un basurero de semen, un baño público, usada y usada... y usada... una y otra vez... todos los días...

— Nisa...

— Ni se te ocurra tocarme.

Me tensé, el roce de sus manos fue suficiente para que me doliera la piel, no me siento digna de ser tocada ahora.

— Apagaré la luz, pero por favor déjame tocarte, deja que te demuestre que no me das asco, sigo amándote, cada trozo de ti... lo amo.

Carcajee con tristeza, negando.

— ¿Eres como ellos? ¿Aún en mi estado, un polvo es un polvo? ¿Eres capaz? Que estómago, Can Vural, yo no me tocaría ni con un palo... Aunque estoy limpia, no me he contagiado nada, por si tienes la duda, suelen no usar condón porque no tengo útero, no hay nada ahí dentro, estoy vacía, soy una cascara.

Vi su figura eclipsarme por segundos cuando se levantó, lentos pasos caminaron lejos de mí, pensé que se iría, pero no, todo lo que hizo fue apagar la luz y regresar conmigo al piso.

— Lo lamento... fui agresivo, no estaba pensando.

Rodeó mi cintura con su brazo y me acercó hasta tenerme sentada entre sus piernas, mi espalda pegada a su pecho, su mano libre rodeando mis pechos, abrazándome con fuerza otra vez.

— No deberías amarme, ya no te convengo.

Susurré con tristeza sin moverme ni un poco.

— No voy a escucharte, Nisa, te amo.

— Cállate, Can.

Apreté los dientes.

— Te amo, Nisa. Te amo. Te amo. Te amo.

Negué y sollocé entre sus brazos, sintiendo mi garganta arder.

— N-no...

— Te amo — repitió, interrumpiéndome— Te he amado cada día que no te he tenido, te amé antes y te amo ahora.

— Déjame sola, deja que me vaya, yo no quiero que me ames, te odio por abandonarme, te odio por no poner un poco más de empeño en buscarme, todo lo que me ha pasado es tu culpa.

Quizá la culpa lo haga abandonar la idea de amarme y seguirme, claro que no lo culpo, pero me estoy ahogando, necesito salir de aquí, estoy a poco de tener una crisis y ya no puedo verme más patética frente a sus ojos, mi cabeza sigue repitiendo el asco que debo darle ahora, el esfuerzo que debe estar haciendo para no vomitar mientras me toca, no quiero que me vea así y herirlo es lo único que me va quedando para poder correr lejos ahora y ocultarme.

— Ódiame — dijo apretándome un poco más fuerte— Ódiame si eso te da consuelo, ódiame todo lo que quieras, cariño, yo tengo amor suficiente para los dos, yo puedo... — tragó grueso, ahogándose con las palabras— Yo puedo... vivir con tu odio, me lo merezco, pero no te vayas, no desaparezcas de nuevo, por favor, ódiame, grítame y desquítate conmigo, ódiame cada día de tu vida y grítamelo a la cara, pero no me abandones...

Apoyé mi cabeza sobre su pecho mientras proceso sus palabras ¿Cómo es posible que él quiera vivir así?

— ¿Me amas, Can? ¿A pesar de lo que me han hecho?

— A ti te amo aún más por mantenerte viva a pesar de todo lo que te han hecho, tu valentía me asombra, pero me odio porque es mi culpa, tienes razón, yo dejé que esto pasara, no te merezco, pero no quiero vivir sin ti, no quiero ser capaz de vivir lejos de ti por el resto de mi vida, prefiero que me insultes, me odies y me grites, por muy tóxico y egoísta que esto sea, soy capaz de encerrarte en casa e impedir que me abandones si con eso puedo verte la cara.

— Estás... enfermo, eso no es normal, Can, tengo que irme, lo sabes, van a encontrarme.

No nos hacemos ni un bien, ambos necesitamos terapia.

— Cuando regreses a mí entonces y me restriegues tu libertad en la cara, cuando quieras alejarte del causante que te hizo tanto daño, te cazaré y te encerraré en casa ¿Entonces si puedo? ¿Puedo cazarte y encerrarte entonces?

Y lo hará, llegando el momento, si debe hacerlo, lo hará.

Es un tonto... si supera que feliz regresaría a sus brazos siempre, sin importar el tiempo que sea, siempre volveré, él es mi hogar.

— Sí, en ese entonces, cuando sea libre, has lo que quieras conmigo, después de todo no tengo dónde ir, eres todo lo que tengo.

— Si no me hubieses conocido...

Se lamentó.

— Si no te hubiese conocido, sería miserable e infeliz, vacía, no sabría lo que es amar o ser amado — tomando su mano, llevándola a mi entrepierna— Hazme olvidar —pedí— Haz que olvide todo, y que por un momento sólo pueda sentirte a ti, haz que me sienta amada, por favor.

— Te lo haré como si te odiara — usando su mano para cubrir mi sexo por completo, apretando ligeramente— Mientras te digo cuanto te amo.

Apresando mi pezón entre sus dedos, haciéndome jadear.

— Sería mejor si me odiaras...

— ¿Y darte en el gusto? — levantándose conmigo a la rastra, depositándome sobre la cama, acomodándose entre mis piernas— Seguiré repitiéndote cuanto te amo por mucho que eso te joda ¿No has notado que hay algo muy mal en mí? Fuiste mía primero, Nisa, tengo el contrato que lo abala, sólo espera.

— ¿Qué vas a hacer?

Entré en pánico.

— Ahora quiero que pienses en mí solamente — jalando mis bragas, haciéndolas mil pedazos— En mi pene entrando y saliendo de ti, en nada más — sosteniendo mis piernas, levantándolas por las rodillas— Te haré recordar que pase lo que pase, hagan lo que te hagan, tu maldito dueño soy yo, y si tengo que obligarte a que lo grites, que así sea, porque parece que no te gusta que sea el bueno, te gusta el villano, ese que te hace llorar, el que es un puto insensible, eso te gusta, maldita sea.

Penetrándome de golpe, robándome el aire, forzándome a arquear la espalda y soltar un grito, viendo la satisfacción de su rostro mezclado con la rabia que le da mi actitud y mis palabras.

— ¿Quieres que sea el malo? Bien. ¿Quieres que te recuerde cómo soy cuando no estoy enamorado? De acuerdo. Te voy a demostrar por qué me temen tanto, maldita sea — sujetando mis piernas con fuerza para follarme mejor— Eres mía, carajo, dilo, di a quién le perteneces.

Negué y apreté las mantas bajo mi peso, decirlo en voz alta será autoconvencerme y eso me hará daño cuando deba partir.

— ¡Dilo! ¡Di que me perteneces!

Gritó con odio y desesperación, golpeando con fuerza en mi interior.

— ¡Dilo!

Exigió.

— ¡Tuya! — me las arreglé para decir mientras me ahogo con mi propia saliva— Soy tuya...

— ¡Otra vez, maldita sea! ¡Grítalo hasta que lo recuerdes y te convenzas! ¡Este es tu maldito lugar, conmigo, bajo mi peso, a mi lado! ¡Eso nada ni nadie lo va a cambiar! ¡Yo te compré primero! ¡Le pagué a mi padre cinco billones por ti cuando me enteré que eras la chica del ascensor! ¡Si alguien debe cosificarte para que recuerdes a quién mierda le perteneces y que seas libre de hacer lo que se te dé la gana, ese soy yo, porque yo pagué por ti primero, carajo! ¡Eres mía, huesos, te lo dije! ¡Mía para romperte, mía para que supliques, mía para que ruegues de rodillas besando mis zapatos! ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas cuando te lo dije? — rodeando mi cuello con su mano para penetrarme más fuerte— En ese momento deseaba tanto hacerte mía que te compré para que lo fueras, así Engin no podría enviarte lejos y apartarte de mí — acercando su boca a mi oreja— Eres mía y es de mí de quién no podrás escapar nunca, los bastardos que te tienen... esos hijos de puta no son nada, tu cuerpo, tus pensamientos, tu boca, tu voz... todo es mío, dilo, di que eres mía.

No tenía idea de que pagó tanto por mí, yo... yo sé que me vendí voluntariamente a los Vural, años después Engin me hizo firmar nuevamente, cuando me traspasó a su hijo, sólo que no leí las cláusulas, no pensé que fuese importante porque yo ya le pertenecía a su familia hasta mi último suspiro, ahí debió estar escrito cuanto se pagó por mí, una gran inversión que no valía la pena.

— Mi contrato dice que soy tuya.

— Quiero que desees ser mía.

Gruñó sin detener sus implacables movimientos.

— Lo deseo. Deseo que seas el único hombre que me toque hasta que muera, te deseo tanto que no me importaría dejarme cazar y mantenerme voluntariamente encerrada, no si prometes amarme siempre a pesar de mi aspecto y mi pasado.

— Siempre voy a amarte, siempre — aferrándose a mi cuerpo, moviendo las caderas con violencia— Nunca te dejaré ir.

Suena a amenaza, pero es la forma en la que este hombre ama, así me enamoré, y a pesar de mis intentos por romperlo y obligarlo a olvidarme, él sólo sacó a relucir sus rasgos más tóxicos y me gritó en la cara que por contrato le pertenezco, fui su cosa primero, tiene un contrato de antigüedad, un punto que quizá pueda usar a mi favor, necesito una copia.

— Di que quieres quedarte conmigo, por favor... — suplicó— Dilo, aunque sea mentira.

Levanté los brazos y me aferre a él con fuerza, inspirando su olor.

— Quiero quedarme contigo, ahora y siempre.

Le aseguré.

Y a pesar de que para él podía sonar a mentira, nunca hablé más en serio en mi vida.







~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

BUENAS BUENAS BBCITAAAS

SI LLEGARON HASTA AQUÍ, SON RE VALIENTES ¿QUÉ QUIEREN QUE LES DIGA?

OFICIALMENTE TERMINO MI INTERNADO EL VIERNES, POR LO QUE ¿QUE CREEN? 

VOLVERÁN LAS PUBLICACIONES DIARIAS, POR SUPUESTO QUE EL REQUISITO DE LOS COMENTARIOS SIGUE DE PIE, Y NADA DE COMENTARIOS VACIOOOOS, QUE MIREN QUE ME PONE RE CONTENTA VER SUS COMENTARIOS EN LOS PARRAFOS DE LO QUE ESCRIBO, SABIENDO A QUÉ SE REFIEREN Y YO ASÍ PUEDA COMENTARLES SU COMENTARIO PARA QUE LLOREMOS JUNTAS

ESA ES LA INTERACCIÓN QUE ME GUSTAAAAA CARAJOOOOOO

PEEERO BUENO, NO TODO ES PERFECTO EN ESTA PINCHE VIDA SUCIA

NOS LEEMOS EN EL PROXIMO CAPITULO NENAS

BESITOS EN LAS POMPIS

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top