Capítulo 14

NISA.

Estaba vestida ya para mi cirugía, el cabello tomado, oculto bajo una cofia, un baño a las siete de la mañana asistida por las enfermeras, las uñas bien recordadas y pintadas sólo para hacerme sentir bien, cortesía de la enfermera Camila, un amor de mujer que supo sobre mi situación y el embarazo... todo es muy difícil, pero verse bonita ayuda.

— Ok, tu cara no dice nada bueno ¿Nerviosa, Nisa?

Preguntó Alén, tomando los signos vitales, esperando los resultados de mis exámenes que tomaron esta mañana, asegurándose de que todo esté bien para llevarme a pabellón.

— No es que esté nerviosa... bueno, sí lo estoy, pero es... otra cosa.

Suspiró y arrastró la silla hasta quedar junto a mí.

— ¿Quieres contarme? Prometo no juzgar.

— Si te cuento... ¿No me mandarás a la calle cuando salga del hospital?

— Pete está más emocionado que yo, ya te está preparando el cuarto, así que por favor tú no cambies de parecer, no nos abandones.

Carcajee bajo, abrazándome las costillas, que puto dolor es este.

— Ok, mira... el padre de mi bebé, él y yo... es complicado ¿De acuerdo? Yo fui encontrada por su padre cuando aún era menor de edad, él me sacó de la basura prácticamente, le dio a mi abuela salud, me dio trabajo, me ayudó a entrar a la universidad... Engin es mi ángel de la guarda, luego está su hijo, Can, que es el padre de mi bebé y mi jefe ¿Entiendes? Su padre le prohibió ponerme una mano encima y ahora estoy embarazada, entonces... no sé si debo contarles, Engin es como el padre que yo no tuve, lo considero familia, Can... bueno, Can me comprende tanto que me da miedo, es molestoso y odioso, pero... pero me cuida, me mima, me sobreprotege en ocasiones, mis miedos los vuelve fortalezas, mis inseguridades las hace desaparecer, Can es un hombre... increíble.

— Ok, déjame hilar la historia ¿Por qué te escapaste entonces y no te quedaste con ellos? Suenan a una buena familia.

Bueno... habría que definir los ámbitos en los que son una buena familia.

— Porque vine a hacer algo importante aquí, algo que debo hacer yo sola, tiene que ver con... superar la muerte de mi abuela, aprender a valerme por mi misma, superar mis trabas, ya sabes, quiero regresar sin ser una carga, pero ahora está lo del bebé que no sé si sobreviva, pero no he podido dejar de darle vueltas al asunto ¿Qué dices? ¿Le cuento a Can o no?

Me miró como si lo comprendiera todo, asintiendo y tomando mi mano, dándole un par de palmaditas suaves al dorso, sonriendo amable.

— Nisa ¿Tú quieres que él lo sepa? ¿Quieres que sea parte de la vida de ese bebé?

Preguntó con calma, dos preguntas simples de responder, pero me da miedo decirlo en voz alta.

— Es que... sí quiero, pero no sé si es lo que quiere él ¿Y si lo arruino? ¿Si ambos lo arruinamos?

— No lo sabrás si no lo intentas, además, es el padre, tiene derecho a saber que tendrán un hijo juntos, de seguro al abuelo del bebé le dará mucho gusto ¿No crees?

La imagen mental de un Engin cargando a mi futuro hijo o hija me agrada mucho, sé que va a cuidarlo muy bien y lo querrá un montón, como lo hace conmigo.

— Entonces... si todo sale bien y sigue ahí cuando acabe la cirugía, lo voy a llamar ¿Cómo suena eso?

— Es valiente de tu parte, y muy adulto.

Me alabó.

— Pero de todas maneras... no quiero irme pronto, necesito superar mis problemas para poder cuidar a ese nuevo ser como es debido, yo no me encuentro bien y necesito estarlo.

— Entonces quédate el tiempo que quieras, te apoyaremos ¿De acuerdo?

— Gracias Alén.

Cinco minutos después llegaron los resultados de los exámenes dando el visto bueno, y dejé el cuarto, yendo directo a pabellón, dónde me sedaron para comenzar a trabajar en mí e intentar ponerme linda otra vez.

Cinco horas fue el tiempo que se tomaron para reconstruirme la espalda, colocar un par de injertos de piel por aquí y allá y entonces regresé a mi cuarto para la recuperación y... nuevos exámenes sólo para ver si el intruso sigue en mi tripa o ya se fue.

Si soy sincera, quiero que siga ahí, quiero... una familia, quiero demostrar que soy capaz de cuidar de otro ser vivo, y quiero... ser mejor que mi madre, quiero querer a esta criatura, darle el amor y la protección que no me dieron, quiero que le sucedan sólo cosas buenas.

Fueron un buen par de interminables horas esperando esos resultados, tengo el móvil en mi mano, esperando a que Alén desdoble la hoja que dobló para darle más dramatismo al asunto y ver el resultado juntos, él cree que una nueva vida me ayudará a seguir adelante, razón por la cual está muy entusiasmado por esto.

— Bien ¿Quieres saber?

Preguntó con inocencia, como si no supiera que me he comido la cabeza todo este rato porque me muero por saber.

— Sí quiero saber, me estoy volviendo loca, necesito saber si hay algo aquí dentro todavía.

Señalando mi panza.

— Ok, veamos, no te desesperes, veamos qué hay.

Desdoblando el papel, leyendo él primero, observándome completamente serio, sin darme ninguna puta idea de lo que está pasando.

— ¿Y bien? ¿Existe? ¿No existe? ¿Ya se fue?

Desesperándome por una respuesta, necesito saber si puedo ilusionarme o no, me he contenido desde ayer.

Lentamente comenzó a sonreír, mostrándome el papel.

— Traducción, señor doctor.

Girándolo hacia él.

— Sigues embarazada, felicidades. Ese bebé se aferra a ti con fuerza, luego de todo lo que has pasado, se está esforzando en conocerte.

Apreté el móvil entre mis manos, sintiendo la sensación del alivio y la alegría calentitas en mi pecho, lugar que ha sentido frío por días, muchos días.

— Debo llamarlo ¿Cierto?

— Sí, creo que deberías, Nisa, merece saberlo.

Suspiré temblorosa.

— Si le digo, va a querer venir a buscarme y me llevará a casa.

— Si le importas, entenderá tu proceso, sólo debes explicárselo bien.

— ¿Crees que lo entienda?

Deseo que lo entienda, quiero esto, pero también quiero mi vida en Estambul.

— Lo entenderá si es el indicado, sólo dale la oportunidad de saber, él lo merece, su familia lo merece.

Levantándose y dejándome los resultados sobre las piernas.

— La ecografía te la puedes hacer entre la semana seis y la doce, tienes que esperar un poquito, de seguro al padre le gustará estar presente.

— Seguro... veamos primero — buscando su contacto— Gracias de nuevo, Alén.

— No hay de qué, chica, te dejo para que tengas privacidad, pero vengo en un rato, te presentaré a mi esposo, se muere por conocer a nuestra roomie.

— Yo también quiero conocerlo, gracias de nuevo.

Sonriente salió negando del cuarto, supongo que suelo decirle muchas veces gracias, y es que nuevamente me aferré a alguien para continuar ¿Es que no puedo hacerlo sola?

Aunque me alivia un poquito haber encontrado personas con buenas intenciones, mi cabeza suele jugarme malas jugadas en ocasiones, me alegra saber que con estas personas no tendré tiempo para divagar.

— Vaya, me llamaste temprano ¿Cómo es eso? Calculé tu ruta y deberías estar aún en el avión.

Es hora de deshilar las mentiras.

— No fui a Colombia, en realidad... nunca fue mi destino, estoy en otro lugar.

— ¿Dónde estás, Nisa? ¿No te das cuenta que me preocupo? Dejarte marchar ya fue demasiado, a diario estoy paranoico pensando en que algo pudo sucederte porque no estoy ahí para protegerte.

— ¿Por qué te pondrías paranoico por una secretaria? Podrías conseguir veinte como yo, cien... las que quieras.

Tomando el examen nuevamente, mirando la palabra EMBARAZADA, en negrita que destaca del resto de las palabras.

— Es que... no es tan sencillo, Nisa.

— ¿Por qué no lo es? ¿Podrías ser sincero conmigo? Si tú eres sincero, yo me sinceraré también, hay cosas que debo contarte, cosas importantes.

— ¿Tú estás bien?

Se apresuró a decir, la preocupación tiñéndole la voz.

— Depende ¿Por qué no es tan sencillo?

— No es algo que pueda decirte ahora, estoy en el trabajo.

— En una oficina, sólo. Pero si no quieres, puedo cortar y olvidamos el tema.

Sonriendo maliciosa, ya me estoy imaginando su cara de hastío.

— Nisa... desde que comencé a borrar tus videos del ascensor... no sé, comencé pensarte todo el tiempo, una puta obsesión que yo sé que no era nada sana, luego te conocí en persona, mi secretaria y... conocí lo que había bajo esa capa de superficialidad y sexo. Comencé a preocuparme por ti, a poner atención a las cosas que comes, a lo que te disgusta, lo que te gusta, yo... hablaba con tu abuela seguido para saber un poco más de la Nisa Yildiz que no conocía aún, la mujer que es capaz de sujetar un cuchillo con su mano por mí, yo... no te pienso sólo como mi secretaria, o mi sicaria, para mí es más que eso, pero Engin...

— Engin dijo que eras mi regalo, te regaló. Él dijo que no era tonto y sabía cosas, así que... si yo soy más que una empleada para ti, yo podría entusiasmarme y... quizá para mí no eres sólo mi jefe tampoco.

Sintiendo mi cara arder de la vergüenza.

— Entonces ¿Por qué no te regresas? Si no quieres, puedo ir yo y te acompañó en tu proceso —suspiró frustrado— Es que Nisa, ya perdimos a Asya, a ti no te puedo perder, apenas duermo esperando una llamada sobre ti con malas noticias, yo tampoco estoy bien, podemos sanar juntos.

Se me oprime el pecho al escuchar la sinceridad y el miedo en sus palabras, estoy a poco de convencerme de volver, pero no puedo, no aún.

— Can... no puedo volver ahora, no quiero hacerlo, tengo... un plan aquí, psicólogo, psiquiatra, roomies, uno de ellos es doctor y estará monitorizándome todo el tiempo, y... creo que deberías saber que estoy hospitalizada, sufrí un ataque de pánico al llegar aquí, llegué al hospital y dijeron que mi espalda necesitaba cirugía, salí hace pocas horas de pabellón, salió todo bien.

— ¿Cirugía? ¿Hospital? Pero Nisa ¿Por qué no nos llamaste? Hablé contigo y no me constaste nada ¿Dónde estás? Voy a ir a verte, no estás sola, me tienes a mí, tienes a mi familia.

Acaricié el papel sobre mis piernas, escuchando la desesperación en su voz, me gustaría tenerlo en frente.

— Can, si vienes aquí, me pedirás que regrese y aún no quiero regresar ¿Me juras que no me pedirás volver si te cuento dónde estoy?

— Al menos has una videollamada conmigo para saber que estás bien, digo... que estás como te dejé, y que estás en un hospital y no secuestrada o el diablo sabrá dónde, piensa un poco en lo preocupado que estoy.

Maldita sea, creo que me gusta Can, creo que me gusta mucho.

— Vale, dame unos minutos.

— Vale.

Corté la llamada y busqué su contacto para realizar una videollamada, no pasaron siquiera treinta segundos cuando su figura apareció en la pantalla, se ve tan preocupado como sonaba.

— Sí estabas en el hospital... tienes mejor cara ¿Estás recibiendo medicamentos por esa vía que te pusieron en el brazo?

Tan detallista siempre.

— Sí, estoy medicada, pero... son analgésicos especiales, no puedo recibir cualquier cosa, me enteré de algo viniendo al hospital.

— ¿Qué ocurre? ¿Estás enferma? ¿Puedo hacer algo por ti? Nisa te juro que no te pediré volver hasta que estés lista, pero dime dónde estás al menos.

— Estoy en Rusia, Moscú. Mi plan era buscar a Ilias y Yakov mientras me recuperaba, quiero matarlos, los quiero muertos — sintiendo mis ojos arder— Y quiero hacerlo yo ¿Entiendes? Pero... pasó algo y mis planes deben cambiar, aplazarse.

— Nisa, joder, sabes que bien podríamos haberte apoyado, sabes que tanto tú, como Jelena, como mi familia, como la suya, queremos a esos imbéciles muertos y te juro que estoy trabajando con los rusos para encontrar a ese par de imbéciles y regalártelos para que hagas lo que quieras con ellos, así que no nos dejes fuera, no hagas estas cosas peligrosas por tu cuenta, pero cuéntame ¿Qué te hizo cambiar de idea? ¿Estás bien?

— No quería poner en peligro a nadie más —llorando— Tu familia me agrada, los quiero y... no quiero perder a nadie más —secando mis ojos— Pero entonces me dijeron que... que...

— Nisa ¿Qué ocurre? Habla por favor, me tienes los pelos de punta.

— Es que me da miedo tu reacción.

— ¿Es bueno o malo?

— Depende.

— ¿De qué depende?

Preguntó con curiosidad, cambiando su postura, inclinándose hacia el frente, interesado.

— ¿Si te lo digo no te enojas?

— Nisa... Nada que me digas hará que me aleje, seguiré aquí, recuerda que me perteneces, me gustas, y sería un idiota si dejara que te me escurras como la arena entre los dedos.

Suspiré temblorosa mirando hacia arriba para aguantar las lágrimas, buscando valor, mirando otra vez el papel entre mis manos.

— Can... las pastillas anticonceptivas que he estado tomando... salieron defectuosas — palideció, de seguro se lo intuye— Aquí en el hospital me hicieron una serie de exámenes de sangre y... yo... estoy embarazada, eres el único con quién no he usado preservativo... el bebé es tuyo.

Cerré los ojos de golpe esperando los gritos y los reproches, pero estos nunca llegaron.

Me armé de valor para abrir los ojos, viéndolo aún al otro lado de la pantalla, estaba pálido, sí, se estaba acomodando el cabello, parece nervioso, pero... sonríe.

— ¿Can?

Pregunté temerosa.

— ¿Seguro voy a ser padre? ¿Es 100% seguro?

— Sí, me hicieron el examen dos veces, había cierto riesgo de abortar con la cirugía, pero se está afirmando bien, parece que este bebé sí que quiere conocernos.

— Dame un momento Nisa, esto... esto es motivo de celebración, por fin algo bueno, carajo.

Levantándose de su silla, comenzando a recorrer la casa hasta llegar... a la sala.

— Papá, mamá, Nisa se enteró de algo que de seguro les va a alegrar el día.

La pantalla giró y ahora podía ver a Engin y Ceren claramente.

— Niña, por Dios, no tienes idea de lo vacía que está la casa sin ti... te extrañamos.

Dijo la mujer, secándose las lágrimas.

— ¿Dónde estás, ángel? — Engin juntó las cejas y se inclinó hacia el frente— ¿Es ese un hospital?

— Sí, estoy en un hospital, tuve un ataque de pánico y llegué, aquí, me hicieron un par de cosas, estoy bien, pero no es lo que quiero contarles.

Tomando un segundo aire, contarle a Engin también me pone nerviosa.

— ¿Qué es ángel? Dime lo que necesites, lo que sea, y yo te lo conseguiré.

Si yo tuviera un padre, querría que fuera como él.

— Engin, me enteré que estoy embarazada, es de Can.

— ¿Estás segura, cariño? Yo... creí que ustedes dos...

Mirando al hombre tras la cámara, nada muy lindo.

— Bueno, si lo hicimos un par de veces, fue mi culpa Engin, yo lo seduje, yo... yo hice todo, es mi culpa, yo...

— Yo quería hacerlo también — dijo Can— Sabes que Nisa me gusta, siempre lo supiste y por eso me pusiste tantas trabas para conocerla, ahora está preñada de mi hijo, no hay nada que puedas hacer para separarme de ella ahora, me haré cargo, la haré mi mujer.

Ceren y yo intercambiamos miradas, esas ya eran palabras mayores.

— Can, oye... creo que primero deberíamos conocernos, el hecho de que yo esté embarazada no significa que tengas que amarrarte a mí, yo no quiero que te sientas obligado o que discutas con tu padre, esos eran mis miedos, dudé de contarte porque no quiero que ustedes lo pasen mal.

— ¿Nosotros pasarlo mal? — dijo Engin indignado— Tú tuviste que haber estado aterrada cuando te enteraste, comiéndote la cabeza con las posibilidades, te conozco, Nisa. Y créeme que me haces enormemente feliz al saber que seré abuelo, felicidades, hija, felicidades por el bebé, ángel.

Iba a responder cuando Can apareció en la pantalla otra vez, mirándome.

— ¿Tienes idea de la cantidad de excusas que he pensado para atraparte? ¿Para que te quedes conmigo? No tienes idea, Nisa.

— Entiendo, pero... ¿Podrías darme tiempo para sanar? Sé que no asistiré a ningún especialista si regreso porque me van a sobreproteger un montón y no saldré ni al portón, así que... dame algo de tiempo ¿Sí?

— Nisa... estás en Rusia, si ellos se enteran...

— Mantendré un perfil bajo, lo juro, además... en un par de semana será posible hacer la primera ecografía del bebé, me gustaría que estuvieras ahí... si es que quieres.

— Claro, claro que quiero —se apresuró a decir— ¿Qué clase de pregunta es esa? Es mi bebé, quiero verlo todo, quiero saberlo todo.

Reí arrepintiéndome en seguida, las putas costillas carajo...

— ¿Segura no quieres que vaya contigo? Yo podría ayudarte, vas a necesitar ayuda.

— Puedo sola, no te preocupes — sonriendo— Gracias por no enojarte.

— ¿Enojarme? Jamás. Nisa, me preocupo por ti, cuéntame lo que te ocurre, no me mientas, deja que te ayude, deja que esté para ti.

— Lo haré, te lo prometo, llamaré seguido y te contaré como van las cosas.

— ¡Y a mí también que soy el abuelo!

Escuché a Engin protestar.

— ¡Y a mí! Que ya somos familia.

Complementó Ceren.

Y saber que están felices no hace más que aumentar mi felicidad, me preocupé por tonterías.

— Te llamo más tarde, pronto llegará el almuerzo y muero de hambre. Hoy tendré mi primera sesión con los especialistas de mental, así que... te cuento como me va.

— Sí, cuéntame todo, cuéntame lo que quieras, hablamos más tarde.

— Hablamos, adiós a todos, me gustó verlos.

Escuché a coro sus despedidas y buenos deseos, cortando la llamada, suspirando feliz, viendo de reojo a Alén parado junto a la puerta, sonriente.

— ¿Ves cómo si iba a ir bien?

— ¿Cuánto tiempo llevas ahí?

Preocupada de que haya escuchado algo que le diga quién soy yo y a quienes pertenezco.

— Acabo de entrar, alcancé a escuchar las despedidas felices y los buenos deseos ¿Ves cómo sí se ponían felices?

— Tenías razón, se pusieron felices, estaban encantados... eso me tranquiliza.

— ¿Seguirás quedándote?

— Pues claro, ya lo he decidido y ellos aceptaron mi decisión, así que estaré molestándolos por un tiempo.

— Todo el que quieras.

***

Seis semanas después, viviendo en casa de Pete, un morenazo estupendo de ojos verdes, alto y fornido, y un doctor igual de guapo, rubio, ojos azules, alto y bien trabajado, que me llevaron al aeropuerto para ir a buscar a cierto mandón que no le hace nada de gracia que esté viviendo con dos hombres, gays o no, a Can no le agradan nada y se asegura de hacérselos saber cada vez que estamos en llamada y ve a uno de ellos pasar tras de mí.

— Vaya, los escoltas también vinieron.

Negué mirándolo mal.

— Modales, Can, ellos me han cuidado estas semanas.

— Debería estar haciéndolo yo, Nisa — acercándose sin más, plantándome un beso en la boca, como si fuese algo natural— Pero debo admitir que tienes mejor semblante, no tienes ojeras y el color regresó a tu rostro, sólo por eso intentaré conservar mis modales.

Apoyando su mano en mi panza que sorprendentemente... tiene una ligera curvatura, como si tuviese la tripa inflamada y eso que tengo apenas ocho semanas de gestación.

— Saluda al menos ¿Sí?

Pedí.

— ¿Cómo estás, intruso? — inclinándose hacia mi panza— ¿Estás comportándote o sacaste eso de tu madre de siempre estar de inquieto por la vida?

Golpee su hombro sin ánimos de provocarle dolor, riendo mientras niego.

— Hablo de saludar a mis roomies, no a nuestro bebé.

— Prioridades, Nisa, la mamá y el bebé primero — irguiéndose y besando mi sien— Contigo y lo que tienes entre las piernas me arreglo más tarde.

Susurró antes de ir hacia el par de sujetos hermosos con los que vivo, extendiendo la mano, hablando en ruso ahora.

— Can Vural, el novio de Nisa, gracias por cuidarla estás semanas, intento respetar su espacio, pero tampoco quiero perderme sus procesos.

Estrechando la mano de cada uno, aparentando simpatía que no posee, se está esforzando.

— Va todo muy bien con sus tratamientos, los injertos en su espalda reaccionan bien, ha demostrado grandes avances en el psicólogo, le va bien aquí, pronto podrá regresar a casa contigo.

— Me alegra saber que sepas dónde ella pertenece, conmigo.

Y ahí está su posesividad de siempre, ya sabía yo.

Rodé los ojos y caminé hacia ellos, intentando salvar a Pete y Alén de una demostración de masculinidad tóxica que a Can le encanta, adora hacerle saber al mundo que soy suya.

— ¿Cómo es eso de que soy tu novia? A mí no me lo has pedido.

Enlazando mis brazos al suyo, sonriéndole, eso desvió su atención de los sujetos frente a nosotros.

— Bueno, pensé que había quedado claro cuando me diste la noticia de que seremos padres. Primero mi novia, luego mi mujer, así funciona esto, quiero que seas mía de todas las maneras posibles.

Encogiéndose de hombros, rejalado, como si no estuviera haciendo una gran declaración justo ahora.

— ¿Te has acostado con otras esta semana?

— No, contigo es suficiente, yo cumplo mis promesas, siempre, y si elegí convencerte de ser mía, voy a respetarte.

Me derrite este hombre, me prende, me encanta.

— Yo tampoco me he acostado con nadie.

Y propuestas no me faltaron, retomé mis clases aquí.

— Eso quiere decir que tú y yo tenemos cosas que hablar más tarde ¿No es así?

— Eso me apetece mucho.

Sonriéndole coqueta.

— Pero primero, el bebé, quiero ver como está el intruso — rodeando mis hombros con su brazo— Vamos a ver mi creación, yo lo puse ahí y me siento orgulloso de ello.

Sujetando su maleta con la otra mano, comenzando a caminar guiado por mis roomies.

Yo pensé que iba a pedirme abortar, pero se ve feliz carajo, se ve tan putamente feliz que espero nada nos arruine esto, espero que tengamos algo de paz antes de que Aslan decida aparecer para sembrar el caos otra vez.




~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

BUENAS BUENAS BBCITAAAS

COMO VEN, YO CUMPLOOO

E INTENTÉ TRAERLO ANTES DE LA HORA ACOSTUMBRADA PORQUE ESTA VEZ SÍ QUE SE PASARON CON LOS COMENTARIOS, SON LAS MEJORES, GRACIAS POR TANTO

ALÉN LA SUPO GUIAR, AMO A ESTE TIPO YA

NISA TODA ASUSTADA Y CAN ESTABA NADA MÁS QUE FELIZ Y ORGULLOSO DE HABER EMBARAZADO A SU MONTÓN DE HUESOS

CLARO QUE LA PREOCUPACIÓN NO SE LA QUITA NADIE

Y ENGIN? ENGIN ESTÁ ENCANTADO CON LA IDEA DE SER ABUELO AL IGUAL QUE CEREN 

SÉ QUE LES AYUDARÁ CON EL DOLOR DE LA PERDIDA EL TENER A UN PEQUEÑO DANDO VUELTAS A SU ALREDEDOR

AHORA HAY QUE VER CÓMO LES VA EN SU ECOGRAFÍA Y REENCUENTRO, HAY PROMESAS DE POR MEDIOOO

NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPITULO BEBAS

BESITOS EN LA COLA

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top