Capítulo 11
NISA.
Cerré los ojos porque soy una cobarde, además, mi corazón palpita tan rápido y con tanta fuerza que estoy ahogándome, apenas puedo respirar como corresponde, me queman los pulmones, y estoy a dos pasos de un ataque de pánico, estoy muy asustada, aterrada la verdad.
Quiero a Engin aquí para que me consuele, quiero que Can me grite lo tonta que soy por salir sin avisar y luego me diga que soy su montón de huesos, que, si no es por su mano, no voy a morir, que saque a mi abuela de aquí y luego me de un arma para poder matarlos a todos, todos quienes pusieron sus manos sobre Asya para lastimarla.
Quiero salir de aquí, quiero dejar todo esto...
— Abre los ojos, cielo, estoy bien, estoy muy bien.
Me tragué el llanto y apreté los dientes, debo recordar lo que Engin me dijo una vez.
Mirada en alto, semblante frío, aparenta calma, demuestra lo hija de puta que puedes llegar a ser, el daño que puedes causar, y lo poco que te importa todo lo que te rodea, de esa manera, jamás nada te podrá lastimar.
Abrí los ojos y miré a Asya, la bala impactó en la pared tras ella, Ilias intenta asustarme, quiere romperme y no le daré la satisfacción, no seré una Vural de sangre, pero sí de corazón, Engin me enseñó bien y no puedo decepcionarlo.
— Abuela, pase lo que pase, quiero que sepas que eres mi persona favorita ¿De acuerdo? Hagan lo que hagan, seré yo la que sufra, no tú, así que Ilias, hazme lo que quieras, ya no me importa, sólo quiero que tengas en mente que cuando mis jefes encuentren este lugar, vean lo que has hecho — apretando los dientes al sentir el látigo impactar en mi espalda nuevamente— Tu cabeza estará adornando el almacén que utilizan para torturar.
Me miró y sonrió con malicia, dejando de lado a la abuela para pararse frente a mí, pateándome la cara.
Escupí sangre y levanté la cabeza, mirándolo con odio, sin olvidar las palabras de Engin.
— Vamos, continua, aún no me canso.
Sonriéndole consciente de la sangre que me mancha los dientes.
— Eres una perra igual que Jelena, estás pidiéndome a gritos que te desfigure ese rostro que me encanta — apretándome las mejillas con fuerza— ¿Eso es lo que buscas? — no respondí— ¡Deja de verme de esa manera!
Golpeándome otra vez, está perdiendo los papeles.
— ¡Deja de pegarle!
Gritó mi abuela desde su silla, forcejeando con sus propias ataduras, ganándose la mirada de odio de estos dos sujetos.
— ¡Abuela guarda silencio!
Escupiendo sangre otra vez, no me ayuda mucho su alma altanera, le encanta buscar problemas, pero estos no son problemas en los que quiere meterse, este no es su mundo.
— Tal parece que la ancianita también necesita que alguien la ponga en su lugar.
Dijo Yakov con malicia.
— Tócala y te juro que voy a hacerte sentir tanto dolor que no vas a olvidarme ni siquiera en el infierno.
— No me interesa niñita, no me interesa.
Dejando el látigo, caminando directo a mi abuela, sujetándola por el cabello, ni aún así mi abuela dejó de mirarlo mal, no llora, no demuestra miedo, ella es un tempano de hielo.
De ella aprendí.
— Mátame si quieres, vamos, mátame y deja de usarme para torturar a mi niñita, sé un hombre y acaba lo que comenzaste ¿No es para eso que me trajiste?
— Abuela, cállate por favor.
Supliqué, ganándome un nuevo golpe de Ilias, atento a mi abuela y su padre.
— Vamos, hazlo, estoy cansada de que me usen para mortificar a mi nieta, ya viví demasiado, acaba con esto para que ella deje de sentirse atada y viva como quiera.
Sentí el sudor frío recorrerme la espalda, deslizándose hasta el piso junto con la sangre que brota de mis heridas, Asya está buscando que la maten, ella quiere librarme de intentar protegerla, es una tonta.
— No te sacrifiques — pedí— La que sufrirá soy yo, es mi culpa, yo me metí en esto, tú no tienes nada que ver.
Debatí.
— No voy a sentarme aquí a ver como te lastiman, prefiero que me saquen los ojos, que me maten pronto, ya viví demasiado.
— ¡Abuela! Ya por favor, sólo...
— ¡Mátame! Hijo de puta cobarde ¿O se te encojen los huevos?
Yakov le cruzó el rostro de una cachetada, sacando su arma.
— No me tientes anciana, que no me va a temblar la mano para matarte.
— Mi niña, vive tu vida como se te dé la gana — pidió Asya sin demostrar temor ni siquiera al sentir el cañón del arma tocar su frente— Vive por ti, toma decisiones que te hagan feliz, conmigo te sentías atada, viviendo en mentiras, intentando que yo no te descubriera, no quiero que vivas mintiéndote nunca más — Yakov cargó su arma— Sé feliz por una vez en la vida, aférrate al hecho de respirar, tener salud, trabajo, y personas que deben estar dando vuelta la ciudad por ti.
— si te mueres, no iré a dejarte flores nunca.
Amenacé.
— Los cementerios son lugares deprimentes, me voy a morir, Nisa, no tendré idea si vas o no, sólo prométeme que...
La cabeza de Asya cayó hacia atrás en cuanto la bala le perforó el cráneo, el maldito de Yakov ni siquiera la dejó terminar su frase, el idiota estaba furioso al ver que mi abuela no le estaba prestando atención, parecía no interesarle.
Pero ¿Yo?
No soy capaz de llorar, de emitir sonido, moverme o... respirar, mi cuerpo no reacciona, mis ojos no dejan de observar su figura inerte y su sangre formando un charco a sus pies, ensuciándole la ropa.
— ¿Abuela?
Pregunté con la voz rota.
— Abuela... déjate de bromas, no es momento de bromear...
Apenas logro escuchar mi voz con el golpeteo de mi corazón abombándome los oídos, no sé si hablo en mi cabeza o realmente estoy hablándole a ella, a... su cuerpo...
— Asya. Asya. Asya ¡Asya! ¡Déjate de juegos, levanta la cabeza y grítame por no llamarte abuela!
— ¿perdiste la cabeza tú también, bonita? — preguntó Ilias jalándome del cabello para que lo mirara— Tu abuela se lo merecía, insultó a un Volkov, tenía que morir, pero cuando te cases conmigo mi abuela podrá sustituir a la tuya ¿De acuerdo?
¿Has sentido ese momento en tu vida en la que te han pasado cosas tan malas que no eres capaz de sentir nada? No lloras, no gritas, no abres la boca para protestar o suplicar, sólo... no sientes nada.
Creo que perdí la cabeza, porque en cuanto lo escuché soltar esas palabras, comencé a reír como una maldita loca, viendo la confusión en el rostro de padre e hijo, ambos de pie frente a mí ahora.
— ¿Casarme contigo? ¿Y tú crees que me casaré contigo aún con todo lo que has hecho? Piérdeme de vista y voy a suicidarme, así me libro de tu patética existencia, mira que tener que recurrir a esto para obtener una mujer, pobre de tu esposa, quizá que barbaridades sufrió contigo.
Yakov me golpeó esta vez, girándome el rostro por la fuerza del impacto, pero eso no me detuvo.
Enderecé la cabeza, mirándolos otra vez, moviendo el cuello hacia los lados hasta hacerlo tronar.
— Continúen. Tortúrenme, córtenme en pedacitos, láncenme agua caliente hasta despellejarme, azótenme hasta que se les cansen los brazos, me da igual.
— Voy a hacer que te tragues tus palabras, voy a...
— Me da igual, Ilias, todo me da igual — encogiéndome de hombros a como pude, ignorando la protesta de mi espalda— Haz la mierda que quieras, deja de perder el tiempo.
Yakov murmuró algo parecido a "Esta perra tiene que aprender modales" regresando a mis espaldas, recogiendo su látigo para comenzar a golpearme otra vez.
¿Qué más podía hacer?
Me mordí la lengua y aguanté sin emitir sonido alguno hasta que el dolor fue tanto que terminé por desmayarme.
No les daré la satisfacción de romperme, a Asya no le gustaría que su única nieta sea una marica llorona y débil, no volveré a llorar, no volveré a mostrar debilidad.
***
Para cuando desperté gracias al balde de agua fría que me arrojaron encima, el sol se colaba por las pequeñas ventanas rectangulares del lugar, estoy en un sótano de algún lugar, Asya sigue muerta.
Yo debí ser quien muriera, no ella.
— Acabas de interrumpir mi sueño de belleza — moviendo la cabeza hacia los lados para espabilar— ¿Extrañaron mi voz?
Yakov rodó los ojos, jalándose de los cabellos.
— ¿Puedes buscarte otra esposa, Ilias? Ya le jodimos la cabeza a esta, enloqueció.
— Está rota, padre, será más fácil manipularla, sólo dale tiempo.
— Está hecha mierda ¿Y quieres mantenerla viva? Mírale la espalda, mírale la cara, tiene las costillas rotas ¿Qué te puede servir de ella?
Soy consciente de la forma dolorosa en la que mis costillas reaccionan cada vez que respiro, intento no hacerlo profundo, pero cuando me golpean es difícil no inspirar a todo dar, lastimándome más.
— Estoy aquí — les recordé— ¿Pueden discutir mi futuro en otro lugar al menos? O sólo dispárenme, o hagan algo, no lo sé, les di varias ideas de cómo acabar conmigo. Me aterran los espacios pequeños y oscuros, me volvería loca en segundos, moriría de un infarto, muy desesperada y todo eso, si quieren torturarme, háganlo así, ya me da igual.
Yakov me miró.
— Se morirá de una infección de todas maneras, Ilias, tú la querías, hazte hombre, mátala.
— No quiero hacerlo, quiero que sea mi esposa, que tenga a mis hijos.
— Lo más probable es que no pueda dártelos, se va a morir, Ilias, reacciona, déjate de gilipolleces.
Insistió su padre.
Ellos discuten frente a mí y ni siquiera toman en cuenta mis recomendaciones, son unos bastardos arrogantes.
— Sí Ilias, reacciona, sé un hombre y mátame. Mira mi cuello, no hay marcas ahí, le hace falta una fina línea con una navaja, es curioso, pero yo tengo una en el bolsillo, siempre tengo una en el bolsillo, el derecho, delantero. Revisa.
Arrodillada y sujetada de manos, incapacitada al movimiento, pero podía cooperar.
— ¡Cállate maldita perra, cállate!
Golpeándome con la planta de su zapato directo en la cara, mi nariz protestó, una fractura que provocó sangrado activo, duele y es molesto.
— No quiero matarla.
Admitió Ilias.
— ¿Vas a dejarla así entonces? —Señaló Yakov a mi patética figura— Llena de fracturas, con la espalda abierta, orinada, sucia, mojada. Sería más piadoso si la matas ¿No la querías para ser tu esposa? Mátala como a la anterior y ahórrale el sufrimiento, llegaste demasiado lejos, esto era innecesario, sólo tenías que arrastrarla directo a Rusia, pero no, querías demostrarle quien manda de esta manera y la dejaste inutilizable. Una mujer así no te sirve.
Señalándome otra vez.
— Tú no la matarás y yo tampoco, que se muera de una infección o de dolor, yo no voy a interferir — caminando hacia el cuerpo inerte de mi abuela, soltando las cuerdas— El shock hará que muera pronto — sujetándola del cabello, comenzando a arrastrarla por el piso— Ver como se pudre el cuerpo de su abuela le ayudará.
Apreté los dientes con fuerza al ver como la suelta frente a mí como si no fuese nada.
No le demostraré cuanto me afecta, no le daré ese placer, no voy a romperme.
— Espero y tengas pesadillas cuando pienses en mí.
Escupiendo sangre, el sabor metálico me tiene enferma, quiero vomitar.
— Espero que tú te mueras pronto, preciosa.
— Debiste matarla, imbécil.
Dijo Yakov antes de golpearlo con la mano extendida en la mejilla, caminando hacia las escaleras que lo llevaban al piso superior.
Ilias se uso rojo de la ira viendo a su padre desaparecer antes de acercarse a mi posición, evadiendo a mi abuela, jalándome por el cabello para que levantara la cabeza y lo mirara.
— Desearás haberte ido conmigo por las buenas.
— Desearás jamás haberme conocido, Volkov.
Lanzándole un beso que lo enfureció, pateó el cuerpo de Asya y desapareció por las escaleras, cerrando la puerta con fuerza, dejándome a solas con el cadáver del único familiar que siempre veló por mí.
— Volvemos a ser tú y yo, abuela — permitiéndome llorar— Espérame que pronto voy a ir contigo, te lo prometo.
Viendo como mi abuela ya perdió su tono rosa natural y vivo, presentando un color más ceniciento, marrón o lila en ciertas zonas.
— Perdóname Asya... perdóname...
***
Al tercer día encerrada aquí, ya no era capaz de soportar mi propio olor ni tampoco el de Asya, las moscas se le arremolinan encima, tiene gusanos en ciertos lugares, liquido saliéndole por la boca y la nariz, es tan... asqueroso y triste que he vomitado al menos cinco veces, sigo sintiendo arcadas, pero ya no hay nada más que devolver, no he comido, no he bebido, tengo la garganta tan seca que me duele al tragar la poca saliva que logro producir.
¿Cuánto tiempo más pasará antes de que la vida me permita irme en paz? Asya debe estar impaciente, debe estar esperando por mí.
Al cuarto día intenté cortarme la lengua con los dientes para intentar morir, pero soy una cobarde, sangré un poco y no fui capaz de continuar, sigo amarrada de las manos, apenas siento las extremidades en esta posición, mi espalda arde como la mierda, debe estar infectada.
Asya se ve cada hora peor, el calor no ayuda nada, ambas nos estamos pudriendo aquí.
Al quinto día, intenté cortarme la lengua otra vez, pero nuevamente, no fui capaz, sería más fácil si tuviese alguna mano suelta, de esa manera podría alcanzar la navaja y terminar con mi sufrimiento, pero siento que se está acercando, la falta de agua en mi organismo comienza a pasarme la cuenta, estoy deshidratada, cansada, aletargada, apenas puedo mantenerme despierta, mi piel perdió el color, me veo tan pálida como mi abuela en sus primeras horas post muerte ¿Será que llegó mi hora? ¿Será que por fin llegó mi hora?
— Maldita sea ya déjenme morir — jalando las cuerdas sin la fuerza necesaria— Por favor ya... basta de esto... basta...
Me encantaría llorar, pero estoy tan seca que no logro producir lágrimas.
***
CAN.
Me siento un maldito inútil, han pasado días y no logro encontrar a Nisa por ninguna parte, por otro lado, Delano, el segundo de la Bratva informó que Ilias y su padre regresaron a Rusia con las manos vacías ¿Y si mi montón de huesos está muerto? ¿Y si Asya ya no respira? ¿Y si llegué demasiado tarde?
Le prometí a Asya que mantendría a su nieta a salvo y la perdí de vista, no cumplí mi promesa y quizá qué estén haciéndole ahora, quizá está enterrada en algún lugar y yo aquí perdiendo el tiempo con... un niño que ni siquiera es mío, pero que me da paz sujetar, una vida frágil e inocente que necesita protección, se siente bien darle seguridad y contención a alguien, sentir que soy útil.
— Vas a hacer un agujero en el piso si sigues paseándote así — dijo Alexander mirando de reojo a la niña suya robarse las galletas de la mesa, guardándolas en su bolsillo— ¿Seguro no quieres darme a Alex? Si te vas a poner todo idiota otra vez, mejor regrésamelo.
— Tenerlo me calma, cállate — girando y caminando en la otra dirección, arrullando a Alex para que se durmiera— Necesito hacer algo.
— Jelena dijo que encontró algo, démosle tiempo, ella es una rastreadora experta.
Alagándola como siempre, idiotizado por su esposa la niñita joven que le dio hijos para atraparlo, casándose con él mediante un papel que firmó engañado.
Jelena es una genio.
— Han pasado cinco días ¿Y sigues diciendo que es una genio?
— ¿Has podido hacer algo tú? — alzando una ceja en mi dirección— Eso creí.
Suspirando.
— ¿Dónde está, Alexander? ¿Puedes responderme eso? Estoy... perdiendo la cabeza, Nisa es fuerte, pero frágil a la vez ¿Y si está viva y encerrada? La oscuridad le da miedo, los lugares estrechos le aterran, las salpicaduras de sangre le traen malos recuerdos ¿Y si me necesita? Digo... puede necesitar a mi padre también, pero quizá me necesite más a mí ¿Quién sabe?
La niña se me acercó, jalándome por el pantalón para que le prestara atención, y tuve que hacerlo, esta pequeña monstruo que Jelena está criando es... imposible de soportar.
— Mi tía Ivanna te diría que eres un idiota.
Abrí los ojos de la sorpresa al escucharla, esta niña es... no sabría ni como describirlo.
— Tanya...
La regañó Alexander, frunciendo el ceño, pero de todas maneras, el maldito parece divertirse a costa mía.
— Pero papá, seamos sinceros — protestó la niña— Es un tonto y un ciego.
— ¿Y eso por qué lo dices?
Curioso.
— Porque te preocupas tanto por la tía perdida que bien podría pensar que es la persona que te gusta. Papi se preocupa así por mi mami, te gusta la tía perdida.
— Se llama Nisa, niña, y no está perdida, sólo...
— Sólo no la encuentran — rodó los ojos— Extraviada entonces.
Alexander carcajeó bajo, esta mocosa es un genio y él lo sabe.
— No me gusta Nisa.
— A mí no tienes que convencerme, tío Can.
Dijo la mocosa, tomando una galleta de su bolsillo, sonriendo maliciosa.
— Dije que no me gusta.
— Sí. Dilo las veces que sean necesarias hasta que te lo creas, de seguro a la tía perdida le gustará oír que su señor jefe la quiere más que como... — miró a su papá— ¿Cómo se dice papi? La señorita que hace todo mientras el baboso le roba el crédito.
— Secretaria, cariño.
Respondió este con calma.
— Eso — puntualizó la niña— A la tía secretaria perdida le dará gusto saber que su jefe la quiere.
Iba a protestar cuando el móvil de Alexander comenzó a sonar, se trata de su mujer, me acerqué tan rápido que fui capaz de ver su nombre brillar antes de que contestara, asustando un poco a Alex quien estaba a punto de dormirse.
— ¿Y bien, cosita? ¿Encontraste algo que nos ayude?
Preguntó mi amigo colocando el altavoz.
— Sí — suspiró— Bueno... encontré a Nisa y su abuela, pero llegué demasiado tarde...
Alexander soltó el móvil importándole una mierda que cayera al piso, sujetando al bebé antes de que mis brazos perdieran fuerza y casi lo lastimo por accidente, mirándome entre la lastima y el odio.
— Por los pelos.
Dijo Tanya sujetando el móvil antes de que llegara al piso, viendo a su papá con Alex en sus brazos, a salvo, llorando por el susto.
— Todo bien mami — avisó la niña— Sólo que el tío Can está triste...
— Envíame la dirección, quiero ir.
Pedí.
— No. Vamos de camino a tu casa, ten preparado el servicio fúnebre... el olor es... insoportable, deben haber pasado días...
— Jelena, dime que ella está bien, dime que... que sobrevivió.
Tragando grueso, temiendo de su respuesta.
— Nisa está viva a penas, pero no sé si sobreviva ¿Quieres el hospital o llevarás un doctor a casa? Tiene la espalda hecha mierda, infectada, hay gusanos en sus heridas, su rostro apenas puede distinguirse, no reacciona carajo...
— ¿Y Asya?
Ya sé la respuesta, pero necesito escucharlo.
— Muerta... lo siento...
Dejé el despacho y caminé directo a mi cuarto, encerrándome ahí, sintiéndome el ser más inútil de la vida, Nisa va a odiarme.
Si es que... sobrevive.
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BUENAS BUENAS BBCITAS
COMO LAS TRATA LA VIDAAAA
TARDÉ, PERO TRAJE EL CAPITULO QUE LES PROMETÍ
CLARO QUE ESTÁ PARA LLORAR
ASYA FUE VALIENTE HASTA EL FINAL
NISA SÓLO TIENE DESEOS DE SEGUIR A SU ABUELA
ILIAS NO FUE CAPAZ DE MATAR A NISA Y YAKOV SE ENFURECIÓ POR ESO
CAN SE SIENTE MUY CULPABLE
TANYA APORTA CON SU TOQUE DE ENTROMETIDA SIEMPRE
JELENA LOGRÓ ENCONTRAR LOS CUERPOS
AY VIDAAAAAAS
SE VIENE POTENTE TODO LO QUE VIENEEEE
NOS LEEMOS PRONTOOO
BESITOS EN LA COLA
FELIZ LUNES Y ÉXITO
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