ci. her fate
ci. su destino
Margaery se había preguntado en muchas ocasiones que hubiese sucedido si ella hubiese muerto en la última prueba del Torneo de los Tres Magos.
Harry, Arya y Alyssane habrían quedado destrozados, claro, pero de algún modo habría encontrado la manera de seguir adelante. Su confianza en ellos era tan firme como frágil era su fe en sí misma. Los Knight habrían lamentado su partida, especialmente Angelica, pero ellos apenas estaban comenzando a conocerla. Electra lloraría, pero Margaery sabía que no sería más que una cicatriz superficial en su vidas.
Sin embargo, la verdadera diferencia estaría en ella misma. Nunca habría conocido a su madre, Aemma, ni habría descubierto que sus tíos estaban vivos. No habría presenciado la usurpación, ni habría tenido la oportunidad de arruinarle la vida a Alessia. Sus ahijados estarían vivos, Alyssane habría lanzado su ataque contra Lyonesse con mayor determinación y rapidez, y la cadena de tragedias que parecían rodear a Margaery habría sido cortada antes de empezar.
Nunca habría sufrido lo que había sufrido.
Nadie habría sufrido lo que habían sufrido por ella.
Se culpaba completamente por la locura en la que su hermana había descendido. Si hubiese sido su Alyssane lo primero que hubiese hecho era abrazar a su hermana pequeña y tratar de protegerla. Cuando Alyssane abrió la puerta de la habitación en la que Margaery estaba. Se sentó al borde de la cama y, durante un breve instante, Margaery sintió el roce de la hermana que recordaba. Los dedos de Alyssane se deslizaron por su cabello rubio, con un gesto que casi parecía tierno, como si buscara consolarla.
Pero la ilusión se desvaneció tan rápido como había llegado. La mano que acariciaba su cabello se convirtió en su palma, y el golpe que siguió resonó en el cuarto con una fuerza que dejó a Margaery aturdida. Sintió el sabor metálico de la sangre en su boca y la mirada ardiente de Alyssane sobre ella.
—Esto es lo que te mereces —escupió su hermana, su voz rota entre rabia y algo que Margaery no podía identificar: ¿dolor? ¿odio?
Margaery cerró los ojos, tratando de no derrumbarse bajo el peso de las palabras. No había respuesta que pudiera dar, porque tal vez, solo tal vez, Alyssane tenía razón. La reina le agarró una de las muñecas pero esta vez no se preocupó en acariciarla antes, solo se la dobló lo suficientemente rápido y fuerte como para quebrársela.
Su respiración se volvió errática, y una queja desgarradora escapó de sus labios antes de que pudiera contenerla. La presión en su muñeca, ahora torcida en un ángulo imposible, enviaba punzadas ardientes que se expandían por todo su brazo.
El pitido en sus oídos ahogaba cualquier otro sonido; ni siquiera podía escuchar sus propios jadeos. Su visión comenzó a nublarse, mientras las lágrimas involuntarias rodaban por sus mejillas.
A pesar del mareo que la invadía, Margaery intentó apartar la mano buena hacia la muñeca dañada, como si pudiera protegerla, como si eso pudiera aliviar el dolor. Pero antes de que pudiera reaccionar del todo, la reina apretó su rostro con una mano firme, obligándola a mirarla directamente a los ojos.
—¿Creías que podías escapar de mí? —murmuró Alyssane, en tono frío—. ¿Desafiarme? ¿Intentar demostrar que estaba en equivocada? ¿Buscabas ridiculizarme, es eso?
Margaery intentó responder, pero su garganta estaba seca y la presión sobre su mandíbula le impedía hablar. En lugar de palabras, solo un débil sollozo salió de sus labios, mientras la mirada implacable de la reina seguía clavada en ella, disfrutando de su desesperación.
—Contestame —Alyssane le agarró la muñeca quebrada una vez más y se la dobló.
Sentía como si la muñeca le estuviera ardiendo, como si el dolor la consumiera desde el interior. Se retorció instintivamente, intentando zafarse del agarre de Alyssane, pero esta la sujetaba con una fuerza despiadada, inamovible.
—N-no... —logró articular Margaery finalmente, su voz entrecortada, rota, apenas un susurro.
Alyssane chasqueó la lengua, sus ojos llenos de rabia y algo más profundo, una mezcla de dolor y traición que la hacía aún más peligrosa.
—Siempre tan terca... —murmuró Alyssane, con un tono que oscilaba entre la burla y la decepción—. Siempre pensando que puedes desafiarme.
Margaery alzó la mirada con esfuerzo, su rostro empapado en lágrimas. A pesar del sufrimiento, había algo en sus ojos que indicaba que su voluntad seguía intacta. Pero Alyssane no lo vio, o no quiso verlo. Soltó la muñeca de Margaery con un movimiento brusco, dejándola caer como si no fuera más que un objeto roto.
—Entonces sufrirás. Sufrirás por el resto de tus días —espetó la reina, girándose para salir de la habitación, dejando a Margaery sola, destrozada pero aún respirando.
Era gracioso, casi irónico, que al final quien la había consolado fuera Andrew. Margaery no podía evitar pensar en lo retorcido del destino; el mismo hombre que había sido una fuente constante de tormento era ahora el único que parecía dispuesto a quedarse en ese abismo con ella.
Andrew no había dicho nada al entrar en la habitación, solo se había sentado a su lado en el suelo, su mirada inusualmente serena mientras observaba sus temblores. Fue él quien, sin pedir permiso, tomó su mano buena con una delicadeza que no se había molestado en mostrar antes y quien se encargó de atenderla.
—Que te haya lastimado así es como si estuviera gritando que está más loca porque te fuiste —comentó Andrew, con una sonrisa ladeada que no alcanzaba a suavizar el peso de sus palabras—. Siempre pensé que Alyssane te mataría antes de admitir que te necesita
Margaery dejó escapar una sonrisa amarga y un sonido áspero que se ahogó en su garganta.
—Quizás debería haberlo hecho —murmuró Margaery, incapaz de evitar que sus pensamientos más oscuros se deslizaran hacia afuera.
Andrew negó con la cabeza, casi con exasperación, como si el comentario le resultara tedioso.
—No digas estupideces —replicó Andrew, sus dedos trazando círculos ausentes en el dorso de su mano—. Eres más fuerte que ella, aunque te cueste creerlo.
Margaery lo miró de reojo, sin estar segura de si quería golpearlo o dejarse caer en sus brazos. Había algo casi tranquilizador en su descaro, en esa capacidad suya de actuar como si todo estuviera bajo control, incluso cuando el mundo estaba desmoronándose a su alrededor.
—¿Por qué lo haces? —preguntó ella, su voz quebrada pero cargada de curiosidad auténtica—. ¿Por qué estás aquí?
Andrew ladeó la cabeza, su sonrisa volviéndose más suave, casi triste.
—Porque alguien tiene que estarlo, amor —respondió él, sin rodeos—. Y porque, aunque te niegues a verlo, yo nunca fui tu enemigo.
Margaery cerró los ojos por un momento, permitiéndose esa pausa, esa pequeña tregua. Quizás Andrew no era el consuelo que quería, pero en ese instante, era, lamentablemente, todo lo que tenía.
—¿No puedes matarme ya? —inquirió la rubia—. Quiero... solo quiero...
—Margaery, —la regañó Andrew, antes de que pudiera terminar su idea, su tono firme, pero suave, intentando detenerla antes de que se hundiera más en el abismo de sus propios pensamientos.
Margaery intentó hablar, pero las palabras se ahogaron en sus sollozos. La angustia, la sensación de estar atrapada en un ciclo interminable de sufrimiento la consumía. Ya no sabía si quería huir, rendirse o simplemente dejarse llevar por la marea.
—Sería más feliz. Todos serían más felices sin mí —susurró Margaery entre las lágrimas, como si pudiera convencer a alguien, incluso a sí misma, de que su ausencia sería una bendición para todos los que la rodeaban.
Pero Andrew no la dejó caer en ese vacío, no iba a permitir que lo hiciera.
—Yo no. No lo sería —respondió con una convicción que sorprendió a Margaery. —No puedo perder a nadie más. Edward... Después Pau...
Margaery se quedó quieta, la sorpresa dominando por completo su mente, bloqueando cualquier otro pensamiento. Paulette... La pequeña niña que solía corretear a su lado, que se colgaba de sus faldas hace apenas unos años. La misma que había sido el centro de tantas risas y momentos dulces. La misma que ahora estaba... muerta.
—¿Paulette? —susurró Margaery, incapaz de comprender del todo. —¿Paulette...?
El golpe fue tan fuerte que no podía procesarlo del todo. La incredulidad llenaba su mente mientras la realidad de la muerte de Paulette comenzaba a calar hondo en su pecho. La pequeña había sido una chispa de luz en sus vidas, y ahora, esa luz se había apagado para siempre.
Andrew la miró con una mezcla de dolor y desesperación. Su rostro, usualmente impasible, se quebró por un momento, revelando el sufrimiento que había estado guardando en silencio.
—Hogwarts... Hubo una gran batalla y Pauli estaba ahí... —explicó Andrew, en un murmullo—. Edward... No lo sé, supongo que sintió mucha desesperación y se tiró de la torre de la habitación de Alessia justo después de que ustedes...
Margaery sintió un pinchazo en el corazón cuando escuchó eso último y recordó que, por más que lo hubiese intentado, el corazón de Alessia era de Edward y solo de él. Aunque había estado al lado de Alessia en tantas ocasiones, aunque había creído que podía llenar el vacío que ella sentía, nunca había sido suficiente. En el fondo, siempre supo que Alessia había amado a Edward con una devoción que Margaery no podía competir.
Era una verdad amarga y fría, una que le recordaba lo insignificante que a veces se sentía frente a la realidad de los otros, de los amores que no le pertenecían. Se sentía horrible sabiendo que Andrew le estaba contando sobre la muerte de sus hermanos y ella solo pensaba en eso. Margaery cerró los ojos, intentando ahogar esa sensación de desdén hacia sí misma.
—Lo siento —murmuró Margaery.
—Está bien... Ya pasó —respondió Andrew—. Tu también perdiste a un hermano, es suficiente con que sepas como me siento.
—Ni siquiera lo conocí —susurró Margaery, elevando la mirada unos segundos después—. ¿Cómo sabías...?
—Hermosa... todos lo saben ahora —explicó Andrew—. Saben que la reina es hija de Aemmond y no de tu padre —Margaery suspiró y echó su cabeza hacia atrás—. Empezó como un rumor...
Y ahí fue donde entendió las palabras de Alyssane hacia ella.
—Eso explica mucho... —murmuró Margaery, con una amarga revelación surgiendo en su interior—. Debe pensar que fui yo quien lo dijo.
—Y Mary, tu madre...
Al principio, Margaery temió lo peor: que Andrew le dijera que Aemma había muerto. Pero cuando las palabras salieron de sus labios, no fue eso lo que escuchó. En cambio, una revelación aún más dolorosa la golpeó como una tormenta imparable: su madre se había casado en su ausencia. Y lo que más le costó comprender, lo que más le dolió, fue que su madre se había casado con Aemmond.
Margaery quedó paralizada por un instante, incapaz de procesar la información. Todo lo que había creído sobre su madre, su familia, se desmoronó en un solo momento. Aemma, la mujer que había idealizado, la que había añorado conocer, la que siempre había visto como un símbolo de fuerza y dignidad, había elegido un camino tan diferente. Un camino que la conectaba con un hombre que Margaery había aprendido a temer y odiar con cada fibra de su ser.
Descubrió bastante en esa conversación. Harry había derrotado a lord Voldemort. La guerra había terminado. Yvette Britannia había muerto, aparentemente se había sacado la vida frente a Aemma. Alyssane iba a casarse con uno de sus primos en segundo grado, Rhaegal. Electra estaba comprometida con Philip. Tanto el Reino Unido como Francia habían recuperado sus tronos, lo que era obvio con la muerte de Alexander. Ah, y ella iba a casarse.
—No —negó Margary con firmeza, sacudiendo la cabeza, como si las palabras pudieran disolver la incredulidad que sentía o la decisión que su hermana había tomado—. No voy a casarme.
¿Con quién iba a casarse? Pues con Andrew, claro. Él estaba en la posición que todos los hombres del reino querían: su hermano había fallecido lo que lo hacía a él heredero al Ducado de Ille y Vilaine, su padre era el Primer Ministro, tenía una carrera política en un vertiginoso ascenso y ahora se casaría con la mujer que todos querían.
Margaery siempre había sido una mujer de voluntad fuerte, pero esto no era una cuestión de sentimientos. Era política. Era lo que la gente esperaba, lo que el destino parecía haberle trazado. Y, a pesar de su resistencia, sabía que estaba atrapada.
—Es lo mejor, Margaery. Vas a estar segura a mi lado —repuso Andrew—. Futura duquesa, quizás futura Primera Dama. Vas a estar cómoda, es lo que todas quisieran...
Las palabras de Andrew no parecían tener el efecto esperado. Margaery lo miró con una mezcla de desprecio y desdén. No podía creer lo que estaba escuchando.
—¿Qué sabes tú de lo que quiero? —le espetó, su voz más dura de lo que había sido en mucho tiempo—. No soy una pieza de ajedrez para ser movida a tu conveniencia ni a la de mi hermana, Andrew.
Pero él no retrocedió. En su rostro, una leve sonrisa se asomó, una sonrisa que intentaba disimular la incomodidad que no lograba ocultar. No era un hombre de sentimientos fáciles, pero sí sabía cómo jugar el juego de la política. Y en este momento, ese juego incluía a Margaery.
—Sé que quieres ser libre, Margaery. Todos lo sabemos. Pero el mundo no funciona como lo deseas. Este matrimonio, esta unión, es una oportunidad para que ambos ganemos —su tono cambió a algo más suave, casi persuasivo—. ¿O qué? ¿Prefieres que tu hermana te case con un viejo decrépito, que arruine tu juventud?
—Como si tu no fueras a arruinarme también —murmuró Margaery con ironía. ¿Era esto lo que le quedaba? ¿Era este su destino?
—¿En serio piensas eso? —cuestionó Andrew, casi dolido. Casi—. ¿Luego de todo lo que he hecho por ti?
—¿Y qué has hecho por mí? —espetó Margaery—. ¿Más que asesinarme?
Andrew se levantó lentamente de la silla en la que había estado sentado. Sus ojos nunca se apartaron de Margaery y en un solo y preciso movimiento, extendió su mano y envolvió sus dedos alrededor de la mandíbula de Margaery. La sensación de su toque, frío y firme, la obligó a levantar la cabeza, como si estuviera a la merced de su voluntad, incapaz de evitar el contacto. Margaery sintió cómo la presión en su rostro la forzaba a mantener la mirada de Andrew, mientras sus labios se entreabrían levemente, tratando de escapar de su mirada.
La fuerza con la que la había tocado hizo que Margaery se levantara, manteniéndose de rodillas sobre la cama, su cuerpo temblando ligeramente.
—Si yo no la hubiese convencido, tu cuerpo estaría siendo incinerado en este momento —le susurró Andrew. La mano que sostenía su rostro se movió ligeramente, ejerciendo más presión, forzándola a mirar sus ojos—. Tú eliges. A mi merced o a la de Alyssane.
Margaery intentó responder, pero sus palabras se quedaron atrapadas en su garganta, nubladas por la furia y la confusión que hervían en su interior. ¿Qué quería decir con eso? ¿Qué había estado a punto de sucederle si no hubiera sido por él? ¿Cuál sería peor, Andrew o Alyssane?
No es como si hubiese tenido mucho tiempo para pensarlo porque no pasó ni un mes y ella ya se había calzado el vestido de novia. Agradecía, entre lo poco que podía, que sería una ceremonia privada y civil, por lo que los dos eran de órdenes diferentes. Aemma había estado más emocionada que Margaery, aunque la rubia sabía que su madre en el fondo solo lo hacía para animarla. Incluso le había prestado su propio vestido, el que había usado para casarse con James.
Margaery notó que tenía dos moños negros, como si Aemma hubiese estado de luto cuando se casó. En el caso de Margaery, representarían a Alexander y Alessia. Dos personas con las que seguro sería más feliz de lo que iba a ser por el resto de su vida.
En ese momento, estaba sentada en su tocador, con Harry detrás de ella. Claro que no le había dicho que no quería casarse porque él sería capaz de huir y dejar inclusive al amor de su vida detrás solo para protegerla. No podía hacerle eso, no después de todo lo que Harry había tenido que pasar.
—Siempre supe que eras la más valiente de los dos —murmuró Harry, con una pequeña risa—. Digo, yo amo a Catherine pero... vaya que falta para que me case. Imaginatelo, ella, traumada; yo, traumado, ¿qué crees que salga de ese matrimonio?
—Un divorcio —respondió Margaery con falsa diversión.
—Exacto —repuso Harry, con una pequeña sonrisa—. Debes amarlo mucho, ¿no?
Margaery sintió una punzada en el pecho pero solo juntó sus labios y asintió, con los ojos bien grandes para disimular sus lágrimas.
—Sí...
—¿Segura que estás bien?
—¡Sí! —exclamó Margaery efusivamente—. Sí, sí, sí, claro que sí. Solo nerviosa... ¿Qué pasa si invierto el orden de sus nombres o...?
—Bueno, solo tiene dos nombres —repuso Harry, divertido—. Lo harás genial. Y si quieres echarte atrás...
—No, no —negó Margaery en un susurro, mirando a los guardias que flaqueaban ambas lados de las puertas—. Estoy bien... Solo quiero rezar un poco y...
—Está bien, está bien. Te dejo sola —respondió Harry, asintiendo. Margaery se levantó de la silla y Harry le besó la frente—. Eres lo más importante en mi vida, Mary, estaré ahí para lo que necesites. Te amo.
—Yo también te amo —susurró Margaery, con una pequeña sonrisa.
Suspiró en cuanto Harry se fue de la habitación. Aún podía tirarse del balcón aunque no podría porque no tenía forma de abrir las ventanas ni de alejarse demasiado de los guardias. Se arrodilló en contra del festejador de la ventana y prendió las únicas dos velas que le quedaban.
No era muy religiosa pero, en los últimos años, siempre había tenido a Arthur para ayudarla. Ahora que él no estaba, la única forma de hacer que el ex-rey la escuchara era por una plegaria. "Arthur... por favor"
Aunque ni siquiera ella sabía que pedía.
No pedía que él se la llevara, Margaery aún guardaba la esperanza que su vida era más que estar encerrada en un palacio y escupir herederos. ¿Cómo sería ese, el destino de alguien que volvía tres veces de la muerte? Era imposible. Ella era algo más. Mucho más.
Margaery era Potter. No Pendragon, no Knight, Potter.
—¿Tendré que quedarme solo a esperar mi muerte? —susurró Margaery, con los ojos cerrados.
Las velas entonces se apagaron y Margaery comprendió eso como un sí.
Había esperanza en el aire, había esperanza en el agua pero tristemente, no había esperanza para ella.
Ya no quedaba nada para Margaery Potter.
AUTHOR'S NOTE:
wow
empecé con wtt hace unos cuatro años (como vuela el tiempo) y nunca me hubiese imaginado terminando de escribir libro. y mucho menos uno que significa tanto para mi. tears fue la primera vez en la que me pude encontrar a mi misma como escritora, lo que me gustaba escribir y lo que no, pude jugar con mis personajes, crear villanos que hasta a mi me hacían dar bronca y empatizar con lo que mis personajes estén sufriendo.
margaery es mi hija favorita y fue de hecho creada al final de la saga, cuando era un simple personaje de relleno en el resto de libros y pensé que su historia merecía ser contada. creo que por eso me ha guardado algo de rencor JAJAJJAJ porque hubieron épocas en las cuales ni siquiera podía escribir lo que ya sabía que iba a pasar en el libro. aunque, no voy a mentir, tears se ha creado básicamente mientras lo iba escribiendo lo que significa que seguro hay muchísimos errores, más de los normales, pero siento que eso me ha hecho crecer como escritora. hay muchas cosas que me quedaron sin aclarar así que aquí hay un recap:
1. Siempre supe que Margaery no iba a tener un final feliz. Aunque hubiese quedado con Alessia y no con Andrew, no sería completamente feliz porque Alessia nunca llegó a amarla tanto como amaba a Edward. Lo mismo si Alexander fuera rey, Margaery nunca aceptaría casarse con él si Andrew estuviera vivo y, si no lo estuviera, nunca aceptaría casarse con nadie.
1.1.: Margaery y Andrew tuvieron un matrimonio complicado al principio. MUY complicado, casi como algo que rozaba lo enfermizo. Él la amaba más que a nada en el mundo, pero a quien Margaery más amó fue a Alessia. Margaery se termina acostumbrando y es eso a lo que ella llama felicidad pero nunca podrá ser completamente feliz porque sabe que sería más feliz con Alessia.
1.2.: Alexander amó a Margaery más de lo que Andrew y Alessia lo hicieron (aunque el amor en esta saga sea un tanto retorcido) pero Margaery amó a Alessia y Andrew más de lo que amó a Alexander. El amor que ella sentía hacia Alexander era más como una especie de culpa.
2. Helios y Selene son los dos hijos mayores de Margaery, que, como le prometió a Alessia, se llaman Luke y Leia. Por eso Helios dice "mi mamá también perdió a su hijo. También se llamaba así [Luke]", estaba hablando de él mismo. Luke fue dado por muerto en el parto, aunque se lo llevaron los druidas, y Leia fue quien se quedó con Margaery.
2.1.: Helios y Selene son personajes que se merecen su propio libro realmente (pero soy muy pajera asq no lo voy a hacer jkjasjajs). Helios le dice a Margaery "tenía que conocerte antes de hacer lo que pienso hacer en el futuro" y lo que pensaba hacer en el futuro era conquistar Camelot.
2.2.: Pasados unos años de su reinado, a Alyssane la detestaban porque era muy cruel con el pueblo, y es por eso que Luke, criado como un druida en Brocéliande y sabiendo bien quienes eran sus padres, decide vengarse y conquistar Camelot.
2.3.: Como Luke pensaba que Margaery lo había abandonado, él prácticamente quiere conocerla para ver si valía la pena conquistar Camelot o no. Así que Margaery, una vez más, desencadena un evento importante en el reino porque si Margaery hubiese sido más egoísta o mala persona, Luke probablemente no hubiese hecho nada.
2.4.: En una primera instancia, Luke y Leia iban a ser hijos de Alexander pero luego cambié de opinión porque la idea es que se acabe el apellido Pendragon.
3. Margaery nunca pensó en tener hijos pero acabó con 8:
1. Luke Andrew Harry Knight (n. 1999)
2. Leia Margaery Selene Knight (n. 1999)
3. Alessia Electra Paulette Knight (n. 2005)
4. Angelica Elizabeth Daenerys Knight (n. 2006)
5. Arya Hilal Ayse Knight (n. 2007)
6. Alicent Colette Harriet Knight (n. 2008)
7. Aemma Jane Elle Knight (n. 2009)
8. Arthur Andrew Alexander (n. 2010)
3.1.: Un pequeño dato (que me da mucha bronca de hecho): Margaery se casó con 17 y tuvo mellizos a los 18, uno de ellos nació "muerto", tuvo a Alessia a los 23 y, al año tuvo a Angelica. Al mismo tiempo, Harry, recién estaba teniendo su primer hijo con Catherine Windsor, y Aemma, a los 31, tuvo su quinto hijo y tercero del príncipe Aemmond. Alyssane, se casó con, Rhaegal Galahad, a los 21, y tuvo su propia hija a los 25.
4. La familia real de Camelot quedó conformada así:
Su Majestad, la reina Alyssane de Camelot (n. 1978)
Su Alteza Real, Rhaegal Galahad, el príncipe consorte (n. 1977)
Su Gracia, Rhaelle Pendragon, princesa de Viana (n. 2003)
Su Alteza Real, princesa Rhaena de Camelot (n. 2005)
Su Alteza Real, princesa Rhaenys de Camelot (n. 2007)
Su Alteza Real, príncipe Rhaegal de Camelot (n. 2009)
Su Alteza Real, la reina madre, Aemma de Camelot (n. 1959)
Su Alteza Real, el príncipe Aemmond de Camelot (n. 1959)
Su Alteza Real, la princesa Visenya de Camelot (n. 2005)
Su Alteza Real, el príncipe Viserys de Camelot (n. 2005)
Su Alteza Real, la princesa Daema de Camelot (n. 2006)
Su Alteza Real, el príncipe Daemon de Camelot (n. 2006)
Su Gracia, Margaery Knight, princesa de Lyndor y duquesa de Ille y Vilaine (n. 1980)
Andrew Knight, duque de Ille y Vilaine (n. 1978)
Luke Andrew Harry Knight (n. 1999)
Leia Margaery Selene Knight (n. 1999)
Alessia Electra Paulette Knight (n. 2005)
Angelica Elizabeth Daenerys Knight (n. 2006)
Arya Hilal Ayse Knight (n. 2007)
Alicent Colette Harriet Knight (n. 2008)
Aemma Jane Elle Knight (n. 2009)
Arthur Andrew Alexander (n. 2010)
Harry Potter (n. 1980)
Su Alteza Real, la princesa Catherine de Gales (n. 1979)
James Sirius Potter (n. 2004)
Charles Williams Potter (n. 2006)
Diana Aemma Potter (n. 2008)
4.1.: Ninguno de los hijos de Margaery, Aemma, Harry y Alyssane se llevan bien entre sí. Todos crecieron muy distanciados (los hijos de Margaery en el sur de Camelot, los de Aemma en el este de Camelot, los de Alyssane en la capital y los de Harry en Inglaterra). Lo que sí hay como coaliciones: los hijos de Margaery y Harry están unidos contra los de Aemma y Alyssane.
5. Como dijo Andrew, Margaery no es la Portadora del Ciclo Artúrico, sino que la destructora. En los cuatro capítulos pasados, Margaery va sacando de su tormento a cada una de las figuras de las leyendas más importantes del mundo artúrico, haciendo que el ciclo "desaparezca" por lo tanto Margaery ya no puede ver a Arthur, ni a Merlín, ni a Modred ni a nadie más. Es la misma razón por la que Andrew no puede ver a Morgana y él se queda sin mentora.
5.1.: Por esta razón, el cabello de Margaery regresa al azabache de los Potter una vez que la guerra termina.
6. Margaery termina no siendo "Y Mab Darogan" o ninguna de las otras profecías que se decían sobre ella, excepto la de ser la Portadora del Ciclo Artúrico (solo porque ya no hay un ciclo que portar JAJAJAJJA). La mayoría de estas profecías se cumplen con Luke, años más tarde.
7. Margaery termina siendo Primera Dama porque Andrew es Primer Ministro.
7.1.: Cuando Luke pasa a ser rey, a Margaery le entrega el título de "Princesa Real" en cambio del de Princesa de Lyndor, un recuerdo de su posición como la eterna segundona en un sistema que no la necesitaba.
8. Puede ser confuso la cantidad de tíos (y de Pendragons) que se mencionan en Tears pero solo son relevantes en Blender (porque Aemma tuvo un temita con ellos) y, como son tíos de Margaery no podía hacer como que no existían (aunque debería haberlos mencionado menos)
9. Aithusa, la dragona que Margaery reclama, voló hasta encontrarla y, de hecho, Margaery llegó a su boda a lomos de ella.
10. Margaery y la maternidad es un tema complicado y bastante difícil:
10.1.: A Luke no lo conoció cuando era niño pero sí de más grande y es el niño de mamá por excelencia aunque su relación sea un poco tensa. Margaery se siente tremendamente culpable por su muerte, en realidad desaparición, y trata de estar ahí para lo que necesite pero ella no lo conoce para nada y él ya no es un niño.
10.2.: Con Leia es un poco más complicado porque era la niñita de papá (como todas las hijas de Andrew, de hecho) y casi que ni le prestaba atención a Margaery cuando era bebé, quería siempre estar con Andrew lo que hizo que Margaery se alejara un poco de ella. Sumado a esto está que ella estaba muy frágil mentalmente luego del parto, porque sufrió depresión, y se sentía muy culpable como para estar cerca de Leia. Y además de que nunca quiso tener hijos así que no sabía muy bien como hacer, ni estaba muy interesada.
10.3.: Alessia la tuvo después de cinco años de tener a Leia y fue un poco mejor porque ya sabía más o menos como hacer algunas cosas. Alessia nació muy débil y se enfermaba constantemente. Es su pequeña niña profeta porque tiene el mismo don que Margaery "tenía" de poder ver el futuro. Aunque fue adorada en toda la familia y el reino, no era un varón que era lo que necesitaban los Knight para continuar su línea.
10.4.: Angelica es la más mimada de todas y la más parecida a Margaery. Tiene su misma actitud, es una copia de ella físicamente, tiene sus mismos intereses, sus mismos pensamientos y su misma emoción por todo lo que le gusta. Es muy hiperactiva pero al mismo tiempo la más femenina de todas. Angelica es la que mejor relación tiene con los Potter.
10.5.: Arya fue nombrada como la prima de Margaery y es idéntica a su tocaya. Se viste como un chico siempre que puede, huye de las niñas y prefiere montar a caballo, trepar y pelear con espadas que coser, leer y cantar. Además, sigue incesantemente a su hermana mayor Alessia pero su mejor amiga es Angelica. Es la única de sus hijas, que realmente se parece a Andrew físicamente.
10.6.: Alicent es una niña gentil, desprendida, dulce y sumamente inteligente. No está mucho en compañía de sus hermanas ni de sus padres porque dice que son demasiado ruidosos. Es la única que tiene las mismas ambiciones que Margaery, quiere estudiar en el senado y ser política.
10.7.: Aemma es la más graciosa de todas. Nunca falla en hacer reír a sus hermanas aunque Margaery tiene que regañarla muchas veces. Los regaños terminan en otro chiste y, cuando Margaery busca apoyo en Andrew él no puede hacer mucho porque está intentando no reírse. Se encariñó con su hermana Arya aunque Aemma pasaba todo el tiempo que no pasaba persiguiendo a Arya, con Margaery.
10. 8.: Arthur es su segundo niño, y el más esperado por lejos. Después del embarazo de Aemma, Margaery no tenía que embarazarse de nuevo pero alguien (Andrew) insistió en que tenían que tener un hijo varón. Es muy serio, cauto, cuidadoso y obediente. Cuando aún no sabía unir las letras le encantaba que le leyeran. Es el niño mimado de la casa y no solo por sus padres pero por sus hermanas también.
11. Las primeras palabras de Margaery son "estoy bien manteniéndome alejada de la muerte, gracias" y las últimas "¿tendré que quedarme solo a esperar mi muerte?"
12. En la época de TTPD elegí una canción para cada una de las relaciones amorosas de Margaery y me pareció lindo compartirlo:
Andrew y Margaery: The Smallest Man Who Ever Lived
Alessia y Margaery: loml
Alexander y Margaery: But Daddy I Love Him
mil gracias a todos los que han leído tears y me han acompañado durante este viaje, los veo en el resto de la royal souls saga💗💗
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