21: Cambio, perdón y bebés
21: CAMBIO, PERDÓN Y BEBÉS
No podía mirarla a los ojos sin poder evitar pensar en Mi'ite, incluso con Ao'nung ocurría lo mismo. Los ojos celestes y los tatuajes en el rostro de los Metkayina le hacían recordar a su esposa, a la mujer que amaba.
—¡Lo'ak!—lo llamó Tsireya, corriendo tras de él después de haber terminado la corta reunión donde se decidía los próximos pasos que iban hacer para iniciar la recuperación de Mi'ite.
—¡No te acerques a mí!
—¡Deja de ignorarme!
Por fin lo alcanzó. Sujetó la muñeca de Lo'ak y tiró de ella con brusquedad para que la mirara a los ojos.
Lo'ak odiaba cada vez que la veía, un torrente de recuerdos y emociones lo inundaba, recordándole dolorosamente su fracaso al no poder proteger a su amada esposa y a su bebé de la amenaza de los avatares de la RDA.
El simple hecho de ver a Tsireya era como un recordatorio constante de su propia impotencia, de su incapacidad para mantener a salvo a aquellos que amaba. Se sentía abrumado por una sensación de culpa y fracaso que lo perseguía a cada paso, como una sombra oscura que lo envolvía en un manto de desesperación.
Intentaba ignorar a Tsireya, alejarse de ella en un intento desesperado por escapar de los recuerdos dolorosos que ella representaba. Pero por mucho que intentara evitarla, Tsireya parecía ensimismada en caminar a su alrededor.
Cada mirada, cada palabra de Tsireya lo transportaba de vuelta a aquellos momentos oscuros en el bosque, cuando se vio separado de Mi'ite, impotente para protegerla de la amenaza que se cernía sobre ellos. Sentía como si un peso enorme descansara sobre sus hombros, una carga que no podía sacudirse fácilmente.
Lo'ak se sentía atrapado en un ciclo interminable de dolor y auto-reproche, incapaz de escapar de los recuerdos que lo perseguían sin piedad. Tsireya se convertía en un símbolo de todo lo que había perdido, de todas las cosas que deseaba desesperadamente recuperar pero que parecían estar fuera de su alcance.
—Neteyam está preocupado por ti—regañó Tsireya, dándole un golpe en el pecho que no llegó a moverlo—. ¿Por qué ni siquiera puedes mirarme a los ojos?—el Omaticaya no respondió y siguió mirando la arena—¡Lo'ak!
—Ya dije todo lo que tenía que decir en la reunión, Tsireya. Solo deseo recuperar a mi familia.
—¡Y salvaremos a Mi'ite!
—No es algo que se va a lograr fácil, Tsireya—levantó la vista por primera vez hacia ella, lamentándose rápidamente cuando el rostro de Mi'ite sustituyó el de Tsireya—. La RDA no tiene piedad. He luchado contra ellos en el pasado. ¡Ni siquiera mi padre pudo hacer que los humanos volvieran a su planeta!—siseó por lo bajo—Habrá muertes, Tsireya.
La Metkayina bajó la mirada.
—Por cierto, felicidades—soltó el chico— Me he enterado de que eres la nueva sucesora de la Tsahik—y con ello se fue, apresurándose en alejarse del pueblo por las miradas indiscretas que le regalaban los pueblerinos.
Tsireya se quedó parada en el mismo lugar sin decir nada.No lo retuvo cuando pudo hacerlo. Lo dejó ir. Porque solía quedarse helada cada que le mencionaban el nuevo puesto que había adquirido en la Isla meses después de que se fue su hermana.
Quizás ahora comprendía porque Mi'ite había escapado. Los entrenamientos, las sesiones espirituales, el entrenamiento de curación y todo aquello que se suponía que debía de aprender la sucesora de la Tsahik la agotaba. Y eso que Ao'nung le había comentado que su padre había bajado el rendimiento de los entrenamientos desde que Mi'ite se fue.
Así que ahora ella sabía con certeza que Mi'ite era una persona increíblemente fuerte por haber soportado todo aquello todos estos años.
Tsireya dio media vuelta para regresar al su marui familiar, preguntándose si su gemela había cambiado tanto como lo había hecho Lo'ak durante esos dos años.
Había escapado a un lugar silencioso. Lo suficientemente silencioso como para que los murmullos de gente no le hicieran doler la cabeza. El cansancio aun se reflejaba en su rostro por todo el viaje que hizo sin descanso para llegar a las Islas. Suspiró cansado cuando sus orejas se percataron del paso silencioso de una persona. Incluso antes de voltear ya sabía a quien encontraría.
Neteyam se acercó a Lo'ak con una expresión de sincera disculpa en su rostro. Sus ojos reflejaban el pesar que sentía por sus acciones pasadas, por haber tratado mal a su hermanito sin comprender completamente la situación. Lo'ak lo observó con atención, notando la genuina preocupación en sus palabras y gestos.
—Lo'ak—comenzó Neteyam con voz serena pero cargada de emoción—, quiero pedirte disculpas. Por haberte tratado mal en el pasado cuando seguramente no la estabas pasando nada bien, y eso no está bien. No sabía lo que estabas pasando, no entendía tu situación, y actué de manera injusta. Lo siento.
Lo'ak escuchó atentamente las palabras de Neteyam, sintiendo cómo el peso de su resentimiento comenzaba a disminuir. Había pasado mucho tiempo sintiéndose herido y resentido por el trato de Neteyam, pero ahora, al escuchar sus disculpas sinceras, algo dentro de él se suavizó.
—Neteyam—respondió Lo'ak con calma, demasiado cansado como para demostrar que esa disculpa había significado mucho para él—, te agradezco tus disculpas. Pero sé que tus acciones no fueron intencionales. No tenías ni idea que papá había ideado todo un matrimonio político. Sin embargo... gracias a eso he aprendido mucho en estos últimos tiempos, y entiendo que todos cometemos errores.
Los dos hombres compartieron una mirada significativa, una conexión que trascendía las palabras. En ese momento, Lo'ak sintió un profundo sentido de perdón y comprensión hacia Neteyam, reconociendo que ambos habían sido afectados por las decisiones de otros más allá de su control.
Con un apretón de manos y una sonrisa de reconciliación, Lo'ak y Neteyam dejaron atrás las tensiones del pasado y miraron hacia un futuro de amistad renovada y respeto mutuo. Aunque las cicatrices del pasado seguirían presentes, sabían que juntos podrían superar cualquier desafío que enfrentaran, fortalecidos por el vínculo que compartían y la comprensión que habían alcanzado.
—Deberías de dormir un poco—soltó el mayor con preocupación al ver las ojeras que descansaban bajo los ojos amarillos de su hermano—. Tienes que estar fuerte para recuperar a Mi'ite.Principio del formulario
—Lo haré. Solo pasaré a visitar a la Tsahik antes de eso—respondió, despidiéndose de Neteyam con la mano sin girarlo a mirar.
Su cabeza dolía como mil demonios. Estaba seguro de que era por causa del golpe que le dio Quaritch para dejarlo inconsciente.
Se arrinconó en la esquina tan pronto como escuchó que aquellas puertas metálicas se abrieron.
—¿Spider?—llamó al humano cuando nadie ingresó al cuarto—¿Eres tú?
—Soy yo—entró Spider, pero junto con él entro otro hombre al que Mi'ite no dudó en enseñarle sus bonitos y afilados colmillos—. ¡Mi'ite, es bueno!—se apresuró a decir el humano—. Solo está aquí para ayudar.
Mi'ite observó con cautela al biólogo de la RDA mientras este se acercaba para inspeccionar su embarazo. La tensión en el aire era palpable, y cada paso que daba el hombre parecía resonar en el silencio del lugar. Mi'ite se sentía atrapada entre la necesidad de proteger a su hijo por nacer y el temor a lo que el biólogo pudiera descubrir.
Sin embargo, a medida que el hombre se aproximaba, algo en su expresión llamó la atención de Mi'ite. No era la frialdad impasible de los soldados de la RDA, ni la arrogancia de aquellos que creían tener el derecho de dominar Pandora. Había algo diferente en la mirada de aquel hombre, algo que la hacía sentir una chispa de esperanza en medio de la oscuridad que los rodeaba. Tal vez respeto, miedo o incluso culpa.
—Soy Doctor Ian Garvin—pronunció el hombre con poca fluidez en el idioma Na'vi—. ¿Me presenté bien?—se giró hacia Spider. Temeroso de que sus palabras pudieran presentar el sobresalto en la mujer Metkayina.
Spider asintió antes de girarse hacia Mi'ite y mostrar una sonrisa de burla.
—Demasiado vergonzoso, ¿no? Incluso un bebé puede hablar mejor que él.
Una pequeña sonrisa se extendió en el rostro de Mi'ite.
—Diría que fue tierno si no estuviera atrapada y amenazada.
—Spider—llamó Ian—, ¿crees que puedas traducirle lo que le voy a decir?—el castaño asintió—. Bueno... señorita... No tengo intención de causarle daño. Solo estoy aquí para asegurarme de que usted y su bebé estén bien.
Mi'ite observó con atención cada movimiento de Ian mientras él realizaba la inspección. Le sorprendió que tuvieran maquinas como algunas que había visto en la familia de Lo'ak, pero de alguna manera, estas parecían más pequeñas que las otras.
A pesar de su desconfianza inicial, no pudo evitar notar la delicadeza con la que él manejaba cada instrumento, la cuidadosa consideración que mostraba hacia ella y su hijo por nacer. Por un breve instante, se permitió bajar la guardia, permitiendo que la esperanza floreciera en su corazón.
A medida que la evaluación avanzaba, Mi'ite comenzó a sentirse más relajada, más cómoda en presencia del Doctor Ian. Se dio cuenta de que no era como los demás humanos que había conocido, que había algo diferente en él, algo que la hacía querer confiar en él de igual modo que lo hacía con Spider.
—Son gemelos—murmuró Ian mientras se ajustaba las gafas y miraba con más atención la imagen azul que presentaba el proyector—. Efectivamente, son gemelos—murmuró asombrado.
Mi'ite miró a Spider, esperando que el castaño le tradujera, pero simplemente este también estaba tan maravillado con la imagen como el biólogo.
—¿Spider?—llamó, poniéndose nerviosa de repente.
—¡Oh! ¡Lo siento!—se apresuró a disculparse—Es que bueno... son dos Mi'ite—la Metkayina levantó una ceja—. Son dos bebés que nacerán.
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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
┖─────«❀»─────┚
¡Oh por dios! No solo será una bendición, sino que serán dos
Lo'ak dónde estás 😫 tú también debías de recibir esta noticia 😭
No importa, tengamos fe que dentro de un par de capítulos estos dos se van a juntar
Porque adivinen, este fanfic ya está a punto de terminar ♡
Tengamos fe hermanas de que todo saldrá bien ✨️
Bueno, eso es todo por hoy. Cuídense! Nos vemos en el siguiente capítulo ♡
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