20: De regreso a las islas

20: DE REGRESO A LAS ISLAS

      La habían encerrado en un espacio blanco y metálico. Los duros cristales mostraban su reflejo. Habían pasado horas desde que fue encerrada en aquel lugar. Había gritado y golpeado, pero nadie volvió a entrar a esa caja metálica.

      Se sentó en un rincón y abrazó su gigantesca barriga. Y ya no pudiendo evitar el torrente emocional que sentía, sollozó, y con ello vino las gruesas lagrimas que recorrieron su mejilla.

      —Lo'ak, tengo miedo—sollozó, y no pudo sentir el calor de su compañero, no pudo sentir el abrazo que le ofrecía el Omaticaya cada que lloraba.

      La habían separado de su esposo.

      Cada latido de su corazón resonaba con la ansiedad de haber sido separada de Lo'ak, de estar sola y vulnerable en manos de los demonios. La incertidumbre del destino que les esperaba a ella y a su bebé por nacer la atormentaba constantemente, y el temor de lo que podrían hacerles los avatares la mantenía en un estado de alerta constante.

      Cada ruido en aquel lugar, cada ligero movimiento que ocurría en el cuarto, como si se estuviera meciendo en las olas del mar, hacía que su corazón se acelerara con el pánico. Se imaginaba lo peor: ser capturada, ser separada de su hijo antes de que tuviera la oportunidad de nacer, sufriendo daño en manos de aquellos que no tenían compasión ni respeto por la vida.

      La protección instintiva hacia su bebé por nacer la envolvía en un manto de determinación feroz. Haría todo lo que estuviera en su poder para mantenerlo a salvo, incluso si eso significaba enfrentarse a los peligros que se avecinaban, incluso a la muerte propia.

      Pero a pesar de su determinación, una sensación de desamparo la envolvía. Se sentía impotente, vulnerable, a merced de fuerzas que estaban más allá de su control. El miedo y la ansiedad se mezclaban en su interior, creando una tormenta de emociones que amenazaba con abrumarla por completo.

      Sin embargo, en medio de la oscuridad y el peligro, una chispa de esperanza brillaba en lo más profundo de su corazón. La esperanza de reunirse nuevamente con Lo'ak, de encontrar una manera de escapar de las garras de los avatares y regresar a salvo a su hogar en el bosque.

      El ruido en la puerta hizo que se parara y adoptara una pose defensiva, gruñendo para enseñar sus colmillos filosos. A la habitación entró un humano vistiendo la ropa tradicional del clan Omaticaya, conocía esos diseños porque fue la misma ropa que utilizó Lo'ak cuando llegó a las islas junto a su familia.

      —Calma, no te haré daño—abrió los ojos con sorpresa cuando escuchó su idioma natal. Y la fluidez del idioma le hizo saber que aquel humano lo había aprendido desde pequeño.

      —¿Cómo aprendiste mi idioma?—cuestionó con recelo hacia el rubio.

      —Siempre he vivido en Pandora. Nací aquí.

      Mi'ite miró fijamente al humano, y él tampoco apartó sus ojos castaños de ella. Fue entonces que recordó al amigo que una vez Lo'ak le había contado que tenía, el humano que había sido capturado por los avatares.

      —¿Eres Spider?

     El humano sonrió débilmente.

      —Así que él te habló de mí.

      Solo ha pasado un día lejos de Mi'ite y siente que lentamente lo mata. Tal vez porque sabe que su mujer está en manos enemigas o porque se ha acostumbrado a pasar sus días con ella o, quien sabe, tal vez sea las dos razones de su ansiedad.

      Ha estado volando por horas sobre su Ikran, tantas horas que el sol nuevamente está saliendo. Sin embargo, siente que el aire vuelve a sus pulmones cuando ve el asomo de las Islas Metkayina.

       —Ahí están—murmura, y el alivio que siente es efímero, pues sabe que será complicado decir el motivo que lo obligó a regresar al lugar que le había prometido a Mi'ite no volver.

      Tiene muy bien en cuenta que la familia de Mi'ite no se tomara para nada bien la noticia. Pues como hacerlo, su hija y hermana a sido secuestrada por su culpa.

      Las cornetas suenan, dando aviso de su llegada. Y le es imposible no tener el deja vu de cuando pisó por primera vez esas tierras.

      Hace que su Ikran aterrice a las orillas de la playa, ya para ese entonces todo un grupo de Metkayina lo ha rodeado, murmurando que es el esposo de Mi'ite y que ha regresado sin ella.

      —Necesito hablar con el Olo'eyktan—pide desesperadamente hacia un Metkayina pesquero, pero antes de que el hombre pueda contestar con la ubicación de su líder, un grupo de guerreros llega, grupo que anteriormente estaba bajo el mando de Mi'ite y que al parecer a pasado al mando de Ao'nung, pues es quien encabezaba el escuadrón con una lanza en mano.

      —¡Lo'ak!—exclama el futuro Olo'eyktan en cuanto lo ve, pero rápidamente la mirada del Metkayina se pierde a su alrededor con alegría, como si estuviera buscando algo o a alguien—¿No ha venido contigo?—su tono de voz a decaído, de igual manera que lo han hecho sus orejas y su cola. Y Lo'ak no tiene que ser adivino para saber que se refiere a Mi'ite.

      Lo'ak ignora el dolor en su pecho para acercarse más a Ao'nung.

      —No tengo tiempo. Necesito hablar con tu padre y con el mío.

      —¡Oh, por Eywa! ¡Lo'ak, eres tú!—pudo reconocer aquella voz antes de siquiera sentir los brazos de Neteyam rodearlo.

      —Neteyam...—susurró sorprendido, pues lo último que recordaba de él era la mirada decepcionante cada que rondaba por su alrededor.

      Sintiendo que fallaría en contener todo lo que sentía por aquel gesto cálido de su hermano, trató de alejarse de él. Sin embargo, los brazos de Neteyam lo envolvieron con más fuerza a su alrededor.

      —No te vuelvas a ir, Lo'ak. No lo hagas, por favor. Puedes regresar con Mi'ite—fue entonces donde sus lagrimas empezaron a salir sin control.

      —Ella...—sollozó, sintiendo que su pecho se oprimía dolorosamente.

      Fue Ao'nung quien cortó el abrazo entre él y Neteyam, dejando que la lanza cayera de sus manos a la arena cuando lo sujetó de los hombros para que lo mirase.

      —¿Qué pasó con Mi'ite? ¿Dónde esta ella, Lo'ak? ¡Dónde esta mi hermana!—gritó, y con ello hizo que una ola de jadeos se escucharan entre el pueblo cuando oyeron las exclamaciones paranoicas del segundo vástago de Tonowari.

      —Lo siento—murmuró Lo'ak entre sollozos.

      —¡Dónde está!—siguió Ao'nung. Neteyam tuvo que intervenir para que el Metkayina ya no siguiera zarandeando a su hermano menor.

      —Basta, Ao'nung. Él te lo dirá—Neteyam se giró hacia Lo'ak—. ¿Dónde está Mi'ite, Lo'ak?

      El Omaticaya apretó sus labios hasta volverlos una fina línea, mirando hacia abajo al no tener el coraje de poder mirar a los ojos a Ao'nung.

      —¡Con permiso! ¡Déjenme pasar!—las orejas de Lo'ak rápidamente se movieron en busca de esa voz femenina; sin embargo, pudo reconocer los diferentes matices en aquella voz. No era la voz de Mi'ite, era la de Tsireya —¡Dónde está mi hermana!

      La Metkayina no venía sola, atrás suyo se encontraban sus padres y el matrimonio Sully con sus hijos restantes.

       —¡Lo'ak! ¡Mi niño!—el primer miembro en correr hacia él fue su madre. Neytiri lo atrajo a su pecho y lo abrazó con fuerza, sollozando por volver a ver a su bebé—Te he buscado desde que te fuiste. Nunca paré.

      —Mamá—el sollozó fue mucho más fuerte que los otros.

      Ronal, con un bebé en brazos, miró a todo el perímetro en busca de su hija. Había esperado que con la llegada del segundo Sully pudiera ver a Mi'ite.

      —Lo'ak—habló con seriedad la mujer, queriendo ignorar el pánico que había visto en los ojos de Ao'nung—, ¿Dónde está mi pequeña? ¿Por qué no ha venido contigo?

      Lo'ak se separó de su madre, se irguió y se giró a la familia de su esposa. Tomando suficiente valentía para que su voz no se entrecortara.

      —Los avatares, demonios, nos capturaron donde nos habíamos instalado—Lo'ak miró a su padre por un instante antes de volver a poner sus ojos sobre Ronal—. Logré escapar, pero Mi'ite no—el jadeo por parte de Ronal y Tsireya hizo que cerrara los ojos con fuerza.

      —La iremos a rescatar—se apresuró a decir Jake al ver como Tonowari apretaba con fuerza su lanza, a tal punto que sus nudillos se pusieron blancos, posicionándose sutilmente cerca de Lo'ak en caso de que el Olo'eyktan decida atacar a su hijo—. Armaremos un escuadrón e iremos a buscarla. Ella es una guerrera, ¿no? Estoy seguro de que peleara con uñas y dientes por su libertad.

      —Hay algo más que necesitan saber—Lo'ak cortó el discurso de Jake.

      —Qué necesitamos saber a parte de que dejaste a TU compañera sola—siseó Ronal con enojo, pero sus ojos estaban cristalizados por la preocupación por su primogénita.

      Lo'ak tuvo que tragarse el nudo en la garganta que se le formó.

      —Ella está embarazada, está en la etapa final.

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¡Annyeonghaseyo!
❝안녕하세요❞
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Recemos para que la familia de Mi'ite no termine matando a Lo'ak 🧎🏻‍♀️

¿También se dieron cuenta que Lo'ak no habló de nada sobre su acuerdo con Quaritch? ¿Será que esta planeando entregar a Jake por Mi'ite?

Por otro lado esta nuestra embarazada Metkayina en las garras de RDA, pero parece que tendrá compañía. ¡Ya conoció a Spider!

Solo esperemos que los avatares y humanos no hagan nada en contra de ella y su bebé 🥺

Bueno, eso es todo por hoy. Cuídense mucho! Y nos vemos en el siguiente capítulo ♡

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