CAPÍTULO 4
Y finalmente el fatídico día llegó. Para ese entonces ya me había recuperado por completo del catarro y también había cumplido ya mis 5 años.
Mi madre aullaba de dolor mientras me agarraba la mano con fuerza. Yo trataba de no gritar también por mi ya adolorida y estrujada manita.
-- ¡Vamos, un poco más!
-- ¡Ya casi está!
-- ¡Empuja! ¡Empuja!
Mis tías gritaban a voz en grito mientras mi madre seguía haciendo presión en mi mano que ya se me estaba quedando insensible.
Finalmente pude escuchar un llanto y todo se quedó en silencio.
-- Es una niña. -- Las oí murmurar.
Sin embargo mi mente ahora estaba en otra parte. No podía apartar la vista del cuerpo inmóvil que se encontraba tirado en el suelo a mi lado.
-- ¿Ma... mamá? Mami... despierta... -- La zarandee con las manos mientras sentía como mi cara comenzaba a humedecerse. -- Ma... mamá. Mamá... ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mami!
Todo yo era un enorme matojo de nervios. Estaba presenciando algo horrible, sabía que ella estaba muerta, lo había sabido desde el primer momento que escuché el llanto del bebé. Pero no era fácil hacerse a esa idea.
Cuando estaba a punto de derrumbarme algo me detuvo a tirarme sobre su cuerpo. El llanto del bebé ya no se escuchaba.
Alcé la vista para ver horrorizado como mis tías intentaban ahogarlo en un cubo de agua.
Me levanté como un resorte y las empuje con mis pocas fuerzas en un intento de salvar al pequeño infante recién nacido.
-- ¡Parad! ¡No lo hagáis por favor! ¡Parad!
Finalmente y no se muy bien como, logré arrebatarles el bebé de las manos sosteniéndolo yo en mis brazos.
-- Luffy entiendelo, ese bebé no sobrevivirá, hasta tu madre lo sabía. Es mejor matarlo ahora que no se enterará a que muera de hambre.
-- ¡No!
Lo abracé con más fuerza. No sabía por qué, pero a pesar de haber odiado a ese individuo durante los largos 9 meses que estuvo en el vientre de mi madre, ahora tenía la necesidad de protegerlo de esas bestias que querían arrebatarle la vida.
-- Luffy no podemos cuidar de otro niño más. Será otra boca que alimentar. -- Protestó la otra.
-- ¡Yo... yo la cuidaré! -- Exclamé decidido.
-- ¡Pero si solo eres un mocoso de 5 años! ¡Os matareis a los dos!
-- ¡Me da igual! ¡E... ella es mi... mi... mi hermana! ¡No la vais a tocar! ¡No... no dejaré que la matéis!
Las lágrimas volvían a manchar mi rostro una vez más y resbalaban por mis mejillas hasta caer sobre la cara del pequeño infante.
-- ¡Ya perdí a mamá, no quiero perderla a ella también!
Empecé a sollozar y temblar a causa del llanto mientras abrazaba con más presión al bebé buscando consuelo.
-- Al menos le pondrás un nombre ¿no?
Alcé la vista de nuevo para ver a mis tías que me miraban con una sonrisa. Y no pude evitar sonreír yo también al entender que me permitirían quedarme con ella.
-- Aisha. Ese es el nombre que mamá quería ponerle.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top